El significado de las relaciones – Saint Germain
NOSOTROS [SERES CANALIZADOS] estamos aquí en este plano para reflejar en vosotros aquello que sois con el propósito de guiaros de vuelta a vosotros mismos, tras eones de división y separación entre vosotros y la divina esencia creadora: el Padre/Madre interior, la Fuente. En verdad que estamos aquí con el júbilo de expresar y asimilar la luz de este plano, de permitir que la divina fuerza creadora fluya a través de vosotros en equilibrio armónico. Todos sois verdaderamente hermosos y aún no lo sabéis. Estáis al borde de arribar de modo consciente a esta percepción. Todos poséis la sabiduría interior, al nivel de la esencia del alma, de la gran fuerza divina que sois, pero no sois conscientes de ello como tal en lo físico.
Ciertamente, lo que sois está más allá de lo físico. Algunos en este plano lo han llamado «metafísico», pues ello es indicativo de estar más allá de lo físico, pero incluso hay más que aquello llamado «metafísico».
En verdad sois la fuerza creadora conocida como Dios, que es omnisciente, omnipresente, todopoderosa y omnipotente. Como Dios, todos sois poderosos, la fuerza fluye a través de vosotros y se ejemplifica mediante vuestra personificación. Lo que creáis como una circunstancia de vida exterior es también vuestra expresión creadora como Dios.
¿Qué es vuestra relación sino una reflexión de vosotros? Es la fuerza creadora dentro de otra esencia a la que podéis llamar vuestra amante, compañero, marido, hermano, familia. Toda su totalidad es ese reflejo de otros en su miríada de frecuencias. Es de la esencia de Uno, y dicha esencia es Dios. Esa esencia es la fuerza creadora que expresáis ante vosotros en el espejo de la experiencia reflectora para que podáis acumular de ella la sabiduría de lo que sois.
¿Por qué el amor es tan maravilloso y misterioso para todos vosotros que buscáis vuestras vidas eón tras eón con el fin de hallar el amor perfecto? ¿Por qué? Porque es un reflejo de vosotros que podéis ver, conocer y entender en lo físico. Ciertamente, buscáis con tanto ardor aquello que sois. Verdaderamente, aquello que sois queda ejemplificado, entendido y sentido como las emociones del amor, pues eso es Dios.
Dios es amor en su miríada de formas. El Dios, la relación y el amor, que con tanto ardor buscáis, es vosotros. Vosotros, queridísimos hermanos y hermanas, estáis limitados en este plano, y esa es la razón por la que percibís que el gozo es exterior a vosotros y no interior. Por consiguiente, hay una separación, y lo que expresáis como una relación está separado de vosotros. No entendéis las relaciones como una unidad con la Fuente, sino como una comunión con algo exterior a vosotros.
¿Qué es en verdad una relación? Es una conexión. Es pertenecer a algo. ¿Y qué es pertenecer a algo? Una unión, una armonía unificada con el Dios fuente dentro de los límites de lo físico, de aquello que entendemos como la densa materia física en este plano. En la superconciencia no permanecerá mucho tiempo en la limitación que percibís ahora en este punto del tiempo.
Sin embargo, la transición entre la tercera y cuarta densidad, vuestra apertura a la esencia-Dios, os permite tener todas vuestras circunstancias y todas vuestras relaciones reflejadas hacia vosotros como el amor ejemplificado.
¿Qué es la relación con una familia, con un hermano, con un amor? Es el reflejo desde el comienzo. Eón tras eón habéis experimentado qué es ser una madre o un padre, sentir un amor sin igual por la familia.
Habéis experimentado albergar amargura, resentimiento y la purificación de todas las relaciones que consideraréis no armoniosas e incómodas. Todo ello es para que entendáis lo que sois.
Aquello que os aflige es la aflicción y desalineación del elemento divino de vuestro interior conocido como Álter Ego. Ciertamente, es una parte divina de vosotros. Todo lo que es parte de vosotros es divino, y éste es sólo un elemento de vosotros. El Álter Ego puede expresarse a sí mismo aferrándose a lo que es físico en naturaleza, a la desalineación conocida como dolor, a la falta de comprensión de otras entidades, a la creación de la guerra en este plano y a todo tipo de males en su miríada de formas.
