El Amor en las Relaciones de pareja
«Yo te amo«. Esa es una frase común en las relaciones de parejas ya establecidas. Pero, aunque sea una frase de uso común, no quiere decir que sea bien entendida por aquellos y aquellas que la hemos pronunciado. Lo digo porque es frecuente escuchar la frase «yo te amo«, seguida de un “pero…” “Yo te amo, pero necesito estabilidad«, por ejemplo. Agregar un «pero» detrás de la frase «yo te amo» implica establecer una condición. Es una evidencia de que existe algo más, diferente al amor, que tiene un peso que incluso podría ser mayor al amor mismo, lo que me hace pensar que no todos entendemos lo mismo en lo que respecta a su significado.
Para mi, amar es experimentar la energía de la creación, la energía de Dios, y pienso que todo cuanto existe en la creación está envuelto por esa energía. Lo que varía es la intensidad con la que la experimentamos, lo cual depende de qué tan lejos o cerca nos encontremos de La Fuente. Una cuestión de proximidad, pues…
Entonces, cada elemento creado por La Fuente experimenta la energía de la creación en un grado o con una intensidad que es directamente proporcional a la proximidad que tengan con esta. Y la proximidad a la que me refiero no es una cuestión de espacio o tiempo, como se podría interpretar…
La identidad y la proximidad a La Fuente
La proximidad a la que me refiero es una cuestión de identificación. Es decir, de cómo nos sentimos identificados con La Fuente. Por ejemplo, cuando yo me siento muy cerca de otra persona es cuando me identifico más con ella. Entonces, la proximidad a la que me estoy refiriendo es una cuestión de identificación. En el caso de La Fuente, la proximidad se refiere al grado de identificación que alcanzamos con ella.
Pero, para que haya identificación, debe existir una identidad, una consciencia del yo, siendo esta el grado de reconocimiento que tenemos de nosotros mismos. No hay identidad sin consciencia, así como tampoco puede haber identificación. Si no soy capaz de reconocer que existo como un individuo, no puedo identificarme con algo o con alguien más.
Entonces, proximidad a La Fuente implica identificarnos con ella, lo que solo es posible al tener consciencia de nosotros mismos. Esa consciencia es la que nos permite desarrollar una identidad. Y esa identidad es la base o punto de comparación para poder establecer similitudes entre lo que somos y La Fuente. Las similitudes y coincidencias nos aproximan a La Fuente.
El amor es una cuestión de consciencia
Entonces, aunque todo cuanto existe en este universo está envuelto por la energía de la creación, sólo aquella parte de la creación que es consciente de sí misma es capaz de percibir proximidad o lejanía con La Fuente. Cuando un ser se reconoce a sí mismo, más consciente es. Y a mayor consciencia, más se puede identificar con La Fuente. Por el contrario, cuando un ser no se reconoce a sí mismo, no es consciente, por lo que no tiene identidad propia. Esto le impide identificarse con La Fuente o con cualquier otra cosa.
Por eso infiero que el amor es una cuestión de consciencia. Porque, aunque todo cuanto existe tiene acceso a la energía de la creación, es el nivel de consciencia, la identificación con La Fuente, lo que determina la intensidad con que esa energía se experimenta. Y esa es mi definición de amor.
Esta ha sido una amplia, pero necesaria preparación para introducir el tema de las relaciones de pareja, que es de lo que trata este artículo. Porque todo el mundo tiene su propia definición de lo que es el amor, y espera que signifique lo mismo para todos los demás. Pero he observado que no es así como funciona. El amor no significa lo mismo para todos los seres humanos. ¿Por qué? Porque no todos tenemos el mismo nivel de consciencia.
En nuestro universo, la interpretación que hacemos de la realidad es relativa al observador. Y cada ser consciente es un observador. Así que cada observador, cada ser humano, puede tener, y de hecho la tiene, una perspectiva propia de la realidad derivada de su nivel de consciencia. Y dentro de esa perspectiva, tendrá su opinión muy personal de lo que es el amor.
