Seth ~ Mi trabajo y aquellas dimensiones de la realidad
(21.43.) Bien. Yo también tengo amigos al igual que vosotros, aunque podríamos decir que Debéis entender que nosotros experimentamos nuestra realidad de una manera bastante diferente de como lo hacéis vosotros. Nosotros tenemos consciencia de lo que vosotros llamaríais seres pasados, que son esas personalidades que hemos adoptado en existencias distintas.
Debido a que usamos la telepatía poco podemos ocultar al otro, incluso si lo deseáramos. Estoy seguro de que os parecerá una invasión de la privacidad, pero puedo aseguraros que, incluso ahora, ninguno de vuestros pensamientos permanece oculto, sino que vuestros familiares y amigos los conocen con bastante claridad (y debo añadir que, desgraciadamente, también aquellos que consideráis vuestros enemigos). Lo que sucede es que no sois conscientes de este hecho. No quiere decir que todos seamos un libro abierto para los otros; muy al contrario, existe una especie de etiqueta mental, de modales mentales. Nosotros somos más conscientes de nuestros pensamientos de lo que lo sois vosotros. Nos damos cuenta de que somos libres de elegir nuestros pensamientos y los elegimos con discernimiento y finura.
(Pausa a las 21.49.) Hemos comprendido el poder de nuestros pensamientos gracias a las pruebas y los errores de otras existencias. Hemos descubierto que nadie puede escapar de la enorme creatividad de la imagen mental ni de las emociones. Eso no significa que no seamos espontáneos o que tengamos que meditar para escoger un pensamiento u otro por miedo a ser negativos o destructivos. Eso, como decís vosotros, ya lo hemos dejado atrás.
Nuestra estructura psicológica nos permite comunicarnos de una manera mucho más variada de la que os es familiar. Digamos, por ejemplo, que os encontráis a un amigo de la infancia que habíais olvidado hace tiempo. Puede que tengáis pocas cosas en común, pero aún así podéis pasar una agradable tarde charlando sobre vuestros antiguos profesores y compañeros de clase y establecer una cierta comunicación.
Igualmente, cuando yo me «encuentro» a otro, me puedo relacionar con él mucho mejor sobre la base de una experiencia de vidas pasadas, aunque en mi «ahora» tengamos poco en común. Podríamos habernos conocido tal vez como personas totalmente diferentes en el siglo XIV, y nos comunicaríamos estupendamente charlando sobre esas experiencias, de la misma manera que vosotros y vuestro hipotético amigo conseguiríais una buena relación al recordar el pasado.
Nosotros, en cambio, seríamos conscientes de que somos nosotros mismos: las personalidades multidimensionales que compartieron un entorno más o menos común en un nivel de nuestra existencia. Como veréis, ésta es una analogía simple que nos sirve sólo de momento, porque pasado, presente y futuro no existen en esos términos.
Nuestra existencia no incluye las divisiones del tiempo que os son familiares. Tenemos muchos más amigos y compañeros que vosotros, simplemente porque conocemos las distintas conexiones de lo que por ahora llamaremos «encarnaciones pasadas».
(22.00.) Indudablemente, nosotros tenemos muchos más conocimientos a nuestra disposición, por así decirlo. No existen períodos de tiempo –tal como vosotros los concebís– de los que podamos hablar, pero alguno de nosotros los hemos conocido y llevamos en nuestra memoria la experiencia indeleble aprendida en ese contexto particular.
No sentimos la necesidad de esconder nuestros pensamientos o emociones a los otros, porque conocemos la naturaleza cooperativa de todas las consciencias y realidades, y cuál es la parte que nos toca desempeñar en ellas. Estamos enormemente motivados (divertido), pero ¿es que acaso un espíritu podría no estarlo?
(–Supongo que no.)
Como podemos controlar el uso total de nuestra energía, sencillamente no la desperdiciamos en conflictos. No la disipamos, sino que la utilizamos para aquellos propósitos únicos e individuales que son parte básica de nuestra experiencia psicológica.
Bien. Todo ser total, o personalidad multidimensional, tiene sus propias metas, misiones y esfuerzos creativos que constituyen una parte inicial y básica de su ser, y que determinan aquellas cualidades que lo hacen eternamente válido y lo motivan a buscar eternamente. Somos totalmente libres de usar nuestra energía en esa dirección.
Debemos hacer frente a muchos retos de naturaleza trascendental, y nos damos cuenta de que nuestras metas no sólo son importantes en sí mismas, sino por las sorprendentes ramificaciones que se desarrollan en nuestros esfuerzos por cumplirlas. Cuando trabajamos en nuestras metas, comprendemos que somos sendas brillantes que también pueden ser utilizadas por otros.