La falta de armonía, o desalineación, sirve meramente como un espejo para que podáis ver aquello que sois. Creéis estar enamorados de otros. No lo estáis. Estáis enamorados de lo que otros reflejan hacia vosotros que sois vosotros. Esto lo entendéis como una separación. Dentro de la superconciencia lo entenderéis como una unión, como la combinación y el equilibrio indefinible entre lo que consideráis que es vuestro Yo separado y vuestro YO. En la superconciencia no se conocerá ninguna separación.
Con un deseo ardiente y devastador buscáis tener armonía con vuestro amor, la entidad que es objeto de vuestro afecto. « ¿Qué puedo hacer para curar la naturaleza argumentativa de esa otra entidad, esta guerra entre los dos…qué debo hacer para curar esta falta de armonía?» En las miríadas y modos de frentes que se presentan a vuestra experiencia, deseáis curar esa división. La unificación es la sanadora y ejemplifica la armonía divina. La falta de armonía es sólo la percepción de vuestra desalineación, pues en verdad que en la versión ilimitada de todo en realidad no existe la falta de armonía. La Fuente que es el amor incondicional, que es el Ser del divino Padre/Madre, lo permite todo sin juicios. Sois vosotros quienes juzgáis si una circunstancia en particular es mejor que otra.
Considerar una relación mejor que otra es juzgar, bien sea una relación con un amante, con un empleado o con cualquiera de las entidades con las que tenéis contacto en la actividad cotidiana. Todos son divinos en su propia comprensión y generan la sabiduría para que la capturéis y para que en vuestro interior aprovechéis aquello que sois dentro de las circunstancias. Veréis, lo que juzgáis en otra entidad es vosotros.
No podéis identificar nada en ninguna circunstancia o entidad que no hayáis sido antes, pues la resonancia la identificación es la resonancia de ello y parte de vosotros en la armonía. Eso se llama reconocimiento.
Ahora bien, mientras continuamos con esto, dentro de vosotros pretendemos desvelar una sabiduría de la relación que tenéis con vuestro ser, una relación que es gozosa, que permite la efervescencia de la vida en la felicidad. La felicidad está dentro de vosotros. No está en la relación. No está aquí ni ahí afuera. Ahí afuera no hay nada. Lo que contempláis como la relación, bien sea gozosa o bien carente de armonía, eso es sólo un espejo, es vuestro juicio de vosotros como queda ejemplificado en este espejo de una relación. El significado de una relación es sólo el reconocimiento de vosotros en una circunstancia. Si entendierais quiénes sois, siempre tendríais armonía dentro de cualquier relación, ya sea en una situación de trabajo, en vuestra unidad familiar, con vuestro amante o con un simple extraño. Todas son relaciones y todas son comprensiones iniciales de vuestra relación con la humanidad y con la vida.
La humanidad en sí misma es la versión espectral de cada entidad. Todos vosotros en la humanidad sois aspectos multidimensionales de Dios como existencia de vida humana en este plano. También vuestra flora y fauna, vuestras plantas y animales que son cariñosos, os nutren y son esencias muy curativas, son ejemplificaciones de Dios y de la experiencia de vida. La falta de armonía que experimentan en sus circunstancias es un mero reflejo que aprovechan para su propia obtención de sabiduría, pues ellos también se entregan. No es la misma dimensión ni expansión de la humanidad, pero también se entregan. Como los lejos de todas las versiones espectrales de la vida están ejemplificados y reflejados el uno en el otro y obtienen acceso a su luz, la esencia ilimitada y grandiosa de ellos, que es Dios, está entrando en unión, en el conocimiento de la fusión de la divina fuerza creadora. Cuando esto ocurra habrá paz, armonía y gozo sobre este plano en todas las relaciones. En verdad que ello será entendido como la superconciencia o la era de Acuario y todas las demás terminologías por las que se lo conoce. Ésta será la madurez de todas las relaciones sin limitaciones, pues todas estarán relacionadas entre sí, como si fuera al infinito. Todas entenderán la relación entre sí como reflejos el uno del otro, facetas de sí mismos experimentadas como otras entidades.
