Cuento: De Mayor quiero Ser Chakreontólgo por Divya Vatnani

Rosa (Editora)

Chakreontólgo por Divya Vatnani tanya yoga

DE MAYOR QUIERO SER CHAKREONTÓLOGO

Tenían una semana de vacaciones. Estaban aburridos, no sabían qué hacer. Los seis amigos se reunieron en casa de Daniel. Él tenía un patio muy grande donde podían jugar al fútbol, al tenis o cualquier cosa. Javi había traído su pelota, una que le regalaron hacía poquito, en su décimo cumpleaños. Él era el más pequeño de la pandilla, en edad y en altura. El resto de sus compañeros tenían entre 11 y 14 años. Era un niño muy cariñoso, un poco charlatán, a veces algo torpe, pero también muy divertido.

José era el más grande del grupo, más serio y responsable. Hacía como de hermano mayor de sus amigos. Los demás, Daniel, Bruno, Martín y Ash eran algo traviesos y divertidos. Los seis se conocen desde hace unos 3 años, cuando empezaron a vivir en el mismo barrio.

Bruno había nacido en Portugal, pero ahora llevaba varios años aquí en España. Era un aficionado al fútbol, pero como su casa era pequeña, no tenía espacio suficiente para jugar.

Ash era un fanático de los dibujos animados. En realidad se llamaba Ashiel. Su madre era inglesa y su padre español. Pero le gustaba que le llamaran Ash.

A Martín le decían “el payaso”. Siempre estaba contando chistes y haciendo reír a los demás.

Y José era más de juegos de mesa, aunque para estar con sus amigos, no le importaba jugar a otra cosa.

Daniel… era el más “raro” de la pandilla. A veces, hablaba de cosas extrañas, cosas que los demás no entendían muy bien.

– ¡¡Seguro que viene del país de las maravillas!!-, se reían sus amigos. Aunque a veces, lo que él decía, parecía tener cierto sentido.

Ellos formaban un grupo perfecto. Cuando tenían ganas de reír y pasarlo bien, tenían a Martín. Cuando hacía mal tiempo, se juntaban en casa de Ash para ver algunos dibujos animados, o en casa de José para jugar al parchís, al dominó u otro juego de mesa. En casa de Javi les gustaba mucho la merienda que les ponía su hermana Judith.

Cuando hacía un día soleado, les gustaba ir a casa de Bruno. Él vivía en un apartamento donde tenían una piscina en común. Pero hoy todos se habían juntado en casa de Daniel. Estaban jugando al fútbol cuando Bruno saltó:

– A mí de mayor me gustaría ser futbolista, así no tendré que estudiar mucho, ¡solo jugar y disfrutar.

– ¿Pues sabes qué? A mí me gustaría ser cirujano, ¡para poder operarte cuando te den un golpe fuerte!– dijo Martín.

– Y mientras te estás recuperando en el hospital, estarás leyendo unos libros escritos por mí, ¡el gran José Duque!

– Pero cuando te aburres y te encienden la tele, allí estaré yo en las noticias, ¡comentando sobre la mejoría de tu lesión! – añadió Javi .

– Y cuando no te apetece ni una cosa ni la otra, tendrás en tu mesa de noche unos videos juegos, ¡hechos por mí! – dijo Ash con mucho orgullo.

Y después, mirando hacia su compañero, añadió:

– Alguien entre nosotros está perdido en las nubes, creo que está planeando su futuro como meteorólogo.

Todos se echaron a reír, pero Daniel no quiso comentar nada, quizás todavía no lo tenía muy claro.

Al día siguiente, un sábado por la mañana, todos se juntaron en casa de Ash para ver unos dibujos animados.

– ¡Vamos a ver aquel de los dinosaurios! – dijo uno.

– ¡Pero a mí me gustaría ver una de los combates aquellos….! -dijo Javi.

– ¿Y si ponemos alguna peli del mago ese con gafas?-preguntó Martín.

– Vamos a ver lo que hay en la tele -respondió Ash.

Cuando encendieron la pantalla, estaban saliendo unos dibujos animados nuevos. ¡A Daniel se le iluminaron los ojos! En una escena de lucha, uno de los contrincantes gritó – «¡Usaré todo mi chakra para vencerte! ´´.