Consciencia, proximidad a La Fuente y amor
Con esto trato de establecer una relación entre la energía del amor y el nivel de consciencia de una persona. Porque si el amor es la energía de la creación experimentada en diferentes intensidades o grados dependiendo de la proximidad a La Fuente, esa proximidad depende de nuestro nivel de consciencia, que es el grado de conocimiento que hemos desarrollado sobre nosotros mismos. A mayor conocimiento, más se incrementa nuestra consciencia y más cercanos nos sentimos a La Fuente.
Ahora bien, el nivel de consciencia establece un punto de referencia para interpretar la realidad. Es decir, un paradigma bajo el cual un ser humano traduce lo que ocurre a su alrededor, lo que establece un punto de referencia o ubicación del observador con respecto a La Fuente. Una ubicación que no es estática, ya que mientras un ser humano va progresando en el conocimiento de sí mismo, se va aproximando más a La Fuente, hasta hacerse uno con ella, lo que determina el final del camino.
Así tenemos entonces que el conocimiento de ti mismo te aproxima a La Fuente. Y mientras más te acercas a ella, con mayor intensidad experimentas su energía, que es amor. Pero no todos los seres humanos nos encontramos en un mismo nivel de consciencia. Si así fuera, todos compartiríamos una perspectiva similar, una interpretación muy parecida de la realidad. Y eso no es así. Existen múltiples perspectivas o paradigmas coexistiendo en nuestro planeta, lo que nos lleva a experimentar el amor de maneras diferentes, lo que se ve reflejado en las relaciones de pareja.
Niveles de consciencia, identidad y perspectivas
Vamos a partir desde el nivel de consciencia más bajo, que vendría a ser el punto más alejado que un ser humano puede estar de La Fuente. Es en este punto en el que el conocimiento que tenemos de nosotros mismos es casi cero, lo que nos coloca en un nivel de inconsciencia. Vivimos sumidos en la ignorancia de quienes somos, dependiendo casi exclusivamente de lo que percibimos a través de los cinco sentidos y de lo que podemos hacer con nuestros cuerpos físicos. En este nivel de consciencia prácticamente carecemos de identidad, por lo que no es posible que nos identifiquemos con nada ni con nadie más.
En ese nivel de consciencia creemos que somos solo nuestros cuerpos físicos, por lo que nuestra atención está puesta casi de forma exclusiva en nuestra supervivencia y en la procreación, lo que hace que la única persona realmente importante para nosotros seamos nosotros mismos y que nuestra atención esté puesta en la satisfacción de nuestras necesidades más básicas. En este nivel de consciencia nos sentimos solos, aislados, desamparados e indefensos, porque no nos identificamos con nada ni con nadie.
Así como la oscuridad es ausencia de luz, la ignorancia es ausencia de entendimiento. Y tanto oscuridad como ignorancia son extremos opuestos a La Fuente, y su manifestación es el miedo. Tememos lo que no entendemos. Tememos a la oscuridad porque no podemos ver. El miedo es el resultado del desconocimiento de quienes somos, lo que nos hace sentir desconectados de todo. Ese es nuestro punto de partida.
Pero cada experiencia por la que atravesamos, aún teniendo como punto de partida el nivel de consciencia más bajo, nos ofrece una oportunidad de entender algo más de nosotros mismos, lo que poco a poco nos va aproximando a La Fuente. Y cuando esto ocurre, empezamos desarrollar una identidad propia, lo que nos permite ampliar nuestro círculo de personas que nos importan. Ya no solo importamos nosotros, sino que empezamos a identificarnos con otras personas.
Es así como empezamos a establecer vínculos emocionales con otros seres humanos. Entonces, el centro de nuestra experiencia de vida ya no se limita solo a la supervivencia de nuestros cuerpos físicos y a la procreación, sino que ahora nos interesamos también por otras personas, lo que nos conduce a explorar el ámbito emocional y a vivir otro tipo de experiencias, las cuales nos llevarán a ampliar nuestras oportunidades de adquirir más entendimiento de nosotros mismos en esta nueva perspectiva.
Y así continuamos nuestro proceso de descubrir nuestra identidad, lo que nos permite ampliar cada vez más la capacidad de identificarnos con otros, en la medida en que vamos entendiendo más de nosotros mismos, ampliando así nuestro nivel de consciencia. En este artículo podrás leer más sobre los diferentes niveles de consciencia.