También sospechamos –yo ciertamente lo hago– que las metas en sí mismas tendrán resultados sorprendentes, consecuencias increíbles que desconocíamos, y que nos van a conducir a nuevas sendas. Este conocimiento nos ayuda a conservar el sentido del humor.
(22.11.) Cuando uno ha nacido y muerto muchas veces creyendo que cada muerte supondría la extinción, y luego a esa experiencia sigue el conocimiento de que la existencia aún continúa, entonces le embarga la sensación de la divina comedia.
Estamos empezando a comprender la alegría creativa que hay en el juego. Yo creo, por ejemplo, que toda creatividad y consciencia nace con la cualidad del juego como opuesta al trabajo, con una espontaneidad intuitiva que veo como constante en todas mis existencias y también en la experiencia de aquellos que conozco.
Por ejemplo, yo me comunico con vuestra dimensión, no porque desee estar en vuestro nivel de realidad, sino porque imagino que estoy allí. Todas mis muertes habrían tenido carácter de aventura, si yo hubiese sabido lo que sé ahora. Por un lado, os tomáis la vida demasiado en serio y por otro no os tomáis la alegre existencia lo suficientemente en serio.
Nosotros gozamos de un sentido del juego enormemente espontáneo, aunque creo que vosotros lo llamaríais juego responsable. Indudablemente se trata de juego creativo.
Jugamos, por ejemplo, con la movilidad de la consciencia, comprobando cuán «lejos» la podemos enviar. Constantemente nos sorprenden los productos de nuestra consciencia, las dimensiones de la realidad en las que podemos jugar a la pata coja. Podría parecer que usamos nuestra consciencia inútilmente en esos juegos, pero las vías que abrimos continúan existiendo y pueden ser utilizadas por otros. Dejamos señales a cualquiera que pudiera pasar por allí, señales mentales.
Sugiero que toméis un descanso.
(22.25. Jane salió de trance con facilidad. Había transmitido el material uniformemente, sin largas pausas y con voz regular. Sin embargo, quedó sorprendida de que hubiese pasado una hora. Mientras dictaba el material, no había recibido imágenes o visiones que pudiera recordar. Continuamos a ritmo más lento a las 22.35.)
Así pues, estamos muy motivados, y no sólo hacemos un uso creativo del juego como método para conseguir nuestros propósitos y metas, sino también por el sorprendente esfuerzo creativo que conlleva.
Bien. En mi trabajo como profesor viajo a muchas dimensiones de existencia, al igual que un profesor viajero daría conferencias en distintos estados y países. Aunque la similitud termina ahí, pues para poder comenzar a trabajar debo crear estructuras psicológicas preliminares y aprender a conocer a mis alumnos incluso antes de que empiece la enseñanza.
(Ahora la transmisión de Jane se hizo más lenta.)
Debo tener un conocimiento profundo del sistema de realidad particular en que operan mis alumnos, de cuál es su método de pensamiento y cuáles son los símbolos que conocen. También debo calibrar correctamente la estabilidad de la personalidad del alumno, y no puedo pasar por alto sus necesidades.
He de alentar al alumno mientras continúa su desarrollo, pero sin sobrepasarme, y presentar mi material de tal manera que tenga sentido en el contexto en que el alumno comprende la realidad, especialmente al principio. Debo tener mucho cuidado incluso antes de comenzar la verdadera enseñanza, para que todos los niveles de la personalidad se desarrollen a un paso más o menos constante.
A menudo presento el material inicialmente sin dar signos de mi presencia, de modo que aparece como una sorprendente revelación. Pero, por muy cuidadosamente que lo presente, seguro que cambiará ideas muy arraigadas en la personalidad del alumno. Lo que yo le diga es una cosa, pero no cabe duda de que el alumno se verá impulsado a conductas y experiencias psicológicas y psíquicas que podrán parecer bastante extrañas a su pensamiento consciente.
(Pausa a las 22.51.) Los problemas varían según el sistema en el que discurre la existencia de mi alumno. En vuestro sistema, por ejemplo, y hablando de la mujer a través de la que escribo este libro, inicié el contacto mucho antes de que comenzaran nuestras sesiones.
Su personalidad no fue nunca consciente de nuestro primer encuentro. Repentinamente comenzó a experimentar nuevos pensamientos y, como ella es poetisa, creyó que eran inspiraciones poéticas. Hace algunos años en un congreso de escritores, se vio envuelta en circunstancias que podrían haberla conducido al desarrollo psíquico antes de que estuviese preparada. En aquel momento el clima psicológico de los asistentes creó las condiciones adecuadas y, sin darse cuenta de lo que pasaba, nuestra amiga (Jane) entró en estado de trance.