– ¡Eso es! ¡Ahora lo sé! ¡De mayor quiero ser Chakreontólogo!

– ¿Cómo? Así no se dice. Se dice chocolatero. Ya sé que te gusta mucho el chocolate – corrigió Bruno.

– ¡Pues no! Chocolatero no, chakreontólogo.

– ¿Chaka….qué? ¿Esto qué es? – preguntó Martín.

– No sé, no lo tengo muy claro. Pero tiene que ver con los chakras y me interesa mucho.

– ¿Los qué?

– Los chakras. C-H-A-K-R-A-S. He oído hablar de ellos en los dibujos animados.

– ¿Y para qué sirven? – preguntó José.

– Para tener mucho poder, como los contrincantes de estos dibujos animados, y ser listo como ellos.

– ¿Y tú crees que eso realmente existe? En esas pelis pasa de todo – los elefantes vuelan, los árboles hablan ,los juguetes cobran vida y así un sin-fin. Pero todo eso no tiene nada que ver con la vida real.

– Algo me dice que los chakras si existen. Intentaré informarme en algún lugar.

– Pobre Daniel. A veces me preocupa. Es tan inocente que se lo cree todo.

– Puede que él tenga razón José – dijo Ash – me suena haber oído algo sobre los chakras. Es que mi madre va a clases de yoga, y ella suele comentar cosas en casa. Pero como no me interesa, no presto atención a ese tema.

– ¿Y el yoga que es? Un tipo de ejercicio, ¿verdad?

– Sí, pero suave. Mi madre dice que aparte del cuerpo, ayuda mucho a relajar la mente.

– ¡Me estoy aburriendo! – dijo Bruno bostezando, ¿podemos cambiar de tema?

Esa noche, Daniel estuvo dando vueltas en la cama. No conseguía dormir. Tenía que saber más sobre los chakras. ¿Pero cómo? ¿Habrá algún libro infantil donde esté explicado de una forma sencilla? O a lo mejor le podía ayudar la madre de Ash. ¿Y si se apuntaba a clases de yoga para niños? Pero para eso, ¡seguramente tendrá que viajar hasta la India!

Desde la ventana de su habitación se veía un cielo muy bonito. Todo oscuro, con las estrellas brillando. No había ni una nube. Sólo una luna menguante preciosa, destacando con toda su belleza. ¿Y si se lo pregunto a ella? – pensó Daniel por un momento. –¡¡Ay Dios!! ¡¡Creo que me estoy volviendo loco!! Mejor me voy a dormir. -Pero no pudo evitar mirar hacia la luna, con los ojos medio adormecidos.

En ese momento vio allí como unos destellos de luz, atrayendo su atención. Allí en lo alto, apareció un niño, sentado con un pie sobre la luna y el otro colgando. Iba vestido de pijama y un gorro largo de mago. Estaba sonriendo y haciendo gestos con las dos manos, como invitándole a subir. Se quedó sin palabras. ¿Cuantas veces había soñado estar allí?. Pero claro, eso sólo era posible en los cuentos, él no era ningún elefante con alas. ¿Y ahora?

El niño de la luna le guiñó un ojo, y empezó a hablar:

– ¿Te acuerdas de cuando aprendiste a nadar? ¡¡Cuánto te costó al principio! Pero poco a poco, cuando aprendiste a soltar el miedo y aflojarte, ya estabas nadando. Esto es lo mismo. Así que respira suavemente y relájate. Puedes contar ovejas si quieres.

En un abrir y cerrar de los ojos, Daniel se vio sentado al lado de su nuevo amiguito. ¡Era maravilloso ver el cielo desde esta altura! Las estrellas parecían tener vida propia. Unas brillaban más que otras, pero todas le sonreían haciéndole distintos gestos. ¡Casi podía tocarlas! Se veían incluso otros planetas más lejanos. Todos flotando en ese espacio tan enorme. A su alrededor, un silencio absoluto. Cada planeta, satélite o estrella fluía en total armonía y al unísono. Y Daniel sentado en la luna viendo ese paisaje mágico. ¿Quién se lo iba a creer?