Con cada nivel de consciencia que superamos, adquirimos una perspectiva de la vida diferente. En cada nivel de consciencia hacemos una interpretación diferente de la realidad, y vamos ampliando nuestro entendimiento, razón por la cual, aquello que antes creíamos era la verdad, nuestras creencias, van evolucionando a través de la experiencia para convertirse en entendimiento, lo que nos permite avanzar al siguiente nivel de consciencia.
El amor en el nivel más bajo de consciencia
Ahora sí. Hablemos de las relaciones de pareja. Los similares se atraen. Eso dice la Ley de Atracción. Asumamos, por ejemplo, que dos personas que se encuentran ambas en el nivel de consciencia más bajo, se atraen como consecuencia de la resonancia existente entre ellas, lo que las lleva a establecer una relación a largo plazo. Y, por estar las dos en el nivel de consciencia más bajo, para ambas la supervivencia es la prioridad, razón por la cual su atención estará puesta en la satisfacción de sus necesidades más básicas.
Hagamos un ejercicio con esta pareja. Supongamos que para ella, la mujer, en su nivel actual de consciencia, su necesidad es protección. Ella fue una niña maltratada en su hogar y en sus relaciones anteriores por lo que en su realidad actual, la seguridad es una necesidad básica y además prioritaria. Ella, en su paradigma actual, interpreta que para obtener seguridad debe encontrar a alguien más fuerte que ella que esté dispuesto a protegerla. Eso, para ella, es una demostración de amor.
De la misma manera, asumamos que, para él, su necesidad está en la procreación y en las relaciones sexuales. Básicamente busca asegurar y garantizar sexo y tener descendencia, para lo cual necesita encontrar a alguien que le dé ambas cosas. Para él, una manifestación de amor es encontrar a alguien dispuesta a darle sexo y descendencia.
Entonces, estas dos personas se conocen, se sienten atraídas la una por la otra, y empiezan a conocerse. Y en ese proceso, cada una reconoce que la otra puede darle lo que está buscando. Y después de un tiempo, deciden hacer una vida en pareja, fundamentados en una relación basada en el intercambio: protección a cambio de sexo y descendencia. Y mientras que ambos se mantengan en el mismo nivel de consciencia seguramente la relación funcionará para ambos.
¿Qué es lo más importante para esta pareja? Para cada una de estas personas su prioridad es satisfacer sus necesidades más básicas. Ambos saben lo que necesitan y también saben que sus parejas están en capacidad y disposición de satisfacer esas necesidades. Y si le preguntas a cada uno de ellos si aman a la otra persona, seguramente responderán que sí. Y si les preguntas que cómo lo saben, probablemente te responderán diciendo las cosas que cada uno de ellos hace por la otra persona, y con las cosas que el otro hace por cada uno de ellos. Para cada uno de ellos el amor significa la satisfacción de sus necesidades. Al menos será así hasta que uno de los dos eleve su nivel de consciencia…
Cuando una de las dos personas en una relación eleva su nivel de consciencia
¿Funciona una relación como la descrita anteriormente? Esa relación va a funcionar relativamente bien hasta que uno de los dos eleve su nivel de consciencia. Supongamos que es ella quien lo hace. Digamos que un día ella deja de sentir miedo por su integridad y por su seguridad. En su proceso de evolución, ella se da cuenta de que es capaz de cuidar de sí misma, lo que trae como consecuencia que para ella sentirse protegida por él dejó de ser algo prioritario. Ahora su atención está centrada en algo más. Supongamos que la atención de ella ahora está centrada en establecer una conexión emocional con él. En recibir muestras de afecto. Sentirse apreciada y valorada.
Pero él no cambió. Sigue estando en el mismo nivel de consciencia en el que estaba, que es el más bajo. Así que sus necesidades siguen siendo las mismas: sexo y descendencia. Ya es padre de dos hijos, y está contento con su vida sexual, por lo que ambas necesidades se han visto plenamente satisfechas por ella. Así que para él, la vida transcurre sin cambios. El sigue viendo la vida desde la misma perspectiva que antes lo hacía.