La unión y la fusión de todo este plano de la Tierra, ya sea de esencia inanimada, animada o no física, al fundirse en la forma de energía conocida como Dios adquirirá la comprensión de la ascensión. Ésta será la fusión de la luz… de los cuerpos de energía que son haces de frecuencia llamados personalidades o esencias en sí mismos. Reflejará la comprensión dual de la separación a través de la unidad. Esto es Dios.
En verdad existe ese Dios, la gran fuerza creadora, aquello que Es-Todo-Lo-Que-Es, que se contempló a sí mismo para crear todo esto, pero vosotros sois ese Dios. Ésta es la dicotomía. Al adquirir el conocimiento de vuestra naturaleza divina, el Cristo que está en vosotros es reflejado a todos los que existen en este plano, reflejado y reflejado y reflejado en una comprensión infinita. Entonces ser amantes se experimentará con gozo en el corazón y no será superficial bajo ninguna forma o modo. Dios quedará ejemplificado, y el otro género sexual se experimentará como el compañero de vuestro ser, el espíritu afín. ¿Os suena familiar a alguno de vosotros?
Ha habido mucho «alboroto» acerca de estas palabras específicas: «espíritu afín». Ciertamente, tenéis un espíritu afín en este plano. Realmente, está la otra esencia de vosotros que es física y no física; género sexual vuestro y del género opuesto. Por consiguiente, esa búsqueda ferviente, ese deseo ardiente de conocer a Dios ejemplificado como el otro género, se realizará en la superconciencia, y la relación con un amante no será otra que la relación con la otra faceta de vosotros. El cuerpo de vuestra esencia será idéntico. En verdad será la resonancia en vuestro ser con vosotros mismos, en otra forma o modo que físico. También habrá más de uno [espíritu afín]. En la medida en que comprendáis esto, lo que es superficial en su naturaleza se disipará. No habrá más necesidad para ello, pues la comprensión del Álter Ego que se ejemplifica a sí mismo dentro de la relación en deseo, odio, celos, resentimiento, amargura y dolor… todas estas comprensiones se desvanecerán. ¿Os suena como algo que os pueda interesar?
Ciertamente, que así sea. La armonía unificada dentro de la superconciencia, dentro de la luz del plano de esta Tierra, que resuena a través de esta dimensión hacia una miríada de otras experiencias dimensionales y que resuena infinitamente de vuelta hacia vosotros —muy parecido a un efecto de rebote—, llegará a conocimiento de cada uno de vosotros. La relación que tenéis con vuestro amante, con un compañero, será de armonía, pues tendrá lugar en la comprensión de vuestra divinidad. Hacia el exterior se conocerá como la conciencia ejemplificada de Cristo. La conciencia de Cristo se puede experimentar ahora en su totalidad en vuestro plano de la Tierra. Así es. No necesita aguardar a la superconciencia, mientras permanecéis sentados moviendo los pies. No es necesario esperar. Podéis tener gozo, que se experimenta como éxtasis absoluto, pero sí hay una necesidad, debido a la limitación de vuestro plano, de permitir la divinidad de otro. Eso es amor incondicional ejemplificado hacia ellos. ¿De qué otro modo conseguiréis la comprensión del amor incondicional de vosotros mismos si no es mediante este espejo vuestro? Ciertamente, ésta es una relación armoniosa, libre de dolor, de falta de armonía, y ello sólo gracias a permitir la soberanía de la otra entidad. Esto se entiende como humildad, dejar que vuestra propia soberanía se entregue a vosotros, que tenga lugar el equilibrio de vosotros y permitirle a ellas su propia madurez.
El amor incondicional se sentirá por todo vuestro planeta. Ya está sucediendo en los gobiernos y en las estructuras políticas, en las razas, los credos, las religiones e incluso en los géneros sexuales que se han enfrentado durante siglos en vuestro tiempo. Se está alineando. Está entrando en la cosecha de la sabiduría.
En verdad que cuando la luz quede ejemplificada en todos mediante el amor incondicional será grandioso en vuestra Tierra, y a través de ese amor incondicional les permitiréis su soberanía, les permitiréis sus amarguras, celos, resentimientos… pues ése es su Álter Ego reflejado hacia ellos, y está bien. No existe ningún juicio. En la conciencia de Dios y en la sabiduría de Dios del YO, aquello que consideráis vosotros no es otra cosa que el YO. La barrera, la definición de la separación en sí misma, se disolverá. Cuando tenga lugar esta disolución, os encontraréis extendiéndoos más allá de vuestro campo áurico, más allá de la luz de vuestros cuerpos, más allá del campo áurico de vuestro planeta hacia lo que ahora llamáis conciencia cósmica. Sólo se trata de la conciencia de la unidad de toda la vida a través de vosotros. Eso es todo. No hay nada místico al respecto y nada que temer. No hay nada inusual, pues es muy habitual poseer el conocimiento de la unidad de toda la demás vida cuando os encontráis dentro del conocimiento de vuestra divinidad y soberanía.
