El Misterio de la Cruz por Alfonso del Rosario

Rosa (Editora)

mandala violetaDentro de la Simbología Universal, la Cruz es uno de los principales y reveladores Arquetipos, que en sus muchas variantes, como la Cruz Cristiana, la Svástica Hindú, la Cruz Ansada, etc., expresan al investigador esotérico, la RENUNCIACION y el SACRIFICIO, en sus más refinadas revelaciones espirituales. RENUNCIACION y SACRIFICIO, vienen a ser las dos caras de la misma Realidad Universal. Son, el Espíritu y la Materia en incesante interrelación, densa y sutil, donde ambas, adquieren una de la otra, las propiedades complementarias que necesitan para aparecer ante nuestros ojos, como lo que son, una misma cosa. Hay una frase esotérica que dice que, el espíritu es materia sublimizada y que la materia es espíritu condensado y embotellado, siendo ambos distintos sólo en la apariencia, pero igual en la realidad. Sólo el hombre, por las cortas miras de su intelecto, ve diferente esta ambivalencia. Sin embargo, un Maestro o Adepto, ve sólo energía con diferentes estados y grados de sutilidad y de vibración.

La Línea Vertical de la Cruz, es la representación universal de la inmersión del Espíritu en la Materia. Es el camino que cualquier espíritu, sea cual sea su rango evolutivo, recorre para introducirse en las más densas capas de la materia, y así redimirla y dotarla de nuevas cualidades, propiedades y características, para que cada vez, más Elevadas Conciencias, a través de esa materia purificada, puedan transmitir al Espacio Infinito, la Omnipotencia y Omnisciencia del Supremo Hacedor.

De la misma forma, como le sucede a cualquier ser humano, que periódicamente Renuncia al estado de Glorificada Contemplación Espiritual, del Nirvana o del Devachán, para adentrarse en las experiencias del mundo físico, a cualquier Elevado Ser Cósmico, Le sucede algo parecido, debe Renunciar al Beatífico Estado de Bienaventuranza, donde Mora y Disfruta por Prolongadas Edades, para adentrarse en Los más densos niveles del Universo, y Encarnar en un Humilde Planeta o Sistema Solar, siguiendo el Impulso Cíclico, de Servicio y de Evolución. Son los misteriosos efectos de una Ley Universal, que Impulsa al Espíritu y a la Materia, a fundirse y fusionarse, sea cual sea su grado de pureza y de perfección, para lograr un Permanente y Expansivo Estado de Glorificada Luz, matizada por un Prístino Amor y por un Inmaculado Poder, incomprensible pero cierto, que hace que todo el Cosmos, avance hacia unas fronteras ilimitadas, e incomprensibles aún por la más experimentada y avanzada ciencia ortodoxa.

La inmersión de Estas Elevadas Conciencias en la Materia, sirven como medio, para Sutilizar la Materia con Sus Vidas, para transformarla y hacerla más sensible, más responsiva, más veraz y auténtica, a las Intenciones y Objetivos del TODO, como Supremo Hacedor, como lo hace Brahmá, que a cada manifestación Suya, como si de un Inmenso Sol se tratara, surgen de El, proyectándose hacia el Espacio, infinitos corpúsculos y chispas de luz, cada una de ellas, con las semillas de incipientes conciencias, a las que El da la oportunidad, de poder evolucionar, para que después de un sinfín de eones, se conviertan como El, en Soles, de Puro y Majestuoso Esplendor, dadores de Vida, que repetirán en diferentes escalas y gradaciones, este mismo proceso de Creación de Mundos y de Humanidades.

El Arquetipo, que a nivel humano manifiesta la Gran Renuncia, ese abandono a los placeres del mundo, a los honores, a la riqueza, y a un agradable bienestar, lo podemos ver en la Vida del Señor Buda, que Renunció, a todos los privilegios palaciegos, para adentrarse en la vida real del ser humano, y averiguar el origen del sufrimiento y la forma de superarlo y vencerlo, y poder así, servir de medio, para su total erradicación en el género humano. El Señor Buda, comprobó de forma directa, que el estado natural del ser humano es el de Total Felicidad, una situación que pierde cuando abandona la Paz, la Armonía y el Equilibrio innatos en él. El Vió, que el origen de esa pérdida de estabilidad y de felicidad se debe a la Gran Ignorancia que tenemos la inmensa mayoría de la humanidad sobre las Leyes Universales que rigen nuestro Mundo. El retorno hacia esa Felicidad Natural, se inicia a través de la Renuncia a ese Estado de Atrayente Ignorancia, abandonando todo lo que se identifica con nuestro yo personal, y atrayendo y atrayendo hacia él, la atención de nuestra Alma, para recuperar así esa Paz y Felicidad perdidas. En ese momento, es cuando se introduce en el ser humano, la Compasión en su estado más puro, pudiéndola proyectar así, sin condiciones hacia cualquier ser, que llora angustiosamente en la soledad de su sufrimiento.

