Convoco a la Paz por Patricia Amalia Zerbinato
Convoco a la Paz por Patricia Amalia Zerbinato
Hace pocos días pasé por una experiencia de violencia hacia un ser querido, la cual le costó la vida.
Cuando tenía 12 años (ahora tengo 60) ocurrió algo parecido. Frente a la conmoción de toda la familia una, a esa edad, entiende y se enfrenta a algo tan fuerte con lo que es muy difícil lidiar, y más aún procesar…
Hace 48 años todo quedó sin resolver. Algo que se repite y se repite in aeternum…
La justicia del hombre es finita e indigna.
La Justicia Divina, la del otro plano, nunca tiene que ver con jueces o tribunales cósmicos. Es el Ser, con ayuda de sus Guías y Otros, viendo qué hizo y planificando su karma para su próxima llegada. Esa es la verdadera Justicia del Universo / Dios.
Somos dios en acción, y cada uno ejerce la equidad en el otro plano de consciencia.
Les confieso que esta última experiencia, además de dolerme y desesperanzarme profundamente, me retrotrajo a la primera; y me pregunté: ¿Qué tenemos que aprender de esto? Obviamente la cuestión decantó a: ¿Cuál es mi aprendizaje sobre esto?
Mis respuestas las tengo que encontrar aun, pero lo que más rápido llegó a mí fue: Una muerte tan próxima, nos lleva a morir… Nos pide un gran cambio cercano, individual, de cada uno de los que estamos involucrados y, aun así, de cada uno de los que se entera por los medios!
¿Se nos ocurrió pensar, alguna vez, que esos seres que parten a través de situaciones atroces, lo hagan para que nosotros despertemos? ¿Qué ellos pudieron haber elegido una mejor forma de irse, pero constataron esta que nos iba a conmover hasta la médula?
Esto se lo leí a Kryon hace mucho tiempo, y ¡me vibró, y estoy convencida de que es así!
Tanto dolor, tanta desesperación, tanta bronca, es todo inútil cuando nos quedamos en el resentimiento y en seguir rumiando lo que sucedió desde un lugar de víctimas. Nunca lo somos; hemos elegido todo; hemos acordado entre todos, cada uno de nuestros momentos. Pero aceptar esto nos lleva a hacernos responsables de nuestras vidas, y propone mucho compromiso, cambio, nueva forma de pensar y de ver; y observo que, aunque nunca uso el no, lo voy a hacer con consciencia: NO SE QUIERE.
Y esto me duele tremendamente, me provoca impotencia, más que la injusticia de las magistraturas humanas, porque me doy cuenta de la inutilidad de la abnegación de los que parten por y para nosotros.
En este último acontecimiento que me toca tan de cerca, observé cómo se pide justicia desde un lugar más tranquilo…
¡Qué bueno!
Se lo manifiesta con serenidad, con el Amor sincero por la persona que se fue!
¡Gracias, Gracias, Gracias!!!
Y más allá de los resultados de la justicia del hombre, mi homenaje es darle las Gracias a Alfredo, mi tío Chichín, y a Omar, mi sobrino, y a todos los que se donaron, y lo seguirán haciendo, para darnos lecciones de Vida que nos proponen a toda la humanidad: TRANSFORMARNOS!
¡Confío en nuestro despertar!
Pero el motivo de este escrito va más allá…
Escuché, en una oportunidad, sobre una experiencia que se hizo, en una ciudad grande de EEUU, sobre meditar… Un grupo se propuso entrar en meditación… y se logró, después de un tiempo de esta práctica, algo inimaginable: BAJÓ EL NIVEL DE VIOLENCIA DEL LUGAR…
Mi sentir es intentar…, los que queremos un mundo mejor, la meditación tres veces por semana. Unirnos a la distancia lunes, miércoles y viernes a las 23 hs (11 hs PM) del lugar dónde estemos, un mínimo de 10 minutos a desear silenciar nuestra mente; a aspirar llegar profundo en nosotros mismos pidiéndonos, y pidiendo, por nuestra Paz Interior.
“Como es adentro es afuera”, y toda la violencia que vemos en el mundo es producto de la violencia interna que sufrimos. Aun sólo cuando nos negamos a hacer lo que sentimos estamos siendo violentos con nuestra propia vida. La frustración consecuente que nos invade, es llevada a diferentes formas de accionar que pueden ir de la represión interna a actos contra nuestros semejantes.
Vuelvo a la convocatoria de este escrito:
Sentarnos a intentar silenciarnos… Aquietarnos, y simplemente observar nuestros pensamientos que llegan, y dejarlos ir… vienen y se van y, simplemente, los vemos en ese movimiento, sin pelear con ellos… Presentarles batalla fomenta el acelere mental.
Es un ejercicio que nos lleva a descubrir y, posteriormente, entrar en el silencio que existe entre pensamiento y pensamiento; sólo se requiere intención, tiempo y práctica.
¿Estamos dispuestos?
Si a esa hora estamos trabajando (de hecho conozco gente que lo hace) nos podemos sumar a través de enviar al grupo meditador y a toda la humanidad pensamientos de Luz, Paz Y Amor!
Este tiempo, sólo 30 minutos a la semana, será el mejor tiempo utilizado para cada uno de nosotros y para el Mayor Bien de Todo el Mundo.
Entre todos podemos, y nunca mejor que ahora te digo…
¡Gracias Por Asumir Tu Poder!!!
Patricia Amalia Zerbinato