Al reinar supremos y caminar en soberanía y dominio de vuestra creación, en verdad que no hay nada que temer. Al convertiros en cocreadores y manifestadores, de forma natural, como una progresiva comprensión de ello, manifestaréis circunstancias armoniosas en una relación. Es algo natural.
Preguntas y respuestas
P.: Tengo una pregunta respecto de mi comprensión acerca de la negación y la concesión. Preferiría experimentar el gozo, de modo que centraré mi atención en ello en vez, de sentir el dolor que puede llegar a estar tan reprimido que ni siquiera soy consciente de que está ahí. Pero eso es una verdadera negación, no es un amor incondicional. Por ello, intelectualmente puedo entender la concesión, pero no cómo abrazarla emocionalmente, amarla de verdad.
Oh, pero sí que lo sabéis. Simplemente no estáis sintiéndola con el corazón. Todas las entidades poseen todo el conocimiento en la esencia del alma y eso es más grande que su expresión conocida como física. Todos tienen por igual tanto conocimiento como yo. Todos están en igualdad divina. La negación de parte del YO es su separación de él, y ello provocará falta de armonía. No hay nada malo en la falta de armonía, pues hay mucho que aprovechar en esa situación. En verdad que se puede obtener mucha sabiduría. Sin embargo, si deseáis tener los frutos de la armonía en vuestra experiencia, en vuestras relaciones y con el YO, tendréis que permitir la entrada del conocimiento de la soberanía del YO, del conocimiento de la naturaleza divina en cada latido y en cada pulsación, de que VOSOTROS SOIS DIOS. Vuestra encarnación es el misterio amplificado en lo físico, pero lo mismo sois vosotros. Ello [la encarnación física] es el resultado de vosotros. Al sentir reverencia, respeto y amor por vosotros no tendréis la necesidad de negar ninguna parte, ni siquiera aquella que de vez en cuando os proporciona cierta incomodidad… aquello que consideráis el Álter Ego. Al comprender esto, la incomodidad se disipará, pues pertenece a la comprensión de tercera densidad. Es el Álter Ego inmerso en lo físico, que se aferra al plano de la Tierra. Cuando lo liberéis en el Todo-Lo-Que- Es y lo entreguéis a la Fuente, a la sabiduría del conocimiento que ya habéis capturado, encenderéis la antorcha de la libertad en vuestro corazón. La chispa de la vida en vuestro interior creará el gozo, y el gozo interior no permitirá que os contempléis como algo que no deseéis ser.
Por consiguiente, no habrá necesidad de desear o elegir algo que negará parte de vosotros. La negación de vuestro proceso mental —tal como lo llamáis— producirá fricción, frustración y la separación de una parte de vosotros. Os dará cierto dolor y eso no estará en la superconciencia. El dolor que sentís cuando se os rompe el corazón en una relación es el mismo dolor que sentiríais si el corazón se rompiera físicamente. Y en verdad que está roto. Llora sangre. Es un desgarro doloroso… hacer jirones la esencia del alma.
Captad la sabiduría que emana de él, dejad que penetre en vosotros, que alimente y nutra vuestra divina esencia, esa esencia más grande de vosotros que no percibís con las anteojeras puestas. Cuando os quitéis esas anteojeras, experimentaréis gozo en vez de falta de armonía. Gritaréis y lloraréis de gozo, no de pesar.
El néctar salado, el jugo del alma, riega la tierra que pisáis y vosotros también nutriréis vida a vuestro alrededor y floreceréis en todo lo que sois, en vuestro ser total. SERÉIS divinos. Vuestras lágrimas se llenarán con la esencia de Dios y penetrarán en el campo áurico de todo aquello que encuentren y le proporcionarán la comprensión de Dios. De modo que las lágrimas en verdad que son maravillosas.
