La geoterapia en la estética
Los orígenes de la estética se remontan a la prehistoria. Los productos de que disponía la mujer de ese tiempo se limitaban, prácticamente, a la arcilla, tierras de distintos pigmentos colorantes o toscos productos elaborados a partir de grasas animales. El afeite más antiguo que se conoce estaba compuesto de sulfuro de antimonio.
En el barro tenemos unidos los dos agentes de la vida orgánica: tierra y agua. La unión de estos dos agentes hace prosperar todo lo que posee germen de vida y destruye y descompone la materia muerta para transformarla en elementos nuevos de vida.
La tierra es el misterioso laboratorio de la vida; ella jamás es agente de muerte, pues está destinada a recibir en su seno cuanto se destruye y muere para transformarlo en nuevos elementos de vida orgánica.
La tierra curativa, tomada regularmente es el don purificante, vivificante, compensador y curativo, propiedad esencial de la naturaleza. Es un poderoso dinamógeno que restablece un equilibrio estable, despertando la actividad de las glándulas deficientes. Detiene los cultivos microbianos, los elimina, aumenta la actividad del fermento diastico que existe en las células y los productos de secreción del organismo.
Las propiedades curativas del barro se fundan en el poder regenerador, refrescante, desinflamante, descongestionante, purificador, cicatrizante, absorbente y calmante que posee la tierra.
En las inflamaciones agudas como picaduras, golpes o quemaduras, el barro por el frío, pierde su acción descongestionante a medida que se calienta. En cambio, en las congestiones de los órganos internos del cuerpo, mientras más se calienta el barro aplicado directamente sobre la región afectada y manteniéndolo constantemente ahí hasta que desaparezca todo dolor o hinchazón.
En las inflamaciones agudas se cambiará el barro cada vez que se caliente demasiado, cada tres o cuatro horas. Sin embargo, el barro que se aplica sobre el vientre es más eficaz a medida que se calienta con el calor malsano que extrae del interior que así se refresca.
Junto con aplicar cataplasma de barro sobre el pulmón en la pulmonía, por ejemplo, hay que mantener fajado de barro sobre vientre y riñones, alrededor de la cintura, a fin de combatir la fiebre gastrointestinal y normalizar la digestión, siempre cuestión previa para obtener curación verdadera.
COMPOSICION
La ciencia afirma que, químicamente, la tierra contiene en esencia las principales sales minerales que el hombre necesita: sílice, fosfato, hierro, calcio, magnesio, sodio, potasio, etc.
Las arcillas más interesantes, especialmente desde el punto de vista terapéutico, son las más ricas en sílice.
Además de la sílice, elemento principal, y el silicato de alúmina, las buenas arcillas deben contener otros elementos minerales, tales como la cal, magnesio, óxido de hierro, óxidos alcalinos, etc.
Su elevado contenido en sílice la hace preciosa para fortificar todos los tejidos elásticos del organismo, en particular en los casos de sangre viciada, de reumatismos, de arteriosclerosis, de artrosis, de tuberculosis y para curar rápidamente las fracturas, siendo además la sílice, un verdadero cemento para las células.
Un análisis de Arcilla Terapeutica :
• Sílice: 49,10 %
• Alúmina: 14,61 %
• Sesquioxido de hierro: 5,65 %
• Calcio: 4,44 %
• Magnesio: 4,24 %
• Oxidos alcalinos: 3,08 %
• Anhídrido titánico: 0,74 %
• Humedad: 7,40 %
• Pérdida al fuego: 10,85 %
La sílice desempeña un papel muy importante en los terrenos óseo, vascular, nervioso y respiratorio. Su acción sobre las fibras elásticas es primordial. Interviene en la constitución de los tendones, de la piel y de las fascias. Es un agente de remineralización y también antitóxico.
LA ARCILLA TERAPEUTICA PARA USO EXTERNO
En primer lugar, tenemos que tener en cuenta, que para preparar la arcilla, usaremos preferentemente un recipiente de barro, también de cerámica, madera o vidrio, jamás de metal, ni de plástico, y como paletilla para moverla, al ser posible que sea de madera.
La arcilla puede emplearse en forma de:
• Emplastos.
