Unidad de tiempo lección del Maestro Beinsá Dunó

Jorge Gomez (333)

Maestro-Beinsa-Duno

Reflexión

El hombre debe vivir conscientemente, que utilice cada momento en su vida razonablemente. ¿Qué se comprende bajo las palabras momento de la vida? Bajo momento de la vida entendemos unidad de tiempo, unidad de medida con la cual la consciencia humana mide ciertas medidas, eventos, etc. Sin la aplicación de esta medida, aunque no quiera, el hombre exagera o disminuye las cosas. En general, los humanos tienen disposición más a exagerar que a disminuir. Hoy en día raras veces encontraréis a un hombre que transmite las cosas tal como están en realidad. Por ejemplo, si sacáis una idea vuestra delante de la sociedad, pocos la percibirán como la transmitís: la mayoría introducirá algunas exageraciones en esto lo que habéis hablado. Algunos pues ni siquiera oirán lo que habéis hablado. ¿Por qué? Su pensamiento estaba ocupado con algo más importante. Por ejemplo, ¿cómo va a comprender vuestra idea aquel que sufre por un diente? Durante todo el tiempo él pensará en su dolor. Él dice: “En el momento dado de mi vida es importante mi diente”. Entonces cada cosa que en un momento dado abarca la conciencia del hombre es la más importante.

Como discípulos vosotros debéis tener una unidad de medida del tiempo con la cual medir las cosas. He aquí porqué cuando observáis vuestros puntos de vista, no preguntéis si son rectos, sino haceos la pregunta: “¿Está a mi lado el derecho y estoy pensado recto?”. Si el hombre observa las cosas según su derecho personal, esto es una cosa; si las observa según el derecho común, el Divino, esto es otra cosa. El derecho Divino es este que tiene en cuenta la Gloria de Dios, el bien de cada hombre y el de sí mismo. El derecho Divino debe ser derecho para toda la gente, sin excepción. Mientras se guía por este derecho el hombre puede desarrollarse, si deja de aplicarlo, y su desarrollo cesa.

La gente contemporánea quiere primero arreglar sus trabajos y entonces pensar en Dios. Si hasta ahora ellos no han arreglado sus trabajos, nunca van a arreglarlos. Si el hombre ha venido a la Tierra con trabajos no arreglados, nada puede lograr. Diréis que habéis intrincado los hilos – esto es otra cuestión. El borracho intrinca los hilos, el tacaño – también, el pobre – también. Si han intrincado los hilos, no les queda ninguna otra cosa salvo arreglarlos. El hombre no ha nacido borracho, ni tacaño, ni pobre – él se ha vuelto tal en consecuencia. Si ha decidido arreglar los hilos él debe regresar al camino natural de la vida, hacia su estado primordial, como ha salido de Dios. La vida mala, los hábitos malos son cosas intercaladas en la vida, de las cuales el hombre tiene que librarse. Dirá alguien que así ha nacido. No, él ha tomado algo ajeno por fuera y lo ha intercalado en su vida como una mezcla. Él dice: “Yo no puedo vivir sin mi caja fuerte, sin mis libros”, etc. Si eres fuerte, comprobarás si puedes vivir sin estas cosas o no puedes. Mientras vives, todavía puedes llevar la caja fuerte contigo, pero cuando venga la muerte, todo lo dejas de lado: mujer, hijos, hogar, dinero, libros. Si eres fuerte, intenta contraponerte a la muerte. Y hasta el héroe más grande cede delante de la muerte y ve que esto, sin lo cual no ha podido vivir, ahora lo deja de lado, no se interesa de ello.

