Las alergias – El conflicto de la memoria

Eva Martín Garcia

alergias y memoria

Se suele considerar que las alergias son reacciones de carácter defensivo que un organismo utiliza para combatir la invasión de algo que considera perjudicial y peligroso.

 

Pero parece ser que no existe alergia sin un conflicto inicial. De forma muy simplista podríamos decir: “Si sufrimos un trauma en el momento que pasa una vaca, entonces desarrollaremos una alergia a las vacas; pero si, en el momento del trauma, estamos comiendo una naranja, seremos alérgicos a las naranjas”.

 

Sin tener conciencia de ello, registramos las circunstancias que rodean al trauma, y cuando estas vuelven a presentarse más tarde provocan lo que llamamos “alergia”

 

– Parece muy simplista. Necesito ejemplos para aclararlo…

 

Una madre deja de amamantar a su bebé y comienza a alimentarlo con leche de vaca; el niño por la circunstancia que sea vive mal la separación del pecho materno ya que pierde el contacto físico con su madre. Después, cada vez que el niño se encuentra delante de un vaso de leche, su memoria vuelve a encontrarse con el “conflicto de separación” y revive el trauma que se manifiesta en su piel.

 

– ¿Cómo podríamos explicar los casos de alergia a la leche, cuando nunca tomaron leche materna?

 

Conozco el caso de una mujer embarazada, que cuando estaba a punto de tener a su hija se cayó en una balsa sin saber nadar. El impacto del acontecimiento provocó que tras el parto se quedara sin leche materna y su hija fue criada con leche de cabra. En la actualidad, esa hija tiene 80 años, y todavía la presencia de la leche de cabra frente a sus ojos le continua provocando vómitos (La leche de cabra le recuerda la falta de madre).

 

Otro ejemplo, por favor.

 

Un niño que tiene como compañero inseparable de juegos a su gatito, cuando llegan las vacaciones se va a la casa de su abuela (a la que no le gustan los gatos) Es separado de su amada mascota, cosa que vive como un trauma. Puede suceder que a la vuelta de las vacaciones tras volver a ver a su gatito ese trauma vuelva a la superficie, y:

 

1 – La falta de esas caricias, se exprese a nivel epidérmico… el niño desarrolle un eccema.

 

2 – El niño pasó miedo de que su mascota escapara en su ausencia… el conflicto se vive como una crisis de ahogo, como un asma traqueal.

 

3 – Si sus padres le habían prometido que podía llevarse el gatito e incumplieron su promesa, el niño “se huele” que es algo que puede repetirse en el futuro…esto implica a la nariz y desarrolla una rinopatía.

 

Parece que tomar conciencia de este mecanismo es ya un paso en la solución del conflicto…¡Busquemos nuestras alergias, volvamos a ese momento inicial donde se originó el problema!.

 

Fuente: La medicina patas arriba. ¿Y si Hamer tuviera razón?

 

Las alergias – El conflicto de la memoria

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