Sentir el Cielo en vosotros, por Jordi Morella
Aquí estoy. No es período de preguntar tanto, sino de sentir y dejar que todo sea. Vivir el día a día te permitirá ver el apoyo y la sabiduría del universo en tu entorno.
Nuestro ser atrae de una manera inusual todos los elementos y señales para que tu corazón pueda darse cuenta que no está solo y el Hogar está trabajando a tu favor. Empezamos a atraer y manifestar coincidencias como no habían sido hasta ahora. Nuestra capacidad de creación se activa hasta llevarnos al punto clave para ver manifestado nuestro interior en nuestro entorno, este mundo no visible pero sí rodeado por una fuerza amorosa que recubre todo aquello que sale de nuestro corazón y es una con la Voluntad Divina. Así pues, ahora me encuentro sintiendo estas palabras y sensaciones dentro de mí, recordando en un instante la sabiduría que se encuentra en mi interior debido a una instrucción concreta y adecuada según mi alma.
Me siento andar por un suelo bien aposentado, donde los pilares son fuertes y bien enraizados a las estructuras divinas de la existencia. Avanzo con paso firme y decidido. Sé que debo de ir avanzando. Quizás no sé los detalles de todo el trayecto, pero sí, con total convencimiento y certeza de la dirección y momentos claves de él. Sé que me estoy dirigiendo hacia aquello que siente mi corazón y recibo de más allá de mi racionalidad.
Avanzo dejando atrás mi condición humana, y os puedo decir que mientras lo hago, no estoy solo. Rodeado de seres llenos de amor y luminosidad, me muestran la familiaridad de sus presencias en relación a mí. A medida que avanzo, todo se vuelve más claro, con una sensación de sencillez, nitidez y capacidad de poder crear según mi voluntad, como si esta estuviera unida a una de superior, escondida de las almas encarnadas, a no ser que una de ellas despierte y eleve su vibración de la materia que se encuentra para darse cuenta.
Avanzo, pero me siento llevado, a la vez. Es como si me llevasen con el acuerdo de mi intencionalidad manifestada.
Continuo caminando con paso firme, con un calzado todo terreno, donde nada pudiese detener mi ritmo y mi avance. Siento la fortaleza dentro de mí, y una sensación de absoluta protección, pero no porque alguien me protegiese, sino porque no hay nada que pueda alterar mi voluntad.
Quienes están conmigo parecen indicarme el camino a seguir. Yo solo hago que avanzar y avanzar sin pausa y con la decisión tomada de querer llegar donde me dirijo.
Cuando se transciende la humanidad, se abre la puerta de la divinidad. Entonces, la Verdad sale a la LUZ, porque nada le hace sombra. Cuando alguien es uno mismo, todo fluye y las puertas cerradas se abren; lo que se ha venido a hacer se realiza, y el entendimiento del por qué de este instante que te encuentras se incluye en cada respirar de tu cotidianidad. Todo es al momento, sin espera, y aquello que parece que así sea, solo es la preparación de tu entorno para tu manifestación en él. A veces uno necesita, también, una reestructuración interior. Nada se para. Todo avanza. Nos pensamos que podemos estar parados, pero nada más lejos de la realidad. La Voluntad Divina está actuando a tu favor en todo momento. Bien por un motivo u otro, tu ser y el mundo va transcendiendo, cada uno a su ritmo porque todos sean una sola Familia partiendo de la esencia innata que cada uno es.
Cuando vas en tren, ¿seguro que te planteas por qué no estás haciendo nada? Pues lo mismo sucede cuando tu mente te quiere traicionar e inquietarte porque no estás donde tu ego quiere, o no consigues lo quieres cuando lo pides, que no siempre es lo que necesitas. Las incongruencias pertenecen al ser humano, no al ser divino que hay en ti. Cuando la mente se manifiesta, el ser se anula, y cuando el corazón te habla y llevas a término aquello que te dicta, entonces……… ¡todo es posible!
Me encuentro en este espacio intemporal, donde ahora estoy, con otros muchos seres, algunos de ellos ya desencarnados. Están allá sonriéndome por estar allí con ellos.
– Están aprendiendo – siento que me dicen en relación a ellos.
Siento a mi lado a todos aquellos que tutelan mi alma.
Siento la fuerza interior de mi naturaleza conforme todo será realizado según lo sentido en mi corazón.
No me encuentro en lo que se conoce como Cielo. ¡Yo Soy el Cielo! No espero llegar a él, o queráis que llegue a vosotros, porque ¡vosotros sois el mismo Cielo! ¡No! No es una cuestión de conocimiento y saberlo, ¡sino de sentirlo! Ha finalizado el querer saber y saber, de tener conocimientos espirituales. Este período ya ha finalizado. Ha llegado la hora de sentir y experimentar quienes sois en vuestro interior. Durante años muchos de vosotros os habéis dedicado a aprender cosas y hacer cursos y cursos, pero esta etapa de adquirir y no ir más allá, tiene los días contados. Ya no es necesario aprender más nociones sobre nosotros o el ser humano. Ha llegado la hora de SENTIR vuestra propia naturaleza y abrir la puerta de vuestra divinidad para que se manifieste. Cuando se siente, se sabe sobre uno mismo, nuestra procedencia y el Hogar. Cuando te das cuenta, no eres parte del Hogar, sino que tú también eres el Hogar, y que la Familia se reúne, entonces los sentimientos y sensaciones más sutiles y elevadas guían tu vida tu vibración se eleva porque estás cerca, constantemente con aquellos seres denominados celestiales, y no tan solo estar cerca, sino que tú eres uno de ellos, y entonces…. ¡TODO ES AMOR!
Tú eres Amor y la Fuente de Luz tan necesitada para ti mismo y el propósito divino por el cual estás aquí y existes.
Me gustaría cogeros a todos de la mano y llevaros aquí donde me encuentro en estos momentos, sintiendo lo que siento. Entonces vuestras vidas cambiarían del todo en un instante. Entonces perderíais todos los miedos, resistencias y egos subliminales que actúan en vuestra vida. Desaparecerían, alejándose de vuestro ser, como cuando dejas ir un globo y este se va elevando y elevando hasta desaparecer de vuestra vista.
Sois tan grandes y divinos, que vuestros ojos y vuestra condición humana no os permite ver la majestuosidad de vuestro ser. Las situaciones que vivís las experimentáis porque creéis en ellas, pero nada de esto pertenece a vuestra naturaleza divina. Incluso, aspectos adquiridos sobre vuestra naturaleza van más allá de lo que os pensáis y creéis.
No es tan importante lo que hagáis, sino las energías que desprendéis y aportáis a la Tierra, y estas están en consonancia y relacionadas con lo que sentís. Esto es parte del sentido de vuestra presencia en esta encarnación.
Ahora, con ellos, y estando aquí, os transmito mi amor, mi paz y serenidad para todos vosotros. Quienes se encuentran conmigo también os envían su amor y me comunican que aquello que esperáis no vendrá porque se encuentra dentro de cada uno. Es a través de la llave de la paz, amor y entrega absoluta a las manos de quien os ha creado, que podréis liberaros de este ser denso, pesado que se rige por una racionalidad debido a vuestros miedos.
Me continúan diciendo que nada de esto existe en vuestro hogar interior. Solo es fruto de vuestra mente no adiestrada, como resultado de las resistencias a finalizar con vuestra somnolencia.
No os identifiquéis con nada de vuestra dimensión.
Sentid quienes sois, y entonces nos sentiréis a nosotros y quienes sois en verdad vosotros mismos. – me continúan diciendo.
Desde mi corazón, que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.
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