En la época turca, los hacendados búlgaros pensaban que no pueden sin cachimba, pero cuando vinieron tiempos duros, vieron que y sin esto pueden. ¿Qué representa la cachimba? Según yo la cachimba puede asemejarse al descontento en el hombre. Este es una cachimba psíquica, espiritual en el hombre. Aún cuando se levanta del sueño, el hombre busca su cachimba – algún hábito viejo que lo hace descontento. Así como se ha negado del cachimba físico, así el hombre tiene que negarse y del psíquico, o sea, de los hábitos malos. El hombre debe negarse de sus debilidades y de sus hábitos malos, para entrar en la vida verdadera. A cada hombre le es dada una tarea importante que debe realizar a tiempo y bien. Esta tarea no consiste en el comer y el beber, en el vestir y el enriquecimiento – estas son cosas secundarias. Para solucionar su tarea correctamente, la primera cosa de la cual el hombre necesita es la salud. Si está sano, él tendrá a disposición y dinero, y ropas, y casa; si está enfermo, lo que tiene lo perderá. Mientras es prudente, el hombre tiene a disposición todo: y dinero, y ropa, y casa. Si quieres estar sano, guarda esto lo que Dios te ha dado. Guarda la luz de tu mente, como y el calor de tu corazón – esto es lo esencial de lo cual cada hombre necesita. Decís: “¿Por qué Dios me ha creado así?” Expulsa este pensamiento de tu cabeza. Si insistes en que se te responda esta pregunta, un día recibirás respuesta, pero amargamente te lamentarás. Hoy dices que no puedes vivir sin esto o aquello, pero un día te pondrán a prueba – para que te comprueben que puedes sin todo esto. En cualquier posición que se encuentre en un momento dado, el hombre debe aplicar su unidad de medida de tiempo, que esté contento de todo. El contento es una fuerza. La cuestión no es que el hombre esté durante toda su vida contento de una y misma posición, sino que él debe estar contento de lo más pequeño que en un momento dado recibe. Cuando te alimentes, agradece por la comida que te es dada. Alguien come hoy y para mañana piensa si tendrá algo para comer. Si estás contento por lo poco que hoy se te da, y al otro día te darán; si no estás contento por lo de hoy, al otro día todavía menos te darán. El que ha tenido el cuidado sobre el día de hoy, él tendrá cuidado y para el día de mañana. Si piensas que mañana vendrá algo peor, tú te engañas; si piensas que mañana vendrá algo mejor, tú de nuevo te engañas: el día de mañana será exactamente tal como era y el de ayer.

Ahora, como hablamos de unidad de tiempo, nos referimos a la unidad viva. Esta puede tomarse del tiempo, de la vida, del hombre, por eso decimos que la unidad es una medida amplia. Para el hombre, para el ángel, decimos que son unidades, pero y para Dios decimos que es una unidad. El es una unidad que no puede compararse con nada, por eso decimos que Dios es el único en el mundo cuya palabra es potente, Él nunca erra. Cuando llega a los intereses de los seres vivos, Él siempre los tiene en cuenta y arregla sus trabajos como encuentra para bien. Si el hombre, como una unidad pequeña, se pone al lado de Dios – la unidad grande – se recibe el número 11. Cuando sumamos las dos unidades, recibimos el dos – un número de contradicción. Verdaderamente, si dais una manzana a dos niños, inmediatamente aparece una disputa sobre cuál de ellos tomará la parte más grande. ¿Cuál de los dos niños tiene el derecho de poseer la parte más grande de la manzana? Puesto que y los dos niños tienen la misma edad, difícilmente podéis determinar cuál de ellos tiene el derecho de dominar la parte más grande, sin embargo, si la manzana se da a dos hermanos, uno de 21 años y el otro de 10, ¿cómo repartirán la manzana? Si el hermano mayor ama a su hermanito, le dará la parte más grande de la manzana; si no le ama mucho, le dará la parte más pequeña.

Entonces el bien que hacemos, como y la disposición que tenemos hacia la gente, se determina por nuestro sentimiento hacia ellos. Consciente o inconscientemente el hombre se guía por sus sentimientos. Cuando amáis a alguien como a sí mismos, vosotros estáis listos de darle todo de lo cual él necesita. Si tiene necesidad de dinero, vosotros metéis la mano en vuestro bolsillo y sacáis generosamente, no miráis lo que dais; cuando no amáis a alguien, volteáis el dinero, miráis de no dar más de lo que se debe. Cuando se guía solo por sus sentimientos – de dar más o menos – el hombre no está del lado recto. El hombre debe ser justo – él debe tener una medida según la cual actuar.

