El día más bello, por el Maestro Beinsá Dunó
III Verbo matutino, dado por el Maestro Beinsá Dunó,
el 16 de abril del año 1944, el Día de la Pascua de la Resurrección, Domingo, a las 5 de la mañana, en el pueblo Marchaevo, cerca de Sofía.
“La Buena oración” (oración – n.d.t.).
“Salmo 91” (Salmo).
“Oración del Reino” (oración).
“El Espíritu de Dios” (canción, silenciosamente).
Leeré el primer capítulo del Evangelio de Juan.
“Amanece el Sol” (canción).
En el Universo hay muchos Soles, millones de Soles. Pero hay solo un Sol que aprovecha a la Tierra, que la ilumina. Los demás dan muy poco calor, muy poca luz. Digo: La Tierra puede confiar únicamente en el Sol. En la vida contemporánea, la gente confía en muchos Soles y Constelaciones. Los demás Soles están solo para que se determine el tiempo y los eventos que ocurren. En inglés, la palabra “star” significa estrella, entonces brilla, en búlgaro (star – n.d.t.) significa “viejo” – un hombre, cuyas piernas se han debilitado. El hombre, si confía en las estrellas, se ha envejecido por completo, según el búlgaro. Toda la gente vieja son estrellas viejas que no ayudan a la Tierra. Ahora todos tenéis conocimientos, decís: Cristo vino para salvar al mundo. ¿Qué es la salvación? No se puede explicar. He escuchado tantas explicaciones hasta ahora. Me asombro de las explicaciones que los predicadores dan. Cristo vino para salvar al mundo. ¿Lo salvó? Si el mundo hubiese sido salvado, la gente no estaría enferma.
Decís: Nosotros debemos andar por ley. Ley debe tener el hombre, que sepa cómo actuar. ¿La ley para quién fue creada: para los sanos o para los enfermos? Ley hay para la gente sana, para los prudentes, para la gente buena. Para los malos no hay ley. Ellos crean una ley-limitación. Esta ley es completamente distinta. Es la ley la que señala el camino del hombre de cómo actuar. Que ates a un hombre, que le encierres en un edificio, esto es una limitación. Dicen: Es una ley. Digo: La mayoría de la gente no tiene un concepto acerca de la ley como una limitación. Esto no es una ley. Éste es un estado animal. En el reino animal los animales grandes limitan a los pequeños. Lo llaman ley. Los animales pequeños no disputan con los grandes. El animal pequeño, cuando ve al grande, desde lejos abre el camino, mira que esté cuanto más lejos posible. Porque el animal grande es un procurador, un juez y un guardia. Lo impone todo. Si cometes algún error delante de él, inmediatamente se pelea por todas las reglas. No hay quién protegerte. En realidad, hay quién protegerte. No penséis que los animales, así como actúan, no hay quién defenderles. Y ellos tienen karma, un karma animal hay en el mundo. Un lobo que ha comido miles de ovejas, él no es un lobo, sino que se vuelve oveja. Porque después de comer estas ovejas, la materia de las ovejas entrará en él, y él ya está edificado por materia de ovejas. Para que redima su karma, los demás lobos empiezan a comerle, para que pruebe cómo es. Hace tiempo despedazaba las ovejas, muy bien era, carne fresca, dice: “Dios así ha creado el mundo”. Cuando comiencen a despedazarle a él, dice: “Este trabajo no es así como pensaba hace tiempo”.
Yo, cuando miro a la gente, veo que no han aprendido a hablar la verdad. Entre diez cosas que dicen, hay nueve mentiras y una verdad. Cuenta algo, no lo va a describir tal como es. A mí me han descrito el lado trasero de Vitosha, que es muy bello. Me han descrito Silimitza en algún lugar, un lugar muy bello. Miro a aquellos que vivían al lado de Silimitza, empezaron a enfermarse. No es un lugar bello. Aún cuando dicen el nombre Silimitza, veo que no tiene una abertura, cóncavo está. Hay alguna gente que empieza de manera suavecita, termina de manera brusquita. Así, por ejemplo, empiezan las muchachas jóvenes. Cuando encuentran a un muchacho por primera vez, son muy buenas. Y los muchachos son los mismos. Y los viejos son los mismos. En todos, el carácter es igual. Y los alumnos son así. Cuando viene un maestro nuevo, no le conocen, piensan que es muy prudente, tiemblan. Una vez que comprenden, dicen que no sabe mucho. Ellos se engañan así.
