Viajes de autoconocimiento VS turismo espiritual ¿Cómo diferenciarlos?
Quien desea viajar por un mero gusto mundano ha hecho una elección más que respetable, y hoy en día existen miles de alternativas turísticas asequibles y programables para ir a recorrer Europa o la Riviera maya con la mayor eficiencia y confort posible.
Pero también hay otra clase de viajes. Aquellos que no son para nutrir la vanidad ni la curiosidad superficial, ni para llegar a presumir con los amigos o a repartir souvenirs entre los colegas de trabajo. Me refiero a los viajes espirituales y de autoconocimiento.
Viajar para abrir puertas y caminos que están dentro de uno mismo no puede hacerse con un paquete todo incluido y mucho menos con apego a un horario de ruta predefinida. Difícilmente uno se encontrará pedazos de sí en un tour guiado por las calles más emblemáticas de Francia o pasando dos días en escala de crucero en una paradisiaca isla griega.
Quien quiere salir de la entrada de su casa para enfrentarse a un mundo desconocido, sorprendente, inesperado y muchas veces hostil, quien no tiene reparos en hacer nuevos amigos en cada puerto y en compartir la mesa, las sonrisas y las historias con personas de todos los estratos sociales, a señas o apenas masticando un idioma que no es el propio, el que quiere decidir la ruta cada mañana y no tiene problemas cambiándola al atardecer, el que quiere regresar engrandecido por las dificultades que ha superado en el trayecto, ese, tiene lo que se necesita para ser un viajero espiritual.
Hay que diferenciar claramente los viajes espirituales de autoconocimiento del turismo espiritual.
Lo primero es una experiencia auténtica de crecimiento personal y lo segundo sigue siendo turismo, pero enfocado a un aspecto particular de la cultura: la religión o las tradiciones religiosas.
Tampoco tiene nada de malo hacer turismo espiritual, pero, como su nombre lo indica, no se trata de una verdadera integración con las tradiciones de los lugares que visitamos, y no deja de ser un pintoresco y folclórico paseo del que quizá obtengamos una grata experiencia y un sinfín de fotos espectaculares, pero que difícilmente operará un cambio trascendental en nuestro ser.
Puedes diferenciar el turismo emocional de un verdadero viaje de autoconocimiento de una manera muy sencilla. Si hay un guía de turistas, una agencia de viajes o un folleto informativo de por medio, si hay un itinerario y un evento o tradición muy específica que se te presente en pleno apogeo de show, es turismo, por muchos tintes de “espiritualidad” que le quieran dar.
En muchas ocasiones, los viajes de turismo espiritual son el preámbulo perfecto para que las personas se decidan a realizar por fin un viaje arriesgado de conocimiento espiritual sin filtros y sin la higienización de la industria turística, porque no es nada fácil lanzarse a lo desconocido así sin más, pero si ya has tenido esas experiencias y quieres ir a buscarte a ti mismo allí donde te lleve tu libertad, estás listo para soltar los miedos y las excusas.
Embarcarte en este tipo de aventura implica, idealmente, poco presupuesto económico, pero una dosis considerable de paciencia, tolerancia y apertura.
También necesitas ir con la disposición de confiar en ti mismo y en la bondad de los seres humanos, que, si bien tiene excepciones, sigue siendo la regla que mantiene a este mundo siendo un lugar que vale la pena recorrer.
Puede sonar contradictorio redactar una lista de reglas para quienes desean salir a explorar y explorarse sin reglas, pero nunca está de más tener un consejo o dos a la mano para que la experiencia sea menos aterradora (que lo será, de una manera u otra) y más segura.
Busca guías
Y no nos referimos a guías turísticos, sino a guías espirituales. Hay una infinita cantidad de sabiduría repartida en todo el mundo, encontrarla no siempre es fácil, pero entrenando el ojo y el corazón progresivamente puedes aprender a identificar a esas personas que van a ayudarte tener un viaje de autoconocimiento verdadero.
Puedes empezar tu recorrido en un retiro espiritual, o visitando alguna persona a la que admires por su trayectoria metafísica.
