El poder transformador de las finanzas éticas
Los medios de comunicación convencionales, así como gran parte de los dirigentes políticos y empresariales, suelen hablar de la actividad financiera como si se tratara de un ámbito desprovisto de cualquier tipo de ética. Nada más lejos de la realidad. Cuando los bancos eligen financiar a unas determinadas empresas, como por ejemplo las armamentísticas, en lugar de a otras bien distintas, como pudieran ser las empresas de inserción socio-laboral o las dedicadas a mejorar el medio ambiente, también están apostando por un modelo claro de sociedad, con sus propios valores morales, en detrimento de otro modelo que podría ser radicalmente distinto.
Así lo saben también en la Red Enclau, compuesta por un grupo de organizaciones sociales de la Comunidad Valenciana que abogan por el desarrollo de nuevas alternativas de financiación para proyectos y actividades socialmente positivas. Así nos lo cuenta Christian Mecca, presidente de Enclau y gerente de la Fundación Novaterra, entidad miembro de la red, en la siguiente entrevista.
Noticias Positivas: ¿Cuándo y por qué motivo se decidió la puesta en marcha de esta red de asociaciones para la financiación ética?
Christian Mecca: Enclau nace hace 12 años de la mano de algunas entidades sociales de la Comunidad Valenciana convencidas de la necesidad de contar con nuevos productos y entidades financieras en las que se valorase la rentabilidad social del dinero, teniendo muy en cuenta que el acceso al crédito es transformador y que, según a quién se le preste, podemos hacer del mundo un mejor o un peor lugar.
Enclau la formamos actualmente las organizaciones Fundación Nova Feina, Ingeniería Sin Fronteras, Atelier, Menuts del Món y Fundación Novaterra.
Somos entidades que si bien trabajamos en diferentes campos (inserción laboral y cooperación al desarrollo) compartimos los valores de justicia social, equidad y respeto a las personas, y creemos firmemente en el papel que tenemos como sociedad civil para conseguir un mundo acorde a estos valores, y en la importancia de vertebrarnos y trabajar en red.
N+: ¿Qué diferencia a vuestra propuesta de financiación ética y solidaria de la financiación convencional?
CM: En un sistema convencional, la entidad financiera utiliza el dinero de los ahorradores (y también el de fondos internacionales) para poder prestarlo a personas y empresas que necesiten de ese dinero para sus proyectos personales y/o empresariales y que puedan demostrar capacidad de pago. La entidad retribuye el dinero del ahorrador con un interés, el cual es inferior al que cobra para prestar ese dinero a quien necesita la financiación.
Cuando hablamos de un producto financiero solidario, el ahorrador cede una parte de ese interés para apoyar determinadas iniciativas con fines sociales. La entidad financiera en vez de pagarle el interés al cliente, lo pone en un Fondo Solidario que se dona a proyectos sociales. Respecto al capital (el ahorro del cliente), la entidad financiera decide según sus propios parámetros a quién sí prestarle y a quién no, y evidentemente las empresas y proyectos que se financian pueden ser o no ser éticos.
Un producto financiero ético es aquel que utiliza el ahorro del cliente (el capital) para financiar empresas e iniciativas que respetan unos criterios éticos fijados con anterioridad por la entidad financiera. Aquí lo importante es a quién se le presta y por qué, y el impacto social y medioambiental que conseguimos con ello. Estos criterios ya no solo indican a quién no se le presta (empresas que degradan el medioambiente, empresas que no respetan los derechos de sus trabajadores, etc.) sino fundamental a quién sí: proyectos que generen empleo de calidad, que generen oportunidades laborales para las personas más vulnerables, proyecto que contribuyan al desarrollo social de su entorno, etc.
Por último, cabe destacar que existen productos éticos y solidarios a la vez, es decir productos donde se combina la donación de intereses por parte del cliente, y el uso responsable del capital por parte de la entidad financiera dirigiéndolo a proyectos que se ajusten a los criterios éticos preestablecidos.