¿Pensáis que el Sol, cuando sale del Este, es tan pequeño? Este Sol se ve, como si pudiera tomarlo y llevarlo en mis manos. No es grande. Me asombro de cómo un Sol tan pequeño realiza un trabajo tan grande en el mundo. Decís: “Un trabajo de Dios. Un Sol tan pequeño ilumina el mundo”. La gente no tiene una imagen clara acerca del Sol. El Sol no es pequeño. Si tomáis los binoculares, veréis que con uno de sus lados acerca los objetos, más grandes se ven, y con el otro los aleja.
Digo: Hay unas cuantas cosas en el mundo que son necesarias. A veces hablamos acerca del Amor. El Amor, en mi mente, es un impulso, el primer impulso en el mundo. Si este impulso no viene, nada puedes hacer. Vosotros tenéis un terrón de azúcar o tenéis una manzana. Tenéis un impulso de comerla. Antes de comerla no tenéis una imagen clara. Cuando comenzáis a comer la manzana, vosotros tenéis un concepto verdadero sobre qué es la manzana dentro de sí misma. ¿Qué representa una manzana? En la manzana está encerrado un ser quien, para que le recibáis en vuestro hogar, debe pagaros algo. Él entrará en vosotros, os observará. Una manzana, después de entrar en vosotros, sabe qué hombre es usted. Primeramente vosotros vais a masticarla con los dientes. Esto es música. Vuestra orquestra está tocando. La aceptáis, quitáis y la ropa. Por fin, por la entrada de la habitación de visitas, entra adentro, comenzáis a desplegar las maletas para que veáis lo que ha traído. Cuando toméis todo lo que la manzana ha traído, decís: “¡Vete!” La echáis por una puerta. Por lo que se lamenta que ha entrado. ¿No es así? Aceptáis alguna persona, decís: “Estoy listo de sacrificarme por usted”. Un día le pateáis, decís: “No quiero saber nada, usted no era un hombre.” Voy a explicar yo, cuando digo que éste no es un hombre. Todas las cosas preciosas están empaquetadas. Decís: “Él todavía no es un hombre”. Digamos que ha llegado una caja empaquetada, en la caja hay algo. La caja misma no es esencial, pero en la caja hay una piedra preciosa. Esta caja tenéis que abrirla. Esta piedra preciosa es pequeña. Ésta, cuando la sacáis, tiene otras cualidades. Frecuentemente nosotros nos engañamos con la caja externa de la gente. Ésta es una caja solo para la piedra preciosa. El cuerpo que tenéis es una caja. Por el cuerpo juzgamos que el hombre es bello, bueno. Por el cuerpo no puedes juzgar que el hombre sea bueno. Decís: ¡Cuán bellas son estas manos! – ¿Estas manos, sabes cuántos golpes pueden dar? – ¡Cuán bellas son estas piernas! – ¿Sabes cuántas patadas dan? Dice: ¡Que boca tan bella! – ¿Sabes cuántos dientes tiene en la boca? Las manos no son el hombre, las piernas no son el hombre, la boca no es el hombre. Lo verdadero, lo que es el hombre, es esto, que cuando conozcáis al hombre veáis que un ser más bello que el hombre fuera de la caja no hay. Un ser más malo que el hombre en la caja no hay. Con esta caja cada uno puede causarte daño. Algunas veces las cajas son bastante sólidas, te empuja, te pega en la cabeza. Dirás que la piedra preciosa te ha empujado, no, la caja te ha empujado. No he encontrado una piedra preciosa que haya roto la cabeza de alguien. ¿Cómo es posible que este ser, que ha salido de Dios, te empuje? Cuando Le dicen a Cristo que es bueno, dice: “Bueno es solamente un Dios” (Evangelio de Mateo 19:17 – n.d.t.). Decís: El hombre ha salido de Dios. ¿Cómo es posible que este ser, que ha salido de Dios, rompa las cabezas de la gente? ¿De dónde y para dónde?