(Larga pausa a las 23.01. En 1957, después de que Jane hubo publicado sus primeras historias cortas, fue invitada a un congreso de escritores de ciencia ficción en Milford, Pennsylvania. Mi trabajo me impidió asistir, y Jane fue al congreso con Cyril Kornbluth [ya muerto], amigo y escritor famoso que vivía cerca de nuestra casa de Sayre, Pennsylvania.)
(Jane entró en trance una noche durante una charla. A partir de ese episodio –que no entendimos como estado de trance hasta varios años después– se formó un grupo de escritores, entre los que se contaba Jane, que se llamaban a sí mismos «Los Cinco». Los miembros de Los Cinco intercambiaban largas y complicadas cartas firmadas en rueda. Los otros cuatro escritores miembros del grupo eran mucho más conocidos que Jane.)
Yo conocía sus dotes psíquicas desde su infancia, pero la intuición necesaria la iba canalizando a través de la poesía, hasta que su personalidad alcanzó la formación necesaria para este tipo de experiencias. En el caso mencionado, por supuesto, fui informado de lo sucedido y me ocupé de poner fin al episodio y de que no se repitiera.
Sin embargo, no fue una actuación accidental. Casi sin darse cuenta, su personalidad decidió poner sus alas a prueba, hablando figuradamente. Así es que, como parte de mi trabajo, he estado entrenando a esta joven desde su infancia de una manera u otra, como tarea preliminar al trabajo serio que empezó con nuestras sesiones.
Eso forma parte normal de la actividad que desarrolló en muchos otros niveles de existencia. Se trata de un trabajo diversificado, ya que las estructuras varían según las personalidades. Y, mientras que en los sistemas en que trabajo existen similitudes fundamentales, en algunos yo no podría ser profesor, sencillamente porque los conceptos básicos de su experiencia serían extraños a mi naturaleza y los procedimientos de aprendizaje en sí mismos están también fuera de mi experiencia.
Podéis tomaros un descanso.
(23.09. Jane tuvo un buen trance. «No tengo ni idea de qué trataba», comentó. Su ritmo había acelerado un poco. Continuamos a las 23.20.)
Bien. Continuaremos el libro en la próxima sesión.
(Seth transmitió algunos párrafos para una mujer que había perdido recientemente a su marido, y que nos había solicitado una sesión.)
Ahora os deseo que paséis una buena noche.
(–Buenas noches, Seth.)
Mis más efusivos saludos… y, si no tuvieseis que tomar notas, podría hablar con vosotros mucho más tiempo.
(–Gracias.– Fin a las 23.30.)
Buenas noches.
(–Buenas noches, Seth)
Bien. La idea que vosotros tenéis del espacio es totalmente errónea. En mis contactos con vuestra esfera de actividad no tengo que atravesar cielos dorados y brillantes como si fuera una especie de superhombre espiritual, para entrar en vuestro dominio físico.
Volveré a tocar este tema en un capítulo posterior, pero, realmente, el espacio tal y como lo percibís vosotros sencillamente no existe. La ilusión del espacio no sólo está causada por vuestros mecanismos físicos de percepción, sino también por los patrones mentales que habéis aceptado, patrones que adopta la consciencia en vuestro sistema cuando alcanza cierto grado de «evolución».
(21.16. Como en la última sesión, indicaré periódicamente la hora, para mostrar a qué velocidad transmite Seth el material.)
Cuando llegáis, o emergéis a la forma física, vuestra mente no está en blanco, en espera de las inscripciones que la experiencia almacenará en ella, sino que viene equipada con un banco de memoria que sobrepasa en mucho a un ordenador de vuestro tiempo. Cuando os encaráis a vuestro primer día en el planeta, poseéis habilidades y capacidades ya establecidas que pueden ser usadas o no, y que no son meramente el resultado de una herencia, como creéis vosotros.
Podéis imaginaros a vuestra alma o entidad –aunque sólo brevemente y para esta analogía– como una computadora viviente, consciente y dotada de inspiración divina, que programa sus propias existencias y tiempos de vida. Pero esta computadora está dotada de una creatividad tal que todas las personalidades que programa brotan a la consciencia y crean a su vez realidades que ni siquiera el propio ordenador podría soñar.
(21.25.) Sin embargo, cada personalidad llega con una idea incorporada de la realidad en la que va a operar y cuenta con un equipo mental totalmente adaptado a los entornos especializados con que se encontrará. Tiene total libertad, pero debe operar en el contexto de existencia para el que ha sido programada. Aún así, en el lugar más secreto y recóndito de la personalidad está condensado el conocimiento que reside en la computadora como un todo. Debo señalar que no quiero decir que el alma o la entidad sean una computadora, sino que os pido que consideréis la situación desde esa óptica para comprender ciertas cuestiones.
