«Ponte en mi lugar». Serie ¿Por qué los niños se portan mal?

Eva Martín Garcia

Fortaleciendo la autoestima de nuestros niños.

 Utilizando la empatía.

¿Has sentido alguna ocasión que lo único que necesitabas era que te escucharan y comprendieran? ¿Ocasiones de esas en las que no quieres consejos ni siquiera soluciones, sino simplemente que reconozcan el momento por el que estás pasando? Imagino que si.La empatía es la capacidad de comprender al otro desde su punto de vista, de ponerse en sus zapatos, de sentir lo que siente. No tiene nada que ver con la simpatía, y pueden confundirse fácilmente. La simpatía implica la actitud positiva del que nos consuela y nos dice «¡Pobrecito!» y nos intenta animar, incluso puede que consiga hacernos reír y que nos olvidemos un poco del tema. La empatía en cambio hace que nos sintamos realmente comprendidos sin juicios.Imagina que llegas a casa tarde y muy enfadada del trabajo porque había mucho trabajo, y cuando ha llegado la hora de salir todo el mundo se ha «escaqueado» y te han dejado a ti sola con toda la faena, cuando tu siempre ayudas a tus compañeros y nunca te vas hasta que está todo hecho. No necesitas que te digan que eso te pasa por ayudar siempre a los demás, que la gente no es como tu, ni si quiera que no tendrías que quedarte más tiempo en el trabajo. Tampoco necesitas que te consuelen dándote la razón, diciéndote lo buena que eres y que te mereces un trabajo mejor y que te busques otro. En ese momento sólo necesitas que te escuchen y te comprendan, y sentirás que eso es así si te dicen: «¡Vaya!, debes de haberte sentido fatal en el momento en que se han ido todos y te has quedado tu con todo el marrón».Tener empatía significa prestar atención plena (capítulo 1) a todos los aspectos de la comunicación: Las palabras nos hablan de los hechos, pero nuestro cuerpo nos habla de nuestros sentimientos. No todos tenemos una gran empatía, pero se puede aprender. No es algo innato, se puede aprender practicándola.

¿Cómo demostrar empatía con los niños?

El primer paso para demostrar empatía es aceptar las emociones del niño, permitirle ser dueño de ellas y no tratar de modificarlas. Justo lo que vimos en el capítulo de la semana pasada. El segundo paso para demostrar empatía es tratar de entender cómo se siente el niño sin intentar averiguar el «por qué» se siente así y sin intentar consolar. Cuando utilizamos la empatía no buscamos motivos ni soluciones, buscamos intentar sentir lo mismo que el niño (como en el ejemplo del trabajo).
(Es una parte complicada, lo sé, a mi me cuesta mucho porque siempre intento buscar soluciones a todo y averiguar los por qué, pero las veces que lo consigo noto como mi hijo se siente comprendido de verdad, y eso le alivia mucho más que cualquier cosa que pueda decirle.)
Imagina ahora que estáis en las fiestas del barrio y tiran un petardo en la calle y tu hijo se asusta por el ruido y empieza a llorar. ¿Que respuesta le darías?
Respuesta 1: Oh! pero si no es nada! No tengas miedo si solo ha sido un petardo, los petardos no hacen nada.
 
Respuesta 2 (empática): Oh! Que ruido más fuerte! La verdad es que da miedo (mientras que abrazas al niño y con un tono de voz que demuestre que lo comprendes).
Aunque parezca que eso no va a ayudarle a superar su miedo a los petardos, el resultado será todo lo contrario. Al permitir dar salida a la emoción, su cerebro estará antes en condiciones de entender la razón lógica de ese ruido y de superar el miedo. Las emociones son un sistema de defensa y «anulan» la lógica del cerebro para centrar toda la atención en el foco que está provocando esa emoción, y así estar preparados para la huida o el ataque

¿Cómo aumentar nuestra capacidad de empatía?