Digo: El conocimiento que tenéis ahora, éste es un capullo. A veces vosotros pensáis que conocéis el Amor. Sobre el Amor yo he hablado, pero yo he hablado solo sobre el capullo del Amor. Sobre la flor del Amor todavía nada he dicho. Qué es el Amor como una flor, nada os he dicho. Qué es el Amor como una fruta, habrá largos años más para hablársele. Teorías ahora podéis tener tantas como queráis. Si conocéis el capullo, cuando se desarrolle, conoceréis y la flor. Un hombre que no conoce el capullo, no puede conocer y la flor. El que no conoce la flor, no puede conocer y la fruta. Uno tras otro van.
Dice Juan: “A Dios nadie Le vio jamás.” (Evangelio de Juan 1:18 – n.d.t.) ¿En qué aspecto es recto? A Dios sin amor no puedes verle. Solo con el amor se ve a Dios. Cuando alguien dice que es ciego, esto significa que no tiene amor. Toda la gente que no tiene amor, es ciega, ellos no ven. Ahora yo quiero que os liberéis. A vosotros os gusta criticar. Mucha gente se ha quejado a mí. En Bulgaria como he venido, cuántas mujeres se quejan de sus maridos. Miles de mujeres hay que se quejan de sus maridos. Miles de hombre hay que se quejan de sus mujeres. Miles de hijos hay que se quejan de sus padres. Miles de hijas hay que se quejan de sus madres. Miles de alumnos hay que se quejan de sus maestros. Miles de maestros hay que se quejan de sus alumnos. Miles de siervos hay que se quejan de sus amos. Les he escuchado así, como una ocupación, cosas inciertas. Todo esto que me cuentan, no es algo esencial. Yo utilizo “miles de gente” que de manera humana me han contado. Si digo cien, entonces de manera angelical. Miles de gentes me han contado entonces esto lo que no es. Dice alguien: “Mucho me ofendió.” ¿Cómo te ofendió? “Me dijo una palabra muy mala.” ¿Qué palabra mala? “Me dijo “ganado”. Digo: Muy bien te ha dicho. Él te ha dicho que vayas a estudiar. Digo: Tú no comprendes esta palabra. Dios creó la gente para dirigir a la gente en el conocimiento. Ellos abrieron el camino por el cual estudiaban. Tú subes sobre un caballo, dices: “Es un caballo.” Este, el caballo tonto te ha llevado a todas partes, lleva el peso, te hace favor. Te ha dicho: “Tú eres un ganado.” Tú no entiendes el trabajo. Estos querubines llevan forma de ganado. ¿Entonces qué diréis? A un querubín no vas a verle como hombre, sino como un animal. ¿Qué diréis entonces? Alguna vez subes sobre el caballo, sanas. Alguna vez subes sobre el caballo, tu trabajo comienza a andar bien. Alguna vez subes sobre el caballo, pasas bien tu examen. Alguna vez subes sobre el caballo, él te abre el camino, este caballo tonto. En este caballo hay un ser honorable, del cual tú todavía no has soñado el favor que te hace. Un ángel ha tomado la forma más baja para servirte por amor hacia Dios. Tú dices: “Esto es un ganado.” Así no se habla. Le palmotearás un poquito, dirás: “Te agradezco mucho, tú me das una lección muy buena, un día deseo que y yo sea como tú.” ¿Cuántos de vosotros decidirían ser ganados? He visto actos ideales de los animales. Yo os voy a transmitir aquel ejemplo: Un hombre me contó lo siguiente: “Un día bello tuve hambre, entonces estamos sentados bajo una pera, todo recogido. Digo, ojalá hubiera venido un poco antes. El hombre, como no sabe cuando venir, todo recogido. En un momento llegó un viento pequeño, cayeron 5-6 peras.” Fue dejado algo para él en este árbol. Ahora alguien piensa que aquí no hay providencia. Hay providencia. En el mundo hay una providencia. Por el camino por el cual nosotros pasaremos, Dios ha dejado todo aquello que es necesario para nosotros. Dios ha hecho así, que en cada hombre que encontremos, haya dejado un bien para nosotros. Donde los animales, donde los árboles, donde las fuentes, dondequiera que te sientes, agradeceremos que hay algo para tomar. Tú dejas, no lo tomas, buscas otra cosa. Estás sentado sobre una piedra, sobre una segunda piedra, donde un árbol, donde otro, donde un hombre, donde otros, dices: “Se me emblanqueció la cabeza, toda la gente no es Divina”. Solo tú eres un hombre Divino, un hombre santo, como tú otro no hay. Todos son malos, solo tú eres el hombre bueno. El mundo entero está dentro de Dios. Todo aquello, que está en Dios, es magno. La única impureza que existe, es esto que existe dentro de nosotros, individualmente en cada hombre. Toda la gente, puesto que no viven en Dios, parcialmente la impureza existe dentro. Yo quiero daros una aclaración.