Sin esta medida él no sabe dónde y cuánto dar. Si da más, él dice que ama; si da menos, dice que no ama. Por qué ama a alguien más y a alguien menos, él mismo no sabe. La cuestión no es que améis a toda la gente por igual, sino que apliquéis hacia ellos una y misma medida. El hombre debe medir las cosas con una medida, y no con dos. No digo que el hombre siempre aplica las dos medidas, pero cuando no ama a alguien, por costumbre vieja él saca la segunda medida y comienza con ella a medir. Esta es la causa por la cual cuando no ama a alguien, el hombre está listo de ver lo malo en él, él está listo de exagerar y hasta su defecto más pequeño. ¿Qué gana el hombre si exagera el defecto de aquel a quien no ama, o exagera las virtudes de aquel a quien ama? Nada gana.

Por lo tanto, aplicad la unidad de medida hacia vuestros actos y no exageréis ni el bien ni el mal en los humanos. Si decís de alguien que es muy bueno o muy malo, pregunto: ¿cómo habéis medido la cantidad del bien y el mal en este hombre? En un momento dado, el hombre puede ser o muy bueno o muy malo – esto depende del estímulo externo de la vida, como y de la comprensión interna del hombre. Según vuestros comportamientos hacia un hombre dado, vosotros podéis forzarlo a manifestarse como bueno o como malo. Si quitáis la manzana de la mano del niño, él comienza a llorar, a enfadarse – se vuelve malo. Dadle después de esto dos manzanas bonitas – él sonreirá, se alegrará y se volverá bueno. Si veis que algún niño se estimula exclusivamente por sus deseos, sabréis que él no tiene unidad de medida en su vida. De este niño no se puede esperar mucho. Cuando quiere lograr cierto deseo, y el hombre adulto actúa como el niño, él dice: “Este deseo es Divino y yo debo lograrlo”. En realidad su deseo no es Divino – este hombre tergiversa lo Divino.

¡No tergiverséis las ideas Divinas, no provoquéis a Dios! Si llegáis al Nombre de Dios, guardadlo puro y santo en vuestra alma. Si no lo guardáis con la pureza y la santidad necesarias, nada podéis lograr. El éxito del hombre depende de esto, de hasta qué punto sostiene el Nombre de Dios puro y santo en su corazón y en su alma. El nombre de Dios es unidad de medida, unidad de tiempo. Con este nombre el hombre puede servirse en todas las dificultades y pruebas en la vida. Si estás enfermo y comienzas a pensar en este nombre, tu enfermedad se quitará; si tienes exámenes como alumno o estudiante, es suficiente comenzar a pensar en este nombre para que puedas aparecer tranquilamente al examen. Si tienes que dar, de nuevo piensa en el Nombre de Dios – así ablandarás el corazón de tu acreedor. Qué representa Dios, no pienses; en Su Nombre, sin embargo, puedes pensar tanto como quieras. Siempre lleva el Nombre de Dios en tu consciencia como unidad de medida y unidad de tiempo. Piensa un momento, pero piensa en este Nombre como de algo que incluye todas las condiciones y posibilidades de la Existencia. No hay ser viviente que piense mal del Nombre de Dios.

Y hasta los seres más malos piensan bien de Él, porque han probado Su fuerza y poder, Su bondad y gracia – y ellos se someten a ese Nombre. Por lo tanto, si queréis desarrollarse correctamente, sostened el Nombre de Dios en vuestra mente, en vuestro corazón, en vuestra alma, puro y santo. Diréis que debéis creer en Dios, que vayáis a la iglesia, que cumpláis ciertos ritos. Este es el lado externo de la cuestión. Con fe solo o con adoración externa, el trabajo no va: ¡cuánta gente ha fracasado al haber vivido solo con fe!

