Receta para una nueva tierra
¿Qué deseamos para nuestros niños? ¿Qué herencia les queremos dejar? Yo deseo una Nueva Tierra en la que todos los seres se amen y no se dañen entre ellos. Ése es mi paraíso.
Para ello, al tiempo que voy descubriendo quiénes somos y alcanzando sabiduría, intento transmitir a mis alumnos algo de esos aprendizajes.
– Si somos los creadores de nuestra realidad, vigilemos nuestros pensamientos: siempre poniendo amor y en positivo.
– Lo que emitimos se nos devuelve, tanto si es enfado como cariño, por ejemplo. Así funciona el Universo. Esto no significa que si sentimos una emoción negativa a nivel social no debamos expresarla. Hablamos de ella y de cómo canalizarla.
– Agradecemos lo que tenemos cada día. De esta forma creamos nuestra abundancia y felicidad.
– Pensamos lo que queremos para nuestra vida y La Tierra, y ponemos esa intención y sentir en el corazón y en las gónadas. Las niñas en su útero y los niños en su próstata y glándulas sexuales.
– Todo esto bien enraizados y conectados con el cielo y nuestra conciencia, que está en el corazón.
– Para mi es difícil, pero no imposible, porque dependen todo el tiempo de lo externo y de los juicios: hacerles entrar en sí mismos y reconocer sus necesidades.
¿Qué os parecen estos ingredientes cada día en las aulas? ¿Cambiaría el mundo? ¡Sííííí, a mejor!
Ana del Mar García, Yo Soy.
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