Campaña contra el negativismo
(Por Alejandra Luengo).- Paro, crisis, rescates bancarios, ERES, reforma laboral, corrupción, derechos perdidos, prima de riesgo… cada segundo estamos siendo sometidos a una infinidad de malas noticias. No solo que están sucediendo, sino que de forma continuada se nos pone en alerta de que puede venir algo peor; que todavía nos espera algo más negativo.
Realmente el nivel de presión emocional que estamos manteniendo (sin darnos cuenta) es elevadísimo y altamente dañino, ya que al final al estar ingiriendo esos mensajes sea vía tv, periódico, radio, internet o en las reuniones sociales, la persona, quizás sin darse cuenta, llega a estar en cierta forma bloqueada, angustiada, irascible, con un alto nivel de ira y/o deprimida emocionalmente.
Uno acaba por tener la impresión de que haga lo que se haga todo va en una rueda catastrofista cada vez más grande, y en la que se deja de tener control sobre un sistema que le maltrata, abandonando la sensación de seguridad sobre su propia vida. Cuando el ser humano se ve a expensas de los demás (sean personas, empresas, estados, instituciones) se siente vulnerable, inseguro, con miedos a los que es incapaz de afrontar y dependiente de los demás.
Por ejemplo, en muchas situaciones de maltrato donde una parte se siente incapaz de hacer su vida, de salir adelante porque tiene dudas de su capacidad y hay otra parte opresora, dominante, amenazante, controladora que refuerza la debilidad del otro. Así sucede actualmente con el clima que se está generando y va adquiriendo cada vez más fuerza. Todas esas malas noticias, todo ese mensaje de caos y descontrol genera incertidumbre, indefensión, miedo e inseguridad que favorece que la persona se vuelva más sumisa, más dependiente, menos arriesgada, menos emprendedora y que tenga una sensación de falta de control vital que le puede hacer deprimirse y estar apática, o con la sensación de que ya no tiene nada que perder y plantearse la violencia. En definitiva, actualmente vivimos en una sociedad inmersa en un ambiente deprimido y eso afecta a todas las facetas de nuestra vida; económica, laboral, social, familiar, personal, etc.
Ante esto, por salud mental, hay que cuidarse o protegerse, como queramos denominarlo, para evitar caer en un pozo del que luego salir resulta más difícil. Cada vez hay más personas alrededor que me dicen que han dejado de ver el telediario como una forma de no estar escuchando lo mismo todo el tiempo. Es un tiempo en el que particularmente hay que hacer un esfuerzo por no dejarse llevar por lo que fue y lo que nunca será, por lo malo que vendrá, por lo negativo del momento. No podemos esperar que los políticos, los medios de comunicación, las redes sociales en abstracto actúen responsablemente y dejen de “bombardearnos” con realidades catastrofistas, porque a menudo a ellos mismos les interesa que estemos como meros espectadores pasivos -bloqueados. A través de ese miedo pueden tomar las medidas y decisiones que quieran, pueden justificar cualquier acción de recorte económico y/o social. Hemos pasado de una sociedad donde aparentemente estaba todo “atado y seguro” a otra en el que cada día parece suceder algo nuevo; lo poco realista era lo anterior, no lo de ahora.
En una parte fundamental ahora ya depende de nosotros, de cada uno en su círculo laboral, social, familiar. Lo que esperamos mostrar a las generaciones que vienen detrás y de las habilidades y valores de los que les queremos impregnar y enseñar para que puedan hacer frente a las dificultades. Unos consejos pueden ser (si se os ocurren algunos más serán bienvenidos):
– Limitar la ingesta de información negativa sea a través de cualquier medio. Es necesario estar informado, pero de nada sirve dar vueltas sobre lo mismo. Deja de escuchar aquello que te daña continuamente.
– Actuar más en el día a día con objetivos, retos y metas a corto plazo y que sean realistas. Verás que se van logrando y si estás activo, todavía más.
– Buscar y fomentar acontecimientos positivos, que los hay continuamente, aunque resuenen menos. Desde aquí nos compremetemos a difundir noticias que favorezcan la humanidad, la lucha, la potencia de la persona por salir adelante, la superación, la capacidad de reinventarnos, la generosidad, la responsabilidad, la cooperación …todo emociones y valores constructivos, que hay que tratar de impulsar en este contexto en el que parece que todo ha valido para que unos pocos logren sus objetivos de ambición y poder, a costa de la economía, empleo y salud de otros que se han visto perjudicados.
– Buscar espacios gratificantes con la pareja, la familia, los amigos y racionar los tiempos dedicados a conversar sobre lo negativo en los grupos, en las redes sociales, etc.
– No olvidar ni renunciar a la capacidad que tenemos cada persona por luchar y defender nuestros derechos y ser consciente de que en realidad es el sistema económico y político el que tiene que depender de nosotros, no al contrario.
– Favorecer espacios de cuidado personal sea a través de actividades creativas, recreativas que potencien todas los recursos personales que tienes. Si te sientes deprimido o apático pide ayuda; sea en tu entorno, o a través de un profesional.
– Creer y ser consciente de la capacidad de superación y adaptación del ser humano a lo largo del tiempo. Ha sobrevivido y superado incontables crisis en las que ha salido adelante gracias a dejar sus miedos a un lado y que no actuasen como obstáculo. Tenemos múltiples ejemplos de países y culturas que día a día buscan salir adelante y no presentan niveles de angustia y/o ansiedad.
En definitiva, el negativismo te hace creerte pequeño y débil frente a tus posibilidades y las del entorno. No te quedes adormilado con lo que te imponen alrededor, pues puede convertir tu vida en una pesadilla. Fomenta y busca las emociones positivas; porque de la misma forma que las negativas, se absorben y difunden.
Para terminar estas palabras de Tony de Mello “En la cárcel real, es el guardián el que tiene la llave. Pero en la cárcel en la que tu te encuentras, en la cárcel psicológica (cárceles en la que estamos metidos por nuestra programación), es el prisionero el que tiene la llave, pero lo malo es que no se da cuenta. ¡ Ay de ti si ves esto claro! porque irremediablemente vas a salir de tus prisiones para llamar a las cosas, personas y situaciones por su nombre. Entonces ya no habrá vuelta atrás porque estarás despertando“.
Despertemos pues.
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(Imagen: Cortesía de Grupo Punto Medio)