Un campesino de las aldeas de Sofía se fue un día viernes al mercado para vender su mantequilla, para comprar algunas cosas para su hogar. Él puso la mantequilla en un jarro grande. Toda la gente que pasaba a su lado, miraba hacia la mantequilla, la encontraba de buena calidad y superior. Dos apaches jóvenes se detuvieron delante del campesino, acordaron el precio de la mantequilla y dijeron: “Nosotros compraremos la mantequilla para un sacerdote al cual tú irás para tomar el dinero. He aquí su dirección – ve a él, él te pagará”. El campesino creyó a la gente joven, le dio el jarro con la mantequilla y de ellos tomó la nota en la cual estaba escrita la dirección del sacerdote. En este tiempo los dos apaches se fueron al sacerdote y le dijeron: “Padre, toma estos veinte levas para hacer una oración por un campesino que se ha enloquecido un poco. Él vendrá después de nosotros. Cualquier cosa que te hable, sabrás que no está con toda su mente. Tú léele unas cuantas oraciones para que sienta alivio. El sacerdote creyó a la gente joven. Cuando llegó el campesino, el sacerdote sacó su libro de oraciones, puso su estola sobre la cabeza del enfermo acusado y comenzó a leerle oraciones.

Leyó unas cuantas oraciones, pero el campesino no se interesaba de éstas – él quería el dinero de su mantequilla. El sacerdote se asombró de qué dinero y de qué mantequilla le está hablando el campesino, pero siguió leyéndole oraciones. Finalmente el campesino dijo: “Padre, éste trabajo con leer oraciones no se hace. ¡Tienes que pagar la mantequilla!” El sacerdote se convenció de que verdaderamente el campesino estaba enloquecido. Y el campesino se asombraba de por qué el sacerdote no pagaba por la mantequilla, sino que se hacía el loco y leía oraciones. Y los dos fueron jugados por los apaches jóvenes. Ridícula es la posición y de los dos, ¿pero qué hombre no fue jugado, a quién no le pusieron estola en la cabeza y no le han leído oraciones? El campesino quiere dinero, y el sacerdote le lee oraciones.

Para que no caigan en posiciones ridículas, los humanos necesitan de una comprensión correcta. El hombre adquiere esta comprensión de las experiencias por las cuales pasa, como y de las experiencias de la gente magna y santa que han vivido antes de él. La Biblia, el Nuevo Testamento, contiene las experiencias de santos, profetas, apóstoles que han vivido unos cuantos miles de años antes de vosotros, pero disponían con conocimientos grandes. Si alguno de ellos viene hoy entre vosotros, veréis que verdaderamente eran hombres científicos. Los hombres presentes pasan por científicos pero sus trabajos no van bien. Ellos dicen que el Amor salvará al mundo, pero aún así el mundo y hasta ahora no está salvado. ¿Por qué? El amor de la gente todavía no es Divino. Solo el Amor de Dios puede salvar al mundo, y no el humano. ¿En qué se distingue el Amor de Dios del humano? El Amor de Dios introduce reconciliación en el hombre y él está listo de servir al mundo entero. Que sirvas a Dios, a tu prójimo y a ti mismo, esto significa que has adquirido el Amor, que estás conectado con Dios. El que está listo de servir, él es un hombre fuerte; sino está listo de servir, él es un hombre débil. El que ama sin esperar que le amen, él es un hombre fuerte. El Amor hace al hombre fuerte, aunque por fuerza éste se igualara a una cerilla. El Amor no puede encender al mundo entero, como y el Sol no puede de golpe iluminar a toda la Tierra, pero él (el Amor – n.d.t.) Introduce impulso en todos los seres vivos. El impulso los hace fuertes…

