NGSM – El nuevo grupo de servidores del mundo, por el Maestro Tibetano, a través de Alice Ann Bailey PARTE 1/4

Jorge Gomez (333)

 

Los libros del Tibetano

…o libros azules, escritos por Alice Ann Bailey

Libros Azules

Maestro Tibetano djwhal khul
El Maestro Tibetano Djwhal Khul ha dicho :

“Emprendan la constante distribución de mis libros, que contienen mucha enseñanza para la Nueva Era. En ultimo análisis, los libros son para ustedes las herramientas de trabajo y los instrumentos con los cuales entrenarán a sus trabajadores. Traten de que circulen constantemente.”

Alice Ann Bailey
¿Quien es Alice Ann Bailey?
Esta famosa esoterista y escritora inglesa cuyo nombre de soltera fue Alice Ann la Trobe-Bateman; nació en Manchester (Lancashire) el 16 de junio de 1880. Y murió a los 69 años de edad, el 15 de diciembre de 1949. Perteneció en su juventud al Centro de la Sociedad Teosófica de Los Angeles, del que luego se separó para actuar con más libertad de acuerdo a sus propios puntos de vista y a las enseñanzas que le impartieron dos Maestros de la Jerarquía Oculta.

En su Autobiografía Inconclusa, uno de sus libros que puede encontrarse en español, Alice A. Bailey menciona que tuvo su primer encuentro con el Maestro Koot Hoomi el 30 de junio de 1895, cuando contaba tan sólo 15 años de edad y en circunstancias en que las dificultades y el sufrimiento la rodeaban por todas partes. Desde entonces trabajó durante toda su vida para él, llegando a ser una de las discípulas más avanzadas de su grupo o Ashrama. Por otra parte el Maestro Djwhal Khul, conocido como D.K. o El Tibetano, inspiró o dictó sus libros por medio de la facultad denominada clariaudiencia, que poseía Alice A. Bailey en marcado grado. El contacto con este instructor se mantuvo durante cerca de treinta años.

https://hermandadblanca.org/libros-del-tibetano/

EL NUEVO GRUPO DE SERVIDORES DEL MUNDO (N.G.S.M.)

Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul

(Alice A. Bailey)

PARTE I de IV

 

Clasificación de la Humanidad

Los pueblos del mundo se pueden clasificar en cuatro grupos, según el punto de vista de Quienes tratan de guiar a la humanidad hacia la Nueva Era. Ciertamente ésta es una amplia generalización, habiendo muchos grupos de enlace entre las cuatro principales agrupaciones.

Primero, las masas ignorantes: éstas, debido a la pobreza, la desocupación, el analfabetismo, el hambre, la desesperación y la falta de esparcimiento y de medio para adquirir cultura, están enardecidas. Tienen suficiente desarrollo para responder a las sugerencias y al control mental de las personas un poco más evolucionadas que ellas. Son fácilmente regimentadas, influenciadas, estandarizadas e impulsadas a una actividad colectiva por los líderes de cualquier escuela de pensamiento, que sean suficientemente inteligentes y emotivos, para despertar los deseos materiales, el amor a la patria y el odio hacia quienes poseen más que ellos. Estas personas pueden ser controladas por el temor y, por lo tanto, impulsadas a actuar por la demanda emotiva.

Como no conocen nada mejor y padecen tantos sufrimientos son fácilmente arrastradas por los fuegos del odio y del fanatismo, y constituyen una de las más grandes e inocentes amenazas de esta época. Son juguetes en manos de los que están bien informados, y se hallan indefensas contra quienes tratan de utilizarlas para cualquier propósito. Pueden ser conmovidas con más facilidad por las exhortaciones emocionales y las promesas, porque las ideas casi no llegan a impresionar sus conciencias, debido a que no están desarro­lladas suficientemente para pensar por sí mismas. Las masas luchan y mueren azuzadas por fogosas arengas, y pocas veces saben de qué se trata. Sus condiciones de vida deben ser mejoradas, pero no por la explotación ni por el derramamiento de sangre.

Segundo, la llamada clase media y sus dos categorías, superior e inferior: constituye el grueso de cada nación, la burguesía inteligente – diligente, inquisidora, de mente estrecha y esencialmente religiosa, aunque repudia frecuentemente los requisitos de la religión. Es arrastrada por el conflicto económico, y constituye sin excepción el elemento más poderoso de cualquier nación, por su capacidad para leer, discutir, pensar, invertir dinero y apoyar a cualquier bando. Representan la mayor parte de los partidarios del mundo, los que luchan por una causa y forman grandes grupos, sea a favor o en contra de uno y otro partido. Les agrada reconocer y elegir a un líder, y están dispuestos a morir por la causa y a hacer incesantemente mayores sacrificios por sus ideales, basados en las ideas presentadas por sus lideres elegidos.

No establezco diferencias ni ubico a la llamada aristocracia de un grupo, porque eso constituye una diferencia de clase, basada en gran parte en el patrimonio y en el capital; los modernos reajustes nacionales la van fusionan­do rápidamente en la gran clase media   Debido a que en todas partes se lleva a cabo esta nivelación, puede surgir ahora la aristocracia espiritual – basada en la comprensión de su origen y meta divinos, que no conoce distinción de clases, barreras religiosas ni diferencias separatistas. Por lo tanto, tratamos las divisiones humanas y no las diferencias de clases.

