Al Lado de la Orquesta con Mangueras, Tubos y Botellas
Son 200 niños que participan de un proyecto educativo musical en sus escuelas.
Un concierto donde el público también será artista, donde unirán sus sonidos a los músicos, donde se fundirán en acordes que nacen de manos jóvenes e instrumentos reciclados. La fusión de artistas y alumnos músicos será parte del repertorio que se ofrecerá el jueves y el domingo en el Teatro del Libertador San Martín.
Arriba, en el escenario, se ofrecerá el espectáculo “Mi mundo es un gran acorde”, que ejecutarán la Orquesta Académica Juvenil del Libertador y La Rimbombanda, integrada por niños y jóvenes músicos de San Marcos Sierras, con la participación del grupo infantil Piedra libre y el Coro gestual de hipoacúsicos de la escuela Juan Fernández, de Capilla del Monte.
Abajo, en las butacas, 200 niños de cinco escuelas primarias acompañarán con los instrumentos que ellos mismos construyeron con botellas, tubos de PVC y mangueras. Sonarán “mirlitones”, “clarófonos”, sikus, “tongoes” y “tubatones”: nombres nuevos para instrumentos nuevos. Pura creación de sonidos grotescos, humorísticos, latosos y de viento. Ritmo y más ritmo.
“Inspirados en el cosmos como una obra sinfónica, concebimos este concierto con la actuación de los músicos que estarán tanto arriba como abajo del escenario, más la participación del público, que será muy importante”, explicó Ricardo Collado, músico, docente y director de La Rimbombanda, formada por nueve músicos.
Un gran acorde. Serán de la partida los niños del Instituto San Martín, de Oncativo; del Colegio Catalina de Visca, de Oliva; de la escuela lasallana Héctor Valdivielso, de Malvinas Argentinas; de la escuela especial Juan Fernández de Capilla del Monte; la Roque Saenz Peña, de San Marcos Sierras; y la rural José Hernández, de El Rincón.
Hace tiempo que los chicos trabajan con sus docentes en talleres de construcción de instrumentos, en base a aquella idea que dio a luz a la Rimbombanda en San Marcos Sierras, en 1997. “Van a tener protagonismo. Buscamos otro disfrute y acercar la brecha entre el músico y el publico”, dice Collado.
La idea de la música y la creación de instrumentos como una práctica que remite a lo ancestral, a la participación de la comunidad, ha dado muy buenos resultados en las escuelas que abrazaron esta propuesta. Además de generar alegría, ayuda a la convivencia y saca lo mejor de cada uno.
“Cuando construyen un instrumento, los chicos despliegan una destreza con entusiasmo único e igualitario”, cuenta el docente. La creación es el primer paso, luego llega la exploración sonora como una herramienta de integración de la mente y el cuerpo, y luego el ensamble orquestal. “Lo que queda es una vivencia musical, muy integral y de alto estímulo”, asegura Collado.
Las escuelas que asimilaron la propuesta educativa Puente Arte, el proyecto matriz que es base de los programas “La escuela es un gran acorde” y “Música para incluirse”, han logrado mejorar las relaciones humanas y el clima de trabajo en el aula. Directores y docentes creen que el arte es integrador de conocimientos y no un simple complemento a la educación tradicional. “La música tiene eso que los músicos disfrutan mucho, y que en otras artes es un poco más difícil, el lenguaje es sonoro y no verbal. Se encuentran códigos de comunicación integradores donde para compartir la música con los músicos necesito creer en mi propio sonido y creer en el sonido del otro”, concluye Collado.
