Guía para la reforma ecológica de un piso
En cualquier apartamento o bloque de viviendas de la ciudad pueden introducirse ideas ecológicas y bioclimáticas que les otorguen una nueva personalidad.
La casa respetuosa con el entorno no es una exclusiva de las construcciones neorrurales. Es un sueño que puede cumplirse también en las ciudades. No se va a producir un éxodo de la ciudad al campo, ni es deseable desde el punto de vista ambiental. Por eso el gran desafío para los arquitectos y técnicos de hoy día es ofrecerles soluciones bioclimáticas. La ciudad puede ser en los próximos años un apasionante campo de trabajo para los profesionales que se comprometan. En lugar de dar por perdidas las ciudades, hay que luchar por su transformación, haciéndolas más verdes y habitables.
La rehabilitación ecológica consiste en la sustitución de los materiales perjudiciales para la salud o el entorno en cualquier etapa de su ciclo de vida: extracción de la naturaleza, elaboración, uso, descomposición y reintegración en el entorno. En su lugar, se utilizan productos más naturales inofensivos y reciclables. Por otro lado, existen soluciones tecnológicas y bioclimáticas que se pueden incorporar para reducir el consumo de energía y aumentar el confort y la salubridad de la vivienda. A continuación, explicamos algunos de los cambios que se pueden introducir en un piso sin necesidad de realizar obras mayores.
Aislamiento térmico y acústico
El primer paso es mejorar el aislamiento térmico y acústico del espacio. Para conseguirlo, es esencial tratar las paredes que dan al exterior. Lo más habitual es que estén compuestas por un tabique de ladrillo hueco exterior de 12 cm, una cámara de aire de 4 cm, un tabique interior de ladrillo hueco del mismo grosor y una capa de yeso cubierta con pintura plástica. En este caso, las obras que hay que realizar son:
1 Retirar la pintura plástica que impide la respiración de la pared y desprende gases nocivos como el formaldehído. Si la pintura es muy antigua, es posible incluso que contenga plomo.
2 Montar rastreles y añadir una capa aislante de corcho negro sin tratar y prensado. Este material natural y abundante en nuestro país resulta más aislante que las opciones artificiales como el poliestireno o el poliuretano. Otros aislantes ecológicos son las mantas de cáñamo, lino, lana, coco o algodón, el par-terre –panel rígido, resultado del afieltrado de maderas–, la lana de oveja, los plafones de celulosa y los aislantes minerales como la arlita (arcilla expandida) y la vermiculita. La lana de roca es una opción frecuente en las reformas que se realizan en la actualidad, pero cuestionable porque su fabricación requiere mucha energía y se le añaden aditivos y aglomerantes artificiales.
3. Dar por encima otra capa de yeso puro, sin formaldehídos ni plastificantes. Para simplificar este trabajo se pueden montar placas de yeso laminadas o de mezcla de yeso y celulosa reciclada.
4. Realizar un nuevo acabado con una capa de pintura natural a los silicatos. Al dejar el poro abierto, permite la transpiración de la pared, pues esa mínima ventilación mejora la calidad del aire interior sin afectar al aislamiento. Estas pinturas tienen la ventaja añadida de que no desprenden sustancias nocivas. También son recomendableslas pinturas al agua.
Si las paredes contienen aislantes como la fibra de vidrio, la espuma de poliuretano o el poliestireno expandido resulta aconsejable eliminarlos, pues pueden dañar las vías respiratorias. El poliuretano es especialmente peligroso en caso de minar el material antiguo, se puede aprovechar para realizar el mejor aislamiento posible. Se tira el muro interior y se quita el aislante artificial, que se sustituye por corcho negro. Seguidamente, se levanta un tabique interior con ladrillo macizo de 12 a 24 centímetros de grosor y se cubre con yeso puro y pintura natural.
Una pared de esta calidad posee una gran capacidad para frenar el ruido y tiene mucha inercia térmica, lo que significa que mantiene el interior a una temperatura estable durante las 24 horas del día. Una obra así en una pared de 10 m2 cuesta unos mil euros y es un acondicionamiento adecuado, sobre todo, para el Levante y sur de España. En cambio, en la zona centro y norte conviene aumentar el aislamiento con paneles de fibra E-1 (sin formaldehído) o fórmica posformada, aunque se cierre el poro y la pared no transpire.