El segundo grupo constituye el campo más fructífero de donde se extraen los nuevos líderes y organizadores. Forman un grupo intermedio entre los pensadores del mundo, los intelectuales y las masas humanas. En último análisis, son el factor que determina los asuntos mundiales…

…Debido a su inteligencia, a las mayores posibilidades que tienen de adquirir cultura, a su habilidad para leer, al impacto de los nuevos métodos de propaganda, la prensa y la radio, constituyen el grupo más poderoso del mundo en cada nación, y a ellos se dirigen los líderes, demandando su apoyo y lealtad partidista, trayendo el triunfo de cualquier líder. Son los únicos que contribuyen con la mayoría de los votos en los asuntos nacionales. Se hallan dominados por la incertidumbre, la duda y el temor, profundamente arraiga­dos, y el deseo de que se haga justicia y se establezca el nuevo orden de cosas.

Sobre todo, desean la paz, estables condiciones económicas y un mundo ordenado. Están dispuestos a luchar por ello, combatir en todos los partidos y grupos por los ideales políticos, nacionalistas, religiosos, económicos y sociales. Si prácticamente no luchan en sentido físico, lo hacen por medio de la palabra, discursos y libros.

Tercero, los pensadores del mundo: son los hombres y mujeres inteligentes y muy cultos, que captan las ideas y las formulan en ideales. Estas perdonas hablan, escriben artículos y libros y utilizan todos los métodos conocidos para llegar a educar al público en general, y así hostigan a la burguesía obligándola a entrar en actividad, agitando, por medio de ella, a las masas. La función y el papel que desempeñan es de suprema importancia. De sus filas egresan quienes influencian firmemente el curso de los acontecimientos mundiales, una veces con fines buenos, otras con fines egoístas. Manejan la mente humana como un músico maneja su instrumento, estando en sus manos el poder de la prensa, la radio y la tribuna pública. Su responsabilidad es enorme. Algunos pocos, quizás más de lo que parece, trabajan desinteresadamente inspirados por la nueva era. Se dedican a aliviar las condiciones humanas y a mejorar los asuntos mundiales, aplicando (correcta o errónea­mente) ciertas líneas que, para ellos, constituyen la esperanza del futuro y la elevación de la humanidad. Se hallan en todo gobierno, partido, sociedad y organización, iglesia y grupo religioso. Constituyen hoy la entidad más influ­yente, porque a través de ellos se llega a la gran clase media, influenciándola y organizándola para fines políticos, religiosos y sociales. Sus ideas y expre­siones se infiltran a través de la clase elevada y de la clase media, llegando finalmente a oídos de los individuos más avanzados de las masas no evolucio­nadas.

Cuarto, el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo: son los que comienzan a formar un nuevo orden social en el mundo. Políticamente no pertenecen a partido o gobierno alguno. Reconocen a todos los partidos, credos, organi­zaciones sociales y económicas y a todos los gobiernos. Se hallan en todas las naciones y organizaciones religiosas, y se ocupan de formular el nuevo orden social. Desde el ángulo estrictamente físico, no luchan por lo mejor que existe en el viejo orden, ni por mejorar las condiciones del mundo. Consideran que los antiguos métodos de lucha, partidismo y agresión, y las antiguas técnicas de luchas partidarias han fracasado totalmente, y que los medios empleados hasta ahora, en todas partes y por todos los partidos y grupos (luchas, violentos partidismos por el líder o una causa, ataques a los individuos cuyas ideas o modos de vida se consideran perniciosos para el género humano), están fuera de época y son considerados inútiles e inapropiados para obtener las deseadas condiciones de paz, plenitud económica y comprensión. Están ocupados en la tarea de inaugurar el nuevo orden mundial, formando en todo el mundo – en cada nación, ciudad o pueblo – una agrupación de personas que no pertenece a partido alguno ni apoya a un bando, pero postula una tribuna clara y definida y un programa tan práctico como el de cualquier partido. Se apoyan en la esencial divinidad del hombre; su programa se basa en la buena voluntad, característica básica de la humanidad. Por lo tanto, están organizando actualmente a las personas de buena voluntad de todo el mundo, explicándoles un programa definido y postulando una tribuna en la que tienen cabida todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

Afirman y creen que su llamado inicial ha sido de tal naturaleza, que si se les proporciona la ayuda de las mentes entrenadas, que pertenecen al tercer grupo descrito, y si se les facilita la necesaria ayuda financiera para realizar el trabajo educativo requerido y la propaganda para difundir la buena volun­tad, podrán cambiar de tal modo el mundo (únicamente por medio de las personas de buena voluntad) que –sin guerra, sin despertar el odio entre los hombres, sin atacar ni apoyar causa alguna– el nuevo orden podrá ser firmemente establecido sobre la tierra. (15-480/3)

Antecedentes históricos

Alrededor del año 1400, la Jerarquía de Maestros enfrentaba una situación muy difícil. En lo concerniente al trabajo de segundo rayo (que tenía que ver con la enseñanza de la verdad espiritual) sobrevino lo que podría llamarse una total exteriorización de esa verdad. La actividad del primer rayo también había efectuado una intensa diferenciación y cristalización entre las naciones y gobiernos del mundo. Ambas condiciones de ortodoxia concreta y diferen­cias políticas, persistieron durante muchas generaciones y aún persisten. Existe hoy un análogo estado de cosas, tanto en el mundo de la religión como en el de la política. Esto es verdad ya se trate de India o América, de China o Alemania, o se estudie la historia del budismo con sus numerosas sectas, el protestantismo con sus miles de grupos militantes o las numerosas escuelas de filosofía en Oriente y Occidente. La situación es universal y la conciencia pública está grandemente dividida, pero este estado de cosas marca la Culminación de un período de separatividad y el fin, antes de muchos siglos, de esta profunda división del pensamiento.

