Reflexiones: La consciencia

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Uno de los misterios más interesantes por develar, junto con la mente, es la consciencia, ¿qué es?, ¿cuál es su naturaleza?, ¿dónde radica?, ¿es la misteriosa alma de la que hablan algunas religiones?, a todas esas preguntas el hombre le ha buscado respuestas durante siglos y aún las sigue buscando. En nuestro idioma hay dos palabras que con frecuencia se utilizan indistintamente para referirnos a este fenómeno, aunque el significado de cada una de ellas puede variar dependiendo del contexto en el cual se utilicen. Esas palabras son Consciencia y Conciencia, ambas derivadas del latín “Conscientia”, cuyo significado en el contexto psicológico se refiere a la capacidad de un sujeto de percibirse a sí mismo en el mundo y percibir la realidad que le circunda, así como también de percibir sus actos y reflexiones.

Al igual que con la mente, hay dos tendencias que buscan explicar este fenómeno, ellas son el dualismo y el monismo. Los dualistas consideran la existencia de dos “sustancias” diferentes que conforman la realidad que percibimos, una de ellas material y la otra inmaterial. La consciencia formaría parte de la realidad inmaterial. Por su parte, los monistas defienden la tesis que solo existe una realidad, la material y que la consciencia es el resultado de la interacción de la materia en los procesos neurológicos que ocurren en nuestro cerebro.

Ciertamente, tal como lo plantean los monistas, consciencia y cerebro están relacionados. Uno de los avances importantes que se tiene en este sentido es la identificación de áreas del cerebro que pareciera que efectivamente están asociadas al estado consciente, porque su afectación genera alteraciones evidentes en las condiciones de funcionamiento de la consciencia. Por otro lado, se ha demostrado que la alteración de la química cerebral, por efectos del alcohol o drogas farmacológicas o de otra naturaleza, produce estados alterados de consciencia, como alucinación, depresión o euforia, entre otros. Al igual que ocurre con condiciones patológicas que producen manías o delirios, e inclusive con otras condiciones inducidas como la hipnosis, la meditación y el éxtasis en oración, lo cual demuestra que también existe una correlación entre los estados de consciencia y nuestra condición fisiológica a nivel cerebral. Sin embargo, la percepción consciente, aparentemente comprobada, que reportan algunos pacientes declarados clínicamente muertos, deja abierta la puerta para pensar que es posible la consciencia sin un sustrato neurofisiológico que la sustente.

Aún con esos avances que han tenido las neurociencias desde mediados del siglo XX en vincular la ubicación y el funcionamiento de la consciencia con el cerebro, no son muchas las conclusiones firmes que se puedan mostrar en cuanto a su naturaleza. Además, la subjetividad e intencionalidad propias de la consciencia, hace pensar a algunos científicos que más allá de las neuronas hay algo más que interviene en el proceso, que no se rige por las leyes físicas que hasta ahora conocemos, lo cual ha hecho que algunos científicos se arriesguen a especular que ese algo desconocido puede estar asociado al comportamiento cuántico de los microtúbulos que forman parte del citoesqueleto de las neuronas y que otros se atrevan a afirmar que la consciencia no es una función cerebral, sino que el cerebro en sí mismo es consciente.

En cuanto a la pregunta si la consciencia es la misteriosa alma de las religiones, mi punto de vista es que la consciencia es un instrumento que hace consciente al alma, pero no es ella. Sin embargo, algunas personas, como el neurofisiologo John C. Eccles, ganador del premio Nobel de Medicina en 1963, llegó a opinar que “develar el misterio de la consciencia sería como develar el misterio del alma”.

 

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Considerando que la consciencia bien pudiera ser un proceso mental más, las teorías que buscan explicar el fenómeno de la mente, también lo hacen con la consciencia. Pero más allá de las teorías, intuitivamente todos sabemos lo que es la consciencia aun cuando no podamos explicarla. Todos sabemos que hay algo en nosotros que nos permite percibir a través de nuestros sentidos lo que ocurre allá afuera, a lo cual algunos científicos llaman consciencia sensitiva o primaria, para la cual no existe ni el pasado ni el futuro, solo el presente que está percibiendo. También hay algo en nosotros que percibe lo que ocurre adentro con nuestros pensamientos, emociones, sentimientos y reflexiones, y que también es capaz de viajar al pasado y proyectar el futuro, a lo cual algunos llaman consciencia superior o abstracta. Lo que aún no está claro es si se trata de dos funciones distintas de una misma consciencia o de dos consciencias diferentes, lo cual es otro de los problemas a resolver.

