Mensaje de la Maestra Lady Miriam: «Las palabras sanan y las palabras destruyen». Canalizado por Fernanda Abundes

Geny Castell

Lady-Miriam

Saludando con conciencia a la mente…

Sólo con conciencia se puede saludar a la mente, cuando uno es consciente de la palabra que va a llegar a la mente del ser humano se puede entender cuál será el aprendizaje que va a tener éste. Las palabras sanan y las palabras destruyen; las palabras han construido grandes imperios, han construido religiones, han construido grandes ciudades, han construido a los seres humanos; han dejado en el legado de la historia lo que va a ser el precedente de lo que hoy resulta ser su realidad.

La palabra puede sanar a las emociones pero también puede acrecentar el dolor; la palabra sana cuando se dice con verdad, cuando se dice con base en la realidad, a la realidad de lo que existe y a la realidad de lo que es bueno.

La realidad de lo que es bueno es lo que los seres necesitan, no lo que quieren escuchar; vivimos en un mundo en donde buscamos palabras que son buenas para nosotros pero no siempre son reales, pocas veces queremos escuchar qué es lo que verdaderamente somos por temor a enfrentarnos a aquello que no nos beneficia y a aquello que no nos agrada de nuestra personalidad. Nuestra personalidad es fascinante pero también llega a ser oscura, nuestra personalidad es atractiva pero también llega a ser algo que no queremos conocer. Cuando llegan seres que hablan de nuestra realidad tal cual como la ven, de pronto la mente molesta dice que “eso no resulta cierto”, porque sólo es cierto aquello que beneficia a nuestra vida, a nuestro tiempo y a nuestro objeto de verdad.

El objeto de verdad sólo es una estrategia de la mente para hacerse más fácil el camino; pero no quiere decir que por ser más fácil sea el camino correcto. El camino del bien es el más difícil, el camino del bien es aquel que nos hace entender que hay ciertas cosas en nosotros que no deben de aparecer en esa línea y que teniéndolas ocultas va a ser más fácil continuar; pero si se quiere seguir en el camino del bien se necesitan entender aquellas partes ocultas para poder atravesar el camino. El camino del mal es aquel camino solo de mentira que nos hace engañarnos a nosotros mismos de la realidad de los seres y sobre todo de lo que representamos.

No podemos cambiar un tiempo que sigue una ruta humana, es decir, no podemos alterar un ciclo natural de vida, sólo nos engañamos a nosotros mismos. No podemos alterar el curso natural de las cosas porque las cosas cumplen una misión, tienen una estadía concreta en nuestra vida. Pensar que son distintas, solo es engañarnos. No es una estrategia fácil para nosotros, solo es hacernos más compleja la realidad; algo que al final vamos a tener que sortear de cualquier modo y de cualquier manera aplastando más a la mente en el camino de lo que pudo haber sido bienestar.

El camino del mal es considerar que las cosas no son como son y sólo son como en ese momento serían más sencillas que fueran; pero claro que puede existir también la bonhomía del pensamiento, claro que puede existir esa parte de tener cierta fe en las cosas, cierta certidumbre de la realidad; pero no engañándonos a nosotros mismos sobre lo que al final vamos a tener que enfrentar.

La palabra construye en sanación todo aquello que nosotros verdaderamente hablamos con el alma. El alma habla muchas veces solo en la tristeza cuando puede profundizar en lo que verdaderamente es. Sólo en la tristeza toman el conocimiento del tiempo, sólo en la tristeza muchas veces valoran a los seres en su vida, es ahí también cuando habla con pureza el ser humano, cuando habla con conciencia la mente. La mente pocas veces es conciente porque sólo es conciente en aquellos momentos desafortunados y poco valorables en su existencia.

La palabra puede sanar cuando se dice con bondad, la palabra puede construir cuando habla con realidad. Si ustedes día a día con la palabra definen lo que son y aquello que quieren alcanzar, comienzan a construir con hechos una realidad. La palabra es un hecho cuando se dice, cuando se escucha, cuando vibra en su boca. La palabra es un hecho cuando se grita a la vida; la palabra es un hecho cuando el aire, cuando este viento puede contemplar esas ondas y llevarlas a donde tienen que llegar. Si ustedes le hablan a la vida retumba la existencia de los seres; si ustedes hablan con palabras de sanación rebotan en el cuerpo humano; si ustedes hablan con palabras de bondad para la humanidad, entonces calma ese manto de la mente, ese velo que tienen en la mente para no poder ver más allá, solo lo que tienen enfrente.

Si ustedes hablan con verdad para la humanidad van a liberar ese velo; si ustedes hablan con sentido de equilibrio para la humanidad van a poder cambiar aquello que incluso se considera como imposible. Oportunidades hay diario, voluntades hay pocas, realidades aún menos; pero hay ciertos seres que siguen en la lucha y que lo van hacer.

Pero las palabras pueden destruir también, así como de pronto quitan el velo a los seres humanos, también llegan a ser lo más denso cuando sólo hablan de catástrofe a la humanidad, envenenan en el sentido de lo que podría ser algo grande. La palabra sana si es proactiva, la palabra sana si llega del alma; la palabra es más grande si se habla del espíritu de la conciencia, hablando de la realidad como es, transformándola en como debería de ser y aceptándola para poderla transformar.

La palabra se conforma de querer, la palabra se conforma de misión y la palabra es un hecho cuando se puede pronunciar. Quien pronuncia su nombre con entusiasmo habla con valentía de su vida; quien pronuncia su vida como es, habla con sentido de verdad y con congruencia en lo que ya ha hecho y en aquello que le falta por hacer. El que habla con cierta duda de su alma porque quiere conocerla es un ser osado, es un ser valiente pero sobretodo tan noble que aunque quisiera definir algo más grande no puede, pero quiere hacerlo.

El que habla de su vida tal cual, en sí es valiente, es un hecho que va a cambiar aquello que muchas veces quisiera transformar. El que habla de los demás con realidad pero con bondad, puede transformar la vida misma de aquellos a los que quiera ayudar sólo con la palabra; el que habla con maldad de los demás sólo se está definiendo en las carencias de sí mismo. Quien habla con entusiasmo de otro solo porque le vaya bien sin saber el qué, es un ser tan transparente que no necesita saber qué ocurre en la vida de los otros; su alma está tan feliz que busca el bienestar constante de aquellos a los que quisiera ver como a él le gustaría estar.

Hablen de bienestar de la humanidad sin necesidad de que sepan qué necesitan los demás para poderlos ver felices, siempre en equilibrio con palabras que sanen. Sanen su ahora retumbando en la realidad al pronunciar las palabras que necesitan para poder transformar lo que hoy viven y quieren en este momento poder alcanzar.

Con palabras de congruencia en nuestra vida real, puedo decirles que construimos aquello que ustedes quieran hablar… Cada uno de ustedes pensará qué es lo que necesita justo ahora y será una realidad. Todos entonces después de unos segundos sólo tendrán que decir… HECHO ESTÁ.

Todo lo que sus almas han dicho en bondad por lo que necesitan en la realidad, tengan por seguro que por nuestro encuentro HECHO ESTÁ.

Mensaje canalizado por Fernanda Abundes (madreymaestro@hotmail.com) (Puebla, México. 20 de abril de 2017)

 

Publicado por Geny Castell, redactora de la gran familia de la hermandadblanca.org

2 comentarios

  1. Las palabras, que dices a otros, lo escucha tu mente al Unico que dañarias es a ti mismo, recuerden el pasaje de Moises al faraon de Egipto todo lo que salga de tu boca sera para tu Primogénito

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