El niño de la luna siguió hablando, pero sin palabras, transmitiéndole el mensaje a través de los pensamientos. Y el parecía entenderlo todo. Le recordaba que tenía que cumplir una misión cuando fuera mayor. Por algo le atraía tanto el tema de los chakras. Y aunque sus amigos no le creyeran en principio, él tenía que seguir adelante. Con el tiempo, no sólo ellos, sino muchas personas le agradecerían su esfuerzo.

Daniel lo escuchaba todo con atención. Pero hubo un momento – cuando le dio por mirar hacia abajo, hacia la tierra y su casa- en que empezó a marearse. Le entró miedo y de repente era como si le atrayera fuertemente una especie de aspiradora sin que él pudiese hacer nada. Empezó a gritar, « ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Qué alguien me ayude por favor! ¡Me voy a caer! ¡Quiero irme a casa! ´´.

– Pero si estás en casa – le dijo su madre mientras le acariciaba en la frente – tranquilo, parece que has tenido una pesadilla. Pero ya está, ya pasó.

– ¿Pesadilla? Suspiró un rato, hasta que se fue calmando, y dijo – Era todo tan bonito mamá. Sólo que hacia el final me asusté, porque era tan lejano, me daba miedo de apartarme de todos ustedes. Pero para el siguiente viaje seguro que estaré mejor preparado.

– ¿Qué viaje? ¿Dónde vas a ir?

– No, nada, nada. Sólo quiero volver a dormir. Estoy cansado.

Por la mañana, se levantó, desayunó y salió a pasear. Se sentó en un banco y se quedó recordando la experiencia de la noche anterior. Fue todo tan real e increíble. Le gustaría volver más veces a la luna. Ojalá se lo pudiera contar a sus amigos, pero no se lo iban a creer. Si ni siquiera saben sobre los chakras. ¡¡Chakra!! El niño de la luna le había dicho algo sobre eso. ¡Un trabajo que él tenía que hacer en el futuro! ¿¿No será el de Chakreontólogo?? Esto iba en serio. Había que hacer algo. Se fue corriendo a casa para llamar a la hermana de Javi.

– ¿Judith? Necesito tu ayuda, porfa. ¿Me podrás explicar lo que son los chakras?

– ¿Y ese interés repentino y desesperado?

– Es que ya lo tengo claro. Más adelante quiero estudiar Chakreontología y tengo que empezar a informarme desde ahora.

¡Judith se echo a reír!

– Ese tipo de carrera no existe. ¡Ni siquiera alguna asignatura sobre ese tema! Aunque quién sabe, puede que dentro de unos años tengamos esa oportunidad.

– ¿Y existe algún juguete? Como los de la anatomía del cuerpo humano, en el que se montan las piezas.

– Que yo sepa, no. ¡A no ser que lo inventes tú cuando seas mayor!

– Algo me gustaría hacer. ¿Pero qué son realmente los chakras?

– Son unos vórtices de energía, como pequeños remolinos colocados en distintas partes de nuestro cuerpo. Están más o menos a lo largo de la columna vertebral y funcionan en conjunto como si fuera un engranaje. El fallo en una pieza puede afectar a las demás.

– ¿Y cuál es su función?

– La misma que los filtros de aire. Nos ayudan a purificar nuestros pensamientos.

– ¿A qué te refieres? ¿A las ideas malas?

– No se trata de eso. Mira, la suciedad que se acumula en los filtros de aire son normalmente el polvo, el polen y las bacterias que hay en el ambiente del alrededor.

En nuestro caso como humanos, estamos continuamente expuestos a distintas experiencias y según lo que vemos, oímos o experimentamos, nos afecta de una manera o de otra. Lo que sentimos en cada situación, por ejemplo, culpabilidad, envidia, vergüenza, rabia, miedo, etc…se va grabando en nuestra mente en forma de memoria, de manera que al recordarlas, algunas nos animan y nos alegran, pero hay otras que nos hunden y nos bloquean.

Normalmente empezamos a acumular todo tipo de recuerdos desde una edad muy temprana, a raíz de pequeñas experiencias aparentemente insignificantes. Y si no se hace una limpieza de vez en cuando, con el paso del tiempo se van acumulando y nos hacen sentir «pesados´´, decaídos, y sin mucha energía. Entonces, por muchas cosas buenas que tengamos en la vida, no somos capaces de disfrutarlas del todo de la manera que nos gustaría. Sin embargo hay personas que viven con pocos recursos, pero aún se les ve siempre feliz.