Yo no he encontrado a alguien que agradece. Los apóstoles, cuando les pegaron, regresaron alegres. Ahora veo a algún niño que su madre le ha pegado, él no se alegra, llora. Viene y se queja. Alguien, su padre le ha pegado, se queja. Al apóstol Pablo le pegaron cinco veces por 39 golpes y dice: “Me gloriaré con mis sufrimientos.” No prestéis atención a las manifestaciones humanas. Vosotros a veces os engañáis. Algún hombre escribe muy bello. No tienen contenido sus cartas. Alguien escribe una letra grande, una pequeña, pero la carta tiene contenido, no escribe bellamente. A veces, te será difícil cuando lees, no está bellamente escrita su carta, pero tiene contenido. Más bellas son las cartas escritas de una manera fea, que las cartas bellas sin contenido. ¿Porque qué es una muchacha bella que no puede decir una palabra dulce? ¿Para qué me hace falta una muchacha bella, que no puede amasar un pan bello? Hay muchachas, que cuando amasan el pan, la gente se enferma por éste. Yo he sufrido mucho por pan malo y por comida mal cocida. Alguien está cocinando, pero introduce veneno en la comida. Con pensamientos malos mete la mano en la olla. Así no se cocina. Dice: “Maldita olla, ¿es que me tocó a mí cocinar?, ta-ta-ta”. Así no se cocina. He aquí dónde está la dificultad. Puesto que por el camino por el cual ahora viajamos, antes que nosotros ha pasado mucha gente, ha pasado mucha gente que lo ha manchado, este camino se ha quedado enlodado. Y nosotros tenemos que enlodarnos. Si esta gente, que ha pasado, hubiera pavimentado este camino, si le hubiera puesto una pendiente pequeña, estaría limpio. Ellos dejaron todo el barro. En el búlgaro hay un rasgo, poca pureza tiene. Cuando exploraba a los búlgaros, encontré los búlgaros más puros, que tienen pureza, ellos son los de Elena. Más puros que los americanos. El domingo cuando viene, los de Elena barren las calles, cuando entran en casa, como que si pierna humana no hubiese pisado. Cuando entras dentro, tienes que quitar tus zapatos, todo limpio. En otros lugares veo, entrará con el lodo, sin limpiarse, enloda dentro. Luego empezará a disculparse. Cuando se disculpa, no tomará la pala para limpiar, pero dice: “Disculpa, he metido dentro lodo, que Dios se lo devuelva en abundancia.” Está bien, no tengo nada en contra.
Entra un hombre, os ofende. Ha introducido lodo. Luego se disculpa. Dice: “Disculpen, es para abundancia.” A veces hay una ofensa muy pequeña. Dice: “No eres un hombre científico, no sabes tocar muy bien.” Tiene derecho el hombre. Alguna vez el padre dice una palabra ofensiva al hijo y el hijo de ninguna manera se ofende. Él dice: “Mi cerdito (“shopárche” – en búlgaro – n.d.t.).” Lo dice suavecito, el hijo no se ofende. Dice: “MI cerdito.” Yo no sé, por qué el padre dice “mi cerdito” y no “mi corderito”. Dice: “Mi cerdito” y le palmotea. ¿Sabéis dónde está el secreto? “Sho-pari”. “Parí” (que en búlgaro significa “dinero” – n.d.t.) va a ganar este niño, prudente es. Un banquero será, un rico. “Shopárche”, entonces con “parí” (con dinero – n.d.t.). El que no sabe, dice “shopar”. El que sabe, dice: “con parí” (con dinero – n.d.t.). El padre no dice “shopar”, sino dice “con parí”. Este niño será rico.
