Actuales Desequilibrios
Actuales Desequilibrios
2012, Marc Torra (Urus)
«Artículo que analiza los desequilibrios actuales, vinculándolos al actual extremo masculino y dinámico de la balanza, en detrimento de su par femenino y su dual estático.»
Homeostasis social
UNA VEZ EINSTEIN dijo «un problema no puede ser resuelto desde el mismo nivel de conciencia que lo creó». Por eso, para solucionar los actuales desequilibrios, necesitamos elevar el nivel de conciencia colectivo. Por suerte, las soluciones a los retos que la humanidad actualmente atraviesa ya están disponibles, y no hay que inventarlas. Están disponibles, pero repartidas entre los diversos grupo humanos de manera que, por cada grupo que no sea escuchado, tendremos una serie de desafíos que quedarán sin resolver.
La pérdida de valores, la violencia de género, la discontinuidad generacional, el fundamentalismo religioso y de mercado, el materialismo, la agresividad social, el belicismo de estado y de los grupos oprimidos, la crisis medioambiental, el cambio climático, las catástrofes naturales, la crisis alimentaria, la búsqueda de un crecimiento ilimitado, la usurpación de recursos, el conflicto bélico, las pandemias reales y las ficticias, las emergencias sanitarias, el espejismo de un sistema insostenible… Todo ello es la manifestación sintomática de una sociedad disfuncional y todo está estrechamente relacionado. Son síntomas que resultan de un desequilibrio, síntomas que para ser resueltos requieren el restablecimiento de un estado de homeostasis social.
Homeostasis social denota la capacidad de una sociedad para recuperar el equilibrio, recuperarlo cuando por diversas razones lo hayamos perdido. Para alcanzar tal estado, primero necesitamos saber lo que hemos desequilibrado, y segundo hacia qué extremo de la balanza nos hemos dirigido. Así sabremos dónde nos encontramos, tanto individual como colectivamente, y a qué dirección debemos dirigirnos para recuperar la armonía. Quizás la mejor manera de comunicar esta idea sea por medio de un pequeño relato:
Siddhartha Gautama, con el objetivo de alcanzar la iluminación, llevó el ascetismo a uno de sus extremos. Privándose de todo placer, casi se mató de hambre al limitar su alimento diario a una hoja verde o una nuez. Tan poco comía que un día cayó inconsciente mientras se bañaba en el río, y a punto de ahogarse estuvo. Tal hecho le llevó a replantearse el camino de extremos que había emprendido.
Nacido en palacio, rodeado de todo tipo de lujos, Siddhartha Gautama renunció a todo ello a la edad de 29 años. Así es como el futuro Buda viró del extremo indulgente de la vida en palacio al extremo del ascetismo y la privación más absolutos, para finalmente darse cuenta de que el camino correcto era el intermedio.
Dicen que la inspiración definitiva para buscar tal camino del medio le llegó un día, mientras escuchaba la melodía cantada por un grupo de danzarines procedentes del templo dedicado al Dios Indra. La canción decía:
Armoniosa es la danza
cuando el sitar está bien afinado;
no tenses la cuerda poco o demasiado,
pues si está demasiado tensa, ésta se rompe
y la música vuela;
mientras que si lo está poco, la cuerda es muda,
y la música muerta.
Poco después de descubrir dicha gran verdad, Siddhartha Gautama alcanzó la iluminación, para así convertirse en Buda.
Del mismo modo, recuperar el equilibrio pide encontrar el punto intermedio entre los actuales extremos. Para Buda, tales extremos eran la indulgencia por un lado y la austeridad por el otro. La sociedad actual sufre un desequilibrio similar, en el que una minoría vive en la indulgencia, mientras que la mayoría lo hace en la austeridad de tener que sobrevivir con prácticamente nada. Sin embargo, tal disparidad no es tanto la causa de nuestros predicamentos, sino una de sus manifestaciones. La causa la encontramos en un sistema decantado hacia los extremos masculino y dinámico de la balanza, en prejuicio de sus complementario femenino y su dual: estático.
Como consecuencia de tal desequilibrio, hemos dado nacimiento a un sistema patriarcal (extrema masculinidad), basado en la búsqueda del crecimiento constante (extremo dinamismo). Es un sistema guiado por los valores masculinos de la competitividad, la racionalidad y la formalidad, y que busca el crecimiento y dinamismo constante, cosa que se logra a base de mercantilizar cada vez más tanto los intercambios como las relaciones humanas, es decir, haciendo que éstas se realicen a cambio de un valor monetario fijado por el mercado.
El sistema actual de valores
EL EXTREMO MASCULINO del actual sistema de valores es evidente si tenemos en cuenta que la sociedad resultante está basada en la competitividad, en contraste al valor femenino de la colaboración; en la formalidad, en contraste al atributo femenino de la espontaneidad; y en la racionalidad, en contraste a la intuición típicamente femenina. De hecho, observamos cómo lingüísticamente cada uno de los atributos masculinos mencionados posee un opuesto que denota negatividad, y que nada tiene que ver con su complementario femenino.
Por ejemplo, «competitividad» denota la cualidad de ser competente, adjetivo que tiene como antónimo las palabra incompetente y que quiere decir «persona no valida para una tarea». En cambio, no es posible negar con un sufijo el complementario femenino de la colaboración ni su adjetivo colaborador (¿¿incolaborador??).
El adjetivo «formal» tiene en informal su opuesto o antónimo, refiriéndose a una «persona que no cumple con sus compromisos». Mientras que de nuevo no nos es posible negar de la misma manera la espontaneidad típicamente femenina (¿¿inespontaniedad??). Así, si bien es verdad que el antónimo de espontáneo es reservado, cuando buscamos el antónimo de reservado, éste es: indiscreto, hablador, imprudente.