Podemos decir que los chakras son archivos de memorias grabadas, buenas o no tan buenas, aunque no seamos del todo conscientes de ello. Las que no nos sirven serían «el polvo, el polen o la bacteria´´ que hemos cogido de alguna parte y se van reposando en el chakra correspondiente, creando atascos o bloqueos, y con el tiempo distintos malestares.

– ¿Y cómo puedo saber si mis chakras necesitan limpieza?

– ¿Cómo te avisa tu cuerpo cuando no te duchas un par de días?

– A través del mal olor o el picor.

– ¿Y cuando algún órgano de tu cuerpo no esté funcionando de la debida manera?

– Suele empezar con pequeñas molestias, que si no se tratan a tiempo, pueden desarrollarse en alguna enfermedad.

– Bien, pues para los chakras, tendrás que fijarte en tu estado de ánimo, en cómo te sientes la mayoría del tiempo, lo cual depende muchas veces de los pensamientos que pasan por tu cabeza. Como humanos, es normal que ciertas situaciones nos afectan mucho o poco, algo que puede ser incluso enriquecedor por el aprendizaje que conlleva. Pero debemos de tratar de que no nos afecte de forma negativa por un período muy largo. ¿Cómo se pone tu madre cuando ve la casa toda sucia y desordenada?

– ¡Uy! ¡Histérica!

– Así son nuestros filtros de energía. Cuando hay demasiada carga, sin darnos cuenta, nos convertimos en personas irritadas y a veces actuamos de una forma no deseada. Por eso, en cuanto «pillamos´´ mucho acumulo, lo mejor es ir a un especialista en el tema.

– ¿A un médico Chakreontólogo?

– Sí.

– ¿¿En serio?? – dijo Daniel con un brillo en los ojos – ¡Lo ves! ¡¡Y mis amigos no me creían!!

– Que no, Daniel, es una broma. Sería divertido ir a un médico, que después de hacerte una revisión, te dijera, « tienes mucha pesadez en tu chakra del ombligo, ¡tendremos que hacerte un lavado intestinal! ´´. Pero no es así.

– ¿Entonces? ¿Cuál es la solución?

– Para empezar, ¿cómo limpias tu cuerpo?

– Duchándome a diario con agua y jabón.

– ¿Y tu salud? ¿Qué cuidados necesitas para mantenerla en buen estado?

– Una alimentación sana y equilibrada.

– Vale, ahora «el polvo, el polen y la bacteria ´´ que se van reposando en tus chakras, creando bloqueos, entran por una ventana, que es, LA MENTE. ¿Qué haces tú para limpiarla?

– Bueno….nunca lo he pensado…..Creo que nadie lo hace….

– Pues eso tiene casi la misma importancia que el cuerpo y la salud. Y como tu sueño es ser chakreontólogo de mayor, aunque de momento esa palabra no existe, te voy a dar unos deberes para los próximos días: estar atento a lo que piensas en cada momento.

– ¡Ay Dios! ¡Para eso tendré que estar pendiente todo rato!

– Precisamente a eso se le llama «ser consiente´´, darnos cuenta de lo que pasa por nuestra mente y cómo influye en nuestro día a día.

– Esto parece ser mucho más complicado de lo que yo me imaginaba.

– Es cuestión de práctica y constancia. Para aprender un idioma nuevo, hay que esforzarse, ¿a qué sí? Para llegar a ser un buen cantante o bailarín, lo mismo. Esto es igual. Se trata de añadir en tu rutina un hábito nuevo , el de «limpiar y ordenar la mente´´. Y si te cuesta hacerlo con los ojos abiertos, porque te distraes con más facilidad, lo puedes hacer con los ojos cerrados, es más fácil. A eso se le llama también meditar o reflexionar. Pero si no te apetece, no lo hagas.

– Sí, sí, me gustaría. O por lo menos intentarlo. Porque si no se me van a ensuciar los chakras. Además el niño de la luna me dijo que yo tenía que cumplir una misión.

