El que a vosotros escucha, a mí me escucha

Jorge Gomez (333)

Maestro Beinsa Duno fondo sepia sentado meditando

 

Conferencia dominical dada por el Maestro Beinsá Dunó, el 15 de julio de 1923,

en Sofía – Izgrev.

“El que a vosotros escucha, a Mí me escucha; y el que a vosotros desecha, a mi me desecha; y el que me desecha a Mí, desecha al que me envió” (Lucas 10:16).

 

            La gente contemporánea ha perdido los métodos verdaderos para la comprensión y la aplicación del Verbo de Dios. Un y mismo versículo se puede interpretar de maneras diferentes: éste también se puede aplicar de muchas maneras. Sin embargo, el que ha pronunciado el versículo, ha tenido en su mente solo un pensamiento – sacar la verdad – nada más.

            La Verdad tiene solo una manera para aplicación. Y el Amor tiene solo una manera para aplicación. Diréis que el Amor tiene 35 millones de formas. – Esta es otra cuestión. Las formas del Amor son muchas, pero su sentido es solo uno – conocer a Dios. Que conozcáis a Dios, o sea, al Amor y Su totalidad, esta es la tarea del discípulo.  El conocer tiene que ver con la comprensión. Comprenderás algo y luego lo conocerás.

            En la comprensión de las cosas hay dos lados: externo e interno. Una sierva trabaja en una familia con gente buena, noble. Y ella es noble, una trabajadora buena. Decís: “Entonces ella tiene amo. ¿Será bueno su amo, está casado?” – He aquí, en vuestra mente entran dos pensamientos que bifurcan vuestra conciencia. Su amo es un hombre casado, tiene mujer e hijos. Si el matemático oye la palabra “amo”, en él se despertará solo un pensamiento. El tiene una definición exacta, clara de las cosas. Un día la sierva se va al mercado. Aquí ella encuentra a un señor bien vestido, noble en apariencia. Él pregunta a la sierva dónde trabaja y cuánto le pagan. – “Me pagan cien levas, trabajo donde gente buena, noble”. – “¿Quieres venir a mi hogar, yo te voy a pagar 300 levas?” – “Estoy de acuerdo, he trabajado suficientemente donde mi amo actual – cinco años enteros”. Regresa a sus amos y les dice: “Me da pena por mis cercanos, quiero ir a donde ellos, a verlos”. – “Si te da pena, eres libre de ir temporalmente a ellos”. Como causa motivadora para el abandono de sus amos viejos es el dinero. Ella se engañó por la recompensa. Buenos eran y estos amos, pero ella comenzó a soñar con más dinero, mientras otro amo la atrajo a su hogar. Él le pregunto cuánto le pagan y cuando se enteró que le pagan poco, dijo: “Ven a mi hogar, te daré 500 levas”. Y esta vez ella se engañó. Para abandonar a sus amos, ella dijo que quería ir a su pueblo, a ver a sus cercanos. En realidad ella se fue directamente a sus nuevos amos. Y aquí pasó cinco años. Un día salió de su hogar y cayó a un hombre todavía mejor, que le ofreció 1000 levas de recompensa. Cuando oyó que le iban a pagar 1000 levas, ella inmediatamente decidió abandonar a sus amos viejos, de nuevo bajo el pretexto de que debería ir al pueblo, a ayudar a sus cercanos. Entonces, por el dinero ella se vio obligada a mentir. Ella solucionó la cuestión de una manera externa, materialista. Este ejemplo muestra el descenso del alma humana en la materia, o sea, en el camino descendente de la vida. Esto no es depravación, sino no sinceridad, hipocresía. ¿Pensáis que de esta manera encontraréis la verdad? Entrar y salir de una sociedad en otra por consideraciones materialistas, esto no conduce a la verdad. Así actúa y alguna gente religiosa. Ellos abandonan una iglesia más pobre y se van a una más rica, donde las condiciones son mejores: ahí hay más músicos, más coristas, más gente rica. Allí un corista cobra 200-400 levas al mes, cantando solo cuatro veces a la semana. Cuando vais a una iglesia pobre, allí domina un espíritu democrático: toda la gente cantan juntos, no hay coristas. – ¿Por qué no hay coristas? – Porque la iglesia no tiene dinero, no puede pagar. Esta es una comprensión externa, descendente de las cosas.

