Retención de líquidos
El agua representa 2/3 del líquido corporal. Se encuentra en el medio intracelular y en el extracelular. En el medio intracelular predomina el elemento potasio y equivale a un 30-40% del peso corporal. En el medio extracelular predomina el sodio y equivale a un 20% del peso corporal.
La retención de líquidos o edematización se debe a un aumento de la cantidad del agua en los tejidos. Sus causas pueden ser variadas: hormonas, embarazo, fármacos, problemas cardiovasculares, etc.
RECOMENDACIONES GENERALES:
- El agua: Empezar el día bebiendo un vaso de agua (preferiblemente temperatura ambiente o templada) para acabar de limpiar los líquidos acumulados durante la noche. Aumentar la ingesta de agua a 1.5l o 2 litros preferiblemente entre comidas. No esperar a tener sed para beber, y si se olvida intentar vincular esta acción a otra por ejemplo: se beberá agua después de orinar. Al aumentar el consumo de agua, tendremos más ganar de orinar, y es conveniente no retenerlo.
- Sustituir el café, té, bebidas artificiales por infusiones con hierbas depurativas y que incrementen la diuresis como abedul, brezo, rabo de cerezas, diente de león, cola de caballo, grosellero negro, etc. Algunas de ellas además de diuréticas tienen además una acción drenante sobre el hígado e intestinos.
- Hacer ejercicio para activar el sistema cardiovascular, mantener el balance de fluidos y facilitar el trabajo de los riñones: caminar media hora, montar en bicicleta, subir escaleras, nadar etc. Si tu actividad laboral te obliga a estar sentada durante mucho tiempo, levantarse al menos una vez a la hora y da un ligero paseo por la habitación. Si no puedes, mueve los dedos de los pies hacia arriba y hacia abajo, para que los músculos de las piernas ejerzan una acción de bombeo. Evitar ropa, calcetines o zapatos muy ajustados.
- Mantener calientes/cubiertos los riñones con la ropa apropiada, ya que funcionan mejor a una temperatura de 40º. Por esta razón, será también recomendable visitar termas, spas, piscinas de agua caliente, etc.
ELIMINAR O DISMINUIR
- Eliminar (o al menos rebajar considerablemente) el consumo de sal refinada y sodio. Un exceso de sodio en el organismo le costará a los riñones más 24 horas eliminarlo y así se produce la retención de líquidos por el desequilibrio electrolítico. Tener en cuenta que no solo la sal de mesa tiene sodio sino que está presente en muchos alimentos: embutidos, conservas, quesos ahumados, pan con sal, pastillas de caldo, sopas y purés de sobre, alcohol, etc.
Para que las comidas no resulten insípidas, la sal se puede sustituir por hierbas aromáticas, vinagre, limón, ajo o cebolla. En el caso de usar sal, siempre en pequeñas cantidades, y preferiblemente que sea sal gris de Bretaña o sal del Hinmalaya, que al no estar refinadas no pierden sus otros nutrientes (magnesio, yodo, etc.).
- Eliminar el azúcar refinado (dulces, bollería…) que aumentan la retención de sodio.
- Una dieta con suficiente nivel de proteínas. Cuando tomamos proteínas el hígado produce la albúmina, que es la sustancia necesaria para que los fluidos no se acumulen en los tejidos. No abusar de la proteína animal moderando la frecuencia a una o dos veces por semana como mucho, y privilegiar el pollo sobre cerdo, cordero o vaca. Introducir a diario la proteína vegetal a través de legumbres, frutos secos, algas y semillas, que han de ser combinados correctamente para conseguir la proteína completa. El abuso de proteína animal seria contraproducente, y obligaría a trabajar más a los riñones para eliminar toxinas.
INCREMENTAR
- Incrementar el consumo verduras, hortalizas, fruta, legumbres e hidratos de carbono complejos (pasta integral, arroz integral) por su acción diurética y alcalinizante. Igualmente por su riqueza en potasio y su bajo nivel de sodio. Entre las verduras y hortalizas más recomendadas se encuentran las judías verdes, apio, cebolla, ajos, alcachofa, berenjena, espárrago, etc. Entre las frutas recomendamos sandia, melón, melocotón, plátano, níspero, etc.
Sería muy recomendable no sólo cambiar las pautas alimenticias sino también investigar las posibles causas emocionales y/o mentales relacionadas con la retención de líquidos. Habría que indagar en el miedo a la pérdida (amigos, familia, posesiones, salud, et.), y de ahí el aferramiento y la retención.
Un posible decreto que le podría complementar la dieta sería: “ libero de buena gana y con alegría”.
Me parece un artículo ynteresante y provechoso