Breviario Iniciático – por Fran Soto
Yo Soy y Yo siempre Estoy.
En cada momento elijo qué hacer y en qué centrar mi atención.
Nadie puede influir en qué me centro.
Sólo depende de mí estar en paz.
Sin expectación, sin prisa.
Sin darle vueltas al pasado.
Con esperanza serena y con fe.
El amor está en todo, y todo lo que me llega es para mi bien.
Sólo depende de mí percibir adecuadamente cada cosa que me llega, y fructificarla para mi beneficio.
Todo lo que me llega es riqueza, y según cómo la use así la disfrutaré.
No hay prisa para lograr nada, ni para llegar a ningún sitio.
En cualquier momento puedo retirarme a un remanso de tranquilidad, donde siempre está todo igual, donde pase lo que pase en el mundo exterior siempre encontraré cobijo.
De hecho es mi casa, de donde vengo y a donde voy.
Pase lo que pase siempre soy allí.
Nadie me espera impacientemente, tengo libre albedrío.
Las cosas externas deben quedarse fuera, pues no las necesito.
Las manías son simples obstáculos que caen por su propio peso, al dejarlas de lado y considerarlas como meras experiencias que en su momento pudieron haber aportado algo de ayuda.
La providencia se encarga de mi aprovisionamiento. Todas mis necesidades están ya cubiertas.
Todos los retos del pasado están superados, no vale la pena reiterar esfuerzos en forjar una vida a la antigua.
La tranquilidad del cuerpo se controla con buenos alimentos, pero sobre todo con firmeza en la mente.
No hay ninguna persona con quien no pueda identificarme, el amor que destellan es el mismo que me puede emocionar y el mismo que nos une.
No hay que temer ofender cuando no se está ofendiendo, no hay que temer ser uno mismo en todo momento.
Si uno ama interiormente, y habla con corrección, el resto de apariencias no sólo están influidas por el comportamiento de uno mismo.
La permanente concentración es importante para tener el cuerpo en calma.
El silencio en la meditación es imprescindible.
Es importante alejar rápidamente cualquier pensamiento inarmonioso sobre cualquier persona o suceso acaecido, pues éstos dejan de tener valor en cuanto acaba y darle vueltas en la cabeza hará que los sentimientos estén de una manera no óptima.
El olvido de lo externo es imprescindible, enfrascarse en hechos pasados de connotación negativa eclipsa hechos positivos que pueden suceder en el presente.
La vida de una persona en cuerpo físico es de duración irrisoria comparada con su verdadera esencia, que es inmortal.
Confianza en el destino, confianza en el Señor, que guía mis pasos en todo momento hacia la plena realización de mi Ser, hacia todo su esplendor.
Identificarme con todo, con todas las circunstancias que me llegan a la vida, con las personas que trato, con las situaciones vividas.
Todas tienen y han tenido un significado para mi avance personal, hasta el más mínimo detalle.
Ya no hay clases sociales, ni ricos ni pobres. Sólo almas en la Tierra, aprendiendo a graduarse, evolucionando paso a paso, y ayudando a los demás.
Todo el mundo encontrará su lugar, vivirá sus propias experiencias, que les pertenecen por derecho propio, al se hijos de Dios.
Todas las situaciones en que puedan encontrarse las personas del planeta son para su propio beneficio, y vivirlas de manera positiva hace que dichas experiencias les ayuden aún más.
LA FE
Una vida basada en la fe es una vida que todo lo puede lograr.
Una pequeña fisura en la fe puede hacer que no se avance tanto.
La fe es gozo, porque con fe firme nuestra divinidad se expresa a través de nosotros más fácilmente.
No hay que tener miedo en afrontar las maravillas que están mostrándose cada día más a los seres humanos.
Ni en centrarse en uno mismo en la meditación, sea como sea, pase lo que pase, pues siempre es todo para nuestro mejor bien.
LA COMPASIÓN
Cuando encontramos a otras almas podemos admirar que lo que a ellas les sucede es todo cuanto a nosotros nos haya podido o nos pueda suceder.
Comprensión y armonía facilitan convivir con cualquier tipo de personalidad y con cualquier alma.
Pues todos somos Uno, donde la personalidad es sólo una parte.
Cuando veo a cualquier persona, no puedo sino más que sentir compasión por ella. Al momento puede ser que piense que me gustaría que fuese feliz, pero he llegado a la conclusión de que ese pensamiento no deja de ser muy simple, además de egoico.
En primer lugar porque cada uno va siguiendo su propio camino en la vida, y eso es siempre para bien.
En segundo lugar, porque esa persona ya es feliz en el Ahora eterno.
Puede ser que dentro de muchísimo tiempo me encuentre con personas que ahora haya conocido en cualquier fase de evolución y nos abracemos en la Unidad. Quizá eso pase con toda la población actual del Planeta.
FRATERNIDAD Y CARIDAD
El sentimiento de fraternidad empieza por reconocer en la otra persona la potencialidad de ser uno mismo.
Es decir, Yo Soy ese y ese Soy Yo.
Además, las leyes fundamentales indican que amarás a tu Dios por encima de todo y al prójimo como a ti mismo, siendo esto coherente y fácilmente asimilable cuando uno reconoce su propia divinidad y la percibe en todos los demás.
El sentimiento de fraternidad respecto a la caridad no implica observarla en cuanto a su sentido tradicional.
La caridad debe ser contemplada como faceta divina reflejada en virtud humana, y no sólo esto último.
Por ello, puede ser exactamente igual de fraternal aplicar el rigor con un hermano, siendo el equilibrio entre caridad y rigor el término medio de la relación entre estos aspectos.
