El perdón: Perdonar y liberar el alma para la paz mental.

 “El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió”.  Teresa de Calcuta.

Cuando se te presenta la idea del perdón, cuando alguien te dice que debes perdonar, puede ser que reacciones de diferentes maneras dependiendo de tu preconcepto sobre el Perdón. Puede que ocurra que tan sólo la idea de perdonar a alguien que te ha hecho daño te provoque cólera, porque piensas que perdonar a esa persona sería justificar su comportamiento. Nada más alejado de la realidad. El perdón no significa que apruebes o defiendas la violencia o el maltrato, sería imposible perdonar si para ello tuviésemos que aceptar ese comportamiento.

También puede ser que la palabra perdón te parezca que tiene que ver con simular que no ha pasado nada, que está todo bien, que no hay conflicto, cuando en realidad, dentro tuyo te quema el rencor, pero sientes que debes reprimirlo. Tal vez esa represión sea por un mandato cultural, por el qué dirán o porque crees que si dices la verdad, si aceptas que no has perdonado, perderás la imagen de buena persona que tienes ante los demás.

Otra reacción que puede que tengas cuando te hablan del perdón es creer que tienes que comunicarte verbalmente con la persona que has de perdonar. No es preciso hacerlo. El cambio debe provenir del corazón.

Si te sientes identificado con alguna de estas formas de reaccionar ante la posibilidad de perdonar, aquí te damos tres recomendaciones para que puedas para transitar el camino del perdón, y llegar a la paz interior:

Como dice la cita del comienzo de este artículo, perdonar es una decisión que tiene que ver con observar las limitaciones que tiene la otra persona: sus miedos, sus inseguridades, su odio hacia sí mismo. Recuerda que lo que una persona expresa es lo que tiene en su interior, si expresa odio es porque el odio es en primer lugar hacia sí mismo. Los defectos que ve en el otro, son los que tiene dentro suyo, es el reflejo de su espejo. Elige ver por encima de esas limitaciones y saber que lo que sea que te haya hecho no estaba dirigido a ti, sino a sí mismo.

En el proceso del perdón, dejas de ser víctima para ser el amoroso creador de tu realidad. Dejas de envolverte por el pasado y las circunstancias dolorosas que no te permiten crecer, y que te enferman. Dejas de tenerte lástima y pasas a una posición de poder sobre ti mismo.

Debes avanzar en la vida con una actitud de perdón y liberación del pasado, para que tu visión no esté contaminada por la pesada carga del resentimiento, y puedas abrazar la paz en tu corazón.

Uno de los retos más difíciles que puedes enfrentar es perdonarte a ti mismo, perdonarte por no ser perfecto, porque no se te hace fácil dejar de sentir rencor y rabia. Perdonarte porque, cuando crees que ya soltaste la cólera y el enojo, en el momento menos pensado regresan con más fuerza que nunca.

Perdonarte a ti mismo te llevará al amor hacia tu ser interior y eventualmente al amor hacia todos los seres, porque sólo podemos dar lo que llevamos dentro de nuestro corazón.

Debes aceptarte a ti mismo tal como eres, con tus errores y tus aciertos.

Perdonarte es amarte.

Libera los sentimientos negativos de tu corazón y lograrás la paz mental y la felicidad que siempre quisiste. Libera a los demás de la atadura de necesitar ser perdonados y también libérate a ti mismo.

Es uno de los mayores pasos que podrás dar para llegar a sentir la paz en tu corazón.

AUTORA: Carolina Belli, redactora de la gran familia de La Hermandad Blanca