Digo: Nosotros en esta vida debemos agradecer a Dios por los ojos que nos ha dado. Nosotros debemos agradecer a Dios por las orejas que nos ha dado. Debemos agradecer a Dios por la boca, por la nariz, por las manos, por las piernas, por el corazón. Quiero deciros cómo debemos agradecer. Imaginad que viene algún violinista destacado para tocar. Tiempo invernal, la gente es negligente, no sabe que el salón debe estar calentado. Entonces el violinista quiere tocar. Digo: Yo, el hombre que comprendo, me ocuparé de preparar las condiciones, me ocuparé para que se caliente el salón. Necesita un piano. Encontraré el piano más bello. Lo voy a probar. Tomaré participación para que todas las sillas estén bien ordenadas, que haya orden y arreglo. Yo os pregunto: ¿Cuántos de vosotros calentáis el salón Divino así, como que el Señor tiene que venir? ¿Cuántos de vosotros calentáis este salón como debe? Decís: Nosotros desde hace 20 años que nos hemos encaminado por este camino. Yo desde hace unos cuantos miles de años considero que no sé nada, vosotros desde hace 20 años todo lo sabéis. Hay un conocimiento del mercado ambulante, venden cosas viejas, zapatos, ropas teñidas de otro color. En el mundo religioso yo os veo, vestidos en tales ropas viejas. Os voy a dar un consejo: no os vistáis nunca en ropas religiosas viejas. Encontrarás la mejor ropa, hecha de la mejor materia.
Ahora vosotros queréis resurrección. Encontrad en vuestra vida un día, donde habéis servido al Señor así como se debe. Encontrad uno de los días más bellos de vuestra vida, donde todo el día habéis pensado solo en el Señor. Ahora ¿qué significa que pienses en el Señor? Que has sido tan ingenioso de que el Señor quiere hacer algún bien a alguien en la Tierra, pero que Él no puede bajar, y que tú captes e inmediatamente cumplas el trabajo. Alguien está enfermo, ha orado al Señor que le are el campo, el Señor no tiene bueyes para arar el campo, tú irás para arar el campo, que cumplas el trabajo por el Señor. Algún niño ha orado al Señor, ropas no tiene, es tiempo invernal. El Señor no va enviar a sus ángeles en la Tierra, que tú te acuerdes para cumplir el trabajo del Señor. Dos personas se pelean en alguna parte, se han pegado, como ocurre frecuentemente, que te vayas para cumplir el trabajo Divino. He visto padres, que han pegado a sus hijos, he visto e hijos que le han dado a sus padres. El hijo ora y el padre ora para que venga alguien y que diga lo que tienen que hacer. El Señor no va a bajar, pero que tú te vayas y que cumplas Su trabajo. Esto significa que amas al Señor.
Ayer vino una hermana a mí. Yo le leo un número de un libro, le digo: Elígete y tú un número. Ella eligió el 52. Dije: Tú elegiste dos madres para que te hablen. Las eligió así, que puso a la madre ignorante atrás, y a la madre más prudente por delante. El 52 lo harás 25. 25 es el orden Divino de las cosas, 52 es el orden humano de las cosas. Leemos 52 en un libro. Primero es la madre ignorante, luego viene la otra para corregir. Que os cuente una anécdota, me la contaba uno cerca de Varna. Encontró para sí una muchacha bella, se hicieron novios. Dice a su amigo: Ven, para que veas que buenas cualidades tiene. Sabe hacer buen café, dulce. Tiene un buen comportamiento, sabe como servir, es paciente. La elogia. Ella, cuando hacia el café, la sal y el azúcar estaban cerca, al bien amado hizo el café con azúcar, a su amigo puso dos cucharitas de sal. El novio bebe el café, ¡qué bueno está! El amigo mira a su amigo y se asombra por qué es así. Tiene vergüenza de decir que hay sal en el café. Ella viene luego y ofrece dulce. Él pone su pierna, la tropieza, ella deja caer todos los cubiertos. Ella dice: “No pasa nada, tales cosas ocurren.” – “Mira – dice –, qué carácter, templanza tiene, de ninguna manera se ofende.” Luego le pregunta: “¿Te ofendiste?” – “Deberías verme abajo, después que llevé los cubiertos, lo que hice, cogí con dientes la tabla de la mesa y la mordí.” Dice: “Que me caigas y a ti así te morderé.”