Toda personalidad tiene la capacidad no sólo de alcanzar un nuevo tipo de existencia en su entorno –la realidad física, en vuestro caso–, sino de aumentar creativamente la calidad de su propia consciencia y, de ese modo, abrirse camino a través de ese sistema especializado, rompiendo las barreras de la realidad a medida que la conoce.
(21.30.) Bien. En todo esto existe un propósito del que también hablaremos más adelante. He mencionado este tema aquí, porque quiero que veáis que vuestro entorno no es real en el sentido que pensáis que lo es. Cuando nacéis estáis ya «condicionados» para percibir la realidad de un modo particular y para interpretar esa experiencia de una manera muy limitada aunque también muy intensa.
Debo explicar todo esto antes de poder daros una idea clara de mi entorno, o de aquellos otros niveles de la realidad en los que opero. No hay espacio entre mi entorno y el vuestro, ni límites físicos que nos separen. Y, hablando de una manera muy real, el concepto de la realidad tal y como la perciben vuestros sentidos físicos o vuestros instrumentos científicos, o al que llegáis por deducción, tiene muy poco que ver con los hechos. Y los hechos son difíciles de explicar.
(21.34. Seth–Jane se inclinó hacia adelante gesticulando para dar más énfasis; tenía los ojos oscurecidos y muy abiertos.)
Vuestros sistemas planetarios existen todos a la vez, simultáneamente, tanto en el tiempo como en el espacio. El universo que creéis percibir visualmente o a través de instrumentos parece hallarse compuesto de galaxias, estrellas y planetas que están a distancias diversas de vosotros. Sin embargo, eso es, fundamentalmente, una ilusión.
Vuestros sentidos y vuestra propia existencia como criaturas físicas os programan para percibir el universo de esa manera. El universo como lo conocéis no es más que vuestra interpretación de los acontecimientos tal y como se introducen en vuestra dimensión tridimensional. Los acontecimientos son mentales. Eso no significa, por ejemplo, que no podáis viajar a otros planetas de ese universo físico, ni tampoco que no podáis usar una mesa para mantener libros, copas y naranjas (que era. lo que contenía nuestra mesa de centro en aquel instante), aunque la mesa no tenga cualidades sólidas por sí misma.
(21.42. El ritmo de Jane empezó a hacerse mucho más lento después del rápido comienzo.)
Cuando yo entro en vuestro sistema, me muevo a través de una serie de acontecimientos físicos y mentales. Vosotros interpretáis que esos acontecimientos están dentro del espacio y el tiempo, y por eso a menudo tengo que utilizar esos términos, ya que debo usar vuestro lenguaje y no el mío.
Vuestras creencias fundamentales son esas ideas preconcebidas de las que os hablé, esos acuerdos en los que basáis vuestras ideas de existencia. Espacio y tiempo, por ejemplo, son creencias fundamentales. Todo sistema de realidad tiene su propia colección de estos acuerdos. Cuando me comunico con vuestro sistema, debo usar y comprender las creencias fundamentales en las que se basa. Forma parte de mi trabajo como profesor el comprenderlas y usarlas, y he vivido varias existencias en muchos de esos sistemas como parte de lo que podríamos llamar mi entrenamiento básico; aunque mis compañeros y yo teníamos otros nombres para ellas.
Podéis tomaros un descanso.
(21.52. Jane salió casi inmediatamente del trance. «Me siento igual que los de ese programa de televisión», dijo, refiriéndose a un programa de ciencia ficción que habíamos visto esa tarde. Trató de explicar una imagen que había recibido justo antes de que Seth empezase a transmitir, a la vez que decía que no era fácil explicarla con palabras. Vi… un campo que contenía algo parecido a estrellas. Nosotros proyectamos una idea hacia ese campo y luego éste parecía explotar aunque realmente la idea está justo aquí», dijo haciendo un gesto hacia sus manos, bajo su mandíbula.)
(Durante la pausa Jane recibió un mensaje de Seth corto, pero claro: debíamos cambiar nuestra cama para que el cabezal estuviese de nuevo en dirección norte, en lugar de oeste como estaba ahora.)
(Continuamos con ritmo lento a las 22.02.)
La entidad o alma tiene una naturaleza mucho más creativa y complicada de lo que incluso las religiones han supuesto.
Utiliza innumerables métodos de percepción, y tiene bajo su mando muchas otras clases de consciencia. Vuestra idea del alma está realmente limitada por vuestros conceptos tridimensionales.
