El Silencio: Búsqueda insaciable del Yo.
El Silencio como experiencia de vida, no es la acción natural de no hablar en ciertos eventos o acontecimientos de la existencia humana. Normalmente, al buscar Silencio, la definición que viene a lugar, expresa: “ausencia total de sonido”, obviamente, ésta definición no está ligada a una experiencia de vida, motivo por el cual, debemos ser más trascendentes e ir más allá.
¿Qué es Silencio?
Llamamos Silencio, a una singular realidad interna que se produce en la medida que vamos provocando una progresiva eliminación de ruidos. Siendo más estrictos, nos entramos en un estado que se caracteriza básicamente por la no existencia de “ruidos”. En palabras de la Filosofía, nos referimos a “la nada existente entre dos ruidos”. Ahora bien, acudiendo a la trascendencia humana, y no quedándonos sólo en lo que medianamente podemos observar con nuestros ojos humanos y carentes, definamos el ruido como un impulso que obstruye el proceso que empezamos en la búsqueda de un Silencio consumado, completo y perfecto. Es así, que todos estos ruidos que entorpecen, se pueden manifestar de modo presente o copresente, y pueden originarse en la percepción, en la sensación, en la memoria o en la conciencia, destruyendo en todo momento la real Experiencia o Silencio completo, y, por ende, la entrada a los Espacios Profundos.
Avanzando un poco más, y de acuerdo al tema que nos atañe, y para no perdernos contextualmente, definimos el Yo como la individualidad humana, que conserva una condición activa hacia el mundo y hacía sí mismo. De manera sucinta, el Yo es propio del hombre que controla él mismo sus actos y es capaz de desenvolverse frente a sus decisiones en todos los aspectos de su cotidianidad.
Ahora, ya habiendo analizado los conceptos y términos, diré que la conciencia humana puede llegar a lo profundo de un Silencio completo por el trabajo de internalización.
¿Qué quiere decir esto?
La internalización irrumpe en aquello que siempre está escondido, cubierto por el ruido de la conciencia. Es así, que en lo profundo es donde se encuentran las experiencias de los espacios y de los tiempos sagrados. En otras palabras, en lo profundo se encuentra la mística del Yo, en búsqueda insaciable.
Y ¿Cómo llegar allí?
En primer momento, debes separarte del ruido físico y de aquellos que generan los sentidos externos. Eleva tu atención hacia vuestra interioridad, y al hacerlo, empieza a tomar distancia de las percepciones provenientes de dichos sentidos. Al llegar a éste punto, te darás cuenta que la sinestesia nos traslada a otra cantidad de ruidos internos y mentales, los cuales, debes disminuir, nivelar y eliminar, evitando que éstos cables nos mantengan adheridos a este tiempo y a este espacio. Una vez hecho esto, os resulta un buen momento para hacer presente vuestro Yo; nos quedamos algunos segundos fascinados en su resonancia y expansión en nuestro interior. Al hacer éste trabajo, hemos notado el ímpetu emotivo de la experiencia personal que estáis emprendiendo. Avanza más, e intenta eliminar la presencia de otras operaciones psíquicas; la memoria te puede jugar un papel sucio, trae representaciones a gran escala que te invita a irte de la experiencia que estás viviendo. Es en este momento, cuando debéis sostener tu atención en puntos de silencio, evitando a toda costa aquella actividad distractora. Cuando has tenido un mayor Silencio, observa las actividades de tu conciencia y del Yo, notas que se ha expandido aún más, y que ésta expansión te ha ido llevando a una dimensión interna con características de mayor sutileza e inmaterialidad. Respira muy levemente, logrando que se mecanice, de tal modo que resulte indetectable para la conciencia, y transfórmala en una aliada para lograr profundidad y ascenso, posteriormente descenso cuando ya vuelvas a la naturalidad activa de tu existencia.
¿Qué experiencia has tenido?
A partir de aquí, comenzó otra historia, comenzó un deleite experimental del Silencio y del Yo.
Para mi el silencio si se busca, precisamente porque el ser humano nace proclive al ruido. Cuando lo logra, podrá estar en un plaza y estar en paz y silencio. Sin lograrlo estaría en la plaza, así este en silencio, pero no interior.
Querida Teresa Ramírez, muy importante su comentario, es realmente práctico y ético. Muy agradecido con su participación.
El silencio no hay que buscarlo está ahí siempre
Es más lo tenemos desde que nacemos, pero nos desconectan los habitos qye adquirimoa de nuestra familua y sociedad
Este silencio está ahí aún ,estando tú en una plaza
Lleno de ruidos
Saludos Teresa, agradecido con tu participación, para nosotros es muy valioso.