¿Te cuidas por autoestima y salud o por vanidad? La búsqueda del equilibrio
Tu autoestima no debe ser artificial. No debe estar sustentada en cánones sociales estéticos ni en prejuicios.
Y tú, ¿te cuidas por autoestima y salud o por vanidad? Alterar nuestro aspecto natural, ha sido una costumbre del ser humano desde los comienzos de su historia. Atribuimos a los antiguos egipcios la creación e los primeros maquillajes y afeites de tocador. Anterior a eso, sabemos que los hombres de las cavernas pintaban sus cuerpos para realiza rituales o para parecer más feroces ante las fieras o ante otros grupos de humanos. Y todo tenía una justificación concreta, la supervivencia.
Pero en la actualidad, ya no necesitamos aplicar ceniza de carbón o arcilla en la piel, para demostrar superioridad y coraje. Hoy sabemos que procurarnos una salud física, va de la mano con la salud mental y emocional. Nuestra autoestima debe ser sólida desde su conceptualización. Valemos por lo que somos, no por cómo lucimos o por lo que tenemos.
La vida moderna nos bombardea con la imagen del humano perfecto. Y con frecuencia caemos en el error de confundir salud y autoestima, con vanidad. En este punto nos topamos de frente con una realidad incuestionable: estamos atados a la imagen y no a la esencia. Desde luego, vernos bien, es parte fundamental de una autoestima sana, pero sin caer en el otro extremo, que es la vanidad.
La vanidad se construye mediante prejuicios. Creer que soy más bella o más guapo o mejor persona que los demás, sólo por mi aspecto, denota ocultas inseguridades
Cuidarnos es sumamente importante, pero no debemos olvidar que el objetivo es el bienestar orgánico y espiritual. La salud integral, para ser real, necesita del equilibrio de energías interiores que nos permitan aceptarnos tal y como somos.
Hablaremos por ejemplo del maquillaje. Obviamente, hay ocasiones en las que nos esmeramos en nuestro arreglo, como una manera de dar importancia a un evento relevante. Consideramos que lucir lo mejor posible, en momentos especiales, otorgará a nuestros recuerdos un plus de alegría y celebración al evocarlos.
Sin embargo, hay que tener mucho cuidado con el abuso de elementos artificiales que usemos en el día a día. Una persona realmente segura de sí misma, no necesita poner toda una paleta de colores en su rostro, para verse bien y proyectar seguridad y autoestima sana.
El maquillaje debe usarse para acentuar aquellos aspectos del rostro que nos guste resaltar, Pero siempre de una forma sutil. Tratando de resaltar la belleza natural que todos poseemos.
Hay mujeres que dedican más de una hora a maquillarse frente al espejo. Desde luego el resultado es digno de una portada de revista. Pero un rostro limpio y fresco, es siempre más atractivo y hermoso. Porque un rostro que sabe proyectar una linda sonrisa, no requiere de medio kilo de colores y polvos para ser auténtico y sincero.
Aclaremos. No estamos satanizando a la vanidad por sí misma. Un toque o un rasgo de coquetería, es natural y apreciable en toda persona. Pero la vanidad, cuando esta originada por cumplir parámetros sociales y estéticos, no sólo no es un gesto grato. También es el reflejo de una autoestima enferma y de la experimentación interna de prejuicios inaceptables.
No necesitas engañar al mundo ni engañarte a ti mismo, aparentando ser lo que no eres.
La vanidad es un mal del alma más que un “defecto” social. Habrá quienes aguanten o toleren o ignoren a un vanidoso, y no pasa nada. Pero el problema es personal, no de otros. Mientras permitas que tu corazón se llene de sentimientos de superioridad, ya sea por tu apariencia o tus posesiones, estarás ensuciando tu salud mental y emocional.
Cuidar tu salud, también implica no excederte
El ejercicio es otro tema delicado. Sabemos que hacer ejercicio de forma regular, contribuye a mantener nuestra salud física en óptimas condiciones. Lamentablemente hay personas que hasta se lesionan o sufren infartos, por el exceso de ejercicio. Muchos de ellos creen, que tener el abdomen más plano o los bíceps más espectaculares, los convertirá en carismáticos imanes de amigos y fans. Y puede ser. El problema radica ser dependiente del reconocimiento social.
Y peor aún, cuando con tal de obtener dicho reconocimiento, son capaces de llevar a su cuerpo al límite, porque piensan que para obtener aprobación externa, primero deben de pagar esa admiración haciendo algo que la justifique. Por desgracia, es un esfuerzo inútil, ya que muy en su interior, esas personas no se aceptan a sí mismos ni se admiran. Y no importa cuánto hagan, nunca se sentirán plenos y satisfechos con ellos mismos. Su autoestima está condicionada al exterior.
La adicción a las cirugías plásticas es una condición médica real. El trastorno dismórfico corporal, afecta a tres de cada diez personas que visitaron al cirujano para “un arreglito menor”
La autoestima es un punto de equilibrio muy delicado, que puede fracturarse fácilmente si no prestamos atención al motivo real que nos lleva a tomar decisiones radicales. Las cirugías plásticas, son realmente un gran aliado para solucionar alguna afectación o característica física, que nos impida desarrollarnos de forma saludable e integral. Sin embargo, el grupo de personas a nivel mundial que, día con día, se vuelven adictos al quirófano, crece de forma alarmante.
Cuando el tema de la salud deja de ser importante y sólo pretendemos cambiar nuestra apariencia a cualquier costo, nos enfrentamos a un problema mental y emocional. Si es por mera vanidad, no se justifica el exponer a nuestro sagrado templo físico, a los riesgos que conlleva cualquier intervención y a los riesgos de la mala praxis.
Una buena alimentación, ejercicio adecuado e higiene y cuidado personal, en la justa medida, reflejan una autoestima sana
Nuestro arreglo personal debe brindarnos confort y satisfacciones. Si te cuidas porque te amas honestamente, no requerirás de usar trampas mercadológicas, ni caerás en manos de los cánones sociales de estética y belleza. Si la luz que brilla dentro de ti es pura y limpia, eso exactamente proyectarás. Una actitud positiva ante la vida, el cuidado armónico de tus cuerpos físico, mental y emocional, la práctica del respeto y admiración hacia otros y tu propia capacidad de generarte aceptación y amor; son la clave para una autoestima y una salud, ajenas a la vanidad.
No estamos diciendo que debes restarle importancia a tu arreglo de cada mañana o al cuidado de tu salud en general. El punto es crear una consciencia grupal respecto a la igualdad entre todos los seres del mundo. Nos han vendido la idea de que ser “especiales” es la gran meta para todos. Pero cada vez que haces algo con miras a destacar, sólo para sentirte superior, estás acumulando una energía nefasta en tu corazón. Y por desgracia, es muy complicado eliminar ese tipo de energías de tan baja vibración.
Tu imagen y apariencia física deben ser el reflejo de tu salud interior
No permitas que la vanidad invada tu vida. Tú eres tan valioso como cualquier otra persona. Tu autoestima es tu fuerza creadora, nútrela de forma armónica y goza de ella desde tu luz interior.
AUTOR: Kikio. Redactora de la gran familia hermandadblanca.org
Para saber más:
“Vanidad Espiritual: Lo Que Es, Lo Que Hace.” Una Canalización de Saint-Germain
Estoy de acuerdo la vanidad es algo mas aya y no debe confundirse con quererse a si mismo y el arreglo personal por que si uno se siente bien arreglándose es por que quieren verse bien para uno mismo y la vanidad es estereotipo de encajar con los demás y la sociedad