El templo interno, de los Maestros de Luz

El Templo Interno

Mensajes Canalizados de los Maestros de Luz

En portugués el original.

¡Hijos de la Luz, hermanos y compañeros del mismo Camino!

Es con gran satisfacción espiritual que vemos vuestro amor y la dedicación al despertar vuestra propia luz para convertirte en canales conscientes de la Luz. La humanidad está necesitando mucha Luz: Luz en el corazón, en la mente, en el alma. Muchos están confundidos, dispersos, corriendo detrás de falsos valores, corriendo detrás de las mentiras enmascaradas de verdades, corriendo detrás de fantasías dogmáticas.

¡Hijos de la Luz! Sois templos donde Dios-Padre habita. Debéis ser dignos Hijos del Divino Padre. Abandonad los caminos oscuros, confusos, complejos, que sólo intentan manipularlos, hacerles esclavos de ideas y acciones desprovistas del Espíritu de la Verdad. Como sabéis, todo lo que viene del Espíritu de la Verdad os lleva a la liberación, os lleva a la unión, de este modo, debéis rechazar todo aquello que, en nombre de una pseudo-verdad, os divide. Algunos dicen que son los dueños de las verdades, y a través de los libros sagrados procuran manipular, en provecho egoísta de algunos, las almas humildes que buscan la Luz.

Grandes transformaciones y transmutaciones se están operando en vuestros templos internos -que son vuestros cuerpos- y la Luz Crística está brillando dentro de millones de almas y cuerpos. La sed de esa agua viva de la Sabiduría, de la Luz Universal, está llevando a muchos seres humanos a buscar la auténtica verdad, la Luz que libera, la Luz que une; no la verdad que divide, no la verdad que aprisiona, sino la que os libera, que os conduce a la Luz para expandir vuestros sentimientos, vuestra conciencia, vuestra mente y vuestra alma.

La división entre la luz y las tinieblas es muy tenue. Vigilad a diario, a toda hora, a fin de que no sobrepasen, por descuido, esa línea tenue y seáis envueltos por la ilusión de estar sirviendo a la luz y en la verdad estar sirviendo las fuerzas de las tinieblas, las fuerzas de la involución que buscan dividir, destruir, imponer pseudo verdades y, principalmente, verdades muertas del pasado.

La Sabiduría Acuariana es liberadora y unificadora. Ella no se impone pero se dona y cada uno es libre de asimilarla o no. Como dije hace dos mil años, el Consolador viene a consolar a los Espíritus y a las almas que sufren en la búsqueda de la Luz. El Espíritu Santo, la energía ígnea del Fuego Creador que viene del vientre de la Gran Madre que es también la Tierra, iluminará el corazón y la mente de todos aquellos que quieran llegar a la Iniciación en la Luz Mayor, se unirá a todos los que ya viven en la Luz, sirven a la Luz y procuran expandirla a todos los hermanos que la buscan.

Yo estaré despierto, hablando por el Verbo de todos aquellos que abrieron los santuarios de su corazón, de su mente, de su alma, a fin de que en la unidad de la Luz seamos Uno solo, en Espíritu y Verdad. Primero Yo seré vosotros y vosotros seréis Yo, en la unidad de la Luz, en la fuerza de la Luz, para que en la energía «Trina del Padre, de la Madre y del Hijo» que somos nosotros, podamos todos juntos crear una nueva civilización, una nueva raza, una nueva humanidad, donde todos estén en la Luz, donde todos sean almas iniciadas, porque la Tierra sólo podrá ser habitada por almas con un mínimo de iluminación, que tengan al menos la primera gran iniciación en la Luz Mayor. Por eso, el Fuego purificador y transmutador está purificando, y purificará aún más la Tierra de las fuerzas involutivas que el hombre creó; liberará a las almas esclavas de los cuerpos; traerá una vez más el espíritu a la carne y la carne no esclavizará el espíritu, como hoy.

Muchos obreros, almas viejas, espíritus iniciados, iniciados en la Tierra, en el sistema solar y en otros sistemas estelares están aquí, por todo el planeta, trabajando para que todos puedan tener su oportunidad de llegar a la Luz y de ser Luz. Debéis aprender a escuchar con el corazón, a hablar con el corazón para que el Amor y el Cristo interno puedan manifestarse, para que mi Verbo pueda también ser vuestro verbo, en la unidad del Espíritu Santo, de la Fuerza Ígnea que purifica, libera, eleva y para que el Padre pueda una vez más despertar en el Hijo y para que cada uno pueda conscientemente decir también: «Yo y el Padre somos Uno» en la Unidad Mayor de la Luz Cósmica.