La plegaria del desierto por Jordi Morella

Rosa (Editora)

El Maestro Jesus meditando
Hoy me gustaría hablaros del ser humano que se encuentra solo en medio de una dualidad fuertemente arraizada.

A veces nos podemos preguntar porque nadie me entiende, o el sentirnos solos/as con tanta gente que nos rodea.

A veces nos podemos encerrar en nosotros mismos y sentirnos diferentes en el medio donde vivimos. Por momentos nos sentimos solos/as, como si no hubiera nadie más que nosotros. Lo que pensamos no es lo que piensa nuestro entorno. Lo que sentimos, es muy diferente a lo que expresa la gente que siente. Nuestra visión de la vida, no coincide con la de los demás. ¿Qué hago yo aquí? ¿Dónde he ido a parar?

No encontramos a nadie en nuestro entorno que nos pueda comprender o aceptar, muchas veces, como somos. Parece que estemos en un desierto donde el único superviviente fuésemos nosotros. ¿Cómo es que la gente no ve la vida tal como yo la veo? ¿Seré yo la extraña?

A medida que vas adentrándote en tu corazón te vas dando cuenta que tu manera de ser no concuerda con la manera de ser de quienes te rodean. Parecemos un color lila en medio de un mundo rojo. Cuando intentamos expresarnos o mostrar nuestra esencia, no siempre somos comprendidos, sino que a veces menospreciados y, en según qué casos, ridiculizados y menospreciados.

Nos podemos encontrar en un lugar donde lo que yo pueda llegar a sentir, percibir, ver y pensar no se corresponde con lo que siente, ve y piensan los demás. Ya no digo el hecho de percibir. Sus mentes no les permiten desarrollar estas sensaciones que pertenecen al corazón.

Sinceramente, por momentos podemos tener la sensación que nos encontramos en otra tierra que no es la nuestra, en otro planeta, donde sus habitantes no ven la sencillez, la bondad, la comprensión y la tolerancia hacia la vida. ¿Por qué tanta distancia de mi mundo interior con los que me rodean? ¿Por qué me encuentro en este lugar donde no soy comprendido, y a menudo aceptado? ¿Por qué la gente no quiere saber lo que pienso, según yo lo veo, o se cierran a tus palabras? Sí, a veces nos sentimos desfasados en relación al lugar donde vivimos. A veces nos sentimos solos/as.

A ti, amado ser que sientes como si estas palabras fueran expresamente escritas para ti, te digo que nada hay al azar y el lugar donde vives necesita de la Luz que hay en tu interior.

Nos encontramos en tiempos de grandes cambios para la humanidad y el planeta. Todo está en constante movimiento y las consciencias están despertando a cada instante. A ti me dirijo, amado ser de Luz, a ti me dirijo para decirte que tu Luz hará remover los cimientos de donde estás para que el despertar así sea, según la Gran Voluntad Divina.

Parece que te encuentras en medio de un desierto, solo/a, sin nadie más donde puedas abrirte como tú sabes hacerlo y sentirte comprendido/a y aceptado/a por quien puede llegar a estar a tu lado. Durante años has estado reprimiendo tu estado interior. Has estado latente para poder mostrar con el tiempo, y éste es el ahora, tu Luz y tu Amor hacia los demás según tu corazón. Tus latidos han sido pausados para no llamar la atención, pero ha llegado la hora que el faro de Luz que eres, ilumine hasta el horizonte de los cuatro puntos cardinales donde te encuentras.

Ha llegado la hora que las luces resplandezcan y se dejen ver. La oscuridad ha llegado a un punto donde se necesita poner luz para continuar vuestro camino. El planeta Tierra ha seguido su proceso hasta llegar a un punto de oscuridad donde los mismos habitantes han clamado al cielo un poco de claridad. Mientras, en medio de esta oscuridad y protegidos por el Gran Plan Divino, seres han ido saliendo de su ensoñación para despertar e intensificar su luz, para que cuando llegue el momento que el mundo pida poder ver claro, se manifiesten pidiendo paso entre la multitud y ésta poder darse cuenta que algo nuevo está naciendo y que la Resurrección de la humanidad, del ser humano individual, es posible.

