«El Entierro en los Espejos, el Encanto del Oro»
«El Entierro en los Espejos, el Encanto del Oro»
«Alcaúl, como su más altísimo y antiquísimo servidor, recibió como recompensa, ser enterrado al morir, con todas sus riquezas en oro, piedras preciosas y plata»
Hacían espectaculares trabajos de orfebrería: pectorales, brazaletes y narigueras; tal era su exquisitez, que se dedicaron a lograr infinidad de requisas, y al morir, ser enterrados con su oro.
Sus sacerdotes, a través de nutridas ceremonias religiosas, cánticos y alabanzas, bendecían el atardecer de sus Caciques, así pasarían a la otra fase de su existencia. Eran puestos algunos metros bajo tierra y con todas las riquezas y oro que durante su gobierno lograron adquirir.
Alcaúl, fue uno de los Caciques, que, a través de su existencia, logró conseguir infinidad de riquezas: oro, alhajas, plata, diamantes y poderío, era bondadoso y querido por su pueblo.
«La diosa Maati fue compensada con un majestuoso templo lleno de oro, grabados incandescentes, repleto de espejos luminosos con acabados de lujosos diamantes»
La diosa Maati le otorgó a su pueblo la enseñanza del cultivo de la tierra, la construcción de bohíos y la fabricación de telas, motivo por el cual, fue compensada por su Pueblo con un majestuoso templo lleno de oro, grabados incandescentes, repleto de espejos luminosos con acabados de lujosos diamantes, una fuente radiante de agua cristalina que en el centro llevaba su imagen tallada en oro y plata, con delicadas líneas y fuertes resaltos de grandiosidad, gobierno e imperio.
Alcaúl, como su más altísimo y antiquísimo servidor, recibió como recompensa, ser enterrado al morir, con todas sus riquezas en oro, piedras preciosas y plata, debajo de la excelentísima fuente angelical y cristalina que sostenía el acabado de la gran diosa.
Su funeral, fue realmente catatónico, la majestuosidad de su sepulcro era la grandiosidad del poder terrenal y pasajero, incrustado por oro y riquezas insuperables y exuberantes; lo que cualquier ser humano quisiera poseer y disfrutar perpetuamente.
Terminada la ceremonia, el sacerdote celebrante, selló el templo con un encantamiento, así nunca sería encontrada la luz del oro y plata que allí se encontraban.
Dicho esto, a mitad del siglo XVI, habiendo llegado a nuestras tierras los expedicionarios españoles, quisieron poseer, desenterrar y controlar, todos aquellos entierros y oro de Caciques y aborígenes que se encontraban rociadas por toda la Región.
Fue así, que una cantidad alta de tumbas fueron profanadas en búsqueda afanada, insistente y violenta de oro, plata y diamantes.
«Su funeral, fue realmente catatónico, la majestuosidad de su sepulcro era la grandiosidad del poder terrenal y pasajero, incrustado por oro y riquezas insuperables y exuberantes»
Al llegar al lugar del templo, en el que fue sepultado el gran Alcaúl, los expedicionarios observaron una espectacular vista que cualquier ser humano hubiera querido deleitarse con sus ojos mortales y pasajeros: “el color oro amarillo claro y resplandeciente de todo el lugar, sobresalía de entre los vibrantes y resplandecientes rubores de la plata, haciendo combinación con los magníficos y angelicales zafiros que acariciaban el borde exquisito, fino y delicado, de una infinidad de espejos que rodeaban el cenáculo de aquella virtuosa y elegante diosa”. ¡Que asombro tan inmensurable!
Nadie de la antigua Europa habría sostenido contacto visual con tan eximio prodigio. Sin pensarlo dos veces, pasado el asombro y admiración por lo observado, los expedicionarios comienzan la substracción de cada una de las joyas preciosas que habían visto.
Sin mente ni corazón, sin moral ni religión, se abalanzaron de manera afanada sobre el oro y demás material precioso, y empezaron acapararlo sobre sus manos, para luego meterlo en cestas y bolsillos que traían consigo.
Como si aún existiesen vestigios del conjuro hecho por el sacerdote en el momento de la sepultura de Alcaúl, los envidiosos y retorcidos expedicionarios, vieron convertirse sus riquezas sustraídas del templo en banales y dóciles cenizas que el viento dispersaría por el entorno, y que al llegar a la tierra se hundirían más y más.
Así fue, que pico y pala en mano, motivó a los conquistadores para cavar y penetrar la tierra para conseguir nuevamente las riquezas que habían sido arrebatadas de sus manos.
«El color oro amarillo claro y resplandeciente de todo el lugar, sobresalía de entre los vibrantes y resplandecientes rubores de la plata, haciendo combinación con los magníficos y angelicales zafiros que acariciaban el borde exquisito, fino y delicado, de una infinidad de espejos que rodeaban el cenáculo de aquella virtuosa y elegante diosa”
Iniciada la labor, las ganas de riqueza, oro, poder y autoridad creció tanto en cada uno de los Ibéricos, que se da inicio a una pelea campal, en la que se justificaba el uso de la guerra, la violencia y el maltrato para conseguir aquel material precioso que le harían millonarios y poderosos a algunos.
