BACH y los números

Bach nació el 21 de marzo de 1685 en Eisenach, Alemania, en el seno de una familia luterana que durante siete generaciones dio origen a 53 músicos de importancia. Con una tradición familiar así, el joven Johann se convirtió rápidamente en el más famoso organista y compositor alemán del periodo barroco.

Tras la muerte de sus padres fue recogido por su tío, músico ambicioso que prohibió al joven Sebastián consultar su cuantiosa biblioteca musical. Pero Bach no se dejó intimidar. Por la noche a hurtadillas, copió a la luz de la luna o con alguna vela numerosas partituras. Con ello perjudicó de tal manera su vista que llegó a ser miope e incluso completamente ciego a una edad avanzada.

La música, según él, debería servir para honrar a Dios y apaciguar al alma y al espíritu. Allí donde esto no ocurre, sólo hay griterío y salmodia diabólicos, dice en uno de sus prefacios.

Hombre de profundas convicciones religiosas, su obra siempre sirvió para ensalzar al mundo espiritual y en algunos círculos ha llegado a ser conocido como el quinto evangelista. Pero su obra no puede ser clasificada de eclesiástica. Su estilo personal era ajeno a toda exteriorización y huía de la teatralidad.

La música de Bach rápidamente fue tachada de “música sabia” en tono sarcástico ya que era comprendida por muy pocos. Concebía sus composiciones como discursos sonoros. Johann Abraham Birnbaum (1702-1748), profesor de retórica de la universidad de Liepzig, reveló que Bach conocía los principios de esta ciencia y los aplicaba conscientemente.

Estos últimos años, un grupo de especialistas ha hecho investigaciones intensivas sobre la obra de Bach con la esperanza de encontrar estructuras fundadas en la gematría y han quedado estupefactos. Los autores del libro Bach y los números (Bach en het getal) (K Van Houten y M Kasbergen) describen un sinfín de numeraciones cabalísticas y rosacruces que han producido estas excelentes melodías. Parece ser que estas investigaciones muestran que el compositor escondió mensajes, personales, de fe, esperanza, amor y dedicación en su música.

La Gematria es el cálculo de la equivalencia numérica de las letras, palabras o frases, y, sobre esa base, se consigue un buen conocimiento de la interrelación de los diferentes conceptos, las palabras y las ideas. Por ejemplo, si tenemos en cuenta que el A = 1, B = 2, C = 3, y así sucesivamente o si en el sistema alfabético alemán, la B es si bemol, A es la, C es do y H es si natural, podríamos descubrir esos mensajes cifrados que nos dejó Bach.

Parece ser que a principios de 1700 hubo un uso “popular” de la “poética matemática”, en la que varios ingeniosos dispositivos favorecían el ocultar códigos y dígitos detrás de las odas y versos de un modo secreto para los profanos. De hecho, Picander, el autor de muchos de los textos de las Cantatas de Bach, fue uno de esos matemáticos poetas y seguidores de esta moda.

Parece ser que para ellos fue como un juego intelectual estimulante y su uso bebió de las fuentes de la alquimia, la magia y la cábala. Pero no es de extrañar que Bach fuese absolutamente discreto acerca de su participación en estas tradiciones, debido a la persecución y el descrédito que sufrían las mismas y sólo dejase pistas para que quien pudiese comprender comprendiera…

Las composiciones de Bach son tan armoniosas y perfectas que dan la impresión de que únicamente esta solución sea la correcta. Cada sonido y cada acorde ocupan su lugar en el conjunto de forma perfecta, inigualable.

Disfrutemos sus melodías.

Bach: Jesu, Joy of Man’s Desiring (arr. Miller) from BachScholar on Vimeo.