• Cataplasmas
• Vendajes.
• Baños de Arcilla.
• Fricciones.
• Enterramientos.
• Gargarismos.
En principio y de un modo generalizado, la Arcilla Terapéutica debe ser utilizada siempre en frío, tal cual, pues, en general su aplicación se hace sobre un punto congestionado y para que su eficacia sea total, debe ser puesta en frío. En ciertos casos, cuando se trata de aplicaciones de arcilla tibia, bastará un simple calentamiento al baño maría (hirviéndola en un poco de agua, protegida con un recipiente).
Sobre el agua, siempre se utilizará agua mineral o agua destilada, dándole más o menos consistencia, según la zona que vayamos a aplicarla.
Muy importante es no volver a utilizar la Arcilla Terapéutica una vez realizado con ella un tratamiento, pues está cargada de las toxinas del mal y no puede servirse otra vez.
Dada la poderosa acción de la Arcilla Terapéutica, las reacciones que determina y la energía que libera, hay que abstenerse de aplicar, al mismo tiempo, la arcilla sobre dos órganos importantes, como medida precautoria.
Un cosmético natural debe estar compuesto, en un porcentaje superior al 90 %, por materias primas naturales de origen no animal (vegetal o mineral).
Los productos utilizados en la cosmética natural son menos agresivos que los compuestos químicos y, además, favorecen la regeneración espontánea de la piel.
A continuación detallaremos un apartado importante en toda línea cosmética , como son las mascarillas .
Mascarillas faciales
Se clasifican en tres grupos principales:
Mascarillas plásticas — formuladas sobre la base de cera, látex o vinilo.
Mascarillas hidrocoloidales — máscaras en gel.
Mascarillas arcillosas — formuladas sobre la base de arcillas y tierras.
Mascarillas céreas
El efecto principal de una mascarilla plástica es su acción de limpieza en profundidad. Además, las mascarillas céreas poseen cierto efecto emoliente, esto es, dejan una película residual de cera sobre la piel, lo que le confiere un aspecto liso y suave.
Mascarillas hidrocoloidales
Por su naturaleza, este tipo de mascarillas faciales, cuando se aplican, presentan una suave consistencia gelatinosa.
Una vez en la piel, pierden el agua y forman una película residual, en este caso, gelíficada, que se contrae produciendo una sensación de estiramiento de la piel.
Este tipo de mascarillas resultan especialmente calmantes, por lo que están indicadas en el tratamiento de pieles inflamadas y delicadas.
mascarillas arcillosas
Una gran variedad de arcillas y otros ingredientes minerales se pueden utilizar en la elaboración de mascarillas faciales. Este tipo de materiales son capaces de absorber tanto agua, como aceites y grasas.
Entre las sustancias más utilizadas se encuentran las siguientes:
• Caolín — una arcilla blanca o arcilla China
• Tierra de Fuller — una arcilla marrón-verdosa
• Bentonita — una arcilla volcánica grisácea que forma finos geles
• Carbonato de magnesio ligero — un refinado míneral calizo conocido por los terapeutas como ‘magnesia’
• Carbonato de zinc — el suave astringente conocido como ‘Calamina’
Las arcillas más utilizas en terapéutica y cosmética son las siguientes:
Arcilla blanca (Caolín): rica en sílice y aluminio, pero más pobre en oligoelementos que la verde. Antibacteriana, antiinflamatoria y cicatrizante. Se puede utilizar en niños ya que es la menos activa de todas.
Arcilla verde: Es la arcilla más utilizada, sobre todo en cosmética. La de mejor calidad es la bentonita. Es la. más rica en sílice pero menos en aluminio, por el contrario es la que posee más Ca, K, Fe, Mg y oligoelementos. actua como cicatrizante, remineralizante y activadora de la regeneración de tejidos.
Arcilla roja: Se utiliza más en tratamientos terapéuticos que en cosmética, tiene una acción más astringente. Es la de mayor contenido en óxidos de hierro y sílice, pero menor cantidad de magnesio.
AUTOR: María Martrat Hugué, Directora de la escuela Vipassana, Profesora de Masaje Terapéutico
VISTO EN: www.vipassana.es