La primera manera de aumentar tu empatía es empezar por ti misma. Liberando tus emociones y sintiéndote plena en todos los aspectos de tu vida.
Empatía «El padre con relativa paz interior encuentra más fácil la entrada al mundo de su hijo que el que se siente dominado por conflictos intensos» Dorothy Corkille. 
 
Si tu no estás bien emocionalmente tendrás «demasiado ruido en tu cabeza» cómo para poder escuchar plenamente a tus hijos. Si es tu caso te recomiendo que busques ayuda, tu estarás mejor y tus hijos también.
La segunda forma de aumentar la empatía es prestar atención al lenguaje corporal de nuestro hijo. En él viene la mayor parte del lenguaje. Mirar al niño cuando habla, sus gestos, su tono de voz, e intentar no quedarnos solo con lo que nos dice.
Otro punto que puede ayudarnos a aumentar la capacidad de empatía es cambiar la actitud que tenemos sobre nuestro rol como madreo padre. Es más fácil ser empático si comprendemos que nuestro papel como madres y padres es el de una persona que enseña al niño y lo «nutre» para que se desarrolle, y no el de dirigir y guiar constantemente. Es muy importante tener fe en la capacidad de nuestros hijos de autodirigirse (un punto complicado de asimilar, pero si nos paramos a pensar bien, ¿que hay más bonito que confíen en nosotros? Una vez más recalco que esto no significa no poner límites.)
«Ocurre demasiado a menudo que, en vez de tratar de comprender, discutimos, reñimos o ejercemos presión para que nuestros hijos organicen sus reacciones como lo haríamos nosotros si estuviéramos en su lugar. El hecho es que no somos nuestros hijos. Ellos poseen su forma propia de organizar sus experiencias, y esa exclusividad debe respetarse. La actitud del que tolera las diferencias y respeta la integridad de los demás facilita la empatía.» El niño feliz.

¿Qué conseguimos con la empatía para nuestros niños?

La empatía les hace sentir que su manera de ver las cosas es importante para nosotros, que les importamos de verdad. Hace comprender el amor y es el medio de transporte para llegar hasta el niño: El aprecio y el respeto necesitan de la empatía para ser comprendidos. La empatía es la manera en que el niño se da cuenta de ese aprecio verdadero, del respeto que le ofrecemos y de que realmente respetamos su ritmo de crecimiento. Además, aplicando la empatía, nos resultará mucho más fácil eliminar las etiquetas de las que hablamos en el capítulo 4 y evitar los juicios.

En el futuro, la empatía ayudará al niño a sentirse eficiente, a saber que es capaz de comunicarse con las personas que le importan y de llegar hasta ellas, lo que es muy importante para su autorrespeto. Sabrá que puede contar con nosotros y explicarnos sus problemas. Los niños dejan de hablar cuando se sienten constantemente mal entendidos (y te confieso que yo, que ya soy grandecita, también dejo de hablar y de explicar según qué cosas cuando siento que no me comprenden). La empatía ayudará a que tus hijos no dejen de hablar, porque se sentirán seguros para expresar sus sentimientos y opiniones.

Y el beneficio no es solo para el niño, si no también para nosotras, que hará que nos acerquemos más a nuestros niños porque «cuando uno se pone en el lugar de otro, cuando anima un sentimiento sobre sus puntos de vista, ocurre súbitamente un fenómeno: el comportamiento de ese otro cobra sentido. Y entonces es difícil que ese comportamiento nos enfade o inquiete.»

Y como en todos los capítulos te digo: No siempre lograremos ser empáticos con nuestros hijos pero lo importante es trabajar en ello, y si conseguimos aunque sea conectar con ellos una sola vez, las siguientes veces vendrán por si solas, y poco a poco predominará la empatía en tu casa, y los discusiones y los momentos de tensión serán menos (los necesarios para aprender que en la vida no todo siempre es de color de rosa).

Fuente:

«Ponte en mi lugar». Serie ¿Por qué los niños se portan mal? Capítulo 7.

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