Digo: Sed cuidadosos para que no pongáis sal en el café de los amigos de vuestros bien amados. Nadie sin amor puede ver a Dios. Su único Hijo unigénito comprendió que es solo el Amor el que revela. Tú, cuando veas a Dios, llegarás a ser parecido a Él. La Escritura dice: “Dios hizo al hombre a imagen y semejanza Suya.” Dios hizo al hombre para que ame como Dios ama. Digo: Este es el único pensamiento que os dejo. Si es usted un músico, toca de la manera más bella, sin error. Esto es lo más bello. Que no preguntéis: ¿He tocado bellamente? Si tocas bellamente, toda la gente estará contenta. Si es usted un cocinero, cocina de la manera más bella: pon la mantequilla más bella, pon la cebolla más bella, las pataticas más bellas, que la comida sea irreprochable. Si es usted un sastre, cosa la ropa más bella, sin error, de manera que aquel que lleva la ropa que diga: Es una ropa muy bella. Si es usted un zapatero, de nuevo lo mismo. Digo: Cuando encontréis a un hombre, decid lo más bello. Cuando vas a un enfermo, di: “Sanarás dentro de unas cuantas semanas, irás al campo para cosechar.” Alguien es pobre, decid: “Un día te vas a enriquecer.” Si es una muchacha joven, di: “Te volverás bella, te casarás, tendrás hijos.” Decid a la gente lo más bello que sabéis. Dices: “¿Quién sabe si ocurrirá?” Di: “Esto será, será.” El Señor quiere que nosotros ayudemos de la manera más prudente. Decís: “De ti un hombre no va a salir. Tú no vas a terminar la escuela, lo que tienes lo perderás.” Estas son cosas ordinarias de una vida estropeada.
Ahora la ley es como una causa impulsiva y el dinero es como una causa impulsiva. La muchacha es bella, esto es dinero. La muchacha es sana, esto es dinero. Está llena de magnetismo, esto es dinero. La muchacha que sabe trabajar, esto es una ley. La muchacha que sirve a la ley, la que sabe trabajar, la que es bella tiene dinero, es libre, se viste. Una muchacha, que va con ley, debe trabajar. La que va con dinero, ella descansa. Esto se parece a aquel príncipe japonés que se va a América para estudiar la vida americana. Rogaba en una familia rica para que le encuentren un lugar como siervo. Servía dos meses. Dice el americano: “Sirvió dos meses, pero fue un siervo ideal. Pero constantemente llevaba la gramática latina. Cuando se queda libre, estudia el lenguaje latino este japonés.” Yo desearía que vosotros desde ahora estudiéis la gramática del Amor. Que yo os diga: Si os examina el comité de gramática, ¿sabéis cuánto os pondrá? Os van a reprobar. Yo he dado un ejemplo. En China había dos sabios, uno de ellos era un modelo de paciencia. Cada uno que venía a él, él le hacía favores. Uno ha venido 29 veces a él, él le recibía y le ayudaba. El otro quería imitar a este sabio. Cuando se fue el pobre para probarle, a la quinta vez le dijo: “Ya te pasaste, una vez, dos veces, tres veces comprendo, ¿pero cinco veces?” Él le dice: “Tú estás atrás, yo fui a aquel sabio 29 veces, miraba, no me dijo nada, cinco veces vine a ti, saliste de tu piel.” ¿Qué dice Cristo, hasta cuántas veces debemos perdonar? Siete veces por 77.
Recordad una cosa: cada paso que hacéis, todo lo que hacéis en el mundo, no lo hacéis por los demás. A la demás gente irá y lo que adquirirá, regresará a vosotros. Tal es la ley. Nadie puede rescatarse. Por eso, si queréis tener éxito, haced el bien y éste regresará a vosotros. Alegraos por el bien y por el mal que lleváis, él regresará a vosotros. Vuestro mal, a donde la gente no se quedará, causará un daño pequeño a la gente, ellos le enviarán. Las cosas buenas, las enviará a aquel que las ha hecho. La primera cosa: Nosotros debemos ir al Cielo con una vida adquirida. Todo aquello que hacemos por Dios, regresará a nosotros. Esto nos elevará. Esto significa que el Amor Divino, cuando venga, nos elevará. Sin amor el hombre no puede elevarse en el mundo. Cuando amamos a alguien, sus errores se transforman. Cualquier cosa que hagamos, regresará. Si un error puede desviar el amor, este es más fuerte. Pues, el Amor es la cosa más fuerte. El Amor Divino, todos los errores los transforma en piedras preciosas cuando amamos a Dios. La Escritura dice: Todo aquello, que ocurre a aquellos que aman a Dios, se transformará para bien.” No os lamentéis, esto no es una experiencia personal. Nosotros no podemos hablar de la demás gente. Dice: “Él es un hombre paciente.” La paciencia es toda una ciencia. Ella debe enseñarse como la música. Vosotros no tenéis paciencia. Cuando venga la paz os tocaré alguna vez (al violín – n.d.t.) sobre la paciencia. Vosotros no sabéis como es la música de la paciencia. Yo he escuchado muchas canciones de amor, pero hasta ahora he escuchado solo tres personas que cantan por amor. Si tenemos un oído desarrollado, escucharemos el canto Divino. No podemos enseñar lo que los ríos enseñan. No podemos transmitir lo que las aves transmiten. Cuando decidamos transmitir, no podemos transmitir lo Divino. Un ejemplo. Si con amor cantas a un hombre enfermo, él sanará. Tan fuertes son las vibraciones, que este hombre inmediatamente olvidará su enfermedad. Tú le cantas, el gime. Tú dices: “Le he cantado.”