Hoy en día se pide de toda la gente que piensen recto, que apliquen la unidad de medida en sus pensamientos, sentimientos y actos. No es necesario que toda la gente piense igual, es necesario sin embargo, que piense recto. La belleza de la vida reside en la variedad de las cosas. Es agradable mirar diferentes modelos de ropas, pero cada modelo debe estar cocido por medida. Si no están guardadas las medidas, este modelo a nadie le gusta. Los botones también deben estar en su sitio, cada cosa debe ponerse en su sitio. Si esto tiene significado en el mundo físico, cuánto más esto tiene significado en el mundo espiritual y en el mental. Cada pensamiento, cada sentimiento deben estar a su sitio. Quién a quién ha amado, quién ha amado más y quién menos, a quién le aman y a quién no le aman – esto no es un trabajo vuestro. Esto significa que os ocupéis con pensamientos que están fuera de su lugar. Si os ocupáis con tales pensamientos, vosotros introducís una desarmonía tanto en vuestra vida, como y en la del Todo. Al detener vuestra atención sobre pensamientos excepcionales, o sea, sobre pensamientos que no están en su lugar, con esto mostráis vuestra ignorancia.

Decís por ejemplo que algún hombre es muy amado por la gente, y aún así oís que él ha muerto. ¿Es posible esto? El Amor hace al hombre inmortal. Podéis amar solo a aquel hombre en el cual el Amor vive. Si la madre pega a su niño frecuentemente y dice que le ama, ella no comprende el Amor. No podéis pegar a su niño si le amáis – este niño no da motivo para ser pegado.

Si los padres aman a su niño, esto muestra que el Amor está en él: él mismo se vuelve amoroso. Donde está el Amor, ahí está la vida. El hombre ama al pan por la misma causa – vida trae éste. El primer bocado es el más dulce, porque recibís de él la mayor energía. Algunos reciben esta energía y se aprovechan de ella, y otros no pueden recibirla: esto depende de su conciencia, de cómo miran esta cuestión.

La misma ley se refiere y a los pensamientos humanos. Si el hombre tiene un comportamiento consciente hacia un pensamiento dado, él se aprovecha de éste; si no tiene un comportamiento consciente hacia algún pensamiento, éste pasa y se va por su lado sin atribuirle algo. Cada pensamiento recibido conscientemente por el hombre, introduce en él salud, riqueza e inmortalidad. Si no puede el pensamiento introducir en el hombre estas cualidades, esto indica que él ha escuchado y recibido solo externamente, pero no internamente – el pensamiento pasa por su lado sin afectarle profundamente. Por lo tanto, si alguien dice que os ama, ved primero si él ama a Dios. Si ama a Dios, y a vosotros os amará; si no ama a Dios, y a vosotros no os ama. Luego dirá que cree en Dios. Si no ama a Dios, él no puede creer en Él. La fe se condiciona por el Amor.

Cuanto más amas a alguien, tanto más crees en él; cuánto menos le amas, tanto menos le crees. ¿Qué vemos en los comportamientos de los humanos? Cuanto menos se conocen, tanto más se creen y tanto más se respetan; cuando ya se han familiarizado, ellos pierden su fe y respeto uno hacia otro. ¿Por qué? Han quebrantado la unidad de tiempo, la unidad de medida entre sí. Para que no pierdan esta medida, ellos deben ser como los números, que aumenten y disminuyan. El hombre razonable sabe cuándo debe aumentar y cuándo disminuir – él es como el grano de trigo, al cual en la primavera le siembran en la tierra para que aumente. El que siembra, correctamente soluciona las cuestiones; el que piensa correctamente soluciona las cuestiones. Si no piensa, el hombre es parecido a un gallo que prefiere el grano de trigo delante del diamante. Cuando encuentra un trozo de diamante, él le patea y dice: “quiero algo que lo pueda comer y no esto lo que reluce”.

Ahora y vosotros queréis que se os diga algo especial para que encontréis inmediatamente el camino recto. El camino recto es el camino del Amor: aplicad el Amor y no os turbéis. “¿Cómo aplicarlo?” ¡Ahí está la cuestión! Si queréis aplicar el Amor, liberaos de cualquier duda en la Primera Causa: la duda más pequeña obstaculiza al Amor. Si llegáis al Amor, a Dios, ahí no se permite impureza ninguna, duda ninguna. Para conectarse con la consciencia Divina, el hombre debe purificar su consciencia de la duda. El mundo que Dios ha creado es armónico: si veis alguna desarmonía, ésta se debe a otras consciencias que han introducido cierto desvío, tanto en la vida humana como y en toda la Naturaleza. La vida no natural de los humanos es causa para las manifestaciones no naturales de los animales. El conejo por ejemplo, se ha vuelto cobarde gracias a las condiciones desfavorables en las cuales vive – perseguido por animales y hombres, él tiembla y por el ruido más pequeño. Por lo tanto, cuando os encontréis con algún hombre cobarde sabréis que él ha vivido en condiciones desfavorables.