– ¿¿Quién??

– No, nada, nada. Hablamos otro día Judith, me tengo que ir.

¡Ashi! ¡Bruno! ¡Vamos! ¡Que todos nos están esperando! Hacía un buen día soleado, y Carol, la madre de Ash aprovechó para llevarles a la playa junto con su pequeña de tres añitos. Nada más llegar, José se fue a dar un chapuzón en el mar. Javi y Martín se pusieron a excavar un hoyo en la arena para cubrir a uno de ellos hasta el cuello. Los demás eligieron jugar con la pelota. La niña se puso a correr entre ellos, y su madre la vigilaba desde lo lejos mientras leía un libro. Habían traído bocadillos y bebidas para poder pasar un par de horas allí. Se juntaron con otros niños que estaban en ese lugar, y se lo estaban pasando en grande. « Sólo falta una cosa, ´´ – dijo Daniel – « ¡un poco de música! ´´. ¡Dicho y hecho! En ese instante, una pareja que acababa de llegar hacía poco, encendió la radio que trajeron, ¡y salió una canción que a todos les gustaba mucho! ¡Se quedaron con la boca abierta! – « Pareces un brujo, ¡de verdad! ´´, saltó Martín.

Al atardecer, cada uno se fue a su casa. Se habían divertido mucho. La hora de ir a la cama era algo que le estaba gustando mucho a Daniel últimamente. Aunque no había vuelto a «viajar a la luna´´, hablaba con mucha frecuencia con su «nuevo amiguito secreto´´ que le saludaba de vez en cuando desde el cielo oscuro lleno de estrellas luminosas. A lo largo del día, cuando tenía algún problema o duda, se lo preguntaba y al ratito recibía las respuestas en forma de ideas que se le ocurrían. Le hubiera gustado mucho compartir todas estas experiencias con sus amigos pero por ahora, no le quedaba más remedio que ocultárselos. No lo iban a entender, o a lo mejor, Javi sí….un poquito….

Él había tomado en serio los deberes que le mandó Judith. Casi todos los días, aunque fueran sólo 5 minutos, cerraba los ojos y «veía´´ todos los pensamientos que aparecían y los dejaba ir, sin más. Los primeros días, sin saber por qué, a veces se sentía un poco triste, irritado, enfadado o raro. Pero en poco tiempo, empezó a sentirse mucho más relajado. Se dio cuenta de que el día que se sentía feliz, todo le salía bien, pero cuando se ponía de mal humor, las cosas se complicaban. Lo más difícil era siempre estar contento, porque cada día traía distintas experiencias, aunque también había momentos de mucha satisfacción. En el fondo, el esfuerzo merecía la pena.

Además le estaban pasando cosas raras. ¡A veces pensaba en algo y ocurría! Como la coincidencia de la música en la playa. El otro día no pudo terminar sus deberes de lengua a tiempo y no sabía cómo salvarse de la situación. Llegó al colegio y se enteró que la profesora no había venido. ¡Qué casualidad! ¡No podía pedir más! A veces temía que si eso pasaba con frecuencia, la gente se iba a dar cuenta. Y eso podía ser un problema. ¿Eran esos los poderes a los que se referían en aquellos dibujos animados? ¡O sea, todo esto era real! ¡Ahora sólo faltaba que apareciese la tía Sylvia!

Ella era una persona dulce y simpática, y tenía mucho conocimiento sobre estos temas. Vivía en otra ciudad y siempre que podía, una o dos veces al año, venía a visitar a su familia. Era la hermana del padre de Judith y Javi. Daniel se llevaba muy bien con ella. Estaba ansiosamente esperando su próxima visita para hacerle muchísimas preguntas. Ella también le tenía mucho cariño. Aquel día salió del cole un poco tarde, cuando llegó a casa y le abrieron la puerta, ¡se quedó asombrado! ¡No se lo podía creer! ¡Era ella! ¡Qué alegría! Delante de su madre no pudieron hablar mucho, pero la tía Sylvia, como a él le gustaba llamarla aunque no era familia suya, le prometió llevarlo de paseo por la tarde.

Durante la caminata, hablaron de muchas cosas interesantes.