            Del comportamiento de la sierva hacia los cuatro amos, el matemático puede componer una proporción de la cual la sierva comprenderá cuánto y qué ha adquirido donde los diferentes amos y cuánto ha perdido. Y el hombre pierde y gana en su peso. Las causas de esto son diferentes. Mientras es joven, él gradualmente aumenta su peso, cuando envejece pierde de su peso. En la vida las cosas van y por línea ascendente. Tomemos el mismo ejemplo de la sierva. Ella se va al mercado donde encuentra a un señor que le pregunta: “¿Cuánto te pagan?” – “Cien levas”. – “Mucho te dan. Si quieres, ven a mí, yo te voy a pagar 50 levas”. Ella no le responde y se va a casa y dice a su amo: “Quiero ir al pueblo para ver a mis cercanos”. – “Eres libre”, dice el amo. Sin embargo ella no va al pueblo, sino que al nuevo amo. Pensaréis que él no está casado, por eso se va a él. No, casado está, pero ella es una muchacha noble, buena, quiere hacer favor a este amo cuya mujer está enferma. Ella trabaja aquí cinco años y de la misma manera abandona a su amo y se va a otro, que no le puede pagar incluso ni 50 levas. Puesto que ella ve en su rostro nobleza, decide quedarse en su hogar. Y aquí trabaja cinco años. Finalmente ella se queda a trabajar donde él. Pasando en su hogar cinco años, un día su amo le dice: “Aprovecha libremente de todo lo que tengo. Tú sabes que yo no pago nada a mis siervos, pero por eso les doy posibilidad de servirse libremente de mis bienes”. ¿Cuál de los dos actos de la sierva preferís: cuando va por una línea descendente, o cuando va por ascendente? De aquí saco la conclusión: Hay gente que busca a Dios de una manera descendente. Así ellos nunca Le encontrarán. Dinero podéis encontrar, pero no y a Dios. De esta manera vosotros no podéis encontrar y la verdad. Otros buscan a Dios por una línea ascendente.

            Voy a transmitir un cuento oculto. Éste se refiere al tiempo de Bar-Ednibu, un rey eminente, cuando ocurrió la separación de la gente en blancos y negros. Esta separación comenzó mucho antes, y esto principalmente en el campo físico. Entonces se formaron las dos escuelas y simultáneamente se dividieron. Los unos y los otros se apartaron de una manera específica. Azembu, un Maestro famoso de la Hermandad Blanca, quería liberarse del gran chamán de la Hermandad, con el nombre de Shefu, que se conectó secretamente con las fuerzas obscuras de la Naturaleza y comenzó a aplicar los métodos de Lucifer. Veinte años enteros Azembu trabajaba sobre una caja hecha de oro y adornada con diamantes. Él quería encerrar a Shefu en la caja y enviarle fuera de la Hermandad. Cuando terminó la caja por todas las reglas de la magia blanca y tomó todas las medidas precautorias, Azembu llamó al chamán para mostrarle su invento. El chamán quería observar la caja, la cual era muy maciza, y entró dentro. Pero ésta fue hecha de tal manera que él no pudo salir. Entonces Azembu le dijo: “Puesto que traicionaste a la Hermandad, tú estás encerrado en esta caja y ya no puedes salir de ésta. Yo te daré uno de mis discípulos para acompañarte y sacarte fuera de la Hermandad. Si desea, él puede quedarse contigo, pero si no quiere puede regresar atrás”. Él llamo a uno de sus discípulos capaces, un partidario grande de su enseñanza, y le dijo: “Te confiero a un prisionero peligroso, para sacarle de aquí sobre tu espalda. Serás muy cuidadoso cuando lleves la caja. Te daré una fórmula que te ayudará en la bajada de la caja. Si olvidas la fórmula, no puedes bajar la caja de tu espalda y llegarás a ser su esclavo”. El Maestro repitió tres veces la fórmula. Después de esto le preguntó: “¿Has recordado la fórmula?” – “La he recordado”. El discípulo puso la caja sobre su espalda y se fue a sacarla. De vez en cuando el chamán conversaba con el discípulo. En un tiempo él quería bajar la caja de su espalda, pero olvidó la fórmula. La caja permanecía sobre su espalda y él no pudo bajarla. Él pensó: “¡Por lo menos que la caja se pueda volver más ligera!” Puesto que no había quién le ayudara, él se volteó hacia el chamán con las palabras: “¿Sabes alguna manera de ayudarme?” – “Yo puedo ayudarte, pero con la condición de que llegarás a ser mi discípulo. Como vez, esta caja es preciosa, yo voy a regalártela. De ti se requiere solo abrirla”. Así el discípulo abandonó a su Maestro, olvidó la fórmula dada por él y ya no regresó atrás.