Cada uno que ama, verá a Dios. Cada uno que no ama, no verá a Dios. Cuando alguien no ve a Dios, esto es un infierno. Cuando alguien ve a Dios, esto es un paraíso. Ahora os deseo que escuchéis cuando el Señor os habla por dentro. Que escuchéis bien y que transmitáis bien. Entonces como un método educativo: el violinista muy bien habla, el público escucha. Hay violinistas que tocan a cien personas, diez sanan. Hay violinistas que tocan, 20% sanan; otros cuando tocan, 30% sanan, 40%, 50%. Pocos hay, que cuando tocan, todos sanan. Digo: La perfección es, cuando lleguemos que como mínimo 75% deben sanar.
Ahora aquí estáis en Marchaevo y constantemente decís: “No tenemos comodidades, es muy estrecho.” Yo no estoy preocupado. Delante de mí se ha erguido toda una colina, me ha tapado el Sol. Tú, dice, no te quedes dentro, sal arriba. El viento del Este es bastante frío, que me caliente. Por el camino constantemente cantan, y jóvenes y viejos. Alguna vez alguien grita, dice: “¡Hey, hey! ¿Qué estás sentado ahí, cuándo vendrás a predicarnos? Nos hemos sometido a emborrachamiento. Ven para hablarnos.” Alguna vez disputan, dicen: “Ven solo, para hablarnos.” Digo: En el mundo hay mucho trabajo que debemos hacer. Ahora aquí estamos en descanso, tenemos un aflojamiento de las actividades, estamos de vacaciones. Pronto la vacación terminará, comenzaremos el nuevo año estudiantil, regresaremos a la escuela para estudiar. Cuando regresemos debemos estar armados con nuevas fuerzas, con un impulso nuevo. Cuando entremos en lo nuevo que se nos va a enseñar, que lo aceptemos, que nos alegremos. Pronto será. Los Apóstoles dicen: “El Reino de Dios pronto vendrá.” Dos mil años pasaron.
Ahora por primera vez ocurrirá algo. Hay algo que solo Dios hará. Esto que nadie puede hacer, Dios lo hará. Dios hará esto, lo que nadie puede hacer. Estamos esperando que ocurra esto, lo que nadie puede hacer. Esto lo que está hecho, sabemos que de Dios está hecho. Esto lo que Dios hará, es un bien. El Amor debe manifestarse así como Dios lo manifiesta. Cada uno de vosotros, cuando sienta este Amor, que lo transmita como ha visto. Él no puede transmitirse así, por lo menos aproximadamente así como es.
Los de Marchaevo querían hacer pasar electricidad. Deberían tener cables. Deberían dar cobre. Han dado, llegaron los cables. Han dado los cables, no les dan contadores de luz. Luego no les daban un transformador, qué cosa no vino. Los de Marchaevo no estaban listos para la luz. Dicen: “¿Para qué debemos daros luz, para encenderla y apagarla constantemente varias veces por la noche? Nos creáis un trabajo excesivo: que la encendamos y la apaguemos. Os daremos, cuando no se va a apagar.” Digo: La nueva luz que vino, el nuevo Amor – que no se apague. La verdadera luz del Amor y libertad, que permanezcan eternamente, que no se apaguen. Esta es la bendición Divina.
“Padre nuestro” (oración – n.d.t.).