Como discípulos de vosotros se requiere un trabajo razonable, consciente: si no trabajáis conscientemente, vosotros os enfrentaréis con posiciones no deseables. Si no desea trabajar, el hombre se encuentra delante de sorpresas en la vida: él se alimenta bien pero aún así se enferma y muere. ¿Por qué? Porque en el alimento entra un elemento que introduce la muerte. El hombre procura hacia el Amor, pero aún así se enfrenta con el odio. ¿Por qué? Porque en su amor entra el elemento del odio, del cual él mismo tiene que librarse. El hombre habla de derechos, de pensamiento positivo, aún así se enfrenta con la duda. Para librarse de la muerte, del odio y de la duda, el hombre tiene que introducir en su vida, en su amor y en su pensamiento aquel elemento al que llamamos unidad de tiempo.

Para enderezar los lados torcidos de su vida, el hombre necesita de poca cosa – una pequeña corrección es capaz de poner la vida en una posición normal. A veces solo un ladrillo es capaz de tapar el hoyo de la casa y guardarla de condiciones desfavorables externas. Las cosas pequeñas en la vida estropean los trabajos, los golpes pequeños traen consecuencias grandes. A veces una mirada torcida, mala, estropea los buenos comportamientos. Os encontráis con alguien que está indispuesto y os mira torcidamente. No os enfadéis con este hombre – él se encuentra en una noche obscura cuando nadie puede ayudarle. Si lleváis una vela en vuestra mano, no preguntéis por qué este hombre no os ha mirado amablemente, sino encender vuestra vela y alumbradle, que encuentre su camino. Cada uno necesita de un sentimiento cálido, de la aprobación de la gente.

Cuando el violinista da un concierto, él no piensa solo en dinero, sino que quiere compartir su arte con la gente, que oiga su aprobación. El maestro trabaja forzadamente, con amor, y él tiene el deseo de recibir la aprobación de sus alumnos; la madre también tiene el deseo de recibir la aprobación de sus niños. Pregunto: ¿cuándo trabajáis, vosotros la aprobación de quién esperáis? Trabajad conscientemente y con Amor para que recibáis la aprobación de Dios. Que el hombre trabaje con amor, esto significa que se conecte con la consciencia Divina y que cumpla la Voluntad de Dios a tiempo.

Ahora, como hablamos del Amor, de la Fe, nosotros no nos referimos al amor y la fe de la gente ordinaria. Nosotros no necesitamos de la religión de la gente ordinaria, ni de sus oraciones, nosotros nos interesamos de la vida Primordial con su pureza. Si guardáis la pureza de esta vida, guardáis y su totalidad. Esta vida es un capital dado al hombre por Dios – para que trabaje, y que cada día aplique hacia éste algo nuevo. La vida futura del hombre depende de la presente, por lo tanto, el trabajo del día de hoy determina las adquisiciones futuras. Si trabaja con amor, el hombre guardará los talentos que Dios le ha dado; si no trabaja conscientemente, él perderá sus talentos, como hizo el amo con el siervo a quien dio un talento.