Después de observar y vigilar esta tendencia durante otro centenar de años, los Hermanos Mayores de la raza, alrededor del año 1500 d. C., convocaron a un cónclave a todos los sectores. Su objetivo fue determinar cómo se podría acelerar el impulso de integración, que constituye esencial­mente la nota clave de nuestro orden universal, y qué pasos tendrían que darse para producir esa síntesis y unificación que, en el mundo del pensamiento, hiciera posible la manifestación del propósito de la Vida divina que trajo todo a la existencia. Cuando el mundo neutral se unifique, el mundo externo entrará en un orden sintético. Aquí debe recordarse que los Maestros piensan en términos más amplios y trabajan en ciclos más extensos del esfuerzo evolutivo. Los círculos reducidos y temporarios y el insignificante flujo y reflujo de los procesos cósmicos, no ocupan en el primer caso Su atención.

En dicho cónclave debían hacer tres cosas:

1.     Ver el plan divino en una escala lo más amplia posible, y renovar Sus mentes con esa visión.

2.     Observar qué influencias o energías, estaban disponibles para ser utilizadas en el gran esfuerzo en que Ellos estaban empeñados.

3.     Entrenar a los hombres y mujeres, entonces probacionistas, chelas e iniciados, para poder tener a su debido tiempo un grupo eficiente de ayudantes en quienes confiar en los siglos venideros.

Respecto a estos aspirantes, Ellos tenían dos problemas:

1.     Evitar el fracaso en mantener la continuidad de conciencia por parte de los discípulos aún más avanzados, fracaso en que hasta los iniciados incurren hoy.

2.     Los Maestros descubrieron que las mentes y los cerebros de los chelas eran extremadamente insensibles a los contactos superiores, y esto aún perdura. Entonces los chelas poseían, como ahora, aspiración, deseo de servir a la humanidad, devoción y ocasionalmente un equipo mental regular, pero carecían peculiarmente de esa sensibilidad tele­pática, respuesta instintiva a la vibración jerárquica y liberación del psiquismo inferior, requisitos necesarios para el trabajo intenso e inte­ligente. Lamentablemente esto todavía es así. La sensibilidad telepá­tica aumenta cada vez más, como resultado de las condiciones mun­diales y de la corriente evolutiva, y esto (para quienes trabajan en el plano interno) es un signo muy alentador, aunque el amor por los fenómenos síquicos y la ignorancia en diferenciar los diversos grados de vibraciones de los trabajadores jerárquicos, todavía obstaculiza grandemente el trabajo.

Se preguntarán y con todo derecho ¿cuál es este plan? Cuando hablo del plan no me refiero al plan general como es el de la evolución o el de la humanidad, al que aplicamos la frase, desenvolvimiento del alma, casi sin significado. Se dan por sentados ambos aspectos del esquema de nuestro planeta y únicamente son modos, procesos y medios para un fin especifico. El plan, según lo perciben en la actualidad y para el cual trabajan firmemente los Maestros, puede definirse de la manera siguiente: Es la producción de una síntesis subjetiva en la humanidad y de un intercambio telepático que finalmente aniquilará al tiempo. Hará asequible a los hombres todas las realizaciones y conocimientos del pasado, le revelará el verdadero significado de su mente y cerebro, lo convertirá en el amo de ese equipo, por lo tanto lo hará omnipresente y, con el tiempo, le abrirá la puerta a la omnisciencia. Este próximo desarrollo del plan producirá en el hombre una comprensión –in­teligente y cooperativa– del propósito divino, para el cual, Aquel en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, ha considerado inteligente llevarlo a la exteriorización. No crean que puedo explicar el plan tal cual es. No es posible para ningún hombre de grado inferior al de iniciado de tercer grado, vislumbrarlo y mucho menos comprenderlo. El desarrollo del meca­nismo, por el cual un discípulo puede estar en relación con Quienes son responsables de llevar a cabo los planes, y la capacidad de conocer (y no sólo percibir tenuemente) ese diminuto aspecto de todo, que constituye el paso inmediato y con el cual es posible colaborar, puede ser logrado por todos los discípulos y deben mantenerlo como meta ante los aspirantes. Con excepción de los discípulos probacionistas, que aún no son lo suficientemente firmes en su esfuerzo todos pueden esforzarse por alcanzar esa continuidad de con­ciencia y despertar esa luz interna que, cuando es percibida y empleada inteligentemente, sirve para revelar otros aspectos del plan, especialmente aquel que puede responder y servir útilmente el conocedor iluminado.

Lograr esto ha sido el objetivo de todo el entrenamiento impartido durante los últimos 400 años, por lo cual podrán imaginarse la gran paciencia desple­gada por los Conocedores de la raza. Trabajan lenta y premeditadamente hacia Su objetivo, sin aparente premura, pero -y aquí reside el interés inmediato de lo que tengo que comunicar – poseen un límite de tiempo, basado en la Ley de Ciclos. Concierne a la actuación de ciertos períodos de oportunidad que lógicamente tienen su limite…

Mirando hacia el futuro, cuando los Servidores de la raza se reunieron en el cónclave mencionado, se refirieron a la futura entrada de la era acuariana, con sus energías características y sus asombrosas oportunidades. Esto fue observado, e intentaron preparar al hombre para ese período de más o menos 2.500 años de duración, que, debidamente utilizado, promovería la unificación consciente e inteligente del género humano, produciendo así la manifestación de lo que prefiero llamar “la hermandad científica”, lo opuesto de la acepción sentimental del término, tan prevaleciente hoy.

En ese entonces Les pareció necesario hacer dos cosas antes de poder utilizar provechosamente las potencias venideras de la era acuariana. Prime­ro, la humanidad debía elevar su conciencia al plano mental; tenía que expandirse para incluir no sólo el mundo de la emoción y del sentimiento, sino también el del intelecto. Era necesario activar las mentes de los hombres en forma amplia y general, y además debía ser elevado todo el nivel de la inteligencia humana. Segundo, era preciso hacer algo para derribar las barreras de la separatividad, el aislamiento y el prejuicio, que mantenían separados a los hombres y que Ellos preveían acrecentarse. Ciclo tras ciclo, se irían encerrando más en sí mismos – satisfacción, exclusión y orgullo racial. El resultado de todo esto conduciría inevitablemente a una amplia separatividad y a la construcción de barreras mundiales entre una nación y otra, entre una raza y otra.