Esto, es sólo un pequeño fragmento, de lo que revela la Línea Vertical de esta Cruz Universal, cuyos extremos se pierden en la Inmensidad del Todo.

La Línea Vertical de la Renunciación, al hacer contacto con la Línea Horizontal de nuestro Mundo, introduce en la materia, la Semilla del Sacrificio, como paradigma del gran esfuerzo que tiene que realizar la materia, para purificarse y elevar su tono vibratorio hacia los planos más sutiles de lo eterno e imperecedero. A través del Sacrificio que supone a la materia, abandonar su tendencia letárgica y de inercia, para elevar su vibración, hacia frecuencias más acordes a los planos más sutiles, es como la conciencia va descubriendo paso a paso, parcial y débilmente, uno de los misterios más celosamente guardados por la Naturaleza, el del Sacrificio Universal, que se repite insistentemente, tanto en el Macrocosmos del Espacio Infinito, como en el microcosmos del ser humano.

La Línea Horizontal de esta Cruz Universal, expresa la otra cara de la Realidad, la del SACRIFICIO, ya que el hecho de Manifestarse objetivamente un Espíritu de tal Pureza y Magnitud como es la de un Logos, sea cual sea su Status Evolutivo, siempre está sujeto a las limitaciones de la Materia y a la Ley Universal del Karma, que en unos parámetros de grados y dimensiones inimaginables por nosotros, actúa también en esos Altísimos Niveles de Conciencia, afectando a esos Elevados Seres, de muy distinta forma a como nos sucede a nosotros los seres humanos. La Ley de Causa y Efecto, dice que toda causa tiene su efecto o efectos, que a su vez, estos efectos, generan nuevas causas y nuevos efectos, en un encadenamiento indeterminado. Esta Ley Universal, se propaga como un Poderosísimo Eco por todo el Espacio, afectando tanto a la conciencia que anima a la más insignificante partícula atómica, como a la más Incomprensible Conciencia que anima con Su Vida a cualquier, Galaxia, Sol o Planeta.

La Línea Horizontal de la Cruz, define y expresa nuestra experiencia vital y terrestre, desde el mismo momento de nacer, terminando, al concluir con nuestros objetivos en el mundo material, retornando así, nuevamente, a ese estado de Paz y Bienaventuranza que teníamos al principio.

En este trayecto vital y existencial, que marca esta Línea Horizontal, arrastramos todo un bagaje kármico heredado de anteriores existencias, al que añadimos el karma que constantemente estamos generando a cada instante. Este hecho, condiciona la vida de cada uno de nosotros, dando origen en nuestro entorno vivencial, a momentos de máxima tensión espiritual, siendo el más importante, el punto y centro de intersección, donde coinciden y hacen contacto ambas líneas (la Vertical de la Renunciación del Espíritu, con la Horizontal del Sacrificio de la Experiencia Material de la Conciencia), generando en ese instante, profundas crisis, que dependiendo de las condiciones de nuestro Karma, a veces se nos permite (no sin gran dolor y sufrimiento), reorientar nuestras vidas hacia valores y actitudes más trascendentes, que conllevan casi siempre un Gran Sacrificio. En nosotros está hacer caso omiso, o seguir esas directrices que nuestra Alma nos transmite a través de esos flashes intuitivos e incomprensibles, que esporádicamente envía a la personalidad para que siga sus indicaciones, de no hacerlo, probablemente no volverán a repetirse en el futuro.

Lo mismo sucede a esas Elevadísimas Conciencias, cuando se manifiestan en la materia, para cumplir, como el hombre, con el Propósito Universal de Expansión Evolutiva de Sus Conciencias, hacia Arquetipos, de infinita amplitud, porque también esos Arquetipos, están inmersos en ese mismo Estado de Cambio y de Perpetua Evolución.

Esos Elevados Seres, en sus propios Ambitos de Expresión, Solar o Planetaria, deben ir Perfeccionando (esto es así, aunque parezca un sinsentido, que esas entidades estén sujetas a esas mismas leyes universales, en ámbitos diferentes a los nuestros), a través de Su experiencia e interrelación con la materia, para así crear esas sorprendentes Figuras Geométricas de Luz que engalanan las noches de nuestros cielos, recordándonos que en algún futuro aún muy lejano seremos como Ellos, seres de Luz, que con su brillo perpetuaremos la Magnificencia de la Vida Universal.

