Deja que tu niño interior muestre su luz: un mensaje de Jeshua

Aprendamos un poco más acerca de cómo hacer que tu niño interior brille con luz propia, en este hermoso mensaje de Jeshua canalizado a través de Pamela Kribbe.

Todos los niños nacen con la capacidad de hacer brillar su luz interior, dando y recibiendo amor, pero con el tiempo muchos dejan de manifestarlo y aprender a restringir este brillo, que les prive innecesariamente de una buena parte de energía.

Todos los niños necesitan recibir y dar amor para manifestar su luz interior. Fuente: Pixabay.

«Queridos amigos, soy Jeshua y los saludo a todos desde mi corazón. Sientan la luz que está presente aquí y que fluye de sus corazones.

Abrazo tu luz dentro de mí y luego te la reflejo, para que puedas saber, sentir y recordar quién eres: un trabajador de la luz, un portador de luz.

Es tu mayor propósito e inspiración que se manifieste toda la luz de tu corazón y tu alma aquí en la Tierra. Siente ese deseo dentro de ti, en todas las células de tu cuerpo.

Estás aquí para dejar que tu luz brille sin trabas, sin vergüenza ni culpa. Haz eso ahora, abre todas las células de tu cuerpo y siente la luz dentro, ¡deja que irradie! Deja que brote desde lo profundo de tu abdomen, a través de tu corazón, tu garganta, tus ojos.

La luz casi estalla, porque quiere hacer eso, es la naturaleza de la luz brillar como un sol.

Has retenido tu luz el tiempo suficiente y ahora es el momento de superar las inhibiciones, la contención, la resistencia. Es un gran alivio que se te permita hacer eso y que llegues a hacerlo, porque se necesita mucha fuerza para retener la luz que quiere brillar naturalmente dentro de ti.

Ocultar tu luz interior reclama una gran cantidad energía

Ocultar tu luz requiere un esfuerzo considerable y crea mucho estrés. Al hacerlo te pones enfermo y deprimido, amargado y decepcionado. Pero estás aquí en la Tierra para atender el llamado de tu alma, y ​​hacer eso es lo que te hará libre y feliz.

¿Sabías que requiere un gran esfuerzo de tu parte ocultar tu luz interior? No desperdicies tus energías tratando de ocultar lo que eres, déjala salir. Fuente: Pixabay.

Entonces, ¿por qué parece tan difícil de hacer? Porque estás luchando contra tu luz, incluso mientras estás sentado aquí. Le tienes miedo, lo cual crea la resistencia, y el ocultamiento y te lleva a un ajuste de lo que crees que es correcto e incorrecto. Así se crean los muros defensivos que todos ustedes han construido dentro.

Siente ahora que el alma dentro de ti es más fuerte que nunca. Tu alma quiere nacer en la Tierra, aquí y ahora. Siente el deseo ardiente en tu alma, y ​​la alegría y el regocijo que eso conlleva.

El fuego en ti no conoce ninguna duda, está lleno de pasión; se enciende e inspira, así que déjalo entrar. Deja que el fuego – la luz de tu alma -, fluya a través de ti. Siente la luz reunirse a tu alrededor y recibe tu alma en tu cuerpo.

Respira en quien eres. No le debes a nadie una justificación o explicación para ser quien eres:

«Esto es lo que soy, esta es mi esencia, mi ser».

Cada uno de ustedes, en el curso de su vida, ha visto sacudida su estructura de creencias. La creencia: «Yo soy Eso » sin duda se desvirtuó en todos ustedes, y en algunos casos sucedió antes de comenzar su vida actual.

Puede que hayas vivido vidas pasadas en las que se infligieron heridas, tanto mentales como físicas, que te afectaron y oscurecieron tu capacidad de ver quién eres, ocultando tu luz original.

También es posible que sí recordaras tu propia luz cuando naciste en esta vida actual, pero no pudiste mantener esa memoria. Tu entorno te influyó, regido por el miedo, la ira, la inseguridad, la soledad y la duda.

Todos ustedes conocen la sensación de soledad y de haber perdido su camino interior, y luego buscan la luz fuera de ustedes.

Este es el destino de prácticamente todos los niños, porque al comienzo de la vida en la Tierra, todos son vulnerables. Cuando se es bebé, se es física y emocionalmente vulnerable, por lo que instintivamente el niño busca y confía en la información del entorno. Y lo hacen haces en más de una forma.

La soledad es bienvenida porque te brinda la oportunidad de explorar tu luz interior. Fuente: Pixabay.

Como niño, una parte de ti ansía la calidez del amor, a modo de una manta abrigada a tu alrededor: esa tranquilidad y seguridad que todo niño terrenal anhela.

Pero también puede haber un miedo profundo dentro de ti cuando vuelves a encarnar en la Tierra, especialmente si estás cargado de heridas y cicatrices de vidas anteriores, ya que tienes una gran necesidad de ser apreciado y tranquilizado en tu primera infancia.

Llegas a las personas que te rodean con la esperanza de recibir luz y fuerza de ellos.

Pero también hay otra manera de comunicarse con el entorno, que no se trata de querer recibir, sino del anhelo por dar.

Tú y todos los presentes aquí son almas sensibles. Hay una profundidad tales en tu corazón y espíritu, e incluso cuando eras un niño pequeño o un bebé, eras sutilmente perceptivo del mundo y de las personas que lo rodeaban.