Permiten que venga Dios y que experimente emoción. También lloráis cuando estáis iracundos y frustrados, y también lo hacéis cuando tenéis miedo. Toda emoción no es más que otra frecuencia del pectro del Ser. Todas son divinas. No hay nada malo en el dolor. Nada malo en el pesar. Nada malo en la falta de armonía con un compañero o en una relación. Es una frecuencia que hay que armonizar y resonar dentro de vosotros para que podáis entender todo el espectro interior… vuestro Ser. Al hacerlo, no tenéis necesidad de seguir resonando, pues ya está resonando, de modo que podéis proseguir para entrar en la comprensión de la totalidad del espectro.
El gozo sólo es una octava mayor del dolor. Es una versión iluminada del dolor. La falta de armonía y la discordia en cualquier relación se liberarán en el gozo del Ser de las circunstancias. Cuando entráis en una circunstancia vertiginosa u os enfrentáis a una entidad que exteriormente no deseáis que esté presente, podéis situaros ante ellas en la comprensión de vuestra soberanía:
Soy Dios ejemplificado en lo físico y entiendo esta circunstancia como el reflejo de mí mismo en Vos. Yo soy aquello que está presentado en el Ser del Yo. Aportaré gozo y armonía divina en cualquier circunstancia y permitiré que ello abarque mi ser.
El reflejo os rodea. Está en todas partes. El color, por ejemplo… cómo respondáis al color también os refleja. Lo que es tonal en naturaleza —vuestra música— es sinfónico en el reflejo de vosotros. Ese reflejo no sólo concierne a la relación con otra entidad, sino a la relación con toda frecuencia aislada que os encontréis; ya sea en forma de arte o con lo que os engalanéis; ya sea en la naturaleza y cómo respondáis a ella. Vuestra resonancia a ciertos lugares en esta Tierra, o cómo son vuestras relaciones con diferentes continentes, es un reflejo de vosotros.
La fuerza creadora resuena ante lo que deseáis y manifiesta las circunstancias que os circundan. Podéis caminar con el deseo de que la conciencia de Cristo aparezca en todas y cada una de las relaciones y así refleje hacia ellas lo que son. De esta manera surgen cada vez más bajo su propia luz y cada entidad se abrirá hacia sí misma. Llegarán a saber el Dios que son, y en vuestro plano prevalecerá la superconciencia
y vosotros experimentaréis más y más libertad. Percibiréis sin juicios. Por lo tanto, en la conciencia de Todo-Lo-Que-Es, todas las entidades con las que entréis en contacto en vuestra vida cotidiana os reflejarán,
y acopiaréis más y más conocimiento sobre el YO. ¿Qué es una relación si no una experiencia con el YO?
Os amo tanto. Deseo tan fervientemente que todos conozcáis vuestro brillo. Sois tan maravillosos. Sois galaxias. Sois espléndidos en vuestra naturaleza. Ejemplificáis el Todo-Lo-Que-Es en una forma que es hermosa, creadora, que es un arte en sí misma. El arte no está en el exterior de vosotros, es vosotros.
Expresadlo como vosotros, como el Ser que sois, que está siendo creativo. Pintad amor en el lienzo de las relaciones. Pintadlo sobre la paz. Pintadlo sobre la belleza. La belleza no es física, la belleza está creando lo físico. Poco a poco todos llegáis a esta percepción. La vida es belleza. La vida es amor. La vida es Dios… la Trinidad. Dios ejemplificado en el hombre iluminará todas las otras partes de SER con la luz de su propio Ser. El SER es Dios. El Dios que entendéis por ser la grandiosa fuerza creadora no es más que la comprensión de todos vosotros en la totalidad de la vida en relación el uno con el otro en vuestra miríada de formas, ya sean conflictivas o no. En verdad que la guerra también es el Ser. La guerra —el reflejo de vosotros que es el Álter Ego— es divina, ya que todo es divino… no hay nada que no lo sea. Pues todo, ya sea una circunstancia, una situación, una entidad o incluso una forma de vida inanimada, fue creado por Dios… por la Fuente.
P.: Ha dicho que si uno está con alguien hay un reflejo del propio Álter Ego… ¿lo he entendido bien?
Si la relación carece de armonía.