            Hasta aquí yo paro el cuento. Éste representa la bajada del alma humana hacia la Tierra. Cada alma ha bajado a la Tierra con una cierta misión, pero se confunde, puesto que se ha cargado con la tarea superior de sus fuerzas de llevar la caja de oro a su espalda. En el Antiguo Testamento, en Deuteronomio se cuenta de la muerte de Moisés. Comenzó una contienda entre el Arcángel Miguel y Satanás por el cuerpo de Moisés – sobre a quién de los dos pertenecía éste. ¿Por qué debería ocurrir contienda entre el Arcángel Miguel y Satanás? ¡Van a contender por un cuerpo muerto! Éste representa la caja en la cual Moisés fue encerrado. Cuando Moisés abandonó la caja, comenzó una lucha sobre quién la tomaría. Y hasta hoy en día se llevan a cabo contiendas y luchas sobre los cuerpos humanos. Mientras seguía la contienda, Moisés no pudo liberarse de la caja. Está dicho en el Evangelio que Elías y Moisés aparecieron donde Cristo. – ¿Por qué aparecieron donde Cristo? – Para que Él solucione la cuestión. Cómo fue solucionada la cuestión, no voy a decir, pero Moisés está libre hoy en día. – ¿Quién la solucionó? – ¡Cristo! Moisés se había aferrado tan fuertemente a la ley que no pudo entrar en la Tierra Prometida. Si él no puede entrar en la Tierra Prometida, ¿qué queda para la demás gente? Todavía no les es permitido entrar en la tierra de Canaán. ¡Y después de esto los hebreos piensan que pueden entrar al Cielo! Ellos no pueden entrar en la tierra de Canaán, ¡que en el Cielo entrarán! ¡Si el hombre no te deja entrar en su corredor, cómo te dejará entrar en su laboratorio o en su tesorería llena de alhajas! Esto es imposible. Muchos ejemplos hay en el Antiguo Testamento de los cuales se ve que fácilmente no se entra en el Reino de Dios. – ¿Por qué? – Por la desobediencia de la gente. Diréis que Dios perdona. Esto no es ciencia. Si esperáis solo a la magnanimidad de Dios y a Su omniperdón, esto es incomprensión de la magna Ley de Dios que rige la vida. Moisés hizo un error grande en su vida por el cual Dios le dijo: “Puesto que tú no cumpliste la Ley como te he enseñado, no entrarás en la tierra de Canaán”. Moisés dijo al pueblo de Israel: “Vosotros habéis llegado a ser la causa de que me saquen de las buenas condiciones de la vida”. Los mismos hebreos sacaron y a Cristo de las buenas condiciones de la vida. En las frecuentes contiendas entre los hebreos y Cristo, no escritas en el Evangelio, Cristo les decía: “Y conmigo procederéis así como con Moisés. Pero yo tengo el poder para poner mi alma y para volverla a tomar” (Juan 10:17 – n.d.t.). Moisés, sin embargo, pregunto: “¿No tengo yo poder de sacar agua de esta peña?” Él golpeó con su vara la peña y de esta brotó agua (Éxodo 17:6 – n.d.t.). Aún así Moisés no pudo entrar en la tierra de Canaán.