Por el contrario, ella sí cambió su perspectiva. Y esto se empieza a manifestar en el trato de ella hacia él. Empieza a reclamar más atenciones de su parte. Más muestras de afecto. Porque para ella, el amor dejó de ser protección y se transformó en muestras de afecto. Esto, por supuesto, representa para él todo un inexplicable cambio de actitud de parte de ella. Cambio que no entiende, porque según él, todo estaba muy bien entre ellos. ¿A qué viene este cambio de actitud? se pregunta él, sin entender lo que ocurre, y por supuesto, sin saber qué hacer. Así que no hace nada. Él no hace nada porque no entiende…
En el transcurrir de los días, debido a la pasividad de él ante sus necesidades de afecto, ella empieza a acumular malestar, porque ha desarrollado una nueva expectativa a nivel emocional que no está siendo satisfecha. Para ella, que ahora interpreta su vida desde una perspectiva nueva, más elevada, su pareja no la ama porque no le está manifestando su afecto, que es ahora su necesidad más prioritaria. Por eso, empieza a evitar la intimidad con él, para así no tener relaciones sexuales. Esa es su manera inconsciente de hacerle pagar por sus desatenciones.
Este cambio de actitud en ella es interpretado por él como una falta al acuerdo implícito que hicieron cuando decidieron establecer una relación de pareja. Él siente que ha cumplido a cabalidad lo que se comprometió a hacer, mientras que ella no está cumpliendo. Así que empieza a mostrar su insatisfacción, primero quejándose del cambio de actitud de ella, pero más tarde retrayéndose y buscando una alternativa para satisfacer sus necesidades, que ahora no se ven satisfechas por ella. Por eso empiezan a distanciarse, hasta que llegan al punto en el que la convivencia se hace imposible. Entonces, encuentran una bifurcación en su camino…
La bifurcación: separación o evolución
En esa bifurcación, uno de los caminos, el más obvio, es la separación. Si ella ha superado totalmente su miedo y ya no necesita la protección de alguien más, con seguridad se mantendrá en su nuevo paradigma, dando mayor importancia a su necesidad de afecto. Y si él no ha superado aún su miedo a trascender a través de su descendencia, ni su necesidad compulsiva de sexo, tampoco cambiará su manera de interpretar la realidad, por lo que la separación será su única alternativa.
El segundo camino, a su vez, tiene dos opciones. En la primera opción, ella regresa a su paradigma anterior, porque no llegó a superar totalmente su necesidad de protección. En este caso, la relación regresará y se mantendrá en los términos anteriores, aunque ella siempre tendrá la inquietud latente de experimentar el afecto de su pareja porque ya estará lista para ese nivel, aunque la resignará a favor de protección.
La segunda opción es que él esté listo para dar un salto a un nuevo paradigma, tal como ella lo hizo. En ese caso, él se esforzará por tratar de entender lo que ella quiere para complacerla, aunque al inicio no sepa muy bien cómo. Y si ese deseo de entenderla es lo suficientemente fuerte, entonces eso lo impulsará a dar el salto al siguiente nivel de consciencia. Pero esto solo ocurrirá si él está listo para dar ese paso. En ese escenario, ella, sin saberlo, lo estará motivando para que él expanda su consciencia a un nuevo nivel de entendimiento. Entonces, si él lo logra, el amor significará nuevamente lo mismo para ambos.
Aquí debo acotar que cada ser humano tiene un proceso evolutivo personal que es muy particular. En ocasiones coincide con el de otras personas, pero en otras ocasiones no. Así que no es buena idea asumir que una persona puede llevar de la mano a otra para alcanzar un nuevo nivel de consciencia. Todo es una cuestión de resonancia y de sincronía. A veces puede ocurrir, pero no se puede dar por sentado que ocurra en todos los casos de esta manera.
Por eso hay relaciones de pareja que están destinadas a terminar. Porque una de las partes decidió seguir en su proceso evolutivo y la otra decidió quedarse en donde estaba. Y ante esta circunstancia, el libre albedrío determina el resultado. Cada ser humano elige lo que desea hacer. Pero también hay parejas que continúan juntas hasta el final. Y lo que ocurre en este caso, es que ambas partes están comprometidas con su propia evolución, y hay sincronía en sus procesos, así que si a´si lo deciden, podrán recorrer su camino juntas.