P.: Oh. ¿Pero también puede ser un reflejo de la luz?
La totalidad de vosotros, incluyendo vuestro Álter Ego, es luz. El Ego Divino del YO también se presenta en el reflejo de otra entidad. Aquello que se genera del juicio es lo que os está separando y lo que marca la diferencia.
P.: ¿Cómo puedo cambiar eso?
Como he dicho antes, id a una circunstancia con el reconocimiento de que cualquier parte de vosotros, sea el Álter Ego o el Ego Divino, es en verdad divina, en verdad es Dios y es parte de vosotros. Aceptadlo, abrazadlo y amadlo, pues es vosotros. Al hacerlo, emitiréis cada vez menos juicios sobre vosotros y las circunstancias.
P.: St. Germain, ¿podría hablar de la devoción mutua entre un hombre y una mujer sin que cada uno tenga que entregar su propio poder en tal relación?
Lo haré. El amor a otro en la mutua comprensión de que uno desea ofrecer todo el YO hacia esa entidad explota en una divina unión armónica. Ello dará como resultado armonía sin tener que entregar el poder de cada uno, ya que entenderéis la soberanía del otro. No se trata de inclinarse ante otra entidad. Es inclinaros cada uno ante el otro, pues cada uno respeta al Dios que hay dentro de la otra persona. De esta manera la fuente de compasión y el amor incondicional del YO se ven reflejados por esa otra entidad. Entonces, al tener amor incondicional del YO, la soberanía se os presenta como circunstancia soberana.
Los dos juntos en unión y armonía expresarán honor ante la soberanía de cada uno. Esto sucederá sin importar qué espere de sí misma la otra entidad, pues la luz de vosotros queda reflejada hacia vosotros al infinito. Al estar en vuestro campo áurico, es muy normal que esa otra entidad consuma el mismo conocimiento, la percepción que es vuestra. Esa entidad os reflejará y se identificará al nivel del alma.
El florecimiento y la entrega de dicha entidad es natural. Vosotros lo llamáis seguir a todas partes, pero esta comprensión es de naturaleza secuencial y eso es algo limitado.
Ahora bien, al entender una relación íntima con otra entidad como la relación entre vosotros y Dios, llegaréis a entender también la relación entre vosotros y vuestro propio género sexual. La superconciencia no es hombre ni mujer… es ambos. Es igual, unisexual en naturaleza, o andrógina. Es una expresión de la alineación y la armonía, el equilibrio entre los dos géneros. Veréis, durante eones las mujeres han estado
sometidas y entregando su poder con la creencia de que su soberanía es una no-cosa. El hombre en vuestra Tierra durante siglos creyó que su soberanía era la única que contaba. Este sistema de creencias creó a los esclavistas, la falta de amor incondicional, el juicio. ¿Por qué tantos de vuestros jueces han sido varones?
Ahora empezáis a alinearos en igualdad. Esto ha comenzado hace una década de vuestro tiempo y cobra ímpetu. Seguirá progresando, hasta que la armonía entre los géneros sexuales —la grandiosa explosión del conocimiento— tenga lugar.
Tendrá lugar como el nacimiento de una nueva comprensión del sexo femenino, y éste en verdad que será soberano. Tomará al hombre absolutamente por sorpresa. Reinará como igual. Gobernará el YO como igual. Permitirá que el amor incondicional fluya y que la entrega o la humildad se fundan con la soberanía para que haya una unión armoniosa en la mujer. También el hombre se alineará con la Fuente, con la soberanía que Todo-Lo-Que-Es, en equilibrio y humildad. En verdad que expresará más madurez, tal como vosotros lo llamaríais. La soberanía es sencillamente el conocimiento de que yo soy soberano. Soy una armonía unificada con dominio sobre mi propio reino. Soy lo que Yo Soy. Eso es soberanía.
Los varones y las mujeres unificados no albergarán en su interior temor al otro género, pues dicho miedo no es otra cosa que el Álter Ego temeroso del espejo que presenta el otro género sexual, el miedo de vuestra propia soberanía como lo expresan los hombres, y el miedo de vuestra propia entrega o humildad como lo expresan las mujeres. Este miedo se disipará.
