Cocreación consciente como forma de vida (parte 2)
Comenzaste a ser consciente de que co creas tu realidad, y estás poniendo atención en lo que enfocas tu atención, porque al enfocarte en lo que deseas lo pides…. Y sabes que si te enfocas en lo que no deseas también lo pides. Si ya te estás enfocando en las cosas buenas que te rodean, habrás notado que comienzas a sentirte mucho mejor y comienzan a suceder cosas en tu vida que te llenan de alegría, estás siendo consciente que tu las pediste y que se manifestaron.
¿Entonces por qué cuando enfocamos nuestra atención, no todo lo que queremos se manifiesta?
En muchas ocasiones quiero una cosa, pongo atención en esa cosa y no lo logro, sin importar cuanto tiempo pase.
En esos casos no significa que yo no sepa co crear, solo significa que no lo estoy haciendo bien.
Cada vez que enfoco mi atención en algo, voy a tener recuerdos, historias, creencias que me van a hacer sentir de alguna manera específica. Es ese sentimiento lo que me va a indicar si aquello en lo que estoy poniendo mi atención es lo que quiero, o si todo lo contrario estoy poniendo mi atención en la ausencia de ello.
Para ponerlo de forma muy gráfica: Si miro una vitrina, y en ella veo algo que realmente me gusta, que realmente quisiera en mi vida puedo tener dos tipos de sentimientos. Me puedo sentir muy bien o me puedo sentir muy mal. Lo que va a hacer la diferencia es mi sistema de creencias y mis emociones van a ser el GPS que me van a indicar qué estoy pidiendo.
Si lo que veo en la vitrina por ejemplo es un hermoso par de zapatos, y yo nací en un ambiente donde tener zapatos es normal, yo crecí teniendo bellos zapatos y siento que merezco tener esos zapatos además de creer que yo puedo comprarme el zapato que desee sin importar cuanto cueste, entonces mis emociones respecto de ese par de zapatos va a ser positiva. Puede ser que en ese instante no cuento con el dinero pero eso no me frustra. La respuesta a ello será atraer el par de zapatos y lo más probable es que mi par de zapatos se manifieste en mi experiencia muy pronto, puede ser un regalo de alguien, o un premio, o encontrarlo a la semana siguiente con un descuento tal que me permita comprarlo con el presupuesto que tengo.
Todo lo contrario es si frente al mismo par de zapatos, mi inconsciente recuerda que en mi niñez nunca tuve unos zapatos nuevos, que siempre los heredé rotos y desgastados de alguien, que pasé muchas carencias y era prohibitivo tener un par de zapatos costosos o la culpa de sentir que un par de zapatos nuevos iba a significar dejar de tener alimento. Es posible que haya vivido con creencias que sobre valoraran la austeridad y el esfuerzo y el sacrificio como una virtud y que no se permitieran gustos superficiales. En ese caso el deseo de esos zapatos me hace sentir muy mal porque se contrapone al sistema de creencias que porto y siento que no lo merezco o no soy capaz.
En ese caso, incluso al fijar mi atención en algo en lugar de pedir que se manifiesten en mi vida, estoy pidiendo exactamente su ausencia.
Si este ejemplo lo llevamos a cualquier ámbito de nuestra vida, nos daremos cuenta de que nuestro sistema de creencias limitante y carente es el que nos priva de todo lo que nos gustaría experimentar y pide al universo más carencia y más limitación.
EL YO PIDO EQUIVALE AL YO PUEDO
Cada vez que yo siento que puedo, que soy capaz respecto de algo en mi vida lo estoy atrayendo con una fuerza que hace imposible que no se manifieste. Mi capacidad, mi poder personal está relacionado con mi sistema de creencias, y estas las heredé de mi familia y además le agregué desde mis experiencias.
Cuando queremos hacer de la co creación nuestra forma de vida, no basta con aprender a enfocar mi atención en lo que deseo. Necesito comenzar a sentir como me siento respecto de lo que deseo, para así saber si tengo un sistema de creencias limitante. Cada vez que siento la falta de poder lo primero que debo hacer es preguntarme por qué yo creo que NO PUEDO.
Si me hago las preguntas indicadas, las respuestas me irán mostrando de dónde vienen esas creencias.
La mayor parte de las veces por lealtad a mi familia, he aceptado creer ser quien me dijeron que era en lugar de lo que puedo llegar a ser.
Por amor a nuestros padres, nuestros abuelos y a toda persona que fue autoridad en nuestra vida, hemos aceptado inconscientemente ciertos papeles que representamos.
Si te dijeron que eres inteligente cuando eras pequeño(a), representaste ese papel y frente a nuevos desafíos decidiste actuar de esa seguridad. Sin embargo (ya hoy menos que antes), nuestros padres nos miraban a los ojos y nos decían nuestros defectos, con la certeza de que así los cambiaríamos.
Si a un niño le dices que nos es capaz, probablemente termine creyéndolo, así como si le dices que es flojo(a), desordenado(a), irresponsable o tonto(a). Muchas veces los mensajes no son explícitos, tal vez fueron a través de la sobre protección, evitando que nos cayéramos o nos equivocáramos evitaban que siquiera lo intentáramos. Yo estoy convencida de que todo esto (la mayor parte de las veces) es el miedo de la familia de vivir la frustración, el miedo o el rechazo que ellos mismos han sentido por haberles inculcado la falta de valoración y la falta de poder de generación en generación.
No podemos culpar a nuestra familia de querer evitar que sufriéramos, porque ellos mismos fueron criados de esa manera, pero desgraciadamente esos patrones nos han transformado a la mayo parte de los seres humanos en personas desempoderadas y faltas de autoestima.
Una vez que sé de donde viene la falta de poder, puedo comenzar a “discutir” su validez conmigo mismo(a). De lo contrario solo repito el patrón sin saberlo.
Es imposible sustituir un sistema de creencias por otro, pero puedo perfectamente agregar nuevas creencias a las que ya tenía. Por ejemplo, puedo creer que mi ciudad es insegura, pero también puedo creer que a mí no me va a pasar nada. Para ello no puedo negar lo que ya creía, solo comenzar a creer más en mí, en mi propia capacidad y poder hasta que llega el punto en que tengo la certeza plena que tengo el poder de crear en mi vida y no voy a crear para mí nada que no desee vivir.
AUTOR: Beatriz Cueto, redactora de la gran familia de hermandadblanca.org
Puedes descubrir más de Beatriz en su web www.cocreandomimundo.cl