Navegando hacia el norte

Navegando al atardecer

El barco corta las aguas de la inmensidad del océano del firmamento. Aunque el oleaje a veces sea bravo, cojo el timón con fuerza y me dejo columpiar por los latidos marinos de mi entorno. Algunos de ellos vienen de muy lejos, y el enviste es fuerte, pero me mantengo sereno y ben enraizado al timón que tengo entre mis manos para dirigirme hacia el norte de mi voluntad.

En estos instantes, las aguas parecen tranquilas, a pesar del aire de cambios que acaricia el barco. Simbólicas olas decoran el inmediato presente a seguir en mi camino.

Presiento la llegada a puerto. Allí, una nueva vida me espera, y con gran emoción en mi interior me dirijo hacia el sueño que mi corazón me indica. Tengo la sensación como si me encontrara solo en esta travesía, pero estoy seguro que no está siendo así, porque aunque en mi entorno más cercano no vea ningún otro barco, sí creo divisar otros más allá, que como yo, se dirigen a su puerto de realización.

Me siento atraído hacia este rumbo. Es como si una voz me llamase desde el otro lado para que vaya. Aunque no me lo diga, es como si allá se encontrase todo lo que tanto he soñado, rezado y trabajado para poderlo conseguir, y ahora, en medio del océano, me encuentro más cerca de obtenerlo. Todo este tiempo no ha sido en vano. Me he encerrado en la cabina y he puesto rumbo a mi norte, cogiendo fuerte el timón en momentos de gran tempestad. Estos parecen ya haber pasado, y mi ser, madurado por lo vivido, sigue con firmeza la voz de mi corazón, procedente de más allá, donde los sentidos finalizan sus percepciones. Es un trayecto intuitivo y seguro. Como los delfines y ballenas siguen el flujo magnético de la tierra, así yo sigo la llamada de la voz interior donde no puedo asirme a nada, solo a mi timón, sabiendo que estoy en la dirección correcta. Los gráficos así me lo muestran.

Es un camino hacia la aparente incertidumbre, desconcierto y donde nada es seguro, pero la contradicción de todo esto es que cuanto más te adentras hacia esta voz que oyes, más certeza tienes que estás bien orientado y te diriges hacia lo que ha de ser y tu mayor bien.

Pareces estar solo,…. pero no lo estás.

Parece que todo desaparezca,… pero solo es el cambio de decorado para poder estar en el lugar de tu voluntad realizada.

Parece que lo dejas todo,… y así es, para encontrarte con el verdadero ser que eres.

En este trayecto estás en contacto contigo mismo. Necesitas que así sea para poder darte cuenta del verdadero ser que eres y de tu potencial para cuando llegues a la nueva tierra.

Mientras avanzo bajo el firmamento y sostenido por las aguas de la vida, siento la melodía celestial que muchos han comentado cuando se hace este viaje solo. Son notas procedentes de ningún lugar y de todas las direcciones a la vez, que sintonizan con tus vibraciones y vibran al unísono, acompasadas y entonadas por voces divinas no conocidas en nuestra dimensión. Son melodías inexistentes en nuestro planeta Tierra. Parece como si desde el otro lado del océano me diesen la bienvenida y me animasen a continuar el camino que inicié hace tiempo para poder llegar donde me encuentro ahora, y así, desembarcar en tierra firme, el nuevo ser manifestado en mi.

Siento como si de mi plexo solar me tirasen hacia adelante desde un punto lejano para no perderme por el camino. Miro la brújula que hay en mi interior y veo que marca el norte. Todo va bien.

A medida que voy acercándome allí donde representa que debo de llegar, voy sintiendo las energías de aquella nueva tierra y existencia. A través de mis radares voy recibiendo imágenes de lo que será y esto, a la vez, me anima a continuar. Seguro que son “ellos” quienes me hacen llegar esta información para darme coraje y seguir. No, no estoy solo. Seres etéreos luminosos me rodean y parecen acompañar el barco en el cual me encuentro. Parece como si fueran “ellos” quienes empujasen la embarcación.

Por momentos tengo la sensación de divisar otras barcas, pero cuando miro no las veo. Tengo la sensación que el océano está lleno de navegantes como yo aunque no nos veamos y sepamos unos de los otros.

Cada día que pasa siento más emoción en mi interior, más ilusión y anhelos de continuar, como si presintiese todo lo que será de mí en la otra riba.

Me siento bien solo en esta travesía. Disfruto de mi ser y del tesoro que hay en mi interior. No soy quien creía que era al empezar el viaje. Hay un mar tranquilo dentro de mí que serena mi corazón y mi espíritu. Soy Uno con el océano terrenal y la inmensidad del firmamento. Soy el cielo en miniatura aquí en la Tierra.

Un barco navega rodeado de otros hacia un mismo rumbo: el norte de su corazón, donde la divinidad se unifica con la humanidad que aparentan ser. A medida que vayan avanzando, la serenidad y la calma irán apareciendo en todos ellos, y sus barcas se irán iluminando y dando vida allí donde se encuentren.

Todos llegarán, y serán los pioneros de la aceleración del gran cambio que se espera en el pequeño lugar del universo de nombre Tierra. Sus firmezas harán caer los muros de las separaciones.

Son seres valientes y llenos de amor al servicio de la humanidad. Son y serán los alquimistas de las energías existentes en la forma.

A medida que van avanzando, sus naves se van elevando, rozando las quillas con el agua, y aunque ellos piensen que están en contacto con ella, lo que están haciendo es levitar y así, avanzar con más celeridad hacia su voluntad divina.

El mundo se ilumina y ellos son los grandes faros de la nueva Tierra. Ellos todavía no saben que la luz que cada uno está desprendiendo sirve de guía al resto de barcos que también se encuentran en dirección al norte. Juntos se ayudan, sin ellos saberlo, a avanzar hacia la nueva tierra donde la divinidad les espera para mudar la vestimenta de la terrenalidad.

Todos llegarán y sus almas se elevarán a niveles infinitos. Serán seres Ascendidos.

El mundo los está esperando.

“Nosotros te esperamos a ti. ¡Continua! ¡Adelante!”

3 comentarios

  1. Cada nuevo día es el fín de tu pasado. Nuevos pasos has dado para llegar hasta tu presente. ¿No ves la gran diferencia de tiempo a atrás y el ahora? Cada vez nos dirigimos más a la liberación absoluta de nuestro «sufrimiento» y la manifestación de nuestra realización. Cada paso dado te acercas más a lo que tu voluntad cree que debe de ser. Cuando llegamos a este punto tan esperado de nuestro proceso de evolución, tu corazón te lo hará saber. Se nota cuando estás plenamente en paz contigo mismo y tu entorno, sintiendo el amor de tu divinidad en ti y la Unicidad con el Hogar. Escuchando nuestro corazón nos daremos cuenta cuando abremos abierto la puerta de nuestra plena liberación y conexión con el Hogar del cual todos procedemos. Estamos en el proceso de la Ascensión, y cada día más, más y más. Que el Amor y la Paz sean en ti.

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