Ahora, si preguntáis qué se requiere del discípulo, os diré: el discípulo debe tener un pensamiento sano y puro. El pensamiento puro sobreentiende pureza en los deseos y en los sentimientos. Trabajando, él de todas maneras se manchará, pero debe constantemente purificarse. Ninguna impureza se permite en su corazón y en su mente. Para que comprenda si su pensamiento es recto y puro, el hombre debe servirse con la unidad de medida del tiempo. Si guarda esta medida, él nunca va a engañarse. El que piensa recto, él sabe si ama a alguien o no – él tiene una imagen clara acerca del Amor. Si comprende el Amor, él sabe que en el amor de un hombre se puede encontrar el amor de la mayoría. Y entonces, si un hombre ama a alguien, él no busca el amor de la demás gente. Cuando decimos que el hombre debe satisfacerse por el amor de un solo hombre, tenemos en cuenta el amor verdadero. Cuando el amor entre dos personas no se manifiesta correctamente, ellos sin falta buscarán el amor de algún otro. ¿Por qué? Porque entre su amor no hay equilibrio. El Amor de dos personas forma solo una línea recta, pero sus fuerzas no están equilibradas. Si los dos se mueven incesantemente en una línea recta y solo en una dirección, ellos nada van a lograr. Para que adquieran algo esencial y valioso, ellos deben cambiar la dirección de su movimiento, que se dirijan en dirección de la consciencia superior; en esto los dos juntos tienen que elevarse. Para que realicéis bien un trabajo, es necesaria la participación de dos manos, de dos piernas, de dos ojos, de dos orejas.

Como discípulos, de vosotros se requiere un trabajo consciente sobre sí mismos. Trabajaréis sobre sí mismos sin detenerse sobre esto lo que piensa la gente de vosotros. Si os detenéis sobre la opinión de la gente, vosotros no podéis desarrollarse. La fuerza del discípulo reside en esto, que supere las dificultades y los obstáculos.

Caminad hacia adelante sin miedo, sin dudas, sin vacilaciones. Muchos dudan en esto de si están en el camino recto. Mientras sirva a Dios con toda su mente, con todo su corazón, con toda su alma, con todo su espíritu y con toda su fuerza, el hombre está en el camino recto; si entra la duda más pequeña en la mente del hombre, él se desvía de su camino. Cuando se desvía del camino recto, el hombre comienza a perder esto lo que ha adquirido. Para regresar hacia lo perdido, a veces el hombre acude a la mentira – él piensa que con la mentira recibirá más que esto lo que recibirá con la Verdad. Para lograr su ideal, el hombre debe vivir bien, que aplique la Verdad. Diréis que la Verdad trae sufrimientos. Aunque sufra con la Verdad, es preferible que el hombre viva con ella que con la mentira. Cualquier sufrimiento que os sobrevenga, si vivís bien y cumplís la Voluntad de Dios, vuestra aflicción se convertirá en alegría. Detrás de cada sufrimiento razonable se esconde el magno pensamiento de Dios. Cuando Cristo estaba en el jardín de Getsemaní, Él oraba para que se le quitara de alguna manera el cáliz del sufrimiento, pero inmediatamente llegó Su consciencia superior a ayudarle, y Él dijo:

¡Señor, que se haga Tú Voluntad!” Después de esto Cristo comprendió que el cáliz que Dios Le había determinado para beber, escondía en sí un magno bien. Cristo bebió el cáliz amargo, después de lo cual recibió la magna bendición de Dios – la resurrección. Una sola vez se da al hombre a que beba el cáliz amargo – si lo bebe una vez, una segunda vez no se le da la misma experiencia.

En una ciudad europea condenaron a un criminal a pena de muerte. El juez le ofreció tres castigos: ahorcamiento, disparo y envenenamiento – que solo eligiera para sí uno de los castigos. El criminal eligió el tercer castigo – beber algún veneno. Le dieron uno de los venenos más fuertes, pero cuál fue su sorpresa al ver que el criminal no murió. El gobierno decidió liberar al criminal – guiándose por el principio de que es imposible imponer al hombre dos veces uno y mismo castigo. Cuando pase el hombre por cierto sufrimiento, segunda vez no puede pasar por lo mismo. Este criminal era un hombre fuerte, él dijo: “Beberé el veneno más fuerte pero aún así no moriré”.

Él hizo una prueba con la cual comprobó su fuerza. Así que si sois fuertes, y vosotros debéis sacar sus experiencias delante del mundo, para mostrar que tenéis un principio, una medida – una unidad de tiempo.