En este ámbito tan complejo, la Ciencia Esotérica, es muy explícita al considerar que en los más elevados niveles de la realidad, suceden como en el ser humano, aciertos y fracasos, en ámbitos, grados y manifestaciones, incomprensibles para nosotros, y que deben servirnos para ver la Grandiosidad y Majestuosidad de toda la Creación, que como Conjunto y Totalidad, trata siempre de alcanzar, un Centro de Paz, de Equilibrio y de Armonia, que solo lo puede lograr la acción de la LEY del KARMA, que permite, como lo describe el Budismo, dotar cíclicamente al Universo, de las oportunidades necesarias, para que se pueda reciclar constantemente, con nuevas Recreaciones y por tanto Perfeccionamiento, en una situación donde no hay límites ni fronteras, como sucede con la Trimurti Hindú, Brahma, Vishnu y Shiva. Donde incesantemente se reproduce la Cíclica Creación, Esplendor, Decaimiento y Desaparición de Universos, Soles y Planetas, y por tanto también de las Humanidades y Seres que comparten con Ellos esas Expresiones de Vida. Esa es la Realidad de la Impermanencia.

A nivel humano, el Arquetipo del Sacrificio, lo podemos ver en la Vida del Maestro Jesús, un gran Ser de la Jerarquia Planetaria, que trajo a nuestro mundo, el Mensaje del más elevado de los Sacrificios, el de Su Propia Vida, para eliminar una gran parte del Karma Mundial. El Maestro Jesús, fue el Prototipo del Mediador entre el Cielo y la Tierra. A través de esa mediación altruista e impersonal, del que nada busca y nada desea, el Maestro Jesús logró con su voluntaria inmolación, dar a la Humanidad, con Su ejemplo, la oportunidad de que aprendiera que lo verdaderamente importante, no está en la posesión de los valores materiales que podamos almacenar en nuestras vidas, si con ello no ayudamos a los que más lo necesitan, sino, lo más importante, aprender a Amar, como lo hace Dios con cada uno de nosotros, con total y absoluta impersonalidad, con total y absoluto altruismo, con total y absoluta abnegación. Con ese mismo e Intenso Amor que nos profesamos a nosotros mismos, deberíamos Amar a cualquier ser, independientemente, de su belleza o fealdad, de su status social, de la simpatía o antipatía que nos pueda transmitir, de su edad, de su creencia o religión, de su bondad o maldad, de su sexo, sólo así estaremos cumpliendo con este requisito del Amor Divino, que hace que more en nosotros, en nuestro corazón, la figura del Cristo Universal, aquél Ser, que habiendo recorrido con éxito, el Camino o Sendero, y alcanzado la Meta como resultado del árduo trabajo realizado a través de largas edades, logró la Indisoluble Unión de su transitoria Personalidad, con la Indestructible Individualidad de su Alma.

Según mi punto de vista, esto es lo que aparece a primera vista, cuando se abre este Cofre Divino que oculta el Misterio de la Cruz, cuando se levanta levemente el tupido velo que la oculta, y que sin embargo, no puede impedir que, que aparezcan a Su lado, otros misterios (que deben ser estudiados, comprendidos, asimilados internamente por nosotros), como es el número 4, un número misterioso, y enigmático a la vez, que revela las correspondencias del ser humano con el Macrocosmos y que tanto tiene que ver con las 4 Edades del Hombre, con el Cuaternario del Ser Humano, con las 4 Estaciones, con las 4 Puntos Cardinales, con las 4 Fases de la Luna, los 4 Elementos Básicos, con los 4 Chakras Superiores, con el Cuadrado, con los 4 Angulos de 90º, etc., unos misterios que si seguimos con este mismo proceso de investigación y de descubrimiento nos puede conducir a la Misma Esencia de Dios.

El resto de lo que hay en el interior de este Cofre Dorado, si somos capaces de asirlo y descifrarlo, nos puede llevar hacia una mayor comprensión de nuestro Yo más profundo, abriéndose ante nuestra mirada un abanico cada vez más extenso de oportunidades y posibilidades de servicio hacia todo tipo de ser y de conciencia. Y a partir de ahí, localizar, desde las más altas cumbres de la Mente, esa parte de nosotros que está en incipiente contacto con los primeros Escalones de la Realidad, y destapar amorosamente este Símbolo, para que nos muestre las Maravillas del Universo y de nosotros mismos. De esta forma, podremos sentirnos, como lo que somos, partes importantes, y auténticos protagonistas, hacedores de todo lo que sucede dentro y fuera de nosotros, porque todos, formamos un Majestuoso y Precioso Cuerpo de Luz, que contribuye a que el Universo, se nos presente en la claras y refrescantes noches, como esas Estrellas Fugaces, que se dispersan por todas direcciones, llevando, como el Alado Mercurio, el mensaje de Amor, de Justicia y de Paz a todos los Seres.

 

El Misterio de la Cruz  por Alfonso del Rosario

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