La hora del Amanecer ha llegado.

Este ser que se encontraba solo, no perdido, en el desierto, ha sido amorosamente protegido, con suma ternura, a pesar del dolor vivido de la soledad, pero era necesario, porque su preparación y su aceptación de ser uno de los pilares de la luz, necesitaba una instrucción concreta y un sentirse bien con la soledad.

En algún momento, nos hemos sentido como abandonados en el desierto, y entonces, suplicamos un indicio de ser comprendidos y poder llevar a término lo que vinimos a hacer. Entonces apareció la plegaria. La oración ha sido uno de los soportes donde nos hemos cogido para poder conectar con nuestro verdadero Hogar y recuperar nuestro coraje y fortaleza para continuar nuestro camino en la discreción entre la multitud. Ahora nuestro entorno está más preparado para aceptarnos, debido a nuestra aceptación de ser un faro de luz en esta vida.

Nuestra plegaria en el desierto o desiertos, ha sido constante por momentos, pero nos ha dado la firmeza de continuar con la voz que sentíamos dentro de nuestro corazón.

Ahora somos mucho más fuertes y sentimos, la presencia de nuestro verdadero Hogar en nosotros y el verdadero ser que somos. Ahora sabemos que no estamos, hemos estado ni estaremos nunca solos/as, y menos en estos instantes donde ha llegado nuestra hora.

Nos hemos sentido solos/as, pero los grandes momentos de este presente hace que las luces que hasta ahora se encontraban dispersas en diferentes desiertos, se unan y formen una gran hoguera que ilumine a toda la humanidad. Cada vez son más las llamas que se encuentran en el camino, y la nueva que están creando es de una intensidad y brillantez de tal magnitud que todo el planeta se beneficia. Todo el universo está más iluminado.

A vosotros os digo y bendigo amadas luces en la densidad que vuestra hora ha llegado. El sufrimiento quedó atrás y el reconocimiento está llamando a vuestras puertas, pero no para satisfacer al ego, sino como canales de la manifestación de Dios en la Tierra. Los verdaderos maestros de vuestra humanidad están apareciendo entre la multitud después de una preparación en la discreción.

Sé que algunos de vosotros sentís estas palabras profundamente en vuestro corazón. No os preocupéis amados hermanos. Estamos unidos por la Voluntad Divina. Algunos sabremos de nosotros a partir de ahora aunque nos encontremos a grandes distancias de donde vivimos.

Vuestra plegaria en el desierto ha sido escuchada y atendida por vuestro Hogar. A partir de ahora sentiréis la unicidad con él. Ya nunca más os encontraréis solos/as. Estáis siendo acompañados/as y protegidos/as como nunca antes lo habéis estado. Llamasteis al Hogar y éste ha venido para estar con vosotros, no solo para acompañaros, sino para obrar conjuntamente con aquellos que serviréis a la Fuente Creadora de toda Vida de la manera que acordasteis antes de nacer en esta forma.

Quisiera comentaros algo en relación a mi ser sobre lo expuesto. Yo he sido de los que he realizado muchas veces, plegarias en los diferentes desiertos donde me he llegado a encontrar y vivir. En todo momento, durante muchos años me sentía no comprendido y aceptado por mi entorno, no pudiendo expresar lo que realmente sentía y cómo veía la vida. Era tratado de un ser peligroso por estas ideas, haciéndome burla sobre mi persona por lo que decía y otros aspectos relacionados con la misma actitud hacia mi ser.

No encontraba a nadie que me sintiera bien con él y pudiera abrirme, ser aceptado y comprendido como quizás me hubiera gustado que fuera. Aprendí a no hablar en según qué momentos, porque una pared no puede responderte. Sería como hablar solo. Me hice amigo de la soledad, y en ella me adentré en el autoconocimiento, el sentir la fortaleza del Hogar, y la sabiduría del maestro que había en mí. Aprendí a sentir y aplicar el ser multidimensional que habitaba en mi esencia. Toda esta situación hizo que pudiera cada vez más, sentir mi divinidad y poderla mostrar siendo yo, sin hablar, ni intervenir a  no ser que me lo pidieran.