Esta determinación de los miembros de la Jerarquía de entrenar las mentes de los hombres con mayor rapidez, y la construcción de una unidad más sintética, los llevó a una decisión que involucraba la formación de unidades grupales y trajo la aparición de esos grupos de trabajadores y pensadores que, mediante sus actividades, han regido y moldeado tan am­pliamente nuestro mundo durante los últimos tres o cuatro siglos. Por lo tanto, desde la fecha de este cónclave tenemos la inauguración del trabajo grupal específico y definido, claramente delineado, representando cada grupo algu­nos aspectos peculiares de la verdad y del conocimiento de la realidad.

Estos grupos se clasifican generalmente en cuatro sectores principales: cultural, político, religioso y científico. En tiempos más modernos han apa­recido, en forma definida, otros tres grupos: filosófico, psicológico y financiero. Lógicamente, los filósofos han estado siempre con nosotros, pero la mayoría eran unidades aisladas que fundaron escuelas caracterizadas por el partidis­mo y la separatividad. En la actualidad no hay personajes sobresalientes como en el pasado, sino grupos que representan ciertas ideas. Es de profunda importancia que el trabajo de estos siete grupos de pensadores sea recono­cido como parte del programa jerárquico destinado a producir cierta situa­ción, a originar determinadas condiciones preliminares y a desempeñar una parte definida en el trabajo de la evolución mundial, en lo que a la humanidad concierne.

Bajo la influencia de los diferentes rayos que entran y salen de la actividad cíclicamente, aparecieron entonces reducidos grupos de hombres, desempe­ñaron su parte en forma grupal, y desaparecieron, a menudo inconscientes de su inherente síntesis y de sus colaboradores. Como podrá verse, si miramos inteligente y retrospectivamente la historia, veremos el trabajo que efectua­ron para la raza, y su contribuci4n al progreso del género humano se destaca con toda claridad. No dispongo de tiempo para tratar esta serie de grupos, cada uno custodio de una contribución especial, ni puedo esbozarles el trabajo que efectuaron, o los impulsos subjetivos bajo los cuales trabajaron. Sólo puedo indicar la tendencia de su esfuerzo y permitir que algún esclare­cido estudiante de la historia trace el hilo dorado de su trabajo espiritual a medida que se eleva el nivel mental de la raza y se pone al hombre en relación con el mundo en que vivió, abriéndole los ojos no sólo sobre la naturaleza de la materia y de la forma, sino sobre las profundidades recónditas de su propio ser. Debido a sus actividades, tenemos ahora una humanidad que está estre­chamente relacionada, no unificada, pero caracterizada por tres cosas:

1.     Una asombrosa interrelación e intercomunicación, cuyos servidores son la radio, la prensa, el transporte moderno, el teléfono y el telégrafo.

2.     Una empresa filantrópica universal, y el aumento del sentido de responsabilidad hacia nuestro hermano, totalmente desconocido en el año 1500. Movimientos tales como la Cruz Roja, fundaciones educativas, hospitales y los medios de ayuda económica en todos los países, son sus manifestaciones exotéricas.

3.     Una división de toda la familia humana, consciente o inconsciente, en dos grupos básicos: primero, quienes defienden el antiguo orden de cosas, y son reaccionarios y separativos. Representan nacionalismo separatista, fronteras, servidumbre y servil obediencia; ejemplifican el sectarismo religioso y la dependencia de la autoridad. Están en contra de toda innovación y progreso moderno. Segundo, quienes tienen la visión de un mundo unificado, donde amar a Dios significa amar al prójimo, y los motivos subyacentes en todas las actividades, religiosas, políticas y educativas, se caracterizan por una conciencia mundial y bienestar del todo y no de la parte.

La unificación a que aspiran las personas que miran hacia el futuro no implica despreocuparse de ninguna de las partes, pero sí cuidar y nutrir a cada una de ellas, a fin de poder contribuir al bienestar de todo el organismo. Implica, por ejemplo, un buen gobierno y un adecuado desarrollo de toda unidad nacional para que pueda desempeñar adecuadamente sus deberes internacionales, y así formar parte de la hermandad mundial de naciones. Este concepto no abarca siquiera la formación de un estado mundial, pero sí el desarrollo de una conciencia pública universal que se dé cuenta de la unidad del todo, produciendo la determinación de cada uno para todos y todos para cada uno, según se ha dicho. Sólo así podrá lograrse una síntesis internacional caracterizada por el desinterés político y nacional. Este estado mental universal tampoco implicará la inevitable creación de una religión mundial o universal. Requiere sencillamente el reconocimiento parcial, en tiempo y espacio, de todas las formulaciones de la verdad y de la fe, adecuadas momentáneamente a los temperamentos y condiciones de la época y de la raza. Quienes propician cierto acercamiento especial a la verdad llegarán no obstante a comprender que otros acercamientos, terminologías y métodos de expresión, como también modos de definir a la deidad, pueden ser igualmente correctos y constituir en sí, aspectos de una verdad mayor y más vasta de la que el equipo actual del hombre puede captar y expresar. Los Grandes Seres Mismos apenas vislumbran la realidad y aunque son más conscientes que Sus chelas, de los propósitos más profundos subyacentes, sin embargo ni Ellos Mismos pueden vislumbrar la meta final. También están obligados a usar en Sus enseñanzas términos tan inadecuados como Realidad Absoluta y Reali­zación final.