El alma puede cambiar el enfoque de la consciencia, y utiliza la consciencia al igual que vosotros utilizáis los ojos de la cabeza. Ahora en mi nivel de existencia, y por muy raro que pueda parecer, sencillamente soy consciente de que yo no soy mi consciencia. Mi consciencia es sólo un atributo que puedo usar. Eso se aplica a todos los lectores de este libro, aunque ese conocimiento permanezca escondido. El alma o entidad es mucho más que una consciencia.
Por tanto, cuando entro en vuestro entorno, enfoco mi consciencia en vuestra dirección. De alguna manera traduzco lo que soy en un acontecimiento que vosotros podáis entender hasta cierto punto. De una manera mucho más limitada, un artista hace lo mismo cuando trata de expresar lo que es, o una parte de lo que es, en un cuadro. He aquí, al menos, una analogía sugestiva.
Cuando entro en vuestro sistema me introduzco en la realidad tridimensional, y vosotros debéis interpretar lo que pasa a la luz de vuestras creencias fundamentales. Ahora bien: pese a que no os deis cuenta, todos vosotros entráis en otros sistemas de realidad en estado de sueño, aunque sin la total participación de vuestro ser consciente normal. En vuestras experiencias subjetivas dejáis atrás la existencia física y actuáis con un propósito claro y validez creativa, en sueños que olvidáis en el momento de despertar.
Cuando reflexionáis en el propósito de vuestra existencia, lo hacéis con respecto a vuestra vida diaria de vigilia; pero también cumplís vuestro propósito en esas otras dimensiones del sueño. Estáis entonces en comunicación con otras porciones de vuestra identidad, y el trabajo y esfuerzo realizados en ellas son tan válidos como los que hacéis en vuestra vida de vigilia.
(22.17.) Por tanto, cuando entro en contacto con vuestra realidad, es como si estuviese entrando en vuestros sueños. Yo puedo ser consciente de mi ser mientras dicto este libro a través de Jane Roberts, y ser también consciente de mí en mi propio entorno; esto es así porque sólo proyecto aquí una parte de mi ser, así como quizá vosotros proyectáis sólo una parte de vuestra consciencia cuando estáis escribiendo una carta a un amigo y seguís conscientes de la habitación en la que estáis. Yo proyecto mucho más de lo que lo hacéis vosotros en una carta, ya que una parte de mi consciencia permanece ahora dentro de la mujer en trance a la que dicto, pero la analogía se aproxima bastante.
Mi entorno, como dije antes, no sería el que corresponde a una personalidad que acaba de morir, pero más tarde os describiré lo que podéis esperar en esas circunstancias.
Una gran diferencia entre vuestro entorno y el mío es que vosotros estáis obligados a materializar físicamente vuestros actos mentales como materia física. Nosotros entendemos la realidad de los actos mentales y reconocemos su genial validez; los aceptamos tal como son y, consecuentemente, no necesitamos materializarlos e interpretarlos de una manera tan rígida.
Vuestro planeta Tierra me ha sido muy querido. Ahora puedo enfocar mi consciencia hacia ella y, si así lo decido, experimentarla de igual modo que vosotros; pero también puedo percibirla de muchas otras maneras que vosotros no podéis en vuestro tiempo.
Ahora algunos de los que estáis leyendo captaréis enseguida intuitivamente lo que digo, porque ya habréis comprendido que veis vuestra experiencia a través de unas lentes figuradas que distorsionan la visión. Recordad también que, si la realidad física es en un amplio sentido una ilusión, es una ilusión causada por una realidad aún mayor. Esa ilusión tiene en sí misma un propósito y un significado.
Podéis descansar ahora.
(22.31. Jane salió rápidamente del trance otra vez, pero no pudo recordar nada del material.)
(Aunque no esperaba una contestación esa misma noche, hice una pregunta que pensé que Jane consideraría, en caso de que fuese ella la que iba a escribir la introducción del libro: ¿Podría ella transmitir la totalidad del libro de Seth, por ejemplo, en un mes de sesiones diarias, o era necesaria cierta cantidad de experiencias y vivencias diarias en un período de meses, quizá, a fin de estar preparada para servir como canal?)
(Continuamos al mismo ritmo lento a las 22.45.)
Quizá sería mejor decir que la realidad física es una forma que toma la realidad. Sin embargo, en vuestro sistema estáis intensamente enfocados en un aspecto relativamente pequeño de la experiencia.
Nosotros podemos viajar libremente a través de muchas de esas realidades, y en este momento, nuestra experiencia incluye nuestro trabajo en cada una de ellas. No pretendo con esto minimizar la importancia de vuestra personalidad actual, ni de la existencia física: todo lo contrario.