La calidad de las ventanas es crucial para garantizar el aislamiento. Deben estar dotadas de doble vidrios de 4 mm de grosor cada uno y cámara de aire de 10 mm. Si esta está rellena de gas SF6 se consigue un mayor aislamiento térmico y acústico. El argón es otra opción, pero no aísla de los ruidos. La mejor elección es la ventana de madera, el material más ecológico y bello, aunque exige un cuidado para que no se deteriore. Las personas que prefieran el aluminio –recordamos que el coste energético de su producción es elevadísimo– deberán exigir que las ventanas tengan rotura del puente térmico.
Por otra parte, en las ventanas orientadas al sur resulta muy conveniente instalar un toldo de algodón oscuro lo más grueso posible para regular la entrada de luz solar en la casa durante el verano.
Ventilación
Un buen intercambio de aire con el exterior es esencial. Debería cambiar una vez por hora para evitar la concentración de partículas en suspensión y gases contaminantes, además de humedades y malos olores.
Las denominadas “ventanas austriacas” están dotadas con unos orificios que funcionan como una válvula de intercambio de aire, pero si tenemos otro tipo, la solución es hacer un par de agujeros por encima del lado superior. Otra opción es la ventana de aluminio con rotura de puente térmico.
Si la vivienda se ha aislado con paneles que no permiten respirar a las paredes, hay que facilitar la circulación del aire con extractores en la cocina y el baño que den al patio de luces. Los extractores provocarán una leve corriente dirigiendo el aire hacia los conductos de salida de humos.
La ionización del aire tiene que ser neutra o negativa. Las casas saturadas de materiales sintéticos están ionizadas positivamente y pueden provocar sensación de inquietud. Como los aparatos eléctricos también favorecen la ionización positiva, una solución barata, natural y bella consiste en colocar un par de plantas grandes por habitación. Proporcionan oxígeno puro y reducen la cantidad de iones positivos.
Paredes y suelos
Si queremos eliminar la pintura plástica de los tabiques interiores habrá que picarla hasta la última capa y renovar el enlucido con yeso antes de repintar con productos ecológicos. Un cálculo estimado para un piso de tamaño medio sitúa la obra en torno a los 4.000 euros.
Respecto a los suelos, los materiales más adecuados son las losetas de gres natural, la cerámica, el corcho y la madera sin tratamientos agresivos. El linóleo natural es otra opción. En cambio, no son admisibles los materiales sintéticos ni la madera barnizada con productos convencionales, ya que los barnices desprenden compuestos volátiles tóxicos.
Algunos materiales, como los terrazos y granitos utilizados en las cocinas, pueden emitir radiactividad. Salvo casos muy excepcionales, la emisión es muy baja y para que no resulte perjudicial es suficiente con que haya una ventilación correcta.
Fontanería
Todos los hogares debieran contar un termosifón solar. Es un generador de agua caliente sanitaria. Está formado por unas placas acumuladoras expuestas al sol por las que circula el agua que finalmente se guarda en el depósito, lista para ser usada. Las placas y el depósito se colocan en la azotea del edificio.
El plomo de las tuberías viejas y el de las soldaduras de las tuberías de cobre contamina el agua, por lo que estos materiales no son convenientes para los desagües internos del piso. No obstante, han caído en desuso en favor de otro material posiblemente peor, el cloruro de polivinilo (PVC), un plástico que emite compuestos tóxicos tanto en su producción, como en su uso y vertido.
La fontanería ecológica se completa con sistemas de ahorro de agua en las griferías y la cisterna del váter, que debe ser de descarga controlada. Finalmente, la colocación de un sistema de descalcificación en la entrada del agua a la vivienda es una buena idea para proteger las tuberías y algunos electrodomésticos, como la lavadora, la plancha y el lavavajillas, de las incrustaciones de cal. Además, el agua sin cal es mucho más adecuada para la higiene personal.
Electricidad
Se pueden instalar paneles fotovoltaicos para obtener parte o toda la energía eléctrica que se necesitan en el apartamento (Artículos relacionados: Kits enchufables, Corta cables y deja de pagar a las eléctricas).
Los cables eléctricos de PVC, así como los conductos de la instalación (tubos corrugados), los enchufes y los interruptores, también se pueden sustituir por alterna- tivas menos dañinas desde el punto de vista ambiental. En cuanto a la iluminación, la más barata y menos perjudicial es la que proporcionan las lámparas led. Son siempre preferibles a las incandescentes y a las halógenas. Estas últimas, además de no ser eficientes desde el punto de vista energético, generan campos electromagnéticos porque necesitan transformador. Para reducir el consumo de electricidad y eliminar campos electromagnéticos, puede instalarse en cada habitación un controlador de paso de la electricidad. Consiste en un relé que corta automáticamente el suministro cuando no funciona ningún aparato.
En cuanto a los electrodomésticos, los aparatos de alta eficiencia consumen menos electricidad y agua. Hay que buscar los que muestran la etiqueta energética A y la flor ecológica europea.
Calefacción
El sistema de calefacción más ecológico es el de suelo y pared radiantes, que funciona con agua calentada por el sol. Pero este sistema no se puede instalar en una casa en uso, ya que requiere obras mayores. En cambio, sí es posible emplear un termosifón solar para calentar el agua sanitaria de uso diario. La alternativa es la electricidad, una energía costosa para el bolsillo particular y para el planeta si no procede de fuentes renovables. Ahora bien, podemos producirla nosotros mismos: un sistema de placas fotovoltaicas con conexión a la red fabrica electricidad suficiente para el consumo de una familia (unos 2 kW).
Muebles
En la fabricación de los muebles de conglomerado y contrachapado se emplean pegamentos que desprenden compuestos orgánicos volátiles perjudiciales para la salud. También los productos que se fabrican para limpiarlos están repletos de sustancias sospechosas. Para sustituirlos, los muebles de madera maciza que no haya sido tratada con sustancias tóxicas son los más adecuados. Todas las maderas que se utilicen para la rehabilitación deben proceder de talas controladas (certificación FSC) y haber sido tratadas con productos naturales.
Ideas para rehabilitar un edificio completo
Los viejos edificios tienen la oportunidad de cambiar radicalmente su personalidad mediante una reforma bioclimática. Ésta puede solicitarla la comunidad de vecinos o las empresas que se hagan cargo de la rehabilitación de edificios. De esta manera, construcciones insulsas, feas o anacrónicas se convierten en modernos emblemas verdes.
El patio de luces es un elemento presente en todos los edificios que puede ser aprovechado para mejorar su climatización. Este espacio, que suele estar desperdiciado, es capaz de convertirse en el pulmón del edificio.
Una fuente de agua, colocada en la planta del patio y dotada con un circuito cerrado de agua y una bomba alimentada por una placa fotovoltaica, ayudará a refrescar todos los pisos. A su alrededor se crea un espacio verde con especies autóctonas que no precisen cuidados especiales. En la azotea, en la vertical del patio de luces, se instalan unos captores de viento que lo conducen hasta debajo de la fuente. Al salir junto a ella, el aire es enfriado por el ambiente fresco que crea el agua y la vegetación.
Cada piso debe contar con una entrada a ras de suelo del aire fresco para que enfríe la casa. El aire caliente de las viviendas debe irse por los agujeros de ventilación que se han dejado sobre las ventanas. La refrigeración del edificio se completa con la ayuda de parasoles exteriores en la fachada sur y toldos interiores. En invierno la fuente no funciona y los captores de aire se cierran, así como las entradas de aire de cada piso en el patio de luces. Sería conveniente que los pisos orientados al sur convirtieran un tabique interior en un acumulador de calor aumentando su grosor con ladrillos macizos.
Los toldos sobre las ventanas que dan a la cara sur del edificio se subirán o se mantendrán bajados según la estación del año para ayudar a calentar o a enfriar las estancias. Deben ser de lona oscura gruesa y algodón puro.
En climas fríos puede ser muy interesante acristalar la fachada para producir un efecto invernadero. Es un inversión razonable que además cambia radicalmente el aspecto del edificio.
El tejado se acondiciona para que se convierta en una zona verde. Hay que impermeabilizarlo, montar un sistema de drenaje horizontal y verter la tierra donde crecerán espontáneamente las semillas que transporte el viento. La cubierta verde aislará mejor a los ocupantes de los áticos, pero, sobre todo, cambiará el carácter del edificio.
Las placas fotovoltaicas y los acumuladores solares coronan el nuevo edificio bioclimático.
Fuente: https://www.elcorreodelsol.com/