Todos venimos a este mundo con el anhelo de dar y recibir a partes iguales

Si bien tu cerebro físico aún no estaba completamente desarrollado, tus sentidos sí. Tu corazón estaba abierto y percibiste dolor en tu madre y padre, y energía negativa en tu entorno.

En algún lugar, desde el recuerdo del propósito de tu alma, querías ayudar a sanar y hacer las cosas bien para ellos, y traer armonía a sus vidas. Querías ayudar a tus padres brindándoles luz. Todavía estabas tan cerca de esa otra dimensión, esa de la que provienen tú y tu alma, que sentiste aquel impulso con mucha fuerza.

Tanto en el anhelo de la crianza y la confirmación, como en el profundo impulso de querer sanar, crear conciencia y querer dar, puedes llegar a sentir un profundo apego al mundo que te rodea, algo que puede resultar muy doloroso.

Porque sucede que en esta Tierra es posible perderse dando y queriendo sanar el mundo que te rodea, así como puedes perderte en el deseo de cuidado y luz desde fuera de ti mismo.

Lo que pasa en esa pérdida temprana de uno mismo es que aún no te das cuenta completamente de quién eres y de qué manera te destacas del entorno.

Es en el medio consciente, queriendo dar y recibir, que te confundes contigo mismo y con quién eres, porque entonces te vuelves dependiente de tu entorno. Empiezas a relacionar el dar con el recibir.

Esperas que si compartes desinteresadamente con los demás, simpatizas y empatizas con todos, los calmas y los curas, recibirás de vuelta la tranquilidad y la seguridad que tanto anhelas, y el reconocimiento de la luz que eres realmente cuando estás en un mundo tan extraño.

Tarde o temprano, experimentas y descubres que este enfoque de la vida te lleva por mal camino. Y este descubrimiento es doloroso, porque igual está cumpliendo parcialmente la misión de tu alma al compartir tu luz, al querer transformar la energía negativa en armonía.

Sin embargo, convertirse en un trabajador de la luz real, consciente de sí mismo, te exige salir fuera de esta dinámica de dar y recibir totalmente, o a medias. También te pide olvidarte del deseo de obtener luz y fuerza fuera de ti mismo.

Para ser un trabajador de la luz todo lo que necesitas está dentro ti mismo. Fuente: Pixabay.

Tienes que liberarte de esa necesidad para  comenzar a brillar realmente desde tu propia esencia y profundidad. Todas las formas de dependencia del mundo fuera de ti, eventualmente te alejan de tu alma.

Y así, tu camino te lleva en primer lugar a aceptar tu soledad, a ser un «yo» antes de que puedas conectarte con el mundo y las personas que te rodean, con fuerza y ​​amor independientes.

Como adulto, tan pronto como empiezas a transitar por un camino espiritual, tienes el desafío de enfrentar los antiguos temores del niño dentro de ti, que estaba buscando seguridad fuera de sí mismo, y que te exige darle lo que necesita. Y ese es un gran paso que debes tomar.

Muchos de ustedes, trabajadores de la luz, se preguntan por qué a menudo se sienten en soledad e incomprendidos por las personas que los rodean, ya sea por su familia biológica o más tarde por las personas en la escuela y en el trabajo.

«¿Por qué me está sucediendo esta sensación de ser diferente, de alienación?»

Yo te digo que parte de tu camino, el camino de tu alma, es atravesar un profundo tramo de soledad.

Solo al experimentar la soledad descubrirás que tú mismo debes encender la llama, la luz en tu interior. Estar solo es como un túnel por el que debes atravesar para realmente ser independiente del mundo.

La expresión dice: estar en el mundo, pero no ser del mundo. «Ser del mundo» significa que estás influenciado por demandas de fuera de ti mismo, como ser reconocido y aceptado o no, o tener éxito o no. Esto de «ser del mundo» te aleja de tu alma.

Por lo tanto, te pido que te tomes un momento para cuidarte. Imagina que estás refulgiendo con la luz de la que te hablé anteriormente, esa que tanto desea brillar libremente y sin trabas, por encima de tu miedo más profundo y tu necesidad de seguridad y tranquilidad.

Llama a tu niño interior para que brille con luz propia. Fuente: Pixabay.

Abraza esa necesidad completamente, envuélvela con el calor de tu alma y tu corazón. Lleva al niño dentro de ti a tu regazo o a tu corazón. Percibe en este niño las heridas y las cicatrices del dolor, de la pérdida, del miedo, pero también siente su gran luz y cómo puede llenar al niño por completo.

Este niño ha esperado mucho tiempo por ti. Cuando nutres con tu luz al niño que llevas dentro, aquí en la Tierra, verdaderamente sanas viejos traumas del pasado y creas independencia. Y mientras haces esto, siente la poderosa energía de apoyo de la Madre Tierra bajo tus pies.

Ella quiere recibirte, eres bienvenido aquí en la Tierra. Deje que la luz fluya a través de ti y te conecte con la Tierra, mientras aprecias a tu niño interior, brindándole lo que necesita.

Deja que tu brillo fluya a través de tus pies y siente cómo la Madre Tierra te da la bienvenida, aquí y ahora.

Muchas gracias».

Puedes ver el mensaje original haciendo clic en el siguiente enlace:

https://www.jeshua.net/newsletters/newsletter-may-2020/

Traducido por: Fanny Zapata, redactora y traductora de la gran familia de la Hermandad Blanca.