– ¿Así que de mayor quieres ser Chakreontólogo?

– Sí, algo así. He estado practicando con ciertas cosas.

– Mi sobrina y yo hemos estado hablando sobre ello.

– Ella me ha explicado ciertas cosas. Pero hay algunas otras que me gustaría saber.

– ¿Qué es lo que has entendido hasta ahora?

– Que la mente se llena de toda la información que nos llega desde fuera, la que captamos a través de los 5 sentidos. Las cosas que no usamos en ese momento, se van reposando en los chakras correspondientes. En otras palabras, esos recuerdos se van «archivando´´ en nuestra memoria. Pero hay que intentar que estos archivos no se sobrecarguen. Por eso, hay que limpiarlos y ordenarlos de vez en cuando, quedándonos con lo necesario para nosotros en ese momento, y «desechando´´ lo demás para que no haya mucho acumulo. Lo que no tengo muy claro es, ¿cómo?

– Para eso hay muchísimas terapias y técnicas.

– ¿Y cuál es la mejor?

– La que más te llame la atención.

– ¿Y si me equivoco?

– Saldrás enriquecido con esa experiencia, y para la próxima sabrás elegir mejor. Una buena manera de empezar puede ser lo que te dijo Judith – vigilar tus pensamientos. Los niños tenéis más facilidad para eso, por no tener mucho acumulo de «polvo, polen y bacterias´´. Pero como adulto, si no lo hemos practicado antes, cuesta mucho. En ese caso es mejor pedir ayuda a alguien que sepa del tema.

– ¿Cómo se puede saber si los chakra tienen mucho acumulo o poco?

– Cuanto más tienen, más «pesado´´ se siente uno, sin ganas de hacer cosas nuevas. Y cuanto más limpios, se siente más ligereza, energía y vitalidad. Nos surgen ideas nuevas y las cosas que deseamos nos van llegando con más facilidad, haciéndonos sentir más feliz y como «volando en el aire´´, igual que los ángeles.

– ¡Ah! Sería por eso que aquel día pude subir a la luna….

– ¿Cómo?

– No, nada, nada. ¿Entonces lo bueno sería limpiar los chakra con constancia verdad?

– Por supuesto. Aunque unas personas pueden tener más facilidad que otras, porque cada uno somos distintos. Pero si ponemos esfuerzo, todos lo podemos conseguir.

– ¿En qué parte del cuerpo están?

– El primero está al final de la columna vertebral, en el punto del cóccix más o menos. Dicen que es de color rojo.

– ¿Tienen colores también???

– Sí, de hecho hay terapias que ayudan a hacer «las limpiezas´´ o sanaciones a través de los colores.

– ¿Y se pueden ver en la radiografía?

– No, porque es algo etéreo.

– ¿Qué significa eso?

– Se trata de algo sutil, o transparente como el aire, o el pensamiento.

– ¿Entonces como se sabe la forma y los colores que tienen?

– Al cerrar los ojos, algunas personas llegan a verlos, igual que los sueños.

– ¡¡Seguramente se necesitan súper-poderes para poder ver eso!!

– No te creas, no es tan difícil como parece. Es cuestión de práctica constante. Cuando quieres aprender un idioma nuevo, tienes que esforzarte, ¿verdad? Esto es lo mismo.

– ¿Y cuáles son los demás chakras?

– El segundo es de color naranja y está debajo del ombligo. Justo encima está el tercero que es amarillo. El siguiente está cerca del corazón y es verde. El quinto nos ayuda a purificar la comunicación con los demás.

– ¡Ese tiene que estar en la garganta!

– Sí, que listo eres. Ese es del color azul turquesa. Después está el del tercer ojo y tiene un tono azul índigo.

– ¿Cómo que tercer ojo? ¡Si todos tenemos dos!

– Se le llama así porque está situado entre las cejas. Aparte de hacer la función del sexto sentido, nos ayuda a comprender la verdad que hay detrás de todo lo que vemos u oímos. Por ej., cuando tú ves una película, esa no es la única realidad, ese es sólo el resultado de muchísimo trabajo que se ha hecho detrás de la cortina. De la misma manera, cuando tú ves a una persona, él/ella sólo es el resultado de muchísimas experiencias que han habido atrás, o memorias grabadas. A medida que se va limpiando el tercer ojo, empezamos a entender mejor el mundo que nos rodea.