Por eso, durante los últimos tres siglos, ha aparecido un grupo tras otro, que desempeñaron su parte, y hoy cosechamos el beneficio de sus esfuerzos. Por ejemplo, en el grupo cultural, encontramos el surgimiento de los poetas de la era Isabelina, los músicos de Alemania y de la era Victoriana. Además hay grupos de artistas pintores, fundadores de las famosas escuelas que son la gloria de Europa. Dos grupos famosos, uno cultural y otro político, también desempeñaron su parte, trayendo uno el Renacimiento, y el otro la Revolu­ción Francesa. Los efectos de su trabajo todavía se hacen sentir, porque el movimiento humano moderno con su énfasis puesto en el pasado, que termina en el presente, y en la búsqueda de las raíces del equipo del hombre, las tendencias primitivas se remontan a la época del Renacimiento. La revolu­ción y la determinación de luchar por los divinos derechos del hombre encuentran su principal influencia e ímpetu originantes en la Revolución Francesa. La sublevación, la formación de partidos políticos, la lucha de clases, tan prevalecientes hoy, y la separación de cada país en grupos políticos antagónicos, si bien siempre ha sido esporádico, se ha hecho universal durante los últimos doscientos años, resultado de la actividad grupal iniciada por los Maestros. Debido a esto, los hombres han progresado y aprendido a pensar, y aunque pueden pensar erróneamente y emprender experimentos desastrosos, el bien final es inevitable e ineludible. Incomodidades tempora­rias, depresiones pasajeras, guerra y derramamiento de sangre, penurias y vicios, pueden llevar al irreflexivo, a las profundidades del pesimismo. Pero quienes conocen y sienten la mano guiadora interna de la Jerarquía, son conscientes del sano corazón de la humanidad y del caos actual y, quizás, a causa de esto, surjan aquellos que están capacitados para resolver la situación y son apropiados para la tarea de unificación y síntesis. Este período se ha llamado ocultamente la “era de restauración de lo que fue destruido por la caída”. Ha llegado el momento en que las partes separadas puedan unirse y la totalidad elevarse nuevamente a su primitiva perfección.

Los grupos religiosos también han sido muchos –tantos que no sería posible enumerarlos. Tenemos los grupos de místicos católicos que son la gloria de Occidente; existen los protestantes, luteranos, calvinistas y metodis­tas, los Padres Peregrinos –esos hombres serios y adustos–, los hugonotes y los mártires moravos y millares de sectas modernas de cada grupo. Todos sirvieron su propósito y llevaron al hombre al punto de sublevación, apartán­dolo del sometimiento a la autoridad. Por la fuerza de su ejemplo excepcional han impelido al hombre a pensar por sí mismo. Defendieron la libertad y el derecho personal de saber.

Estos últimos grupos han actuado, en su mayor parte, por influencia de los rayos sexto y segundo. El grupo cultural apareció bajo el cuarto rayo, mientras que el primer rayo estimuló las actividades políticas que produjeron tantos cambios en las naciones. Bajo el impulso de los rayos quintos y tercero, han surgido grupos de investigadores científicos que trabajan con las fuerzas y energías que constituyen la Vida divina, se ocupan de la apariencia externa de Dios, buscando de afuera adentro, demostrando al hombre su esencial unidad con toda la creación y su relación intrínseca y vital con todas las formas de vida. Los nombres de los individuos de cualquier grupo son legión y relativamente sin importancia. Lo que tiene valor es el grupo y su trabajo interrelacionado. Resulta interesante observar que en el grupo científico la unidad subyacente es especialmente notable, porque sus miembros están singularmente libres de sectarismo y rivalidades. No puede decirse lo mismo de los grupos religioso y político.

En comparación con las naciones y los millones de hombres de la tierra, los grupos moldeadores de los diferentes sectores, son muy pocos. Sus miembros, su contribución al engrandecimiento de la expresión humana y su lugar en el plan, pueden ser muy fácilmente descritos. Es necesario subrayar el punto de que todos han sido motivados desde el aspecto subjetivo interno de la vida, aparecieron bajo un impulso divino y tienen un trabajo especifico que realizar; en las etapas primarias fueron formados por discípulos e inicia­dos de menor grado; todos han sido guiados paulatinamente en forma subjetiva por sus propias almas, y a su vez han colaborado conscientemente con la Jerarquía de Conocedores. Esto fue así aunque el individuo mismo haya sido completamente inconsciente del lugar que le correspondió en el grupo y de la misión divina de ese grupo. Recuerden también que no ha habido ni un solo fracaso , aunque muchas veces el individuo ignore el éxito. La caracterís­tica de estos trabajadores es construir para la posteridad. Lamentablemente quienes los han seguido fracasaron, y los que respondieron a este trabajo no han sido fieles al ideal, pero el grupo inicial ha triunfado uniformemente Esto, por cierto, excluye el pesimismo y demuestra la enorme potencia de la actividad subjetiva.

Los tres grupos a los cuales me referí anteriormente requieren un comen­tario. Su trabajo es curiosamente distinto del de los otros grupos y sus componentes son extraídos de todos los grupos de rayo, aunque los integran­tes del tercer grupo (el de los financistas) pertenecen principalmente al séptimo rayo, el de la organización ceremonial. Por orden de aparición éstos son los grupos de filósofos, sicólogos y hombres de negocios.

El grupo más moderno de filósofos está moldeando poderosamente el pensamiento, mientras que las antiguas escuelas de filósofos asiáticos recién comienzan a ejercer su influencia sobre las ideas occidentales. Por el análisis, la correlación y la síntesis, se desarrolla el poder del pensamiento del hombre, y la mente abstracta puede unificarse con la concreta. Por lo tanto, mediante su trabajo, la interesante sensibilidad del hombre con sus tres características sobresalientes, instinto, intelecto e intuición, es llevada a una condición de inteligente coordinación. El instinto relaciona al hombre con el mundo de los animales, el intelecto lo une con sus semejantes, mientras que la intuición le revela la vida de la divinidad. Los tres son tema de investigación filosófica, porque la índole del tema de los filósofos es la realidad y el medio para adquirir conocimiento.