N+: Un ejemplo de producto solidario es El Estalvi Solidari, la gama de productos financieros que habéis desarrollado junto a Caixa Popular. ¿Cuáles son los rasgos más destacados de dichos productos financieros?
CM: El Estalvi Solidari es una gama de productos de ahorro solidario (libreta de ahorro y plazo fijo) desarrollada entre Enclau y Caixa Popular, una entidad financiera implantada en la ciudad de Valencia y otras ciudades y comarcas de la Comunidad Valenciana.
El “Estalvi Solidari” ofrece a los ahorradores la oportunidad de dar un uso solidario a su dinero cediendo un porcentaje de los intereses generados a un Fondo Solidario.
De este modo, abriendo una libreta o un plazo fijo y cediendo parte de esos intereses (solo los intereses, el capital lógicamente es del cliente y cuenta con la garantía del Banco de España como en cualquier otro producto de ahorro), los clientes de Caixa Popular contribuyen a un Fondo Solidario, cuyo montante sirve para poner en marcha proyectos solidarios de diferente tipo, ya sean éstos de inserción socio-laboral, de cooperación al desarrollo o proyectos que persigan un impacto medioambiental positivo.
Como particularidad, son los clientes de Caixa Popular quienes cada año votan entre diferentes proyectos, siendo el proyecto más votado el que recibe el dinero recogido en el Fondo Solidario.
Caixa Popular además cede a EnClau la cantidad adicional necesaria para alcanzar, junto con los intereses mencionados anteriormente, el importe que resulte de aplicar el 0,7% al saldo medio anual que mantengan las Libretas y Depósitos Solidarios.
Actualmente son más de 1.000 libretas y plazos fijos operativos (y una cantidad similar de clientes de Caixa Popular) los que forman parte de la familia del Estalvi Solidari con cuyos intereses donados se han puesto en marcha diferentes proyectos sociales con un alto valor social.
N+: ¿Podríais destacarme algunos ejemplos de proyectos solidarios financiados a través de El Estalvi Solidari?
CM: El año pasado, por ejemplo, El Aula de Educación Medioambiental “El Cerezo” ha sido el proyecto seleccionado de entre nueve proyectos presentados. El destino del dinero ha sido este centro de educación medioambiental de la población de Villena, en el cual se realizan talleres de energías renovables, de inventos reciclados, de agricultura ecológica, ruta de senderos, ruta de los humedales, etc.
En otras ocasiones, los proyectos seleccionados han sido proyectos de inserción socio-laboral de personas en situación o riesgo de exclusión social, o proyectos de cooperación al desarrollo que persiguen mejorar las condiciones de vida de los países con menores oportunidades de desarrollo.
N+: Enclau ha participado además de forma muy directa en la consolidación del Proyecto Fiare en la Comunidad Valenciana. ¿Qué papel desempeñáis en este banco ético?
CM: El Proyecto Fiare ofrecía, cuando se trajo a Valencia en el año 2008, un paso importante en nuestra búsqueda de alternativas financieras. No solo era donar los intereses a un Fondo Solidario, que está muy bien, sino también utilizar el capital (nuevamente con las mismas garantías del Banco de España) para hacer fluir el crédito a centenares de proyectos que, en condiciones de viabilidad económica, buscaban generar impactos sociales y medioambientales positivos.
Es por ello que Enclau, como red para la financiación alternativa en la Comunidad Valenciana, ha apoyado desde un inicio la implantación del Proyecto Fiare en la Comunidad Valenciana presidiendo durante cuatro años la Asociación Fiare Xarxa Valenciana.
Como socios promotores y fundadores de esta asociación territorial de Fiare, nuestro papel ha sido el de contribuir a la construcción social del proyecto en nuestro territorio, apoyando fundamentalmente en la difusión del mismo y acercando a entidades y personas para que se vincularan al proyecto como socios promotores.