Las relaciones de pareja y la evolución de la consciencia
Cada nivel de consciencia establece un paradigma diferente para cada ser humano y un significado diferente de lo que es amor. Cuando los paradigmas son coincidentes, hay resonancia, lo que se manifiesta como atracción. Y no me estoy refiriendo a la atracción física solamente, sino a un deseo que no tiene explicación racional de estar con la otra persona. En ese escenario hay resonancia.
Cuando una relación de pareja inicia en resonancia, todo fluye con gran facilidad, porque ambos interpretan la realidad desde una perspectiva similar. Pero, si uno de los miembros de la pareja evoluciona en su entendimiento significativamente más rápido que la otra, allí se empiezan a manifestar incomodidades en la relación, porque dejan de interpretar la realidad de la misma manera.
Y si el progreso de una de las dos personas se mantiene de manera sostenida, esto podría impulsar a la otra persona a avanzar también, o podría establecer diferencias tan grandes en sus puntos de vista que terminaría conduciéndolos a una eventual separación por disonancia, como consecuencia de las elecciones que haga cada uno. Esta diferencia de perspectivas o paradigmas por el nivel de consciencia puedo explicarlo a través de un ejemplo.
Imagina que en cada nivel de consciencia existe un número limitado de palabras para comunicarse. Digamos que, para las personas en el nivel de consciencia más bajo, que es el primero, solo se manejan 10 palabras. Las personas en ese nivel de consciencia se comunican con tan solo 10 palabras. Las personas en el segundo nivel de consciencia conocen y manejan 100 palabras, incluidas las 10 palabras del nivel de consciencia anterior. Mientras que las personas en el tercer nivel de consciencia conocen y manejan 1.000 palabras, incluidas las 100 del nivel anterior.
Entonces, una persona en el tercer nivel de consciencia podrá entender todo lo que las personas de los dos niveles de consciencia más bajos dicen, ya que conoce y maneja todo su vocabulario. Pero, cuando tenga que hablarle a una persona del primer nivel de consciencia, tendrá que elegir con cuidado sus palabras para que pueda ser entendido. Y aún así, tal vez no pueda expresar correctamente lo que quiere decir, porque puede que para mucho de lo que tenga que decir no existan palabras en ese nivel de consciencia. Esto puede ocasionar que pierda el interés de comunicarse con personas de un nivel de consciencia más bajo ante la imposibilidad de hacerse entender.
Por otra parte, una persona en el primer nivel de consciencia se comunicará solo con 10 palabras, porque es todo lo que puede usar. Su mundo se basa en esas 10 palabras, lo que lo hace muy básico para personas de otros niveles de consciencia. Y si no está interesada en aprender más palabras, puede que termine aislada, porque la tendencia de todo ser humano es a evolucionar, por lo que posiblemente su grupo de interacción se hará cada vez más pequeño, cuando quienes solo saben 10 palabras decidan aprender más palabras.
Algo similar ocurre en las relaciones de pareja. Si existe mucha distancia entre los niveles de consciencia de cada una de ellas, sus perspectivas serán tan diferentes que no habrá compatibilidad entre sus puntos de vista, lo que les va a dificultar mucho la comunicación. Cada uno va a interpretar el amor y sus manifestaciones de manera distinta, lo que les va a generar gran insatisfacción en ambos. Pero esto podría no ocurrir si quien está más atrás en su proceso evolutivo, decide de forma libre avanzar. Recuerda: Libre Albedrío.
Por ello considero importante revaluar el paradigma de que las relaciones de pareja deben durar para siempre. No es que una relación de pareja no pueda «durar para siempre«, sino que para que eso ocurra, ambos deben mantenerse en un nivel de consciencia similar y debe haber sincronía entre sus procesos evolutivos. De esta manera, su evolución irá a la par y podrán mantenerse juntos durante toda su vida si es que así lo deciden.
Autor: Rafael Bueno, redactor en la gran familia de hermandadblanca.org
hermanos buenas noches, en la relación de parejas , hay un factor que destruye el despertar de conciencia, y el mundo actual y los medios dañan la unión o un matrimonio si no se educa espiritualmente ala humanidad para crear uniones perfectas seguimos fomentando el pecado original convertido en adulterio