Anu, dios del cielo de los sumerios

No es fácil explicar cuál es el origen real de las deidades. En verdad, todo depende del ojo que mire. Para un científico, un dios es tan antiguo como la propia humanidad. Para un creyente, siempre estuvo allí y es fuente de toda vida. Sin ánimo de poner en duda o cuestión ninguna teoría, sí nos gustaría hoy acercarnos a la figura de Anu, el dios del cielo de los sumerios. ¿Quién fue este mito?

En realidad, Anu, tal como se le suele conocer hoy en día, proviene del idioma acadio. Su verdadero nombre sumerio era An, que traducido a nuestra lengua significa “cielo”. Y es que este poderoso dios del cielo era el señor de las constelaciones y rey de dioses, que vivía junto a Antu, su esposa. Nuevamente hemos de especificar que en lengua sumeria el nombre de esta deidad era Ki, que significa “tierra”.

Encontramos diversos paralelismos en cuanto a Anu y Antu. Ambos son los dioses regentes, pero uno representa al cielo y la otra la tierra. Si observamos bien, en origen hay un rey por encima de todas las demás deidades, muy similar a cuanto ocurrió con el Zeus griego o el Júpiter romano.

Sin duda, en tiempos pasados es evidente cómo la muerte de una civilización, dejaba un profundo poso en otras, que se veían fuertemente influenciadas por sus costumbres, sus creencias y su cultura o ciencia.

Pero Anu, que para muchos es el dios más antiguo que se conoce, con más de 5000 años, era mucho más que mito para los sumerios. Él tenía poder para juzgar delitos, pues era el creador de estrellas. De hecho, cada estrella era un soldado capaz de destruir al malvado. Y para ello contaba con su atributo, la tiara real, y su sirviente y ministro, el dios Ilabrat.

En este caso, Anu formaba la triada de grandes dioses junto a Enlil, el dios de la atmósfera y el aire, y Ea, en sumerio Enki, que era el dios de los cimientos de la Tierra.

Se considera la ciudad antigua de Uruk como el lugar originario del culto al dios de los cielos. Esta zona, cercana a Babilonia, ofrece la duda de si su verdadera esposa era Ki, o durante un tiempo pudo ser Isthar.

Anu, dios de los cielos sumerios, ostentaba el poder en la casa del cielo de Uruk, llamada E-an-na. Según se creía, este ser estaba en el cielo, sobre un trono, vestido con sus atributos soberanos. Además, poseía su diadema, su báculo, su centro y su tocado. Y desde ahí daba poder directamente al rey soberano en cada momento. Así pues, solo podía ser invocado por él, nunca por ningún otro mortal.

Así que antes del año 2500 a.C. Anu fue el dios más importante de Sumeria y el principal de la Triada. Sin embargo, con el poder de los acadios y de los babilonios, esta deidad cayó progresivamente en desgracia acabando por ser irrelevante en el panteón. En este caso su papel sería desempeñado por Enlil, aunque esto dependía de las regiones que se visitasen. También otros como Assur o Marduk eran básicos según la zona.

Anu fue hijo de Kishar y Anshar, quienes le confirieron el poder de los cuatro vientos que él le transferiría a Marduk para enfrentarse a Tianmat.

Se consideraba que Anu bajó desde el reino de los cielos el trigo, el cáñamo y la cebada. Sin embargo, Enlil, su hijo, lo amontonó todo en una montaña para ocultarlo tras una enorme puerta.

Luego fue Ninazu, dios del inframundo, y la diosa Ninmah, quienes dieron a los sumerios a conocer el trigo tras siglos escondido.

Esperamos que este paseo por la historia de Anu, dios de los cielos y primera deidad conocida hoy en día haya resultado apasionante. No cabe duda de que la humanidad es maravillosa y está llena de secretos increíbles.

Por Pedro, redactor de la Gran Hermandad Blanca