Cuenta la historia oral, que la diosa Maati enojó en tan alta magnitud, que los espejos vitrales del templo explotaron en miles de pedazos, traspasando el corazón de todos aquellos hombres que estaban pretendiendo robar sus riquezas, su oro, sus esmeraldas y su plata. Suceso, que sustrajo y compenetró la vida y cuerpos de aquellos hombres en cada espejo que rodeaba el cenáculo del templo, quedando atrapados en el interior de cada vitral, zafiro y esmeralda que rodea como tributo de admiración y respeto a la gran diosa y al esplendoroso Cacique.
Se dice, que aún existe el templo y sus riquezas, pero a diferencia de aquel día, no son vistas por las personas que se dirigen a él con realidades obscuras en su mente, vida y corazón.
Cada 3 de noviembre de cada año, la diosa otorga a quien lo merezca, conseguir un poco de sus riquezas. Ella, a quien posea un alma buena y bondadosa, tal cual fue Alcaúl, le muestra a través de signos y señales el preciso lugar para cavar y desenterrar el entierro con sus riquezas. Siendo las 2 de la mañana, hora contraria a la de la excavación de los expedicionarios, en el exacto lugar del tesoro, Alcaúl, tomando forma de espectro y con su dedo índice derecho, señalará a la persona elegida el lugar de excavación para encontrar el tesoro.
Cuentan los ancestros, que, al momento de cavar, se posa sobre la persona una luz del color del tesoro; si la luz es de color blanco, lo que se va hallar será plata, si es de color amarillo, será oro, pero si la luz es roja o azul, serían joyas.
Si por el lugar donde se está realizando la excavación, pasa una persona oscura de sentimientos y corazón, el tesoro se profundizará más y más, o si lo hubiese tenido en sus manos, se volvería cenizas que el viento llevaría hasta la tierra y le escondería nuevamente; y la luz que estaba irradiando sobre el tesoro desvanecerá al elegido, llevándolo al antiguo templo, y como en la antigüedad, lo pondrá prisionero en uno de los espejos para adornar sus vitrales y diamantes.
Así que, si algún día se te ocurre ir por el tesoro del templo de la diosa Maati y el Cacique Alcaúl, cerciórate que seas de bondad eximia y que no vallan a pasar intrusos por el lugar, porque de lo contrario, podrías ir a hacerle compañía a los antiguos expedicionarios que quisieron robar las riquezas de éste cenáculo.
Nota Especial del Autor:
«El Entierro en los Espejos, el Encanto del Oro», hace parte de una de las leyendas que fue transmitida de manera oral. Cuenta con gran parte de mitología e historia, invención personal y rasgos fantásticos de los que hacen alarde los abuelos y viejos de la Región»
Desde mi infancia, mis padres, a quienes adoro y debo mi educación, mi persona y mi formación, han llenado mis recuerdos de muchas y variadas historias y leyendas, algunas de ellas, transmitidas a través de modalidad escrita, otras entregadas de modo oral.
«El Entierro en los Espejos, el Encanto del Oro«, hace parte de una de las leyendas que fue transmitida de manera oral. Cuenta con gran parte de mitología e historia, invención personal y rasgos fantásticos de los que hacen alarde los abuelos y viejos de la Región.
Finalmente, hace referencia y materializa el agradecimiento especial a todos aquellos hombres buenos y bondadosos que llegaron a nuestras Tierras y nos dieron su cultura y su vida.
«Mi abuela materna era india. Un bisabuelo era negro. Soy latino y soy indígena y soy negro. Sobre todo culturalmente, soy más negro que cualquier otra cosa. Más negro que latino» (Jorge Amado)
Autor: William Hernán Estrada Pérez, Redactor en la Gran Familia de hermandadblanca.org
Gracias Namasté
Querida Ivonne Roxana Eiffel Calderon de la Barca por tu participación, para nosotros es muy valioso. Éxitos y bendiciones.
Willian, muy bello relato. Permita este relato
De Fernández de Encizo. 1518:
El Cacique Zenú refiriéndose al Rey de España et al:
"que en lo que decía que no había sino un Dios y que este gobernaba el cielo y la tierra y que era Señor de todo, que les parecía bien y que así debía ser; pero que en lo que decía que el Papa era Señor de todo el Universo en lugar de Dios y que él había fecho merced de aquella tierra al Rey de Castilla, dixeron que el Papa debiera estar borracho cuando la fizo, pues daba lo que no era suyo, y que el Rey que pedía y tomaba tal merced debía ser algún loco, pues pedía lo que era de otro"
Estimado Joaquín Miranda, agradecemos su valiosa intervención tan atinada, es realmente importante para nosotros. Un abrazo, éxitos y bendiciones.
muchas gracias
Mil gracias a Usted Estimado Antonio. ¡Felicidades!