Buscar otras personas que también quieren viajar para descubrirse a sí mismas, o que quieren recibirte en su hogar para compartir su conocimiento ancestral contigo es más fácil cuando aprovechas la enorme comunidad afín de plataformas como Hermandad Blanca. Ábrete al mundo de manera genuina y verás cómo encontrarás cientos de seres que pueden aconsejarte o recibirte en un contexto de aprendizaje interior.
Atrévete a preguntar
Preguntando se llega a Roma, y si Roma no es lo tuyo, debes saber que igualmente, preguntando se llega literalmente a cualquier sitio. Uno de los errores clásicos que cometen los viajeros es asumir que, si no conocen el nombre, la locación o la forma de llegar a un lugar, este prácticamente no existe.
Nunca te limites a lo que dice el folleto turístico. Acércate a los locales, que conocen bien su entorno, y pregúntales si hay algún lugar cerca con vistas hermosas, o poco conocido pero especial, o si existe alguna persona de interés que los lugareños visiten por su sabiduría o sus conocimientos el alguna disciplina holística.
Muchas experiencias trascendentales llegarán solas a ti a lo largo de tu viaje, pero muchas otras tendrás que buscarlas activamente. Allí donde estés parado puede haber un tesoro oculto de sabiduría esperándote, y para encontrarlo tienes que atreverte a preguntar.
Confía en tu intuición
El mundo es un lugar donde existe más luz que oscuridad. Sal a descubrirlo con confianza y con fe, pero nunca olvides que existen seres dispuestos a aprovecharse de ti. Manténlos alejados de tu viaje confiando en tu intuición y dejando que tu espíritu protector te guíe a través del miedo y de la desconfianza.
Una de las mejores formas de viajar seguro es viajar ligero. ¿De verdad necesitas ese celular de última generación o esa lap top carísima junto a ti? Miles de viajeros espirituales han recorrido su camino antes sin un solo dispositivo tecnológico. Por supuesto que tú puedes aprovechar las ventajas de la modernidad para hacer tu viaje algo más cómodo, pero considera que todo lo que lleves contigo tiene que ser prescindible, nunca sabes lo que puede pasar.
Tu intuición también será el faro que te lleve hacia lugares buenos. No porque alguien que se presente ante ti tenga un excelente aspecto, quiere decir que no es un estafador dispuesto a esquilmarte, no porque alguien de apariencia humilde te invita a compartir los alimentos en su hogar, quiere decir que es miembro de una banda de secuestradores. Aprende a mirar con el ojo de tu espíritu, así verás el espíritu de los demás y no solo el exterior, que muchas veces puede ser engañoso.
Intégrate con la gente
Puede que llegues a muchos lugares en los que las tradiciones y los individuos sean muy diferentes. Por ejemplo, es muy común que los viajeros provenientes de Europa, Estados Unidos o países desarrollados viajen a países en desarrollo con una insufrible actitud de superioridad e incluso de condescendiente “compasión” hacia los demás.
Evita esto. Si tienes la suerte de vivir en un país con condiciones privilegiadas y vas a viajar a países remotos o a pueblos que están en condiciones precarias, deshazte de tu soberbia y de tu ego. Allá donde vayas intégrate con genuinamente con quien te reciba y con quien convivas, y mantén a raya de manera consciente cualquier sensación de que “sabes más” o eres más “civilizado”.
Con toda seguridad, tú puedes aprender mucho más de ellos que ellos de ti. Los viajes de autoconocimiento son para aprender, no para enseñar, y si tienes la oportunidad de hacerlo, enseña siempre desde la más absoluta humildad y agradeciendo, no esperando que te agradezcan.
Busca experiencias auténticas
Gran parte del folclore y las tradiciones típicas de las regiones que visites seguramente estarán acaparadas por la mercadotecnia y la higienización turística. A lo que me refiero con esto es que hay alternativas muy artificiales para que te acerques a la “espiritualidad” de la región, que no son más que recorridos turísticos estándares disfrazados de experiencias metafísicas reales.
La mejor manera de que distingas entre una experiencia real, ya sea que se trate de escuchar las leyendas de los indios nativos en Perú, probar un viaje psicodélico de peyote en el norte de México, o conocer los templos de los mil dioses de la India, es que para las experiencias auténticas no suele haber lucro de por medio, solo cuotas de recuperación que aseguran a los organizadores la posibilidad de seguir compartiendo conocimiento auténtico.
