Crecimiento personal, creciendo juntos


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A las niñas desde pequeñas nos siembran la idea de casarnos, vestidas de blanco, con el hombre de nuestros sueños, el hombre perfecto e ideal; para formar una familia con dos o más hijos. Vivir en una casa grande, con un jardín, combinando labores de madre, esposa y mujer. Quizás otras chicas soñaron con encontrar a una persona con quien puedan compartir el resto de su vida y viajar por todo el mundo. La idea de la princesa que es rescatada por su príncipe para ser felices por siempre.

Más allá de las cosas materiales que anhelamos, tanto hombres como mujeres, deseamos encontrar a una persona con la cual caminar de la mano y sentir la fuerza y ganas de devorar al mundo; aun cuando las carreras profesionales, los gustos de música, películas y hobbies sean diferentes. Tal vez por nuestra cultura, costumbres, incluso nivel socioeconómico, medios de comunicación o nivel profesional, cuando describimos a la persona de nuestros sueños pensamos primero en su apariencia, después en sus cualidades de personalidad.

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Conforme crecemos, vamos conociendo personas, teniendo relaciones sentimentales y de amistad, y luego de curar nuestro corazón tras una ruptura o más, comprendemos que aquella persona con la que soñamos, con todas esas cualidades y características, es cada vez más difícil de encontrar. Asimismo, nuestras prioridades van cambiando, las necesidades que tenemos varían mientras maduramos. Inclusive nuestros sueños en otras áreas como la profesional, social y familiar son diferentes.

Con el paso del tiempo entendemos que lo primordial en una pareja, es que te lleve a ser mejor persona día a día. Aceptamos que la persona perfecta es aquella que nos lleva a querer ser mejor, y no por competencia sino por darle al mundo la mejor versión de nosotros mismos. Incluso aprendemos a amarnos más a nosotros mismo antes que a otras personas, admiramos nuestra propia belleza y descubrimos cosas qué admirar. Aprendemos a ver el mundo a través de otros ojos, y así sentimos el amor.

¿Cómo saber cuándo he encontrado al amor de mi vida?

En algunas ocasiones es difícil de encontrar, pero cuando te pasa lo identificas con poder. Sientes una conexión con esa persona y creces a su lado. Ese crecimiento se ve reflejado en todos los ámbitos. Desde el profesional hasta el personal y espiritual. Comienzas a manifestar lo mejor que vive en tu interior, y poco a poco tus valores con los de tu pareja se van combinando y haciendo el lazo más fuerte. No se trata de abandonar tus principios por los suyos, es encontrar un equilibrio. Eso es una forma de crecimiento personal.

Muchas personas no consideran el crecimiento personal como parte de una vida en pareja, pues en muchos casos, una o ambas partes, dejan de ser ellos mismos; abandonan sus creencias e incluso sus actividades por complacer a su pareja.

El verdadero crecimiento personal, vivido en pareja, es cuando ambos se impulsan a ser mejor, se motivan y ayudan a alcanzar sus sueños y metas; apoyarse moral, económica y espiritualmente.

Como seres humanos, podemos estar llenos de defectos, “equivocarnos”, una y mil veces; sin embargo, el encontrar a esa persona que nos hace sentir especial, que nos hace sentir bien con nosotros mismos y con el mundo, te cambia la vida.

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Cabe mencionar, que este crecimiento personal en pareja, primero debe trabajarse en cada uno de manera individual. Sanar heridas internas, llenar vacíos, recompensar las carencias, reconciliarse con etapas pasadas de la vida. Estas son responsabilidades personales, y sí queremos encontrar a una persona que nos lleve a un crecimiento personal en pareja, debemos lograr primero, ese crecimiento y esa relación armoniosa con nosotros mismos.

Si después de conocer a varias personas, aun no has encontrado a la que vibra en tu misma frecuencia, no te preocupes. Todas las personas que llegan a tu vida aportan algo en ti. Todo es aprendizaje y bendición, y son parte de tu crecimiento personal. A lo mejor te rompieron el corazón, o tú rompiste el corazón a alguien, pero de algo puedes estar seguro y es que esa persona y tú recibieron una lección que debían transitar. Al final tu elijes qué tomar y que no, cuál es la armonía y vibración en la que te sintonizas y aceptar lo que has atraído a tu vida.

Todas las personas que llegan a tu vida aportan algo en ti. Todo es aprendizaje y bendición, y son parte de tu crecimiento personal.

 

AUTORA: Daniela Navarro, redactora de la gran familia de hermandadblanca.org

FUENTE: https://hermandadblanca.org/?s=crecimiento+personal

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