            Frecuentemente se habla de la vida espiritual y de la mundana. Cuando estudian la Enseñanza Divina, los hombres tienen el deseo de hacerse fuertes, científicos, ricos, que todo les marche por delante, que conozcan el mundo, que se conozcan y a sí mismos. Ellos miran a sí mismos como a elegidos, que sean agradables a Dios. Si no logran esto ellos se desesperan. Verdaderamente, cuando entra en el camino espiritual, el hombre pasa por la primera iniciación. Le preguntan: “¿Qué quieres – fuerza, autoridad o dinero? Y este camino conduce a Dios. La fuerza arreglará el mundo; la autoridad le sostendrá en sus manos, y el dinero lo fortificará”. Esta es una prueba para los discípulos y no para aquellos que creen. Ellos no se someten a prueba. El creyente ordinario vive como un hombre ordinario y tal muere. Para él pruebas no existen. Cuando te vuelvas un discípulo, las pruebas inmediatamente llegan. Entonces el discípulo se prueba, y el hombre ordinario está libre. No te lamentes, si no te prueban todavía.

            Preguntan al discípulo: “¿Qué quieres – que se te dé el bien por fuera, o por dentro?” Algunos discípulos quieren humildad, ellos no quieren ni fuerza, ni autoridad, ni dinero. El que procura a la fuerza, él poco a poco se aleja de Dios. Todo el mundo hoy camina por el camino de la violencia. Los discípulos que han escogido el camino de la violencia, han creado el orden y el arreglo actuales. Ellos han comprendido solo el lado externo de la vida. Desde hace miles de años ellos notan que le falta algo esencial. Otros discípulos han escogido el camino de la humildad y el sacrificio. Yo hablo del sacrificio consciente, y no del auto-sacrificio que sobreentiende auto-destrucción. Estos que han escogido el camino de la violencia, disponen con la caja de oro. Una vez poniéndosela a su espalda, ésta ya no baja de ahí. A esto los hindúes le llaman Ley del karma. ¿Sabéis cómo ha provenido el karma? Pensad sobre esta cuestión. Algunos dicen que el karma ha provenido del pecado, y el pecado – del fruto del árbol prohibido. Si el pecado se ha gestado en la gente después de probar del fruto del árbol prohibido, ¿cómo ha aparecido éste entre los ángeles? Cristo dice: “El que a vosotros escucha, a Mí me escucha; y el que a vosotros desecha, a mi me desecha; y el que me desecha a Mí, desecha al que me envió”. Pregunto a los discípulos: ¿Tienen una comprensión correcta de la Enseñanza de Cristo? Yo no hablo de la teoría de la Enseñanza de Cristo, sino de aquello que se ha aplicado desde el tiempo cuando el hombre apareció. Esto es aplicable. Por lo tanto, cuando alcance la Enseñanza de Cristo, el hombre ya tiene una comprensión acerca de la vida misma. Preguntad hoy en día a cualquier teósofo qué dirá acerca de Dios. ¿Qué responderá él? Dirá que Dios es una fuerza que ha creado todo. ¿Es clara esta respuesta? Otro dirá que Dios es inteligencia. ¿Dónde y cómo se manifiesta esta inteligencia? ¿Puede alguien dar una definición concreta acerca de Dios?