Los dos grupos más modernos son el de los sicólogos, que trabajan bajo el mandato délfico, “Hombre conócete a ti mismo”, y el de los financistas, custodios de los medios con los cuales el hombre puede vivir en el plano físico. Ambos grupos, necesariamente y a pesar de aparentes divergencias y dife­rencias, son más sintéticos en sus aspectos básicos que cualesquiera de los otros. Un grupo se ocupa del género humano, de los distintos tipos de humanidad, del mecanismo empleado, de los impulsos y de las características del hombre y del propósito – aparente y oculto – de su ser. El otro dirige y ordena los medios en virtud de los cuales existe, controlando todo lo que puede convertirse en energía y constituyendo una dictadura sobre todos los medios de relación, comercio e intercambio. Controla la multiplicidad de objetos – formas que el hombre moderno considera esenciales para su modo de vivir. El dinero, como ya se ha dicho, sólo es energía o vitalidad cristalizada, lo que el estudiante oriental denomina energía pránica. Es una concreción de fuerza etérica. En consecuencia, es energía vital exteriorizada, y este tipo de energía está dirigido por el grupo financiero. Es el último grupo, desde el punto de vista cronológico, y su trabajo (debe recordarse) está definidamente planeado por la Jerarquía, produciendo efectos de gran alcance en la tierra.

Ahora que han transcurrido siglos, desde el cónclave del siglo dieciséis, estos grupos externos desempeñaron su parte y realizaron un servicio muy notable. Los resultados logrados han llegado a una etapa que los hace internacionalmente efectivos, y su influencia no está limitada a una nación o raza. La Jerarquía enfrenta hoy otra situación, que requiere un cuidadoso manejo. Debe reunir y unificar los diversos hilos influyentes de energía y las distintas tendencias del poder del pensamiento, producido por el trabajo de los grupos desde el año 1500. Además debe contrarrestar algunos de los efectos que tienden a fomentar mayores diferenciaciones. Esto inevitable­mente sucede cuando la fuerza hace contacto con el mundo material. Los impulsos iniciales contienen en sí potencias que tanto sirven para el bien como para el mal. Mientras la forma es de importancia secundaria y relativamente insignificante, la llamamos buena. Entonces controla la idea y no su expresión. A medida que pasa el tiempo y la energía del pensamiento produce un impacto en la materia y las mentes inferiores se apoderan del tipo específico de energía, o son vitalizadas por ella, entonces el mal empieza a hacer sentir su presencia. Esto se demuestra finalmente como egoísmo, separatividad, orgullo y esas características que han producido tanto daño en el mundo. (4-293/301)

Origen del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo

1. Por eso estamos pasando por una etapa intermedia de caos y dudas, de rebeldía y aparente libertinaje. Los métodos de la ciencia se están aplicando a la creencia religiosa – investigación y análisis, comparación y deducción. La historia de las religiones, las bases de la doctrina, el origen de las ideas y el acrecentamiento de la idea de Dios, están siendo investigados y estudiados. Esto conduce a muchas controversias y al rechazo de las antiguas ideas establecidas respecto a Dios, el alma, el hombre y su destino.

…De la miscelánea de ideas, teorías, especulaciones, religiones, iglesias, cultos, sectas y organizaciones, surgen dos líneas principales de pensamiento – una destinada finalmente a desaparecer, la otra a fortalecerse ya aumentar, hasta que dé nacimiento (para nosotros) a la última formulación de la verdad que será suficiente para la próxima era y llevará al hombre al elevado pináculo del Templo y al Monte de la Iniciación. Estas dos líneas son:

Aquellos que miran hacia el pasado y se aferran a las viejas costumbres, a las antiguas teologías y a los métodos reaccionarios de rechazo para hallar la verdad. Ellos reconocen la autoridad, sea la de un profeta, una biblia o una teología. Son los que prefieren obedecer a la autoridad impuesta, en vez de la guía autoimpuesta de un alma iluminada. Siguen a una Iglesia y a un gobierno, se caracterizan por la devoción y el amor puros, pero no quieren reconocer la divina inteli­gencia de que están dotados. Su devoción, su amor a Dios, su concien­cia estricta, pero desviada, y su intolerancia, los señalan como devotos, pero están cegados por su propia devoción, siendo su progreso limi­tado por el fanatismo. Pertenecen en su mayoría a la vieja generación, y la esperanza para ellos está en su devoción y en el hecho de que la misma evolución los llevará adelante hacia el segundo grupo.

  1. Al primer grupo se le ha encomendado el trabajo de cristalización, que dará como resultado la completa destrucción de la vieja forma; se le ha confiado la tarea de definir las antiguas verdades, a fin de clarificar la mente de la raza y reconocer lo esencial y lo no esencial, por lo que son, y comparar en tal forma las ideas fundamentales con las formulaciones de los dogmas, que lo básico será percibido y se rechazarán las creencias secundarias y sin importancia, porque sólo lo fundamental y causal tendrá valor en la era venidera.
  1. El segundo grupo es todavía una minoría muy reducida, pero aumenta constantemente. Es ese grupo interno de los que aman a Dios, los místicos intelectuales, los conocedores de la realidad, que no perte­necen a una definida religión y organización, pero se consideran miembros de la Iglesia universal y “miembros los unos de los otros”. Son extraídos de cada nación, raza y pueblo; de todo color y escuela de pensamiento, y sin embargo hablan el mismo idioma, aprenden mediante los mismos símbolos, siguen el mismo sendero, han recha­zado las mismas cosas no esenciales y han asilado el mismo conjunto de creencias esenciales. Se reconocen entre sí; otorgan igual devoción a los conductores espirituales de todas las razas y utilizan con igual libertad la biblia de los demás. Forman el trasfondo subjetivo del nuevo mundo; constituyen el núcleo espiritual de la venidera religión mundial; son el principio unificador que oportunamente salvará al mundo.