– ¡Qué interesante! Parece que aún me queda mucho por descubrir y aprender.

– Por algo se dice que la vida es una escuela. A medida que la vas entendiendo, parece una caja de sorpresas interminables.

– Sí, me estoy dando cuenta. ¿Cuántos son en total?

– Los principales son 7. El último está encima del tercer ojo, más o menos donde la fontanela de los bebés, es de color violeta. Si ese funciona bien, ¡puedes incluso llegar hasta la luna!

– ¿En serio? ¡Con razón me pasó aquello!

– ¿El qué?

– No, nada, nada.

– Si te callas por tener miedo, vas a crear un bloqueo en tu chakra garganta. Sabes que conmigo no tienes problema, ¿verdad?

– Sí, tía Sylvia. Es que no sé si fue un sueño o una realidad. Aquel día, inesperadamente, me fui de viaje a la luna. ¡Fue una experiencia inolvidable!

– ¡Eso es algo muy bonito Daniel! Ese tipo de cosas suelen pasar mucho a los niños, porque aún su mente no está llena de tantas pre-ocupaciones. ¿Te dijeron algo allí?

– Sí, que más adelante tenía que cumplir una misión y al parecer, tiene que ver algo con los chakra. Además suelo «hablar´´ de vez en cuando con mi amigo, el niño de la luna.

– ¡No sabes cuánto me alegro de oír todo esto! Espero que no pierdas nunca esa conexión.

– Pero hacia el final, cuando miré abajo, me asusté muchísimo. ¡Estaba tan lejos de mis amigos y de mi familia! Creí que nunca iba a volver a estar con ellos.

– Claro. Fue tu primera experiencia. Para la próxima, ¡disfrútalo a tope! A nosotros los adultos, nos suelen costar mucho más estas cosas. En nuestro caso, a veces los chakra hacen la función de alertadores.

– ¿Y eso?

– Sí, cuando hay mucho acumulo o bloqueo en cierto chakra, nos avisa con un malestar relacionado con esa zona. Y si le ponemos remedio a tiempo, bien. Si no, el problema puede ir aumentando. Puedes probar una cosa si quieres, cuando te duela alguna parte del cuerpo, intenta recordar el momento cuando empezó. Seguramente habrá pasado algo a tu alrededor que no te gustó o quisiste decir algo y no fuiste capaz. Cuando te das cuenta de lo que originó esa molestia, intenta remediarlo. Y si no puedes, ya que tienes a tu amigo secreto, consúltalo. ¡verás que divertido es!

– Y si intento explicarles eso a mis amigos, ¿Crees que me entenderían?

– Cada cosa a su debido tiempo. No te preocupes de ellos. Sigue practicando lo tuyo. Esto es como un perfume rico. Si les gusta y les interesa ellos mismos te preguntarán, y si no, mejor esperar el momento adecuado. No es bueno precipitar las cosas. Si hay personas que tienen muchísimo acumulo en los chakras, tendrás que tener más cuidado e ir despacio.

– ¿Por qué?

– Lo de siempre. Si es un trabajo de limpieza fuerte y brusco pueden terminar estornudando sin parar – dijo la tía Sylvia guiñándole un ojo – en los chakras también, el polvo de arriba se va cayendo abajo y en el último es donde más se suele juntar. Pero ya sabemos, todo tiene remedio. Y ahora, mejor nos vamos. Creo que con todo esto, ya tienes la información básica. El resto lo tienes que ir trabajando y desarrollando tú mismo.

Daniel estaba muy contento. A principio, el tenía un poco de miedo en el fondo, pensando que estas experiencias y enseñanzas lo iban a alejar de sus amigos. Pero al revés, al estar contento y satisfecho de haber encontrado lo que realmente quería, disfrutaba más con ellos. Ahora era consciente de que tenía que seguir su camino, y ellos, el suyo. Aún así, a la hora de juntarse, todos podían disfrutar en compañía. Y por suerte, Javi sí entendía ciertas cosas. Claro, como le venía de familia….

Autora: Divya Vatnani

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