Edward Monti – Encuentros con ángeles

Diana Martinez

A causa de no poder percibirlo con nuestros sentidos, podemos ser tentados a creer que el mundo de los ángeles es etéreo o no del todo real. Sin embargo, no solo los ángeles son tan reales como el mundo que observamos, sino que su presencia y poder también afectan nuestras vidas a diario. Si miramos con ojos y corazones de fe, podemos detectar dicha presencia angelical, y, mejor aún, establecer un vínculo con los mensajeros de Dios.

Yo amo a mi Ángel Guardián. Tengo una fuerte devoción a él, no obstante, no siempre le rezo como debería. La devoción a mi Ángel Guardián comenzó cuando era un hombre joven casado. De repente, un día, empecé a orarle de verdad. Llamo a mi ángel él, porque así fue como él se me reveló a través de un santo sacerdote.

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Mi encuentro con mi ángel guardián

Compartí la historia de mi encuentro con un sacerdote, quien fue mi guía espiritual por un tiempo. Él me aconsejó no decirle a nadie sobre ello porque quizá no entenderían. Estaba preocupado por que las personas pensaran que yo estaba loco. No seguí su consejo. Me encanta compartir la historia de mi ángel tanto con los escépticos como con los creyentes. Si piensas que tengo una imaginación alocada o si estoy demente, eres bienvenido a opinar lo que desees. De todas formas, yo creo en ello.

Como comenté, de repente comencé a orarle a mi ángel. Mi oración era simple. Le pedí que me guiara, junto a mi esposa, en el angosto camino que dirige a Jesús. Este era mi deseo: tener un guía angelical que nos encaminara a Jesús, siempre.

Al poco tiempo, empecé a orarle todos los días a mi ángel. Unos vecinos se fueron de vacaciones y me trajeron una decoración navideña. La vi, pero no sabía qué era. Era la imagen de un ángel flotando sobre un niño y una niña cruzando un puente peligroso. Ellos me preguntaron si yo sabía qué era. Les confirmé que no tenía ni la más rotunda idea y ellos me explicaron que iban a comprarme el ornamento de San Miguel, pero prefirieron el del Ángel Guardián. Me dijeron que el ornamento es una imagen muy famosa del Ángel Guardián. Quedé anonadado. No les conté que había comenzado a rezarle a mi ángel en las últimas dos semanas. Quedé en shock. Mi ángel respondió a mi plegaria. Él me hizo saber que me escuchaba.

Me emocioné tanto por el regalo de mi ángel que quise compartirlo con alguien. Llamé a una señora mayor irlandesa de mi parroquia, Wynn. Le conté lo que había sucedido, y en su hermoso acento irlandés, me aconsejó que le diera un nombre. Le respondí: “Wynn, sería irrespetuoso que yo lo nombrara; sería como llamarte Josefina”. Así que con su increíble sabiduría irlandesa, me recomendó que le orara y pidiera a mi ángel que me revelara su nombre.

Ese lunes fui a trabajar en Manhattan. Como costumbre, fui a la misa de las 12:15. Mientras subía las escaleras, había un padre fumando un cigarro en el porche. No pude evitar decir: “Padre, le he estado rezando a mi Ángel Guardián”. Me interrumpió y dijo: “¿Sabes cuál es su nombre?” Yo contesté que no y entonces me lo reveló. Quedé sorprendido. Era sin dudas un acontecimiento inusual. ¿Quién decía algo así?

Bueno, sé que la Iglesia aconseja no darle nombre a tu ángel, pero en este caso, creo que él me lo reveló a través de este santo sacerdote. Mi ángel me hizo saber que me escuchaba. Sentí que era un increíble mensaje de mi amigo celestial. Le pedí una cosa más. Le pedí que me bendijera con la gracia de verlo por un instante. Solo lo pedí en una ocasión y luego me olvidé de ello.

Varios meses después, mientras trabajaba en mi jardín, sentí una presencia detrás de mí. Primero, creí que era mi perro y me volteé para saludarlo y jugar con él. No había nadie. Entonces, lo sentí otra vez y cuando giré, por un momento, vi al ser más brillante que jamás había visto en mi vida. Era grande, tenía una brillante luz emanando de su interior, y no puedo describir con exactitud qué fue lo que vi ese día, pero nunca lo olvidaré. Raramente, no vi más allá, ni rostro ni pies. La presencia estuvo ahí y luego no. Sabía que era mi Ángel Guardián. Le agradezco ese regalo.