Hace pocas semanas Enclau ha cedido el testigo de la presidencia de Fiare Xarxa Valenciana a una nueva entidad y a una renovada junta directiva para que aborde una nueva etapa del Proyecto Fiare. Estamos muy satisfechos de nuestro papel, de haber trabajado por la implantación en Valencia de un proyecto de banca ética tan completo como el de Fiare, proyecto que ahora es patrimonio de la sociedad valenciana.
N+: ¿Qué lugar creéis que puede ocupar la banca ética en medio de esta crisis financiera internacional, que ha puesto de relieve la necesidad de cambiar el comportamiento de los grandes bancos?
CM: La banca ética no es un fin en sí misma, sino un medio para conseguir transformar una realidad que no nos gusta por injusta.
Necesitamos de entidades financieras pegadas al terreno, pegadas a las pequeñas y medianas empresas, pegadas a los nuevos emprendedores, entidades que “palpen” la realidad y que conduzcan el ahorro de la gente hacia proyectos reales que generan empleo de calidad. Estos parecen ser unos “mínimos” lógicos, pero, lamentablemente, no se cumplen.
Los emprendimientos de banca ética van más allá de los mínimos, financiando proyectos que persiguen hacer de nuestra sociedad y nuestro planeta un lugar mejor, proyectos que como cualquier otro, requieren de acceso al crédito para su puesta en marcha, consolidación o crecimiento. Hacer fluir el dinero hacia esos proyectos sí es transformador.
No todas las empresas merecen acceder al crédito de igual forma. El dinero, simplemente, se puede utilizar de distintas maneras. Ahora ya conocemos las consecuencias de prestar dinero según a quién y para qué. Y también sabemos quiénes están pagando y pagarán durante mucho tiempo las consecuencias de hacer llegar el dinero a las manos equivocadas. Parece que las ciudadanas y los ciudadanos vamos entendiendo lo que ha pasado y empezamos a exigir un nuevo escenario donde nuevos actores desplieguen nuevas propuestas. Es en este nuevo contexto, el actual y el que surgirá después de la crisis, en el que la demanda de una sociedad más golpeada, más informada y más concienciada hará crecer el papel de la banca ética convirtiéndola en una alternativa relevante dentro del sistema financiero.
N+: ¿Pueden las finanzas solidarias ser útiles para la reactivación de la economía real?
CM: Como en muchas otras cosas, el cliente -una vez más- puede tener la llave de cambios de mayor calado exigiendo que las cosas se hagan de una determinada manera.
En lo que respecta a las finanzas, fundamentalmente adoptando una actitud activa respecto al destino de las financiaciones que realiza la entidad. Debemos querer saber a quiénes les presta dinero la entidad financiera con la que trabajamos y a quiénes no. Está claro que tener acceso a la financiación es crítico para las empresas y organizaciones, por lo tanto las entidades financieras tienen la oportunidad de potenciar a determinadas empresas y de dejar en el camino a otras. Ahora bien, la entidad financiera con la que trabajamos, ¿a quiénes apoya? ¿lo sabemos? ¿estamos de acuerdo con esa política de financiaciones e inversiones?
Consumir con responsabilidad va más allá del consumo de productos tangibles. Los servicios financieros también deben consumirse con responsabilidad y para ello debemos querer saber.
Como consumidores de servicios financieros, pero fundamentalmente como ciudadanos y ciudadanas que queremos salir del agujero en el que estamos, debemos apoyar proyectos transformadores, proyectos concretos, proyectos que reactiven la economía de verdad y que generen oportunidades laborales aquí y ahora.
A través de las finanzas éticas tenemos la posibilidad de conseguir que nuestro ahorro, a la vez que nos genera un interés salvaguardando nuestro capital, sirva para financiar proyectos con impacto real en la economía y en las personas. Si además, como clientes de productos financieros solidarios donamos ese interés, el efecto es aún mayor.
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Imagen: Christian Mecca. Cortesía del entrevistado.