Tal como se dijo en el capítulo sobre la mente, la Ciencia Cognitiva es en la actualidad lo más avanzado en los estudios científicos de este fenómeno y en particular la informática, a través de la inteligencia artificial, es una de las disciplinas que más está aportando a develar su funcionamiento. Sin embargo, la gran pregunta a responder en materia de consciencia sería: ¿Es posible diseñar y construir una computadora consciente?, la respuesta hasta ahora pareciera ser un rotundo NO, porque una computadora pudiera ser capaz de “simular” consciencia, pero no “ser” consciente, para ello tendríamos que “saber” primero que es la consciencia para poder simularla en una máquina y algunos estudiosos del tema, como el Filósofo Thomas Nagel, se atreven a afirmar que la consciencia es un misterio insoluble, dada nuestra capacidad intelectual insuficiente para darle una explicación satisfactoria.

Para mí, más allá del problema del origen, la naturaleza y de cómo funciona la consciencia, en cuya solución hay hoy grandes científicos trabajando y quizás algún día lo resuelvan o terminen por aceptar que la solución escapa a su nivel de conocimiento o que la religión tenía razón al atribuirla a un don divino, lo cual realmente dudo que lo hagan. Mi duda es si la consciencia y el inconsciente son dos funciones más de la mente o si se trata de entidades a niveles más profundos que escapan al alcance de la propia mente. Como yo lo veo, el dúo consciencia-inconsciencia es como un “programa maestro” capaz de supervisar y controlar el funcionamiento de nuestro organismo, incluyendo a la propia mente, lo que me induce a verlo a un nivel de control más recóndito y cercano al Ser esencial que realmente somos. Pienso que la consciencia es la interface a través de la cual nuestro Ser esencial se comunica con nuestra mente y cuerpo para hacernos funcionar.

 

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Autor: Juan José Sequera. Autor de la Hermandad Blanca

 

 

13 comentarios

  1. es un tema bastante complejo debido a que existen distintos niveles de conciencia, esta la conciencia espiritual y la conciencia material, cada una se debe desarrollar en diferentes estados mentales que son muchos gracias por compartir

    1. Gracias Luz Gloria por tu comentario. Ese un tema interesante para otro artículo, como asciende la consciencia desde el plano material hasta su unión con la fuente que la creó, pasando por los planos mental/emocional y espiritual. Saludos.

    2. Gracias Luz Gloria por tu comentario. Ciertamente existen distintos niveles de consciencia. Como nuestra consciencia puede elevarse desde el plano material hasta su encuentro con la fuente que la creo, pasando por los planos mental/emocional y espiritual, sería un tema interesante para otro artículo. Saludos.

  2. Hermoso articulo, para mi como practicante de yoga la conciencia esta mas allá de la mente, porque cada uno de los órganos de nuestro cuerpo tienen consciencia, no solo el celebro. Y somos un todo en la unión de las partes.

    1. Gracias Julio Cesar por tu comentario. Totalmente de acuerdo con que la consciencia está más allá de la mente. Respecto a que todo nuestro cuerpo es consciente, he leído algunos artículos y he visto algunos programas en los que se reporta que algunos receptores de órganos parecieran haber desarrollado algún tipo de conexión con recuerdos o comportamientos de sus donadores. Si esto es cierto, sería otro tema interesante a investigar en relación con la consciencia. Saludos

  3. Mucho se dice de la conciencia y es una realidad. Crear una máquina con conciencia de tipo individual para mi debería ser capaz de obtener la inspiración que le permita crear un poema tan solo superior a las Rimas de Bèquer ó emular a San Juan de la Cruz.

    1. Gracias Joaquín por tu comentario. Me parece muy interesante el reto que planteas para los creadores de inteligencia artificial. Ojalá nunca tengamos que preocuparnos por averiguar si un poema o una reflexión filosófica fue creada por una maquina o por un ser humano, de ser así, estaríamos en serios problemas. Saludos.

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