Ho´opononpono Avanzado

Desde que una forma de luz y amor incondicional se materializó en las pautas y estructuras del Ho’oponopono se ha ido personalizando en diferentes seres que han sentido su llamada, desde la frecuencia en la que estaban vibrando en ese momento.

Esto nos desvela un primer aprendizaje de que, no todas las interpretaciones se pueden considerar iguales ni el sistema y pautas con los que se aplica esta técnica sirven de la misma manera ni forma, por lo que los resultados son variables.

La primera pauta que sentimos al disponernos realmente en el Ho’oponopono es que su función principal es la de crear momentos de luz, si estamos claramente integrados con estas frecuencias. Eso lo sabemos porque vamos aprendiendo a distinguir o como mínimo a vislumbrar las diferencias entre frecuencias. Tipos de emociones que abundan en unas u otras, clasificación sobre nuestra relación con los pensamientos propios o ajenos etc.

Sabemos que como hemos pasado por diferentes conciencias y oscilado por sus vibraciones el tiempo suficiente como para ir integrando lo que nos ha ido resonando, entonces nos damos cuenta que de una a otra frecuencia, las “normas” o “leyes” que funcionan en una, no necesariamente funcionan en las demás.

En cada una de ellas, sabemos que se corresponde una manera de materializar, de sentir o de creer y todas las verdades de una frecuencia se deshacen cuando accedemos a la siguiente. De la misma forma como se deshicieron  las creencias anteriores por las que fuimos pasando a medida que crecíamos y evolucionábamos hasta llegar a nuestro ser en estado presente yo soy que cada uno de nosotros es en este momento.

Si modificar creencias nos ha traído a este instante, ¿para qué quedarnos con nuestras creencias actuales como algo absoluto que nos puede limitar?.

Si aplicamos este sentir al campo que compartimos hoy, podremos detectar ágilmente la cantidad de Ho’oponoponos que hay actualmente en circulación y por eso podremos aprender en unos instantes a diferenciar cual es el que sirve realmente a mi ser en estado presente yo soy.

En la primera fase desconocemos la intensidad del sentir de cada palabra que expresamos. Y éstas, con el tiempo nos irán dando la información necesaria a través de su sentir a medida que las empecemos a usar conscientemente.

Habitualmente nos llega la información de repetir como loros, lo siento, perdona, te amo, gracias, estando en el proceso de descubrimiento de esta maravillosa evolución. Contactaremos con personas que llevan más horas de dedicación a esta técnica y nos aconsejarán repetir, 300, 500, 10.000 veces las mismas palabras, una y otra vez diariamente y sin descanso, constantes y disciplinados para conseguir nuestro propósito.

También cabe decir que disfrutaremos más intensamente del aprendizaje inicial ya que en los primeros saltos recorreremos mayor distancia, las emociones florecerán y despertarán con sentires más impactantes. A medida que vayamos pasando de despertar a aprender y a integrar, iremos entrando en un proceso de afinación y en vez de saltos enormes, el bienestar vendrá dado por saltos más cortos pero más precisos e intensos.

Como compartía hace un instante, la repetición como loros es la primera puerta que abrimos cuando  descubrimos el Ho’oponopono. Podemos imaginar un bloque de muchos pisos sin ascensor y por el que vamos subiendo planta a planta, sin prisa, saboreando todo lo que nos encontramos en cada una, la decoración, los vecinos de esa planta, los olores…

Cuando descubrimos que el Ho´oponopono va más allá de la primera planta, nos dirigimos a la segunda y lo primero que observamos es que la repetición  constante de las mismas palabras se reduce a una cantidad muchísimo menor pero incrementamos la calidad de esas repeticiones.  Empezamos a sentir las emociones de cada una de esas palabras, empezamos a vibrar con ellas y las acompañamos con ligeras sensaciones de amor desde nuestro ser. Empieza el aprendizaje sobre la selección de las emociones que nos nacen. Este proceso que aparece por primera vez al ascender a la segunda planta no es exclusivo de esta planta sino que se va afinando en las siguientes diez o doce plantas. Este progreso de nuestro conocimiento y sabiduría de nosotros mismos en ser yo soy en estado presente variará para cada uno y las resistencias, decisiones y límites que establezcamos.

Después de ir pasando por estas plantas, todo nuestro ser será otro, más ligero, más consciente, más presente, más feliz y más integrado en uno mismo desde el amor. Este amor que casi no se puede expresar en palabras y no espera nada, ni premios ni recompensas, este amor que llamamos incondicional para saber a qué tipo de amor nos referimos.

En esta segunda fase de etapas, nuestros espacios temporales de dedicación nos marcan una tendencia, una dirección, nos indican y definen el camino que estamos siguiendo y hacia el que vamos. En este punto aparece otra planta vital, la planta de la comprensión, la planta que nos abre una puerta hacia las siguientes plantas. Y es que aquí, en la planta de la comprensión, donde todo da un giro casi inesperado, aquí varían los significados, por eso le llamamos la planta de la comprensión. Podemos aprender algo, pero cuando lo comprendemos, entramos en otro plano dimensional. De hecho, aquí es donde nos damos cuenta del gran salto que hay entre aprender o comprender. Aquí todo nuestro ser salta y se llena de plenitud al sentir esa nueva emoción.

Para buscar un ejemplo que podemos asociar; nos pasamos los primeros espacios temporales en relación al Ho’oponopono buscando la manera de perdonar acciones o situaciones que nos han rodeado, puede que nos hayan agredido, que nos hayan intoxicado, que nos hayan dejado alguna huella en nuestro mundo emocional, y repetimos cien y mil veces estas maravillosas palabras de amor.

Un día, empezamos a sentir cosas diferentes y nos damos cuenta que la magnitud que rodeaba a esa situación que nos perturbó va mucho más allá de la simple situación que ocurrió o nos dañó. Empezamos a sentir que ese ser que se cruzó en nuestro camino era víctima de un proceso, que su camino de vida va mucho más allá de lo que nos podemos imaginar, es entonces cuando abrimos nuestro campo de visión y donde realmente empieza nuestra comprensión, en integrar e interiorizar una realidad que nosotros no estábamos valorando, que realmente estábamos juzgando sin ser conocedores de infinitos factores. Que alimentar el fuego con leña, hace que queme más. Porque nuestras emociones son la madera que crea y hace crecer lo que estamos alimentando.

Aquí, es donde realmente acabamos nuestro proceso de aprendizaje para pasar a ser Ho´oponopono, aquí es donde cogemos conciencia de que nos hemos puesto al servicio y estamos creando momentos de luz. Donde sentimos porqué todos somos uno y cada uno es parte de los demás.

Que si uno hiere todos herimos. Que si uno salta, todos saltamos. Que si uno crece, todos crecemos. Que por eso el que materializó el Ho’oponopono sanó al pabellón entero, porque llegó a la comprensión desde el corazón de que todos somos uno en estado presente y desde ese espacio es donde se crean estos maravillosos momentos de luz.

Desde aquí me apetece invitarte a que no te quedes en la habitación de los loros y camines por las demás habitaciones y plantas de este impresionante edificio que nos ha llegado de la mano del Ho´oponopono. Avanza en el descubrir, que no pides a ninguna divinidad externa, si no a ti como ser yo soy que eres, siente el despertar del ser creador ilimitado que eres y sumérgete en cada una de las palabras observando todas las emociones que te despierta ahora y las que te despertará después de haber observado las emociones que te van naciendo, porque ellas te indicaran el camino de tu progresión.