            Ayer vino a mí una hermana pequeña y expresó tal pensamiento que y los adultos no pueden expresar. Ella dice: “A veces siento en mi alma un amor tan abundante que me llena por completo. Aún así esto deja en mí un lugar pequeño, una habitacioncita guardada especialmente para alguien. Quiero amar a alguien, llenar este lugar, pero éste se queda vacío. Cuando trato de llenarlo, me enfrento con sufrimientos. Si me permito llenarlo, caramente he pagado”. Ella me pregunta por qué sucede así. Le respondí: Este lugar es solo para ti. Esta es tu habitacioncita secreta, en la cual solo tú puedes entrar y salir – ningún otro. – “Un día – dice ella – yo traté de dejar un poco a una maestra mía en este lugar, pero pague caro. Por poco mi mente se iba a salir”. Le dije: Este lugar es tu sanctum sanctorum. A nadie vas a cederlo. Esto significa: Que pongas a Dios en tu habitacioncita secreta, escondida. – “¿Entonces cómo va a determinarme qué es Dios?” – Te voy a responder con una palabra: Dios es luz. Él es una luz incesante, o sea, una luz sin interrupción. Cualquier cosa que pongamos en su camino, ésta no puede ensombrecerse. En esta luz crecen y se desarrollan todos los dones y capacidades, todas las virtudes en el hombre. Ésta ilumina el rostro del hombre, ella le hace luminoso y puro. Nadie puede privar al hombre de esta luz, salvo él mismo. Esto es lo esencial. Dios es luz. Y entre ella y el alma humana no se puede poner obstáculo.

            Como digo que Dios es luz, no me refiero a la luz física. En esta luz maduran todas las frutas: manzanas, peras, ciruelas y otras. En la luz Divina, sin embargo, crecen solo virtudes. En ella está la inmortalidad. Donde están las virtudes, allí está el jardín del Paraíso. El que se alimenta con virtudes, madurados en la luz Divina, él nunca muere. Viva es la luz Divina.

            ¿Qué hombre es virtuoso? – El que tiene luz en su mente. Si tu luz es incesante y va delante de ti, sabrás que estás volteado con el rostro hacia Dios. Si tu luz es incesante y detrás de ti, tú estás volteado con tu espalda hacia Dios. El que se calienta a la luz Divina él se distingue con fuerza, inteligencia y bondad. Él dispone con posibilidades grandes. En general, el hombre se aprovecha de esta luz solo entonces, cuando su mente y su corazón se iluminan por ésta. ¿Qué provecho hay si tienes una habitación, pero en ésta no penetra ni un rayo solar? Fuera de la luz Divina ningunos bienes pueden satisfacernos. Y así, la primera cosa para el discípulo que camina en el camino de la humildad es que tenga luz interna. Ésta se distingue con gran suavidad y continuidad. Ella introduce profundidad en el hombre. Dices: “Soy un hombre burdo, no estoy contento de mí”. Eres burdo porque no tienes luz interna. Muy naturalmente. Por la noche las piedras están frías. Durante el día, cuando el Sol brilla las piedras se calientan. He aquí por qué, cuando tiene luz interna, el hombre es cálido, suave, tierno. Cuando pierde esta luz, él se vuelve frío y burdo. Como sabéis esto, no os engañéis de pensar que por fuera podéis calentarse. No. La luz Divina calienta al hombre por dentro. Nadie por fuera puede apagar esta luz. Si alguien se pone en el camino entre el alma humana y Dios, solo él es capaz de apagar esta luz. Sin embargo, nosotros sabemos que no hay fuerza que pueda poner obstáculo entre el hombre y Dios. Muchos tratan de apagar esta luz, pero no han podido lograrlo. Por eso está dicho que Dios es una luz inmensa que penetra en todo el Universo. Donde entra, ella todo lo purifica. No hay defecto o vicio que pueda resistir a esta luz.

            Muchos han venido a mí para quejarse de sus dificultades. Me preguntan por qué les es difícil, por qué están tristes. Respondo: No tenéis luz. Dirás que estás triste porque estás peleado con tu mujer. – Aunque no estuvieras peleado, de nuevo estarás triste. – “No tengo pan, no tengo ropa”. – Aunque tuvieras pan y ropa, de nuevo estarás triste. Aunque estuvieras vestido en ceda, aunque fueras un rey, de nuevo estarás triste. – ¿Por qué? – Te falta luz interna. Hasta que ésta no penetre en ti, siempre sufrirás. Si tienes luz, aunque fueras pobre, aunque vivieses en una choza, de nuevo estarás contento, mirarás al cielo, conversarás con las estrellas. La gente tendrá lastima de ti, te llamarán pobre, pero tú sabes que por fuera estás pobre, pero internamente – rico. Tú miras tu ropa rota y dices: “Señor, te agradezco por la riqueza que me has dado. Así más fácilmente recibo Tu luz que con ropa sana”.

            Ahora vosotros esperáis que os diga algo científico. He aquí, estudiad la teoría de Einstein. Ésta es una teoría científica. Según ésta, todo está en movimiento, pero no por línea recta como habéis estudiado, sino por línea torcida. Decís que vuestro camino es recto, que vuestros actos son rectos, pero según la teoría de Einstein no es así. No hay movimiento por línea recta. Amas a tu amigo, conversas con él, pero cuando viene algún otro a ti, tú inmediatamente te levantas de pie, le recibes amablemente, le cubres con palabras mimosas. ¿Por qué haces esta diferencia entre los dos? Dirás que amas mucho a este hombre. – Como le amas ¿le hiciste feliz? Como vez, tus comportamientos no son rectilíneos. He aquí por qué digo: No hay hombre en el mundo que haya hecho a su semejante feliz. Uno de los engaños más grandes de la gente concluye en esto, que ellos unos a otros se atribuyen cualidades de dioses. Pones una corona a un hombre y comienzas a inclinarte a él. Hasta ayer era un hombre ordinario, hoy se vuelve un dios. Así procedían los paganos: se hacen un ídolo de oro y después de esto comienzan a inclinarse a éste, de él esperan salvación. Así proceden y los científicos. Algún científico escribe una teoría y empieza a convencer a la gente de su veracidad. Cuando se convence de ésta, la gente comienza a inclinarse a ésta. Un día esta teoría se vuelve inválida, se reemplaza con otra, más nueva que ella. Entonces todos dicen: “Hemos cometido error, no estábamos en un camino recto”.

            Si la teoría es errónea, ¿por qué estáis convenciendo a la gente de creer en ésta? Moisés decía que salvará al mundo, pero no lo salvó. Vino Buddha, y él quería salvar al mundo, pero no lo salvó. Cristo vino a la Tierra y todos Le esperaban como salvador. Los cristianos dicen que el mundo está salvado, pero en realidad no está salvado. – “¿Por qué los hombres todavía no están salvados?” – Porque les falta algo – fe les falta. Estos que dicen que Cristo salvará al mundo, solos no creen en esto. Si creen o no, no es importante. Sin embargo, dicho está: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que no muera nadie que crea en Él”. (Juan 3:16 – n.d.t.). El que cree en el Hijo, él es atraído por Dios. Su alma se ilumina por la luz de Dios. Para tal hombre se dice que está salvado. Entonces, se salva solo el alma y no el mundo. La gente comete error cuando espera que primero se salve el mundo externo y luego ellos. No, la gente arreglará la vida externa, y Dios – su vida interna. Cuando se arregle la vida interna, la externa por sí misma está arreglada. – ¿Cómo es la vida interna? – He aquí una cuestión para estudiar. Os guardaréis de bifurcación de la conciencia. No vais a preguntar quién está del lado recto, y quién – del lado torcido. El que está iluminado por la luz Divina, él está del lado recto. Él es un hombre con virtudes. Cuando las virtudes, o sea, los frutos del alma maduran en la luz Divina, éstos empezarán a hacer intercambios entre sí. Cuando digo que las almas se conectan, esto significa intercambio entre sus frutos.

            “El que a vosotros escucha, a Mí me escucha; y el que a vosotros desecha, a mi me desecha; y el que me desecha a Mí, desecha al que me envió”. Algunos se preguntan: “¿Este hombre habla la verdad?” Es ridículo hacer tal pegunta. Verdaderamente, es importante que se sepa quién habla la verdad. Si yo vengo y te enseño cómo adquirir la luz Divina, ¿no te he dicho la verdad? Esta luz exactamente te mostrará si hablo la verdad o no. Si no tienes luz interna, cualquier cosa que hables, todo está en vano. Podéis citar muchos versículos de la Biblia y del Evangelio, pero si éstos no introducen la luz necesaria en vosotros, nada son. Un versículo es comprendido y razonablemente aplicado si introduce en vosotros luz interna y paz. Este versículo se ha vivificado en vosotros. Vais a citar lo que ha dicho Cristo, Pablo y otros. ¿Dónde están ellos hoy? Diréis que están arriba en alguna parte, en el cielo. No, ellos están en la Tierra, trabajan entre la gente. Alguien ha confundido sus trabajos, se ha enredado, no puede ayudarse. Es suficiente pronunciar un versículo con el deseo de comprenderlo, para que venga Cristo a ayudarle. Él introducirá luz en su mente y arreglará sus trabajos. El que ha recibido esta luz, él ha encontrado ya su Maestro. Si no tiene luz, él todavía se ocupa con la caja de oro. La gente todavía se ocupa con la pregunta ¿quién dirige el mundo – la Hermandad Blanca o la negra? ¿Debemos tener riquezas, casas, campos, viñedos? La gente muere y con las casas más bonitas, y con la riqueza más grande. Estas cosas son importantes, pero no son esenciales. Diréis que la religión es necesaria a la gente. Y con la religión la gente muere. Lo importante es si la religión da algo esencial al hombre. Algún científico o filósofo sostiene sus preceptos y se alegra de una vida buena: su mujer y sus hijos están sanos y gozosos. Mañana su mujer muere. ¿Pueden sus preceptos consolarle? Si tu filosofía no puede consolarte, esta no es verdadera. Yo estoy por aquella ciencia, por aquella filosofía que puede darte consuelo y durante la muerte. A esto le llamo ciencia y filosofía viva, positiva. Cuando veo que estás en duelo por tu mujer, te invitaré a mi hogar y te llevaré a la pensión donde ella está, que veas en qué bonito lugar ha venido. Tú dirás: “Me alegro de que mi mujer está libre. Conmigo era una esclava, y aquí vive libre”. Él ya está convencido de que su mujer está viva. Dirán de él que se le ha movido la tabla. ¡Extraña cosa! Si está afligido y llora por su mujer muerta, esto es normal. Si se alegra porque ella está viva, esto no es normal. Entonces, si te alegras, tu tabla se te ha movido; si estás afligido, tú estás normal. Según yo, el hombre puede desafinarse y en la aflicción, y en la alegría. Una cosa es importante: La ciencia Divina alarga la vida humana e introduce algo nuevo en ésta”.

            Cristo dice: “El que a vosotros escucha, a Mí me escucha”. De todos se requiere trabajo y no diversiones. Suficientemente os habéis divertido. Alguien dice: “Es bueno que el maestro agite con su mano y nos libere de los ladrones y los bandidos”.  Esto no es mi trabajo. Yo no voy a hacerme guardia, guardar a la gente. ¿Qué malo hay en esto de que alguien te ha robado? Estabas cargado y él te ha aliviado, te ha liberado de la caja. Con esta caja sobre tu espalda tú te hundirías en el océano, y sin ésta estarás libre. Estas son conclusiones a través de las cuales comprenderéis el sentido de la vida.

            Os voy a transmitir un pensamiento más que me dijo la hermana joven. Al fijarse en la vida, ella llegó a la conclusión: La energía con la cual dispone la Naturaleza está exactamente determinada, matemáticamente. Ésta ha distribuido de una manera justa esta energía entre todos los seres vivos. Por lo tanto, exactamente determinado está cuánta energía le corresponde a cada hombre. Si alguien toma más que esto lo que le corresponde, comete un crimen. Hoy la Naturaleza pone a toda la gente de comer. Si tomas uno o dos bocados más de lo determinado para ti, tú tomas los bocados del otro. Si un hombre toma cinco bocados más, otro – diez bocados, ¿sabéis lo que va a ocurrir? ¿Sabéis cuánta gente se quedará hambrienta? Diréis que se debe hacer economía.

            La economía depende de esto, que cada uno coma tanto como le es determinado. Mientras estabais en el cielo, aún allí han determinado cuántos gramos en promedio debe comer el hombre al día. Antes había un sistema de cupones. ¿Por cuánto pan daban al hombre? – Por 250 gramos al día. El Mundo Razonable ha calculado cuántos gramos de pan le corresponde diariamente al hombre. ¿Guardan los hombres esta medida? Esto no se refiere solo al alimento, sino y a los pensamientos, los sentimientos y los deseos del hombre. Amas a un hombre espiritual y deseas permanecer donde él con horas, bañarte en su aura. – Esto es un crimen. Te bañarás en el aura del hombre tanto como te es dado – ni más, ni menos. Beberás del bebedero tanta agua como te es determinada. Te vas al bebedero para lavar tus pies, la cara, los ojos, y otros esperan, tienen sed. No, dejarás primero que ellos beban y luego tú te lavarás. Serás cuidadoso, guardarás orden. Y la demás gente quiere lavarse, no solo tú. Si no guardas el orden de la Naturaleza, te van a criticar. Vosotros sois discípulos de la Hermandad Blanca, no debéis permitir que os critiquen. ¿Qué ejemplo daréis a los demás? Si no actuáis razonablemente, no podéis ser un modelo para ellos. “El que a vosotros escucha, a Mí me escucha”. Si lleváis la luz Divina en vosotros, todos os escucharán. La gente se pelea, disputa, debate, cuando está en escases. Donde está la abundancia, ninguna contienda existe. El surtidor pequeño no puede satisfacer de golpe la sed de todos los viajeros. Sin embargo, la abundancia del agua excluye cualquier contienda e incomprensiones. ¿Qué diréis acerca de aquella agua que hace girar 4-5 piedras de molino? Ésta es un agua impetuosa, fuerte, satisface las necesidades de mucha gente. En el Amor Divino no existe contienda ninguna – en él está la abundancia de la vida. En el amor humano hay contiendas e incomprensiones. En él el hombre se pone mezquino. Como sabéis esto, guardaos de las mezquindades de la vida. El discípulo no debe ceder a las mezquindades. – ¿Por qué? – Porque estas conducen a la muerte. Cuando Cristo dice que el hombre debe negarse de sí, Él se refiere a la negación de lo mortal.

            Y así, en el lugar vacío del corazón, del cual habla la hermana pequeña, pondrás lo Divino. Solo tú entrarás y saldrás de ahí, hasta que te conozcas. Entonces tú te conocerás así como nunca te has conocido. Alguien mira su mano, piensa que en ésta está expresado solo él, o sea, solo su vida. Si la mano es lo esencial, ¿cómo era tu mano hace 18 millones de años? ¿Y hace 100 millones de años? ¿Cómo será tu mano en el futuro lejano? Esto lo que cambia no es esencial. “El que a vosotros escucha, a Mí me escucha”. Nos escuchará la gente, pero cuando seamos portadores de la Enseñanza Divina que trae alegría y consuelo en el mundo. La Enseñanza Divina hace al hombre fuerte, inteligente y virtuoso. Recuerda: Al fuerte difícilmente se vence. Al fuerte y al virtuoso más difícilmente se vencen. Al fuerte, al virtuoso y al inteligente nunca se vencen.

            Entonces, el sentido de la vida concluye en esto, que adquiramos la luz Divina en la cual maduran los frutos del alma humana. – ¿Para qué nos es la luz? – Para que maduren los frutos. ¿Cómo van a madurar las manzanas y las peras sin Sol? Por lo tanto, sin la luz Divina no hay vida eterna. Sin virtudes la vida eterna no se puede adquirir.

            ¡El que tenga oído, que oiga! ¡El que tenga mente, que comprenda! ¡El que tenga corazón, que reciba! ¡El que tenga voluntad, que aplique!

El que a vosotros escucha, a mí me escucha

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