Gillian MacBeth-Louthan ~ Abriéndonos camino a través de nuestro Ser
A medida que la primavera se abre camino a través de cada poro de nuestro ser, sentimos un sentimiento de expectativa como el de una mujer embarazada en su 9. mes. La necesidad de dar a luz a otro nivel de nuestro propio ser patea y nos insta desde el interior al exterior, haciendo la vida incómoda y dando rienda suelta a los temperamentos. Toda la Tierra refleja este impulso de avanzar adelante fuera del largo invierno de espera hacia un lugar que sólo puede ser visto por el observador.
Nos vemos a nosotros mismos mirando una novedad que no ha hecho su camino hacia la superficie todavía. Nos sentimos instados e impulsados a salir de nuestro bajo ánimo invernal buscando ciegamente aquellas gafas color de rosa que hemos usado alguna vez. Estamos añejados como un buen vino que busca una copa de cristal a llenar. A diario la vida nos da otro pedazo a digerir, un aperitivo que nos previene de llegar a nuestro destino deseado.
Gente que conocemos y amamos deja la Tierra dejando un pequeño agujero en nuestro corazón. Los arrepentimientos se apilan como ropa sucia que necesita ser atendida, al tiempo que nos aferramos a lo que fue y lo que hubiera podido ser. Lloramos por tiempos más fáciles y reflexionamos sobre lo que fue alguna vez. El elemento del tiempo mismo ha acelerado nuestro pulso y nuestro deseo. Damos vueltas y vueltas como un conductor en un circuito de carreras sin ver nunca la salida de nuestro laberinto.
La gente está innatamente enfadada consigo misma, con el mundo, con sus elecciones y con sus gobiernos. La Tierra misma jadea con las líneas de fallas al tiempo que acusa a sus guardianes. Todo está subiendo a la superficie justo a tiempo para ser nutrido por las emanaciones solares y los estallidos gamma desde el espacio sideral. Todos hemos cambiado; todos nos estamos volviendo el humano galáctico del que se habló hace muchos años. Aquellos de nosotros que firmaron por lo que durara hacemos lo mejor que podemos para informar a quienes siguen dormidos, pero parece ser que ellos han presionado el botón para silenciar y no oyen ni se adhieren a ninguna información que les permitiría avanzar a través de estas minas de campo energéticas con mayor facilidad.
Este energía no es acerca de un apocalipsis; se trata de una promesa que hicimos largo tiempo antes de que viniéramos a la Tierra. En nuestro interior vive una sola rosa alrededor de la cual hay mucha maleza. ¿Nos enfocamos en la rosa o perdemos el tiempo jalando las hierbas, olvidándonos del todo del dulce aroma de la rosa? Cada vez más situaciones surgirán inesperadamente como una Luna llena que da cara a un Sol tempranero. Cada vez más interrupciones de nuestros bien intencionados planes nos sacan de nuestra senda que estamos destinados a andar. Algo tratará a diario de robar nuestra luz y nuestro gozo. A diario nos desviaremos del curso de la luz por el que navegamos. A diario pedimos perdón y tratamos cada vez más intensamente de volvernos ese ser divino en forma humana.
Cuando Dios creó a los humanos, Él estiró la creación, empujándose a sí mismo para ser más, permitiéndose un espacio para crecer, para amar más y volverse más. El Universo ve el panorama general y mantiene su curso sin responsabilidad. Nosotros, meros mortales, tenemos un trabajo mucho más difícil de hacer. Tan pronto vemos el futuro, lo cambiamos. Cada vez que vemos el futuro, aunque sea por tan sólo un fugaz segundo, lo cambiamos. El futuro ha cambiado porque fue visto. Como videntes, todos estamos destinados a cambiar el resultado a diario. No es el destino versus el libre albedrío; es el destino y el libre albedrío. Una visión es sólo una foto instantánea de un posible futuro.
Fuente: