La estructura multidimensional del cuerpo humano
La estructura multidimensional del cuerpo humano
El cuerpo humano, desde la materialización, está formado por el
cuerpo material y el cuerpo no material del estado de energía, y esos dos
cuerpos están conectados mediante una puerta llamada chakra. Estas
puertas suelen estar abiertas durante la infancia, pero se van
obstruyendo gradualmente a causa de los pensamientos negativos y la
energía impura.
En la edad adulta, es normal que las puertas estén totalmente
bloqueadas, excepto por un conducto estrecho que apenas puede
mantener al cuerpo. Cuando la energía no circula bien, las personas sólo
pueden percibir el mundo material a través de sus cinco sentidos (en
otras palabras, de los órganos sensoriales materializados de sus cuerpos)
y, por lo tanto, únicamente pueden percibir sus cuerpos físicos. No
obstante, las personas que han abierto sus chakras mediante la práctica
de ejercicios energéticos, el yoga, Tai Chi y otros métodos, pueden
percibir simultáneamente ambos cuerpos.
La gente que tiene los chakras abiertos tiene otro sentido,
normalmente llamado el sexto sentido. Pocas personas pueden ver el
aura humana que rodea al cuerpo, percibir la energía que envuelve a los
objetos y percibir el sutil movimiento de la energía misma. El halo (la
energía especial que rodea las cabezas de los santos) fue descubierto de
esta manera, y a menudo era representado en las pinturas sagradas. La
existencia de energía humana, o el aura, no ha sido demostrada
científicamente, pero hay fuertes evidencias que la sugieren. La forma
concreta y la función de las auras no han sido adecuadamente calibradas
con instrumentos físicos, pero han sido descritas durante siglos por
meditadores y personas con habilidades especiales. Para dar una idea
clara de la estructura multidimensional del cuerpo humano, explicaré
brevemente lo que hasta el momento se ha dado a conocer como el aura
humana y los chakras. (Esta información también se contiene en mi
primer libro, “What We See Is Not the Only Truth”.)
La energía humana está compuesta de siete o más capas con diferentes
frecuencias de vibración. Debido a estas diferencias en las frecuencias,
el cuerpo físico superpone distintas capas del aura en el
mismo espacio. Cada capa de aura es distinta, no sólo en frecuencia,
sino también en alcance, forma y función. Las capas del aura de
frecuencias superiores llegan más lejos del cuerpo físico. Por ejemplo, el
cuerpo etérico, que es la primera capa, tiene una forma similar al cuerpo
físico, e incluye su espacio, pero se extiende poco más allá de éste.
Asimismo, la segunda capa del aura incluye el espacio de la primera y se
extiende un poco más allá. Las capas tercera y por encima existen de la
misma manera. De modo que la capa del aura más alta se extiende a una
mayor distancia desde el cuerpo físico y abarca a todas las demás capas
del aura del cuerpo.
Cada capa del aura está relacionada con funciones humanas
específicas. La primera, la segunda y la tercera capas están relacionadas
con las funciones del cuerpo físico, mientras que la quinta, la sexta y la
séptima están relacionadas con las funciones espirituales. Este hecho
significa que la energía de la primera, segunda y tercera capas está
formada por ondas de la tercera dimensión que soporta al cuerpo
materializado, mientras que la quinta, la sexta y la séptima capas están
hechas de ondas de la cuarta dimensión del mundo no material.
En general, las frecuencias superiores están más cerca del Origen del
Universo, de modo que las capas del aura con frecuencias más altas están
relativamente más cerca del Origen del Universo que las capas del aura
con frecuencias más bajas. En otras palabras, las capas del aura con
frecuencias superiores influyen en las capas con frecuencias inferiores;
pero esto no funciona en el sentido inverso.
La capa del aura más alta está más cerca del Origen del Universo, y el
cuerpo físico, que tiene la frecuencia más baja, es la más periférica. Éste
es el motivo de que aparezca la enfermedad en el cuerpo etérico, que es
la primera capa del aura, antes de que los síntomas aparezcan en el
cuerpo físico, y también explica por qué la enfermedad del cuerpo físico
desaparece de una forma natural cuando la capa del aura se recupera de
la anomalía.
Las siete capas de aura que rodean al cuerpo físico se mueven
constantemente y están activas mientras están conectadas a los siete
chakras que describen los yoguis indios. El primer chakra es la puerta
que conecta al cuerpo humano con la primera capa del aura, el segundo
chakras es la puerta que conecta al cuerpo humano con la segunda capa
de aura, y así sucesivamente. Cuando el primero, el segundo y el tercer
chakra se activan a fondo, se conectan mutuamente con la primera, la
segunda y la tercera capa del aura del cuerpo humano, para que la salud
física mejore. Esta conexión significa que las prácticas espirituales que se
centran en la salud física desarrollan al primero, el segundo y el tercer
chakras, mejorando el flujo de la energía de la tercera dimensión entre los
cuerpos físico y no físico favoreciendo la salud.
Por otro lado, cuando el quinto, el sexto y el séptimo chakras son
activados a fondo, se conectan con la energía espiritual de la cuarta dimensión,
de manera que la persona se interesa más en la espiritualidad.
Las prácticas espirituales que se centran principalmente en el crecimiento
espiritual desarrollan al quinto, el sexto y el séptimo chakras, de modo
que el cuerpo se conecta bien con la energía de la cuarta dimensión,
recupera la salud espiritual y manifiesta algunas facultades espirituales.
La cuarta capa de energía del aura, que refleja el estado de ánimo
actual de una persona, está conectada a través del chakra del «corazón»,
o Anahata Chakra; es decir, el cuarto chakra. Se sabe que intercede
entre las frecuencias de la tercera dimensión de las capas del aura
primera, segunda y tercera, y las frecuencias espirituales de la cuarta
dimensión de las capas del aura quinta, sexta y séptima.
Puesto que el control del chakra del corazón, incluidos su apertura y
su cierre, es dirigido por la mente, una persona puede sublimar la
energía física de la tercera dimensión a la energía espiritual de la cuarta
dimensión, o utilizar la energía de la cuarta dimensión para tener una
mejor salud física. Cuando a una persona le llega la muerte física, la
energía humana es reconstruida. Las energías físicas de la tercera
dimensión se dispersan entrando en la Tierra y el resto, las energías de
la cuarta dimensión, se consolidan en una única corriente, partiendo
hacia el mundo espiritual en la cuarta dimensión.
Hay que señalar que la séptima capa del aura humana almacena todo
el historial del pasado del alma. Cualquiera que entienda el mundo de
energía sabe que todo lo relacionado con este mundo está registrado y
que los registros no se borran jamás. Cada alma almacena siempre sus
propios registros dentro del cuerpo de energía. Según Barbará Brennan,
reconocida internacionalmente como experta en el aura humana, la
séptima capa guarda las bandas de registros de vidas pasadas, y éstas se
pueden ver como si fueran películas. La séptima capa no sólo almacena
las circunstancias de cada momento, sino también todas las emociones
relacionadas con esas circunstancias. Estos archivos pueden ser
descifrados mediante la concentración en la frecuencia de la séptima
capa. Así pues, es posible curar diversas enfermedades relacionadas con
vidas anteriores mediante métodos apropiados como, por ejemplo, la
hipnoterapia.
De esta manera, el cuerpo humano es conectado con las ondas de la
tercera dimensión que soportan al cuerpo físico a través de los chakras,
así como a las ondas de la cuarta dimensión que crea el pensamiento no
material y generan interés en la espiritualidad. Además, el cuerpo
humano está equipado para conectar con la energía terrestre y las ondas
universales de la quinta dimensión o de dimensiones superiores. Varios
chakras más existen por encima del séptimo chakra, de la «coronilla», o
Sahasrara Chakra, que funcionan como una puerta de entrada a la
energía superior a la de la séptima capa del aura. Sin embargo, la energía
que está más allá de la séptima capa ya no pertenece al aura de ninguna
persona, sino que refleja la consciencia total de cada dimensión. Dado
que las conciencias de la mayoría de la gente, mientras está en la Tierra,
no van más allá de la cuarta dimensión, los chakras de las dimensiones
superiores no están activados, salvo en casos excepcionales.
(Extracto del libro EL PROYECTO GAIA 2012 escrito por Hwee-Yong Jang)
ARMONIAENCRISTO@LUZDORADA
< BARCELONA – DIA – 19 / NOVIEMBRE / 2012 – ( CATALUNYA ) SPAIN