En el pasado hemos tenido Salvadores mundiales –Hijos de Dios que anunciaron un mensaje mundial y trajeron acrecentada luz a los pueblos. Ahora, en la plenitud del tiempo, y mediante el trabajo de evolución, está emergiendo un grupo que tal vez traerá la salvación al mundo y que –encar­nando las ideas grupales y demostrando la naturaleza grupal, manifiesta en forma reducida el verdadero significado del cuerpo de Cristo, y dando al mundo una imagen de la verdadera naturaleza de un organismo espiritual–estimulará y energetizará de tal modo los pensamientos y las almas de los hombres, que la nueva era se presentará por afluencia del amor, del conoci­miento y de la armonía de Dios Mismo.

En el pasado, las religiones han sido fundadas por una gran alma, un Avatar y una personalidad espiritual sobresaliente, y el sello de sus vidas, palabras y enseñanzas, se ha marcado en la raza y se ha persistido durante muchos siglos. ¿Cuál será el efecto del mensaje de un Avatar grupal? ¿Cuál será la potencia del trabajo de un grupo de conocedores de Dios, anunciando la verdad y reunidos subjetivamente para el trabajo de salvar al mundo? ¿Cuál será el efecto de la misión de un grupo de Salvadores del mundo, no como Cristos, pero todos conocedores de Dios en cierta medida, complementando sus esfuerzos mutuamente, reforzando su mensaje recíprocamente y consti­tuyendo un organismo por el cual la energía espiritual y el principio vida espiritual, pueden hacer sentir su presencia en el mundo?

Este grupo y sus miembros existen en todos los países. Relativamente son pocos y contados, pero su número aumenta y su mensaje será percibido en forma acrecentada. Están investidos de un espíritu de construcción, pues son los constructores de la nueva era; se les ha encomendado el trabajo de preservar el espíritu de la verdad y de reorganizar los pensamientos de los hombres, a fin de controlar la mente racial y llevarla a esa condición medita­tiva y reflexiva que le permitirá reconocer el próximo desenvolvimiento de la divinidad. (4-238/40)

2. Hace más o menos diecisiete años, (alrededor de 1.916: compilador) …los Maestros se reunieron y tomaron una decisión muy importante. Así como en el cónclave anterior se había decidido reunir a las masas incipientes de hombres, y a grupos de trabajadores de distintas especialidades, para encomendarles la tarea de elevar a la humanidad y expandir la conciencia humana, ahora se creyó oportuno extraer de los numerosos grupos, uno que reuniera (como ocurre con la Jerarquía) a hombres de todas las razas, de todos los tipos y tendencias. (4-301)

3. Si es verdad que se está reuniendo en el trasfondo de nuestro actual estado mundial un grupo de místicos que se caracterizan por su conocimiento, visión y poder de actuar en los niveles mentales, invisibles y no reconocidos por los hombres, también es verdad que este grupo no está limitado a lo estrictamente religioso. Está formado por hombres y mujeres de todos los sectores del pensar humano, inclusive científicos y filósofos. (4-241)

4. Si pudiéramos observar, como lo hacen aquellos que están en el aspecto interno y comparar la luz que posee la humanidad actual con la que poseía hace doscientos o trescientos años, apreciaríamos el enorme progreso reali­zado. Esto se evidencia en el establecimiento de un grupo de “almas condi­cionadoras” que actúa con el nombre de Nuevo Grupo de Servidores del Mundo, iniciado en 1925. (15-206/7)

Organización del N.G.S.M.

1. A menudo hemos hablado del grupo de conocedores que se va integran­do y comienza a actuar en la tierra, aunque separados, eslabonados por un vínculo espiritual interno y no por la organización externa. (4-291)

2. Este grupo no tiene organización exotérica de especie alguna, sede, publicidad ni nombre. Es un conjunto de trabajadores obedientes y servidores del VERBO – obedientes a sus propias almas y a la necesidad del grupo. Por lo tanto, los verdaderos servidores de todas partes pertenecen a este grupo, ya presten servicio en el campo cultural, político, científico, religioso, filosó­fico, psicológico o financiero. Constituyen parte, lo sepan o no, del grupo interno de trabajadores para la humanidad, y de místicos del mundo. Serán reconocidos por los miembros de su grupo al ponerse en contacto con ellos en forma casual en el intercambio mundial. (4-302)

3. El crecimiento del grupo y de sus ideas será lento y seguro. El grupo ya existe. No debe ser formado ni organizado, por lo tanto ninguno de ustedes debe asumir responsabilidades ni organizar actividad alguna designada, para atraer y dar publicidad a los discípulos que han elegido trabajar subjetiva­mente. Estos no son los métodos qué los Hermanos Mayores de la raza aprueban ni la forma en que Ellos trabajan.

Cada uno de ustedes debe saber si aprueba la nueva posición, la nueva actitud hacia el trabajo y el método subjetivo. Decídanse de una vez por todas si prefieren trabajar en la antigua forma exotérica y ambiciosa, construyendo y vitalizando una organización, y así producir el mecanismo que acompaña a este método de trabajo. Recuerden que estos grupos aún son muy necesarios y útiles. Todavía no estamos en la nueva era y los pequeños no deben quedar expuestos a las nuevas fuerzas ni alejados y privados de la “nursery” a la que lógicamente pertenece.

