Libro: Ami regresa, Enrique Barrios

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«Te alabo públicamente, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque has mantenido estas cosas ocultas de sabios e intelectuales y las revelaste a los niños».

(Mateo 11:25)

«Hay un viejo misterio en el universo: ¿Por qué la vida? ¿Para qué la Creación? Los intelectos se afanan, buscan y no encuentran, y como no encuentran, inventan teorías, pero el antiguo misterio sólo al amor se revela, a la conciencia iluminada por amor. Privilegio de simples y sencillos, como niños».

(Introducción del pergamino del viejo Krato, habitante del planeta Kía)

RECUERDOS DE AMII

Mi nombre es Pedrito X. La equis significa «misterio», porque no puedo revelar mi apellido. Ya sabrán la razón. Soy un niño, estudiante y soltero; sin embargo, escribí un libro que se hizo muy popular. Se titula «Ami, el niño de las estrellas». Bueno, yo se lo dicté a un primo aficionado a la literatura: Víctor. El lo escribió. Trabaja en un banco. En los ratos libres viene a mi casa a teclear en su máquina portátil. Así realizamos el libro «Ami».

Víctor opina que mi relato es una tontería, una fantasía para niños. Dice que si se dignó a escribirla fue para ir «soltando la mano», porque piensa editar una novela, «un libro de verdad». Algo serio, relacionado con «la tortura de la frustración mental»… Una tontería así de aburrida.

Debido al éxito de «Ami», libro que habla de estrellas, «ovnis» y amor, Víctor quiere ambientar su novela en el espacio. Siempre quiere saber cómo imagino yo los mundos o las personas extraterrestres. Le respondo contándole lo que he visto, no lo que imagino. El piensa que mi relato no es real, que todo lo inventé. Dice que tengo mucha facilidad para idear historias; sin embargo, lo que cuento en «Ami» no tiene un pelo de fantasía.

Ami existe. Es un amigo mío, un visitante de otro mundo. Apareció en una playa solitaria solitaria al caer la tarde, uando el verano terminaba. Podía adivinar mis pensamientos, planear como una gaviota y también hipnotizar a los adultos. Parecía no tener más de ocho años, sin embargo manejaba un «ovni» y era capaz de construir aparatos mucho más complicados que un televisor. Dijo ser una especie de mensajero o maestro. Tal vez era un adulto, pero con apariencia y corazón de niño.

En su vehículo espacial me llevó en sólo pocos minutos a conocer varios países de la Tierra. Después fuimos a la Luna. No me gustó: demasiado árida. Parecía un queso seco visto con lupa. Además, siempre estaba de noche, aunque hubiese sol, porque el cielo se veía negro. En cambio Ami disfrutaba mirando la luna o cualquier cosa. Ami se regocijaba con todo; nada le disgustaba, excepto comer carne. Sentía lástima por los animalitos. Más tarde me llevó a un mundo hermoso que se llamaba Ofir. Mejor dicho, se llama Ofir, porque existe, es real. Está cerca de una estrella roja: un sol cuatrocientas veces más grande que el nuestro.

Allá no se conoce el dinero. Todos toman según su necesidad y aportan según su conciencia y buena voluntad. Como no hay personas deshonestas, no es necesario que exista policía, candados, cadenas, muros, alambradas, rejas o cerraduras; por eso mismo no se complican con documentos. No  Están divididos por países; Ofir es una sola nación de hermanos, y como son hermanos, no existen los ejércitos ni la guerra. Tampoco están divididos por religiones. Consideran que Dios es amor. Eso es todo. Viven procurando hacer el bien y superándose cada día, pero también se divierten mucho en forma sana. Allá todo es libre; nada obligatorio.

Ami dijo que la Tierra podría vivir así. Para eso es necesario que todos conozcan lo que él vino a revelar, es decir, que el amor es la Ley fundamental del universo. Con eso bien claro en todos los corazones, lo demás se dará muy fácil. También dijo que si no lo hacemos, vamos a destruirnos irremediablemente, porque mucho nivel científico y poco amor en las personas es la fórmula ideal para que un mundo se autoelimine. Eso es lo que está ocurriendo en la Tierra. Es que no somos civilizados.

Según Ami, civilizados son los mundos que cumplen con tres requisitos básicos:

Deben conocer que el amor es la Ley fundamental del universo.

Deben dejar de estar divididos por fronteras y formar un solo pueblo de hermanos.

El amor debe ser el fundamento de toda la organización mundial.

Ami usó el ejemplo de una familia para explicarme ese último punto. Las familias comparten todo con cariño, porque las une el amor. Dijo que todos los mundos civilizados viven de esa manera.

También me hizo saber que existe una Ley universal que impide a la gente de mundos superiores intervenir masivamente en la evolución de los mundos incivilizados. Sólo pueden sugerir muy sutilmente lo que deberíamos hacer, de acuerdo con un misterioso «plan de ayuda».

Me pidió que escribiese un libro relatando todo lo que viví y conocí a su lado. Dijo que debería hacerlo como si se tratase de un cuento, y no como lo que es: una realidad; por eso dije que lo relatado en «Ami» es un cuento. A propósito. Lo repito ahora: jamás he conocido a ningún extraterrestre. Tampoco he viajado a un mundo superior. Todo este retato es también producto de mi fantasía…

Si muchas personas opinan que lo que Ami dice es todo realidad, porque coincide con mensajes telepáticos que ellas reciben, eso es casualidad.

Firmado: Pedrito X

Lo último que visitamos fue un mundo rosado. Allí estaba yo mismo, pero cuando sea grande, algo así. Había una dama que me esperaba desde mucho tiempo atrás. Tenía el rostro color celeste claro y rasgos de japonesa. Sentí que nos amábamos. De pronto se esfumó todo. Ami dijo que eso sería en el futuro, luego de muchas vidas. No comprendí ese complicado asunto hasta después.

Yo vivo solo con mi abuelita. Siempre vamos a pasar las vacaciones de verano a la playa, pero la temporada pasada no pudimos hacerlo, por falta de dinero. Eso me tuvo triste, porque como Ami dijo que regresaría si yo escribía el libro, pensé que en la costa volvería a encontrarlo.

Al principio quise contarle mi aventura a todo el mundo, pero Ami y Víctor me recomendaron no hacerlo. Dijeron que podrían creer que estoy loco (eso piensa mi primo de mí). No hice caso. Apenas ingresamos a clases comencé a relatarle mi maravillosa historia a un compañero de curso, que era muy amigo mío. Todavía no llegaba al viaje en «ovni», cuando soltó la risotada. Tuve que decirle que todo había sido una broma; que estaba tomándole el pelo. Con eso quedé nuevamente como un niño normal. Por eso no puedo revelar mi identidad.

AUTOR: Enrique Barrios

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9 comentarios

  1. El libro es muy bueno, expresa grandes verdades a través de ejemplos claros y sencillos. Estoy de acuerdo que cuando se escribió tenía que ser de esa forma por el contexto histórico en que se vivía. Ya lo leí y me encantó, gracias a las personas que lo compartieron y a Enrique Barrios por escribirlo,un grande,crack…

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