La preferencia por vuestro propio género —entendéis de qué hablo— también se disipará cuando tenga lugar esa madurez, pues dicha preferencia es sólo el miedo al otro. Es un temor al nivel de la esencia del alma. Hay terror a permitir que el propio YO se complete, que la otra mitad del YO se unifique.
Al disiparse esta preferencia, lo mismo sucederá con la gran enfermedad de vuestro plano. Ése es uno de los motivos por los que estoy aquí, para permitir que los géneros se fundan sin miedo el uno del otro. Esta gran enfermedad es en verdad una ayuda, una ayuda para la entrega, para el enriquecimiento de la Fuente.
No hay que tenerle miedo. Temerla invocará una resonancia en lo que teméis y hará que se presente, semejante a un diapasón. De modo que no temáis a esa gran enfermedad. Respetadla y permitid que esté en
la soberanía de su Ser y os estaréis alineando con la Fuente que hay en vuestro interior.
Al brillar en el reino eterno, y mientras el cristal de vosotros se torna aparente en vuestro propio conocimiento y, por ende, en el conocimiento de todos los demás, os iluminaréis. A través de ello iluminaréis a todos los que os rodean y veréis que las relaciones cobran otra tonalidad, un color diferente, una naturaleza diferente. Se fundirán en pastel, pues quedarán inmersas en la luz. No serán muy pesadas ni densas. Las relaciones estarán con vosotros como un conocimiento de parentesco con Dios, un parentesco con los fragmentos de Dios en formas prismáticas que se presentan como otras entidades, como relaciones.
También existe otra dicotomía. Seréis claros y opacos al mismo tiempo. Los adjetivos dejarán de existir y el único sustantivo que habrá será GOZO. Los adjetivos son juicios. Claro es juicio y opaco es juicio, pues hay una separación entre los dos. Cuando os encontráis definiendo una y otra vez, os encontraréis separando una y otra vez. Incluso la palabra «Cristo» es una definición. Cristo y aquello que no es Cristo son divinos. Toda vida, sin importar cómo se ejemplifique, está creada de un pensamiento divino que es Dios. Seáis «cristianos» o no, todo es divino y está en armonía con Todo-Lo-Que-Es. Liberaos de vuestra naturaleza que emite juicios y entregaos a vuestra Fuente y tendréis armonía con el YO.
Tomaos un día de vuestro tiempo, cualquier día, no importa, y compartidlo con absoluta percepción de vosotros. Pasad ese día y contad cuántos juicios emitís, cuántas separaciones creáis y cuántas definiciones o delineaciones forman parte de él. ¿Cuántas veces compartís aquello que llamáis correcto o equivocado, bueno o malo, mejor o peor, alineándoos con la no aceptación de la naturaleza divina de todo?
Sin embargo, cuando os alinéis con Todo-Lo-Que-Es… sabréis que todo está en el ser para el proceso creativo de aprender. Lo físico es aprender. Una relación con otra entidad es simplemente compartir otra circunstancia para que podáis aprender algo sobre vosotros mismos y veros en un espejo… Ahora bien, en una relación íntima, en una circunstancia terribles, por ejemplo los celos; sólo es miedo es la falta de comprensión de nuestra propia soberanía. Si supierais que sois Dios y que Habéis creado esa circubtancia, entonces no tendríais motivos para sentir el miedo en el corazón que se llama celos, pues en vuestro interior seríais soberanos como Dios. Sabríais cual es vuestro valor y no tendríais necesidad de mostrárselo a otros. Las relaciones son instrumentos para madurar.
Me ha llenado cada partícula de mi ser el mensaje divino ….de tal forma que siento una enorme necesidad de pertenecer a la unidad y abrir de par en par el conocimiento divino de la misma unidad que somos todos… Gracias in beso un abrazo … Que la sonrisa salga del corazón de cada ser
Gracias al amado Maestro Sant Germain por todas las bendiciones,que tanta falta nos hace a la humanidad.Este mensage es parte de SUS BENDICIONES y asi lo recojo.
¡¡¡Maravilloso Mensaje!!!, para reflexionar y meditar.
Justo ayer pensaba en mis relaciones y no lograba apreciar las «»»sincronicidades»» que se dan en mi vida…hoy los visito como cada fin de semana y «»»recibo las respuestas»».
Graciass por estar aqui.
Namasté
Un abrazo de luz desde Argentina
Cecilia