Quienes realmente están inmersos en la espiritualidad de la zona comparten, no cobran, y si lo hacen, es para su sustento y no a manera de negocio. En resumen, siempre que puedas, ve a las raíces y mantente separado de lo comercial.
Acepta el miedo y la incertidumbre
Viajar sin un organigrama que nos indique dónde vamos a hospedarnos, a qué hora sale nuestro vuelo, o tan siquiera donde vamos a encontrarnos al día siguiente, puede y de hecho debe causar muchos sentimientos de miedo y de incertidumbre. Ambas cosas son parte fundamental de un proceso de autodescubrimiento, por que vienen de nuestro interior y la idea no es solo descubrir las cosas bonitas y placenteras que hay en nuestra alma.
Aprovecha este viaje para enfrentarte sin reparos a todos tus demonios. Nadie dijo que un recorrido así fuera a ser especialmente cómodo. Tendrás momentos mucho mejores que los que podrías tener en unas vacaciones típicas, pero también, aceptémoslo, tendrás momentos mucho peores. Cada uno te hará más fuerte, más listo y más resiliente.
Está bien tener dudas. Está bien tener miedo. Está bien desconfiar y tener ganas de llorar desamparadamente. Lo que no está bien es dejar que eso, que es un sentimiento tan humano como el amor o la emoción, te detenga y te impida encontrarte.
Si te levantas y dejas de aferrarte a la seguridad, te darás cuenta que tras la niebla de la incertidumbre siempre hay una sonrisa, una mano amiga o un alma bondadosa dispuesta a ayudarte. Muchas veces esa mano amiga es la tuya propia, porque te has atrevido a descubrir recursos, habilidades y talentos que no sabías que tenías.
Haz escalas largas, la parte de ti que está en ese sitio necesita tiempo para mostrarse
Por desgracia no todas las personas pueden darse el lujo de agarrar la maleta y desaparecer de su vida cotidiana dos meses. Si es tu caso ¡felicidades! Aprovéchalo y sal a la aventura hoy mismo. Si no, necesitas considerar que la mejor manera de aprovechar el tiempo vacacional o libre del que dispones no es hacer recorridos exprés tratando de visitar once ciudades representativas en diez días. La prisa no es amiga del aprendizaje.
Si cuentas con poco tiempo, aprovéchalo para conocer bien un lugar pequeño y diferente. Si cuentas con mucho tiempo, procura hacer escalas largas en cada punto de tu recorrido, de tal forma que al despedirte dejes atrás amigos y experiencias profundas.
Quizá la forma más sencilla de entender esto es la siguiente: te has quedado lo bastante en un lugar solo hasta que el trozo metafísico de ti que existe en ese punto del universo se manifiesta claramente y te dice que ya has aprendido allí lo que necesitabas, y que ahora es momento de seguir adelante.
Ve a todos lados, puede haber una parte de ti en cada rincón del mundo.
No desprecies ningún sitio, por poco glamouroso o extraño que pueda parecer. Si tu intuición o el destino lo están poniendo en tu camino, acepta que por algo es y sigue las señales del universo.
Desconocemos tanto sobre el mundo y sobre nosotros mismos, que literalmente no hay forma de saber en donde vamos a encontrar una experiencia trascendental. Quizá esta vida o esta reencarnación en particular no basten para recorrerlo todo, pero un espíritu dispuesto conocerlo todo en este mundo, lo será también en otros mundos.
No te frustres si sientes que no vas a conocer todo lo que quisieras en el tiempo, mucho o poco, que te reste. Recuerda que el viajero verdadero está en tu alma, y el alma es inmortal.
¿Alguna vez has hecho un viaje de autoconocimiento? O ¿has emprendido un viaje normal que termine dejándote experiencias extraordinarias de aprendizaje holístico? ¿Tienes alguna historia o consejo que compartir con otros viajeros del autodescubrimiento espiritual?
¡Compartamos juntos y convirtamos al mundo en una red de luz!
Autor: Assul, redactora en la gran comunidad de hermandadblanca.org
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