Y así, uno de los rasgos distintivos del discípulo es la pureza. El discípulo debe ser puro. Si tiene la pureza necesaria – externa e interna –, él puede pensar recto. La nieve profunda de hoy y el viento, subrayan exactamente esto: la nieve habla de la pureza del hombre, y el viento muestra que el hombre debe pensar recto. Como sabéis esto, vosotros debéis trabajar conscientemente, que adquiráis pureza y pensamiento recto. Hoy en día la gente muere antes de tiempo, porque no trabaja conscientemente: ellos no saben cómo trabajar y para quién trabajar para alargar su vida. Si ellos sinceramente desean servir a Dios, cumplir Su Voluntad, su Vida se alargará. El hombre no debe partir para aquel mundo antes de haber terminado su trabajo; sino termina su trabajo, él se va antes de tiempo. En este sentido la mayoría de la gente se va antes de tiempo.

Como discípulos de vosotros se requiere pensamiento recto, luminoso y sentimientos puros que equilibren las fuerzas de vuestro organismo. El discípulo debe ser modelo en todo: en su conducta, en su pensamiento, en vestir, en movimientos, en andadura. Él debe tener un ideal alto: cualquier trabajo que comience, debe realizarlo por las reglas del ideal alto; si no se guía por estas reglas, no se puede confiar a él. Cualquier trabajo que comencéis, trabajadlo con la meta de santificar el Nombre de Dios.

Comenzad vuestro trabajo con Dios y terminarlo con Dios. No os preocupéis de cuál será el resultado; si estáis conectados con Dios, todo se ordena bien. Una fuente existe en el mundo de la cual fluye la vida – ésta es la fuente de la pureza Absoluta: lo que ocurre en el mundo, siempre para ésta ocurre. Ésta es la fuente de aquella vida que da a luz al magno Amor. Para este Amor existe todo: para él el Sol brilla, para él las estrellas alumbran, para él las aguas brotan, para él las flores florecen, para él las aves cantan, para él los humanos piensan y viven.

Si queréis que las aguas de esta fuente fluyan en vosotros, abrid ampliamente vuestros corazones y mentes, y comenzad a dar; si os cerráis, las aguas de esta fuente se congelarán para vosotros y vosotros nada recibiréis. Esta es la causa por la cual el hombre no puede realizar sus buenos deseos. Si viene un pensamiento luminoso en vuestra mente y un sentimiento noble en vuestro corazón, no digáis que no puede realizarse, sino abrid ampliamente vuestra mente y vuestro corazón, ayuntad vuestra voluntad a trabajar – y veréis cómo todo os acudirá en ayuda. Confiad a Dios dentro de vosotros y no temáis: si estáis conectados con Él, vosotros tenéis fuerza para superar todos los tropiezos.

El hombre debe abrir su monedero, para que reparta, él debe ser generoso. Si no es generoso, por mucho que predica sus palabras no tendrán resultado. El discípulo de la Nueva Enseñanza debe aplicar esto lo que habla. Él se va a un hogar para predicar, y no puede ayudar al enfermo en el hogar. Un predicador verdadero es este que aplica todo lo que habla: a enfermos sana, a sufrientes consuela, a muertos resucita. Fe y Amor son necesarios al hombre para aplicar esto lo que tiene dentro de sí. Aplicad lo más pequeño que tenéis, porque dicho está en la escritura: “El fiel en lo pequeño es fiel y en lo grande”. El pequeño se bendice.

Solo el manifestado Amor de Dios,
solo la manifestada Sabiduría de Dios,
solo la manifestada Verdad de Dios
traen la vida plena.

AUTOR: Maestro Beinsá Dunó

2 comentarios

  1. Que grandes enseñanzas¡¡ Gracias maestro. Ahora lo mas difícil es poner en practica toda esta sabiduría Pido a Dios que me de mucha fuerza y concentración para vivir, pensar y actuar de la manera correcta ante sus ojos.

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