La experiencia tridimensional es un valiosísimo lugar de entrenamiento. La personalidad que conocéis ahora perseverará sin duda, y también sus recuerdos, pero sólo es una parte de vuestra entidad total, al igual que vuestra infancia de esta vida es una parte importante de vuestra personalidad actual, aunque ahora seáis mucho más que un niño.
Seguiréis creciendo y desarrollándoos y llegaréis a ser conscientes de otros entornos, incluso si habéis dejado ya la casa de vuestra infancia. Pero los entornos no son cosas objetivas, conglomeraciones de objetos que existen independientemente de vosotros. Por el contrario, sois vosotros los que los formáis y son literalmente extensión vuestra, actos mentales materializados que se expanden de vuestra consciencia.
Os voy a decir exactamente cómo formáis vuestro entorno. Yo formo el mío siguiendo las mismas reglas, aunque el vuestro se compone de objetos físicos y el mío no.
Bien. Continuaré con este punto en la próxima sesión.
(–Muy bien.)
(Pausa a las 22.56.) En relación con tu pregunta, el libro podría escribirse tanto en noches consecutivas como con nuestro método actual. Aunque dejo cierto margen a la espontaneidad y a la sorpresa, de manera que podamos usar cualquier cosa de vuestra experiencia como ejemplo, o como tema sobre el qué entablar una discusión que en cualquier caso yo ya tenía programada.
Meramente sugiero que Ruburt pruebe durante una semana el cambio de la cama y luego veremos lo que piensa al respecto.
(–De acuerdo. –Nuestro dormitorio es pequeño y resulta difícil orientar la cama norte–sur; además, en ese caso Jane no podría mirar a través de la única ventana que tiene. Nunca llegamos a orientar la cama de la manera sugerida por Seth.)
Mis más cariñosos deseos para ambos, y os deseo una buena noche.
(–Buenas noches, Seth. Gracias.)
(23.00. «Siento cosas raras –dijo Jane cuando salió del trance–. Siento como si no hubiese pasado mucho tiempo desde que Seth comenzó el libro. Pero subjetivamente creo que hasta el momento hay una gran cantidad de información; que de alguna manera estoy transmitiendo una cantidad acumulada, o una riqueza, de experiencia. Puede ser que esté buscando una expresión disparatada como «riqueza concentrada»…»)
(Jane utilizó entonces la analogía de una biblioteca, sin sugerir con ello que estuviese recibiendo todos esos datos «de una biblioteca perdida en algún lugar».)
(Según creíamos) Seth iba a continuar el dictado del capítulo tres. Unos minutos antes de que empezase la sesión. Jane me dijo que tenía una «vislumbre» de Seth: dos o tres frases. «Normalmente –dijo– me instalo y espero a que empiece la sesión. Pero sigo sin poder explicar cómo lo hago.»)
Buenas noches.
(–Buenas noches, Seth.)
Volvamos a nuestro libro.
(Con pausas.) Finalmente vuestros científicos están descubriendo lo que los filósofos han sabido desde hace siglos: que la mente puede influir sobre la materia. Aún tienen que descubrir el hecho de que la mente crea y forma la materia.
Ahora vuestro entorno más próximo, físicamente hablando, es vuestro cuerpo. No es una especie de maniquí en el que estéis apresados, o algo que exista aparte de vosotros como si fuera una carcasa. Vuestro cuerpo no es bello o feo, saludable o deforme, rápido o lento, porque ése sea el cuerpo que se os dio indiscriminadamente al nacer: vuestra forma física, vuestro entorno corpóreo personal, es la materialización física de vuestros pensamientos, emociones e interpretaciones.
Literalmente, el «ser interno» forma el cuerpo transformando mágicamente pensamientos y emociones en su homólogo físico. Vosotros hacéis crecer vuestro cuerpo, de tal modo que su condición refleja en todo momento vuestro estado subjetivo. Usando átomos y moléculas, construís vuestro cuerpo, y con estos elementos básicos configuráis una forma que llamáis propia.
Intuitivamente sois conscientes de que configuráis vuestra propia imagen y de que sois independientes de ella. No os dais cuenta de que creáis vuestro entorno más amplio y el mundo físico que conocéis, impulsando a la materia vuestros pensamientos y emociones: un progreso en la vida tridimensional. Por tanto, el ser interno, individualmente y en masa, envía fuera su energía psíquica y crea tentáculos que se incorporan a la forma.