LAS SINCRONÍAS
Las llamadas casualidades que llaman tanto la atención están basadas en diversos motivos.
En primer lugar hay que tener en cuenta que, formando parte de un Todo, absolutamente todo pensamiento forma parte de él.
Además, a menudo imaginamos personas, situaciones, etc., que pueden ser similares a las pensadas por otras personas, aunque sus términos sean distintos.
Ello facilita la atracción de esas situaciones.
Las formas mentales creadas en nuestros vehículos etéricos funcionan en nuestra vida sin que muchas veces lo advirtamos.
La sincronía siempre opera, y es más perceptible a medida que la persona ha ido asumiendo su Yo crístico.
En ese estado puede reconocer la intrínseca unión de todas las personas y la poderosísima interrelación que existe entre todos los fenómenos del planeta.
Los rasgos de la personalidad de cada ser humano son todos previsibles desde antes de que éste nazca.
Las posibilidades de estos rasgos son numerosísimas, pero previsibles.
La llamada inteligencia emocional es aplicable en este dato.
Teniéndolo presente, podemos aumentar nuestra tolerancia y nuestra comprensión hacia los demás, sólo con un ejercicio de nuestra mente de resolver que tal o cuál cuestión es totalmente previsible, por factible y por realizable, independientemente de quien la haya realizado.
Un segundo paso es admitir que pese a que dicha cuestión o acción pudiese sernos repulsiva, también es viable que nosotros la podamos cometer algún día en una de las innumerables circunstancias que nos da la vida, o la hayamos podido hacer en el pasado, en vidas anteriores.
Las vidas anteriores, sucedidas a través de las reencarnaciones, es simplemente una forma de denominar a nuestra vida Única ininterrumpida, que en su proceso evolutivo necesita de cientos de cuerpos físicos para llegar a su renacimiento, al re-descubrir su presencia YO SOY.
Cuando el alma sale de una encarnación mora en las esferas destinadas a su formación hasta que vuelve a encarnar para continuar con su aprendizaje en el planeta.
Como el alma no suele recordar estas experiencias, es posible que en algunas de sus reencarnaciones no crea en la reencarnación.
MORAL Y ÉTICA
Las llamadas moral y ética, dogmatizadas a lo largo de centurias, devendrán un papel importante entre las relaciones humanas a medida que avancen los tiempos.
Ello es así porque moral y ética deben convergir en amor para con uno mismo y para los demás, y en una disciplina que lo garantice.
Disciplina, que por otro lado no debe ser equiparada a algo desagradable, sino a un factor garante de dichas relaciones humanas.
Cuando uno sabe dónde y por qué está ahí, y sabe que los demás viven un papel similar que podría ser el suyo, lo primero es sentir un amor de reconocimiento y simultáneamente, implementar la disciplina necesaria para que dicha circunstancia perdure.
Hay un conjunto de actitudes ante la vida que facilitan la integración con nuestro Yo Crístico y con nuestro Yo Soy:
1. Actitud positiva ante cualquier situación de la vida. Todo viene por bien para nosotros, invariablemente de su apariencia. Toda lección es positiva para nuestro avance espiritual, aunque la experiencia esté revestida de connotaciones negativas.
2. Templanza. Ante todas las situaciones hay que ser ecuánime, examinar por qué han llegado a nosotros y la enseñanza que podemos obtener de ella. Obrar racionalmente, de manera fraternal, controlando los pensamientos y palabras que vamos a usar para resolver la situación determinada.
3. Seguridad y confianza. Todo lo que hacemos está bien. Aunque algunas de nuestras acciones hayan podido tener resultados negativos, si hemos aprendido la lección, eso será positivo para nosotros. Seguridad a la hora de ejecutar nuestros trabajos, debemos tener presente que somos la mejor garantía de que algo salga bien. Confianza en nuestros propios criterios, teniendo la bondad de escuchar sugerencias ajenas si se da el caso.
4. Paciencia. En las ciudades y en la mayor parte del mundo, el ritmo de actuación es muy alto. Eso es bueno por un lado, pero para ciertas cuestiones conviene tomarse la vida con un poco más de perspectiva. Cada cosa llega a su momento. Antes que la necesitemos, nuestro Señor ya se ha encargado de proveérnosla, y nos llegará de manera natural por nuestros canales más idóneos.
5. Tranquilidad. No es necesario estar permanentemente ofuscados en cómo hacemos las cosas. Hay que conseguir la fluidez necesaria, basada en la confianza, para tener presente en todo momento que estamos actuando correctamente, que no debemos culparnos por tonterías, que las personas que constantemente trabajan en sí mismas suelen acertar y hacer bien las cosas, se suelen comportar bien, y sería una tontería autojuzgarse todo el rato, impidiendo esa fluidez que da el triunfo.
6. Eficiencia. No es necesario estar planeando las posibles futuras situaciones o circunstancias. Tampoco es necesario hacerlo respecto a los sucesos acaecidos, y mucho menos hacer hipótesis para el pasado. Cuando nos llega algo es para su asunción en el instante, si empezamos a darle vueltas en cuanto a posibles significados o usos, estamos dejando de aprovechar el impulso obtenido.
7. Firmeza en el presente. No es útil estar imaginándose situaciones o circunstancias futuras basadas en el pasado en suposiciones extraídas de momentos anteriores.
AUTOR: Fran Soto, redactor en la gran familia de hermandadblanca.org
fran gracias por esa sabiduria divina que comparte con la gran hermandad blanca un abrazo de luz
me encantó, me dejó mucho para reveer y reflexionar, gracias!
Gracias! Hermoso ?
Men encantó!
Gracias, gracias, gracias!