Finalmente, el adjetivo «racional» tiene como opuesto irracional, lo que significa «individuo carente de razón», hecho que nos lleva a buscar la racionalidad. En cambio, no es posible negar de la misma manera la intuición (¿¿inintuición??). De hecho, algunos de los sinónimos de intuitivo son: instintivo, inconsciente, irreflexivo.
Así es como el lenguaje nos induce a contrastar cada valor masculino no con su complementario femenino, para así buscar el punto intermedio en la balanza, sino con su opuesto, con la negación del atributo masculino. Ello causa que sea justamente esa negación la que sea percibida como par femenino. De esta manera, se nos incita a percibir el atributo masculino como única opción posible, justificándose que nos mantengamos en el actual extremo, basado en la competitividad, la formalidad y la racionalidad.
Para poder encontrar el punto de equilibrio, necesitamos contrastar los atributos masculinos con sus complementarios femeninos, y no con sus opuestos. Si así lo hacemos, nos daremos cuenta de que la sociedad actual necesita menos competitividad y más colaboración; menos formalidad y más espontaneidad; menos racionalidad y más intuición.
De manera similar, la balanza entre los conceptos duales estático y dinámico también está desequilibrada hacia el atributo dinámico. Hablamos de «crecimiento sostenido», como si tal cosa fuera posible, como si en la naturaleza existiera algo que pudiera crecer perpetuamente. Como muy bien sabemos, los seres vivos crecen hasta alcanzar un determinado tamaño, para a continuación estabilizarse o simplemente morir. En cambio, el sistema económico actual está concebido de tal forma que si no hay crecimiento, hay crisis, la cual provoca escasez.
En las kuyas inkas (piedras inkas de poder)[1], la kuya de la Olla invertida nos enseña que la escasez viene causada por la avaricia, mientras que la generosidad genera abundancia. Resulta pues comprensible que un sistema económico basado en la avaricia, acabará por generar escasez. Aquellos que lo idearon, como Adam Smith, afirmaban que la «mano invisible» del mercado ya se ocuparía de transmutar la avaricia en abundancia, pero esa mano, para muchos Divina, ha sido incapaz de alterar una ley natural según la cual sólo la generosidad puede generar abundancia, y nunca el deseo de acumular y poseer.
Otra muestra del actual dinamismo desequilibrado la encontramos en el concepto de «desarrollo sostenible». En él hemos unido dos términos inconjugables, para así tener la ilusión de que es posible desarrollarse de una manera sostenible. La palabra desarrollar está constituida del prefijo ‘des-‘ y la raíz ‘arrollar’. El prefijo latino ‘des-‘ denota «lo contrario de», mientras que ‘arrollar’ significa: ‘envolver’, “hacer un rollo”, refiriéndose originalmente a un pergamino. Desarrollo, como sinónimo de progreso, es un concepto que empezó a utilizarse en el sector inmobiliario, hacia finales del siglo XIX, para referirse a la posibilidad de desenvolver (manifestar) el potencial de un terreno, como quien desenrolla un pergamino.
En la mayoría de los casos, manifestar tal potencial implica eliminar la vegetación para cubrir la tierra fértil con cemento. La vegetación se convierte así en el envoltorio del que hay que desprenderse, y el cemento es el potencial a realizar. Ante tal acto, cabe preguntarse si el desarrollo sostenible es posible, teniendo en cuenta que la vegetación o los animales que de ella dependen constituyen nuestro alimento. ¿No estaremos sacrificando nuestro alimento futuro, para rodearnos de cemento…?
Conclusiones
POR TODO ELLO, para poder recuperar el estado de equilibrio o homeostasis social, así como restablecer el vínculo perdido con la Madre Naturaleza, necesitamos:
- envolver la tierra, para protegerla, en vez de intentar desenvolverla y desarrollarla
- cimentar nuestra sociedad en sistemas basados en la estabilidad, como hace la naturaleza, y no en el crecimiento constante, pues por definición nada que requiera crecer constantemente puede ser sostenible.
- basar el sistema económico en la generosidad, imitando de nuevo a la Naturaleza, para que ésta nos traiga abundancia. Y finalmente,
- realzar los atributos femeninos de la colaboración, la espontaneidad y la intuición, para poder también restablecer el equilibrio de género.
Cuando así lo hagamos, veremos cómo todos los problemas de la actual sociedad disfuncional se solucionan, y lo harán sin haber tenido que inventar nada. Precisamente, fue lo inventado, aquello que por ser contrario a las leyes naturales, nos condujo a la actual situación de desequilibrio.
Articulo distribuido bajo licencia Creative Commons
de Marc Torra (Urus) para mastay.info
Notas
[1]. Sistema de lectura que el autor está a punto de lanzar y que buscar ayudarnos a tomar las riendas de nuestro destino.
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los cambios ya se estàn sintiendo.No solo en el Planeta,como tal,sino en los organismos.Existe una aceleraciòn del tiempo totalmente percibible.Tambièn se ha acentuado la diferencia entre quienes viven alterados ( a veces.agresivos), y quienes estamos serenos,en Oraciòn y fè,sin que por ello seamos impolutos. Es ridìculo negar tan notoria realidad. Solo alcanza con tomarse un tiempo y analizar.Hasta los gobiernos estàn descolocados. Se legaliza la droga,se acortan los tiempos de castigo para quienes delinquen, se permite el libertinaje en todas sus manifestaciones.Todo aquello que sea vulgar,incoherente,y que colabore en promover la ignorancia,se festeja.- Lamentablemente, hoy dia,un Shakespeare, un Mozart,o un Leonardo da Vinci,serìan tildados de pusilànimes,.Vivimos un tiempo SIN TIEMPO.un momento de la humanidad en que pocos se importan por lo esencial: el TODO,-