(21.23.) Cada emoción y pensamiento tiene su realidad electromagnética propia, completamente única, y está totalmente equipada para combinarse con otras, de acuerdo con los distintos grados de intensidad que podáis darle. Por así decirlo, los objetos tridimensionales se forman de modo semejante a como se forman las imágenes que veis en vuestras pantallas de televisión, pero con grandes diferencias. Y, si no estáis sintonizados en esa frecuencia particular, no podéis en manera alguna percibir los objetos físicos.
(Jane–Seth se inclinó hacia adelante mientras hablaba, para enfatizar sus palabras. Su transmisión era algo distinta esa noche. Pensé que reaccionaba al entorno. Había ruido abajo y sobre nosotros. Jane transmitía una frase, luego hacía una pausa más larga de lo habitual, y su ritmo era más lento que de costumbre.)
Actuáis todos como transformadores y, de manera inconsciente y automática, transformáis unidades electromagnéticas altamente especializadas en objetos físicos.
Estáis en medio de un «sistema de materia concentrada» rodeados, por así decirlo, de unas áreas más débiles en las que persiste lo que vosotros llamaríais «pseudomateria». Todo pensamiento y emoción existe espontáneamente como una unidad electromagnética simple o compleja, no percibida aún por vuestros científicos.
(21.27.) La intensidad determina tanto la fuerza como la permanencia de la imagen física en la que el pensamiento o emoción serán materializados. Explico esto en profundidad en mi propio material. Aquí sólo quiero que entendáis que el mundo que conocéis es un reflejo de la realidad interna.
Básicamente estáis hechos de los mismos ingredientes que una silla, una piedra, el cogollo de una lechuga o un pájaro. Todas las consciencias se unen en una labor cooperativa gigantesca, para crear las formas que percibís. Dado que nosotros conocemos eso, podemos cambiar nuestro entorno y nuestra forma física a nuestro antojo y sin confusión alguna, ya que percibimos la realidad que subsiste en ella.
También sabemos que la permanencia de la forma es una ilusión, ya que toda consciencia debe estar en estado permanente de cambio. Nosotros podemos –hablando en vuestros términos– estar en distintos lugares a la vez, pues somos conscientes de la verdadera movilidad de la consciencia. Ahora bien: siempre que pensáis emocionalmente en una persona, enviáis fuera de vosotros un homólogo vuestro, con una intensidad inferior a la de la materia, pero con forma definida. Esta forma que vuestra consciencia proyecta hacia afuera escapa totalmente a la atención del ego. Cuando yo pienso emocionalmente en otra persona, sucede lo mismo, pero envío una parte de mi consciencia dentro de la imagen y puedo comunicarme a través de ella. Podéis tomaros un descanso.
(21.37. Jane salió rápidamente del trance. Los ruidos continuaban en la casa. Le habían molestado durante la transmisión y habían interferido en mis notas. A pesar de todo, quedó sorprendida de que hubiese pasado casi media hora.)
(A las 21.56, cuando estaba esperando para volver a entrar en trance. Jane dijo: «No sé si es porque esta noche estoy cansada o porque los ruidos pueden conmigo, pero me está costando empezar de nuevo…» Continuamos a las 21.58.)
Los entornos son primordialmente creaciones mentales de la consciencia empujadas a distintas formas. Yo tengo un despacho del siglo XIV, que es mi preferido y en el que hallo gran complacencia. No existe en vuestros términos físicos, y sé muy bien que es una producción mental mía. A pesar de todo me gusta mucho, y a veces tomo forma física para sentarme en el escritorio y mirar el paisaje por la ventana.
Ahora vosotros hacéis lo mismo cuando estáis sentados en vuestro salón, pero no sois conscientes de ello; por el momento estáis restringidos, por así decirlo. Cuando me encuentro con mis compañeros, a menudo solemos convertir nuestros pensamientos a diversas formas, por el simple goce de la práctica. Tenemos lo que vosotros llamaríais un juego que requiere cierta experiencia, en el que, por pura diversión, vemos cuál de nosotros puede traducir un pensamiento en el mayor número de formas. (Pausa.)
Existen tales cualidades sutiles que afectan la naturaleza del pensamiento, tantos grados de emoción, que ninguna forma puede ser jamás igual a otra (sonrisa), así como no hay un solo objeto en vuestro sistema que sea la copia exacta de otro. Los átomos y las moléculas que componen cualquier objeto tienen una identidad propia que colorea y califica todo objeto que forman.Vosotros aceptáis y percibís la continuidad y la similitud cuando percibís un objeto físico de cualquier clase, y hacéis caso omiso de la desemejanza de un campo dado de realidad. Por ejemplo, vuestros cuerpos no sólo cambian completamente cada siete años, sino que también lo hacen constantemente con cada respiración.
