Santa ha llegado! Mony Dojeiji y Alberto Agraso
¡Santa Claus ha llegado!
Esta mañana, a las 7:30 para ser exactos, nuestra hija de 8 años, Sylvana, saltó a nuestra cama para recordarnos que ya hoy era la víspera de Navidad. Yo le había dicho la noche antes que Santa Claus nos había pedido hacer un pequeño trabajo en su lugar – comprar algo de comida para algunas de las familias que en estos momentos tenían menos que nosotros. Pensamos que sería una buena manera de inspirarle la idea de poner el espíritu de Santa Claus (el amor) en acción, dando como él, desde el corazón.
«Estoy muy cansada, no tengo ganas, hace mucho frío…» empezó a quejarse.
Mientras yacíamos aun todos en la cama, Alberto y yo tratamos de explicarle el significado de dar con amor.
«Dar desde el corazón te hace sentir muy bien «, le dije. «Sientes un calorcillo especial que surge de dentro hacia afuera. Sientes que todo tu cuerpo quiere sonreír.»
«Cariño, cuando nosotros damos un regalo», agregó Alberto, «le añadimos también un toque de magia. Añadimos el espíritu del amor que nos ha impulsado a dar ese regalo, para que la gente que lo recibe sienta el amor y la magia también.»
Sylvana empezó a protestar y a cubrirse la cabeza.
«Ya sabes que un regalo de amor no tiene por qué ser material,» añadí. «¿Recuerdas cuando terminaste el brazalete de la amistad de tu amiga porque ella no sabía como hacerlo bien, y luego se lo diste como regalo? Eso es dar desde el corazón. «
«Pero, pero… dar los regalos… ¡ese es el trabajo de Santa Claus y sus duendes!» Protestó ella.
“Pero Sylvana,” intervino Alberto, “si Santa y sus Elfos hicieran todos los regalos del mundo nadie sentiría el amor y la alegría de regalar, nadie sentiría tampoco el amor que los demás ponen en los regalos que nos hacen… Papa Noel sabe eso, Sylvana, y ese es el mayor presente que nos hace Santa al delegar parte de su trabajo en nosotros, ¿comprendes? El Amor que sentimos al dar o al recibir es el mejor de los regalos.”
«O…», añadí con picardía, haciéndole cosquillas, «Puedes dar algo que a todos les encantará recibir.» Ella empezó a negar con la cabeza vigorosamente. «Nooooo», se quejaba: «¡Ni abrazos, ni besos!» Como regla general, nuestra hija se niega rotundamente a dar abrazos o besos, a menos que ella sienta el deseo de darlos… lo cual es muy raro que ocurra, para gran disgusto y descontento de familiares y amigos.
Nuestras continuas lisonjas y explicaciones sólo parecían molestarla más, y ciertamente no queríamos hacerle sentir mal el día de Nochebuena. «No vamos a obligarte a hacerlo», le dije. «Sólo queríamos darte algo en que pensar. Cuando tengas ganas de hacerlo, en cualquier momento, sólo háznoslo saber.»
Me levanté de la cama dispuesta a prepararme para salir. Entonces Alberto de repente exclamó: «¡Mony, Sylvana, venid a ver esto!»
Regresé corriendo a la habitación. Alberto había abierto las cortinas donde esta imagen que veis aquí nos recibió alegremente. El frio exterior de la mañana la había creado en nuestra ventana.
La boca de Sylvana se abrió por completo cuando la vio. No eran necesarias más palabras. Sylvana, sin más, se fue a ver un poco de televisión, mientras yo me fui a hacer la pequeña tarea que Santa nos había solicitado. La cual sentí de manera aún más especial que en otras ocasiones.
Deseándoos a todos la misma magia y amor que impregnan esta época especial del año.
Los pequeños ayudantes de Santa Claus,
Mony, Alberto y Sylvana (en prácticas)
www.walkingforpeace.com
—————————————————————–
Alberto Agraso y Mony Dojeiji se conocieron en el 2011 y emprendieron juntos un camino por la paz desde Roma a Jerusalén en el que recorrieron 5000 km a pie atravesando 13 países durante 13 meses. Actualmente acaban de publicar su historia. Podéis descubrir más sobre su aventura interior en su página web www.walkingforpeace.com.