Si este nuevo método de trabajo les atrae, procuren subordinar la perso­nalidad, dar suprema importancia a la vida de meditación, cultivar la sensi­bilidad hacia el reino subjetivo y manejar de adentro afuera cualquier activi­dad externa necesaria. Eviten la introspección puramente mística o su extremo opuesto, el espíritu de exagerada organización, recordando que una vida de verdadera meditación ocultista debe producir inevitablemente acon­tecimientos externos, pero que estos resultados objetivos sean ocasionados por el crecimiento interno y no por la actividad externa. Una antigua Escritura enseña esta verdad en los términos siguientes:

“Cuando el sol progresa en la mansión del hombre que sirve, el camino de la vida toma el lugar del camino del trabajo. Entonces el árbol de la vida crece hasta que sus ramas cobijan a todos los hijos de los hombres. La construcción del Templo y el acarreo de las piedras cesa. Se ven crecer los árboles que crecen; los edificios desaparecen. Que el sol pase a su lugar señalado y, en este día y generación, cuiden de las raíces del crecimiento”.

Pequeños grupos surgirán en todas partes, cuyos miembros responden a la nueva nota y cuyo progreso hacia un grupo mundial será vigilado por uno o más discípulos activos. Pero éstos no organizarán más tarde los grupos; ellos se desarrollarán cuando los hombres de todas partes despierten a la nueva visión o vengan a la encarnación para ocupar su lugar en el trabajo y traer la nueva era. Estos grupos no demostrarán ningún sentido de separatividad, ni tendrán ambición personal o grupal; reconocerán su unidad con todo lo que existe y permanecerán ante el mundo como un ejemplo de vida pura, creadora y constructiva, de actividad creadora subordinada al propósito general, de belleza e inclusividad. Tal vez en las primeras etapas de integración, la palabra amistad y colaboración describan mejor a dichos grupos, pues no son dogmá­ticos ni doctrinarios, ni utilizan consignas secretas. Su característica sobresa­liente consistirá en estar libres del espíritu de crítica, tanto individual como grupalmente. La abstención de criticar no provendrá de la incapacidad de ver el error, o de no saber valorar una idea; serán reconocidas la falsedad, la impureza y la flaqueza, pero al ser estudiadas servirán para evocar una ayuda efectiva.

Estos grupos llegarán paulatinamente a conocerse entre sí y a encontrarse en lugares y horas determinados. Concurrirán a conferencias sin ningún deseo de impresionar ni de hacer alardes de poderío numérico; tampoco demostrarán ambición alguna de acrecentar su filas para hacer proselitismo. ¿No podrían actuar así, al reconocerse como miembros de un mismo grupo mundial? No tienen que impartir enseñanza de naturaleza doctrinaria ni aparentaran ser eruditos. Se reunirán con el <mico objeto de discutir la forma de ayudar al mundo y desarrollar un programa universal cuyas verdades fundamentales pueden ser presentadas bajo diferentes métodos y utilizando las numerosas terminologías. Se esforzarán por emplear y familiarizarse con todos los términos y el modo en que cada uno se acerca a la realidad y a los símbolos.

Gradualmente será reconocida la nota y la contribución particular de cada grupo, y donde existe la necesidad de ese acercamiento especial y la deter­minada nota o el método de interpretación, en cualquier parte del mundo habrá un impulso inmediato y unido que facilitará el trabajo que podrá desempeñar en tal lugar ese grupo especializado.

Estos grupos, con el grupo subjetivo de almas vivientes y conscientes detrás de ellos, estarán muy ocupados en el servicio e intereses mundiales. No perderán el tiempo en cosas frívolas, no esenciales, ni se ocuparán de los nombres, insignias y emblemas grupales, ni de los tecnicismos de las frater­nidades cuando se encuentren. Las necesidades y oportunidades mundiales, el rápido desarrollo de la conciencia del género humano y la iniciación del hombre en las realidades espirituales, absorberán tanto su atención, que no se interesarán puramente por los arreglos del plano físico ni pondrán énfasis sobre su propio desarrollo personal. Serán bien conscientes de que la res­puesta a la necesidad mundial, mediante el servicio y una vida de enfocada meditación, fomentará su crecimiento. No tendrán sus ojos puestos en sí mismos ni sobre su buen comportamiento o realizaciones individuales. (4-310/2)

4. Una de las características que distingue al grupo de servidores y cono­cedores del mundo es que no poseen un organismo externo que los integre. Están ligados por una estructura interna mental y por un medio telepático de interrelación. Los Grandes Seres, a Quienes tratamos de servir, están vincu­lados de esta manera, y pueden – en caso de necesidad y con el mínimo desgaste de fuerzas – ponerse en contacto entre sí, sintonizándose a una determinada vibración. (11-9)

5. La organización externa es importante, hasta donde pueda conducir al hábil aprovechamiento de la oportunidad y del dinero, pero es también un medio para un fin. No es posible formar una organización con el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Sus miembros deben permanecer siempre sin organizarse, sin poseer títulos y estar libres para manejar individualmente como crea apropiado. Me refiero a la organización de los recursos disponi­bles para que se pueda promover el Plan, lleguen a ser prácticos los ideales y se lleve a cabo inteligentemente el trabajo. (15-505)

3 comentarios

  1. Gracias por difundir los libros azules, definitivamente son el inicio de todo, la escencia de la verdad y la síntesis del conocimiento divino.

    Gracias a nuestra querida A.A. Bailey y a nuestro amado Tibetano.

    Gracias GHB.

    Namasté

  2. mil gracias. Todo está sincronizado para esta evolución y dar el salto cuántico pero debemos estar atentos con el corazón y no con la mente exterior por que esta nos presiona, nos fatiga, nos desilusiona y puede hasta a sernos trastabillar para salir de nuestro camino espiritual que es nuestra verdadera naturaleza.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

xxx