(22.12.) Los átomos y moléculas que componen la carne mueren constantemente y luego son reemplazados. Las hormonas están en estado constante de alteración y movimiento. Las propiedades electromagnéticas de la piel y las células cambian continuamente e incluso se invierten a sí mismas. La materia física que componía tu cuerpo hace un momento es significativamente diferente de la materia que forma tu cuerpo en este instante.
Si pudierais percibir el cambio constante de vuestro cuerpo con la misma persistencia con la que atendéis a su naturaleza aparentemente permanente, os sorprenderíais de haber considerado alguna vez el cuerpo como una entidad más o menos constante, más o menos integrada. Incluso subjetivamente fabricáis la idea de que el ser consciente es relativamente estable y permanente, y os concentráis en ella. Centráis vuestra atención en esas ideas, pensamientos y actitudes que recordáis del «pasado», como si fueran vuestras, y pasáis por alto otras que os fueron «características», desvanecidas ahora, pasando también por alto el hecho de que no podéis apresar el pensamiento. El pensamiento de hace un momento se desvanece enseguida.
Vosotros tratáis de mantener a un ser físico, subjetivo, constante y relativamente permanente, para así poder mantener un entorno relativamente constante y relativamente permanente. Eso os permite poneros siempre en la posición de hacer caso omiso de ese cambio. Esto que no queréis reconocer es precisamente lo que os daría una mayor comprensión de la verdadera naturaleza de la realidad, de la subjetividad individual y del entorno físico que aparentemente os rodea.
(22.23. Los párrafos anteriores se transmitieron a un ritmo más rápido.}
¿Qué es lo que le sucede a un pensamiento cuando abandona nuestra mente consciente? No se limita simplemente a desaparecer. Podéis aprender a seguirlo, pero normalmente os asusta el hecho de apartar vuestra atención de su intenso enfoque en la existencia tridimensional. Por consiguiente, os parece que el pensamiento desaparece. También os parece que vuestra subjetividad tiene una cualidad desconocida y misteriosa, y que incluso vuestra vida mental tiene una especie de precipicio subjetivo por el que caen los pensamientos y recuerdos para desaparecer en la nada. Así pues para protegeros, para evitar que vuestro pensamiento vaya a la deriva, levantáis barreras psicológicas en los puntos que suponéis peligrosos. En cambio, podríais seguir esos pensamientos y emociones simplemente dándoos cuenta de que vuestra realidad continúa en otra dirección, además de aquella con que os identificáis principalmente. Entonces esos pensamientos y emociones que ya han dejado vuestra mente consciente os conducirían a otros entornos.
(22.29.) Esas aberturas subjetivas a través de las cuales parecen desaparecer los pensamientos son de hecho una especie de urdimbre psíquica que conecta el ser que conocéis con otros universos de experiencias, otras realidades donde los símbolos cobran vida y donde no se niega el potencial del pensamiento.
Durante vuestros sueños esas otras realidades y la vuestra se comunican, y hay también una interacción constante entre ambos sistemas. Si hay algún punto en el que vuestra consciencia parezca eludiros o escaparse de vosotros, o si hay un punto donde parece que termine vuestra consciencia, ésos son exactamente los puntos donde habéis edificado vuestras barreras psíquicas y psicológicas, y son precisamente esas áreas las que deberíais explorar. De lo contrario os sentiréis como si vuestra consciencia estuviese encerrada en vuestro cráneo, constreñida e inmovilizada, lo que hace que cada pensamiento perdido o recuerdo olvidado parezca, al menos simbólicamente, una pequeña muerte. Y ése no es el caso.
Sugiero que toméis un descanso.
(22.36. Esta vez el trance de Jane había sido más profundo, y no hubo ningún ruido que la perturbase. Continuamos a las 22.52.)
Bien. Éste es el final del dictado por esta noche.
(Luego Seth estuvo tratando brevemente una experiencia fuera del cuerpo que había tenido Jane en la tarde de ayer.)
Terminaré la sesión con mis más efusivos deseos para ambos, y me gustaría recordar a Ruburt otra vez la sugerencia que le hice sobre su cama.
(–Buenas noches, Seth.)
(23.05. Véase la sesión 519, en que Seth sugiere a Jane que trate de poner su cama orientada norte–sur. Aún no lo hemos hecho.) (Jane continúa leyendo el libro de Seth, pero es evidente que ya no está preocupada por él, aunque su interés sigue tan vivo como siempre.)
Extracto de LA ETERNA VALIDEZ DEL ALMA – HABLA SETH
AUTOR: JANE ROBERTS
VISTO EN: http://www.trabajadoresdelaluz.com.ar