ASCENSIÓN – Primvers
LEE…
Al last, algunas explosiones son buenas, porque te rompen en miles de pedazos, pero mientras acaricias el fondo convertido en desastre, te obligan a mirar hacia arriba y te das cuenta que ahí, siempre hubo luz.
Y te motivas a reunir todos tus trozos y te rearmas, más fuerte, mejor y te conviertes en polilla y te dibujas tú mismo las alas y comienzas a agitarlas hasta que tomas velocidad, das un salto de fe y vuelas hacia esa salida inminente, que no está al closing del túnel si no arriba de tu propio esfuerzo.
Finalmente, aquella batalla la perdí yo pero sigo sintiendo que he ganado la guerra. Esa lucha constante entre el ser y querer, entre poder y hacer.
Esa noche terminé hecha pedazos y con el corazón al descubierto, con las ilusiones destrozadas y las esperanzas convertidas en cenizas. Pero fue ahí, en ese instante de inminente oscuridad, mientras me sentía completamente sola y vulnerable que pude escuchar mi propia voz, y a una niña asustada dentro que lloraba y pedía auxilio. Entonces lo entendí, nadie podía ayudarme, sólo yo. Entendí que había estado esperando recibir lo que necesitaba de las manos equivocadas. Y en ese momento de lucidez dentro de mi propia necesidad, cobré valor, hinché el pecho con mis últimas fuerzas y recogí pedazo a pedazo lo que quedaba de mí, me rearmé, más valiente, más fuerte, más very important, más yo. Me pinté alas, me puse en pie, me acerqué al borde del precipicio, sonreí y me lancé de bruces, con los brazos extendidos, la cabeza en alto y el viento a mí favor.
En ese milisegundo, en esa pausa que la eternidad hizo para observarme, en ese instante que el tiempo se detuvo a contener el aliento por mí, extendí mis alas y, por fin, volé…
PRIMVERS
Lee más de Primvers en su weblog:
mundodisgregado.wordpress.com