¿Qué es el proyecto Atman?
Según la filosofía perenne (1), la naturaleza última de la realidad es sunyata o nirguna, lo que suele traducirse como «vacuidad», «vacío» o «nada». Pero sunyata no significa vacío, carencia o ausencia. «Vacío», como señala R.H. Blyth, no significa desprovisto de rasgos distintivos sino inconsútil («el tejido inconsútil del universo» del que hablaba Whitehead). Sunyata significa simplemente que, al igual que los brazos, las piernas y los dedos son entidades completamente diferentes que también forman parte de un solo cuerpo, todas las cosas y todos los eventos del universo constituyen aspectos diferentes de la misma Totalidad, Fuente y Esencia de la Realidad única. Esto, obviamente, es tan cierto para los hombres como para las mujeres.
Es por ello que la psicología última es la psicología de la Totalidad esencial o del Todo supraconsciente. En cualquier caso, limitémonos simplemente a señalar que esta Totalidad es, según la psicología perenne, la realidad, la única realidad. En ningún lugar existe una entidad radicalmente separada, aislada e independiente. No hay fisura alguna en el mundo, en las cosas, en los seres humanos ni en Dios.
De esto se desprende, por tanto, que el hecho de trazar fronteras o de erigir barreras para sustentar una sensación de identidad independiente de la Totalidad no sólo supone una ilusión sino que también requiere un gasto continuo de energía, una contracción constante, una forma, en suma, de represión. Y esta represión ensombrece la misma Totalidad anterior y constituye ―como ya hemos sugerido en otro sitio― la represión primaria, la represión ilusoria de la conciencia universal y su proyección como un yo interno frente a un mundo exterior, como un sujeto frente a un objeto.
Advirtamos, por tanto, que el sujeto o la sensación de identidad separada que experimentamos la mayor parte de los individuos normales se asienta en la superposición de una frontera ilusoria sobre la Totalidad anterior. A partir de ese momento, la Totalidad anterior se transforma en un sujeto-aquí-dentro que se halla frente a un objeto-ahí-fuera. De este modo, la frontera escinde a la Totalidad en un sujeto versus un objeto y termina oscureciendo (aunque, obviamente, no destruyendo) a la Totalidad anterior o Atman.
La filosofía perenne nos dice que la necesidad y el anhelo fundamental de todos los hombres y de todas las mujeres consiste en el redescubrimiento de esta Totalidad infinita y eterna. Porque Atman no sólo es la naturaleza esencial de todas las almas sino que toda alma ―o todo sujeto― sabe, o intuye, que eso es así. Todo individuo ―todo ser sensible― intuye de continuo que su Naturaleza esencial es lo infinito y lo eterno, el Todo, la Totalidad, es decir, está dotado de una auténtica intuición de Atman. Anima Naturaliter Christiana.
Pero, al mismo tiempo, al sujeto le aterra la trascendencia porque ello supondría la «muerte» de la sensación de identidad independiente y aislada. El individuo sólo puede alcanzar la Totalidad anterior suprimiendo la frontera existente entre el sujeto y el objeto, lo cual implica la muerte del sujeto independiente, una perspectiva que necesariamente aterroriza al sujeto. El hecho de que el sujeto no pueda ―o no quiera― desprenderse de su yo independiente ―y, en ese mismo sentido, morir― le impide alcanzar la auténtica trascendencia y la gratificación superior en la Totalidad integral. Es así como, presa de sí mismo y de su subjetividad, amordaza a Atman y, aferrándose a su propio ego, se obstina en negar el resto de la Totalidad.
Pero, de este modo, el ser humano se ve abocado a un dilema auténticamente fundamental ya que lo que más desea es la trascendencia, la conciencia Atman, la Totalidad, pero, al mismo tiempo, lo que más teme es la pérdida de la sensación de identidad independiente, la «muerte» del ego o del sujeto independiente. Lo único que la persona desea es la Totalidad, pero esa Totalidad le da miedo y se resiste a ella (porque ello supondría la «muerte» de su sensación de identidad independiente). Y, de esa manera, el impulso que conduce hacia Atman se enfrenta a la represión de Atman. Éste es realmente el «doble vínculo» en el que se encuentra atrapado el ser humano ante la eternidad, el último nudo que atenaza el corazón de la sensación de identidad independiente.
Por encima de cualquier otra cosa, el ser humano desea alcanzar la trascendencia pero, al no aceptar la necesaria muerte de la sensación de identidad independiente que aquélla conlleva, la busca por caminos, o a través de estructuras, que se lo impiden y le impulsan a buscar gratificaciones simbólicas sustitutorias. Estas gratificaciones sustitutorias (el sexo, el alimento, el dinero, la fama, la erudición, el poder, etcétera) pueden ser sumamente diversas pero todas ellas, en última instancia, son alternativas provisionales, meros sustitutos de la auténtica liberación en la Totalidad. Hoy podemos afirmar, con absoluta certeza ―como hace Gilson, por ejemplo― que, «aun en medio de los placeres más mundanos, el ser humano está buscando a Dios». Esta es la auténtica razón por la que el ser humano es insaciable, ése es el auténtico motivo por el que todos los placeres anhelan lo infinito: lo único que la persona desea es Atman pero sólo encuentra meros sustitutos simbólicos. Este intento de recuperar la conciencia Atman por caminos, o bajo condiciones, que se lo impiden y le obligan a lanzarse a la búsqueda de sustitutos simbólicos es el proyecto Atman.
Fuente: http://www.advaitainfo.com/textos/proyecto-atman.html