El aprendizaje social y emocional, las habilidades para la vida
Las emociones…, si nos ponemos a pensar detenidamente en esta palabra lo primero que se nos puede venir a la mente es alegría, tristeza, rabia, miedo… O bien podemos remontarnos al pasado y recordar algún momento que nos hizo sentir felices y nos quedó tan grabado que al escuchar dicha palabra es lo primero que se nos viene a la cabeza. Quizás también si tu pasión es la música cerrarás los ojos y escucharás muy en el fondo esa bella melodía que te transporta a lugares donde solo puedes dirigirte saboreando esa bella canción que te despierta nostalgia. Es de este modo que podemos darnos cuenta que al hablar de “emociones”, cada uno de nosotros según las experiencias de vida que haya acumulado a lo largo de su historia, podrá interpretar o darle significado a esta palabra de manera distinta.
Sin embargo, ¿qué pasa si habláramos de educación emocional? Quizás para algunos que les interesa el tema conocerán de qué se trata. Habrá también otros que sabrán darle una pincelada a partir de lo que han escuchado, o bien por propio interés se han preocupado del tema. No obstante, sabemos que existirán muchos que no sabrán de qué estamos hablando, y esto no es raro. No creen entonces que siendo un tema tan trascendente, de suma importancia, ¿debería ser manejado por la mayoría y no solo un privilegio de algunos?
Lo anterior pasa porque este concepto nunca fue debidamente incorporado a nuestras vidas desde el momento que nacimos o desde antes, desde cuando nuestras madres nos tenían en su vientre. Hay estudios que demuestran que la educación emocional comienza ya en el útero materno, ya que hay evidencias que indican que las emociones o estado emocional de la madre son traspasadas al bebé. Cuando fuimos a la escuela, ¿alguien nos habló sobre educación emocional?, y ¿se le dedicaba las horas y la importancia debida? O dentro de nuestras familias ¿alguna vez se tocó el tema? ¿Se nos enseñó a tomar conciencia de nosotros mismos, de nuestras emociones, las ajenas y se nos dijo como regularlas? “Inteligencia emocional” se le llama a lo anterior, pero a estas alturas creo que aún nos queda mucho por aprender. Nunca es tarde, lo importante no es buscar culpables a esto ni mucho menos, desligarnos de la responsabilidad diciendo: “Es que a mí nunca me habían hablado de esto”. Porque si bien nuestros padres o nuestras escuelas no tenían conocimiento o no nos instruyeron en el tema, será también porque ellos no tuvieron a alguien que los apoyara y se los diera a conocer.
Entonces nuestra tarea es hacernos conscientes de que este tema sí es relevante, sí hay que darle cabida en la educación de nuestros niños y jóvenes, y nosotros como adultos también necesitamos educarnos en nuestras emociones. A los profesores y padres y todas las personas en general que sí tenemos la posibilidad de beneficiarnos de información relacionada con el maravilloso e inquietante mundo de las emociones, los invito a que nos nos quedemos atrás y empecemos juntos a reaprender y reeducarnos. De a poquito podremos contribuir juntos a cambiar el rumbo y redirigir la educación por el camino ya no solo intelectual sino que también emocional que necesitamos hoy.
Para complementar el tema les comparto un video muy interesante que recalca la importancia de los primeros años de vida, ya que es aquí donde se forman nuestros primeros patrones emocionales. Las emociones y el manejo de las mismas que predomine en nuestros primeros años, nos marcarán a largo plazo ya sea de manera favorable o desfavorable. Es de suma importancia sentirnos amparados y seguros en nuestra primera etapa de vida, donde el contacto físico y la conexión con nuestras figuras de apego juega un rol fundamental, dentro de entornos saludables que potencien emociones positivas.
En resumidas cuentas el que nos convirtamos en personas equilibradas e íntegras tanto física como emocionalmente, con un alto grado conocimiento de nosotros mismos y empatía hacia los demás, dependerá en un gran porcentaje del conocimiento y el manejo que tengamos de nuestras emociones y las de los demás, y mejor aún si esta educación emocional comienza en nuestros primeros años de vida. Siempre rodeados de un ambiente que sepa potenciar y estimular nuestras habilidades en un ambiente positivo.
Como dice Eduardo Punset en el libro (muy recomendado) “¿Cómo educar las Emociones?”
La manera ideal de reducir los futuros niveles de violencia, de aumentar los de altruismo, de prevenir los tambaleos de la salud y con ello, de dismunuir la presión que está colapsando los sistemas sociosanitarios y la asfixia a todo tipo de prestaciones, pasa por la temprana apuesta en práctica del aprendizaje social y emocional.”
Por Evelyn E.
Fuente: https://cambiemoslaeducacion.wordpress.com