Dicen que los amigos pueden contarse con los dedos de una mano, los verdaderos amigos. Bien, aunque no me identifico con el refranero, en este caso, español, sí puedo decir que las personas que en su momento me di cuenta que eran alguien como yo, que también vivían en un desierto, habiendo orado muchas veces para que sus vidas tomaran sentido y pudieran ser manifestadas plenamente, resulta que estas personas estamos distantes, y alguna de ellas, muy distantes, con un océano entre medio. Es verdad que cada vez nos estamos encontrando más, porque la hora de la unión ha llegado.

Amado ser, todo tiene su sentido ante la intencionalidad de la creación. ¿De qué serviría haber dos luces en un mismo lugar cuando hay tanto desierto esperando que alguien ilumine la fertilidad de su tierra? Es verdad que a nosotros nos gustaría tener a alguien a nuestro lado para encontrarnos y poder expresarnos tal como somos, pero no hemos venido para esto. Nuestra función va más allá de lo terrenal. Tenemos una función divina al servicio de Dios en esta dimensión.

¿Por qué estar en un mismo lugar dos faros al mismo tiempo, cuando con uno ya es suficiente para que todo barco perdido en la oscuridad pueda tener una referencia donde dirigirse y llegar a buen puerto? En el extenso mar de la dualidad hay muchos barcos navegando en busca de un faro donde encontrar. Ahí es donde entras tú, amada Llama Celestial. Un faro está en los lugares más inhóspitos y difíciles donde alguien pueda llegar, ¿y sabes por qué? Porque es en las tinieblas y los acantilados del desconcierto, donde se necesita que tú estés. Por eso estás tú aquí, iluminado con tu Luz, aunque te parezca que a lo mejor no sirve de mucho, pero yo te digo, que nada más lejos de la realidad. Tú eres la guía que muchos han estado buscando durante años y vidas. Tú eres la Luz de la esperanza, del desasosiego, del amor y la apertura de corazón. Por eso estás dónde estás, porque sólo tú puedes llegar a aquellos que se encuentran en el desierto espiritual, aunque estés en el Caribe, el polo norte o las tierras del Oriente Medio. Tú eres el faro de luz que aquellos que te rodean necesitan para despertar su conciencia y su corazón. Tú eres el ser valiente que se ofreció para hacer este servicio en este planeta de nombre Tierra. Eres el agua en tierra árida para fertilizarla y mostrar la abundancia que hay en cada uno.

Me doy cuenta que cada vez voy conectando con estas luces de otras latitudes. Nos estamos conociendo aunque haya 10.000 kms de por medio. Ahora sé que puedo contar con otros seres que, como yo, han tenido que vivir en la soledad de la riqueza espiritual para poder alumbrar a todos aquellos que ahora están llamando a nuestra puerta y se nos acercan. Ahora sé que el grupo de servicio a la Voluntad Divina se va reuniendo y manifestando, saliendo del anonimato y dejando huella a cada paso que da.

Ha llegado la hora del reencuentro, de la Unión de la Luz y el Hogar, para que conjuntamente podamos materializar el motivo por el cual fue creado el planeta Tierra y los seres que lo habitamos.

Han habido de pasar muchos siglos, pero la hora de la Verdad ha llegado.

Bienvenido amado/a Hermano/a de la Luz, en presencia y conciencia, porque el momento de la Resurrección de la nueva conciencia ha llegado. Tú eres parte de este renacer, de este empuje que elevará las almas de esta dimensión hacia su divinidad.

Gracias por ser. Gracias por la paciencia tenida y por la confianza puesta en el sentido Divino de todo lo vivido.

Gracias por todo. Gracias, y piensa que en su momento, nos encontraremos y habrá satisfacción por el servicio realizado en tu vida actual.

Dios te llamó y tú le dijiste; ¡Sí!

Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.

 

 

 

 

 

            http://jordimorella.blogspot.com

1 comentario

  1. Gracias,gracias,gracias……. y mil veces gracias!! Gracias por guiarme con tu luz a pesar de la distancia y el tiempo transcurrido desde que escribiste el articulo. He comprendido cosas,una pieza mas del puzzle he completado gracias a ti. Gracias

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