Inmediatamente después pensé que iba a morir. Todas las historias que había escuchado sobre las personas que veían a sus Ángeles Guardianes son usualmente de personas que están por perecer. Este pensamiento no me asustó. Yo sé que hay vida después de la muerte y que estaría feliz con el Señor en la otra vida, así que no me preocupé. Se me olvidó que le había pedido a mi ángel una visita rápida semanas antes, así que eso no cruzó mi mente. Le conté a mi esposa lo que vi y le advertí que probablemente iba a morir, pero que no se preocupara, solo que estuviera preparada.

Alrededor de un día después, durante una oración, recordé lo que le pedí a mi ángel. Entonces le aseguré a mi esposa que no iba a morir. Esto fue en mayo del 2001. Yo trabajaba en las Torres Gemelas de Nueva York.

El 9/11 y lo sobrenatural

Así como hay ángeles, también hay demonios. Mientras trabajaba en el World Trade Center escuché sonidos extraños en el baño. Nueva York es una ciudad vieja y sé de personas que trabajaron en muchos edificios y juran que estaban embrujados. Algunos que trabajaban sobretiempo en las primeras horas de la mañana reportaron avistamientos y sonidos raros. Poco antes del ataque en las Torres Gemelas, mientras estaba en el baño, solo, oí risas. Eran risas fuertes y siniestras, pero nadie estaba en el baño conmigo. Pensé que era bizarro. Sabía que no era normal y compartí estas historias con mi esposa. Le dije que el lugar estaba embrujado. Eso fue el viernes, 7 de septiembre del 2001.

Solía llegar tarde al trabajo todos los días. Siempre llegaba tarde a todos lados. No llegaba muy tarde, pero nunca a tiempo. El martes, 11 de septiembre de 2001, decidí llegar temprano al trabajo. No obstante, el bus en el que me monté se accidentó y me retrasé 20 minutos. Nunca llegué a la ciudad, pero vi al segundo avión estrellarse contra mi edificio desde el bus en Nueva Jersey. Mientras hablaba con mi esposa desde mi celular, ella estaba viendo la escena en televisión. Yo lo estaba viendo en la vida real.

¿Fue el accidente del bus otra intervención de mi ángel? ¿Fue esa visita 4 meses atrás más que simplemente una respuesta a mi plegaria? ¿Mi ángel me estaba protegiendo? Yo creo que lo era. Dios todavía no me llamaba a casa. Muchas personas murieron ese día. Mi cuñado fue una de ellas. Él murió en la Torre Uno, dejando a una esposa y a 2 niñas pequeñas. Recuperaron sus restos un año después gracias a pruebas de ADN.

Perdí amigos y familiares ese día. Vi la devastación. Veo a otros todavía sufriendo y estoy experimentando todavía los efectos colaterales. No obstante, para mí Dios es bueno y poderoso. Él es mi fuerza y mi Roca. Oro por que todos aquellos que siguen sufriendo encuentren paz.

Ángeles en el World Trade Center

Ahora trabajo cerca de donde estaba el World Trade Center. Tengo que caminar por el parque nuevo que construyeron donde estaba. La “Esfera”, una obra de Fritz Koenig, es un recordatorio constante de los buenos tiempos que tuve trabajando en el Centro de Manhattan y del terrible ataque terrorista del 2001, la muerte, la devastación y el horror. Ahora es una reliquita del pasado en el renacimiento del Centro de Nueva York. Rascacielos son levantados todos los días por toda la ciudad. Hay esperanza, hay renacimiento y hay vida.

También hay ángeles ahí. Una mujer con la que trabajé que no es religiosa me contó una historia cuando llegó al trabajo un día. Hay un largo camino ascendente por este nuevo parque y que cruza la carretera. Ella estaba teniendo un mal momento respirando y subiendo las escaleras por el parque, cuando de repente un hombre joven y buenmozo se detuvo a preguntarle si necesitaba ayuda. Él le sonrió y se quedó con ella hasta que recuperó el aliento. Luego se despidió y caminó por la rampa. Cuando ella subió la mirada, él ya se había ido. Ella supo que se trataba de su Ángel Guardián. Le creí.

Orarle a los ángeles de Dios

Los ángeles y demonios están en nuestro alrededor. Nosotros escogemos encomendarnos a nuestros mejores amigos, los Ángeles de la Guarda, quienes nunca los decepcionarán. Ellos son nuestros amigos de toda la vida. Ellos están con nosotros cuando nacemos (tal vez incluso en la concepción) y estarán con nosotros en nuestro último aliento. Ama a tus ángeles. Órale a los ángeles de Dios, pídeles que te guíen y te ayuden, y nunca te olvides de agradecerles y de agradecerle al buen Señor por darnos amigos espirituales tan maravillosos.

Mi mamá les reza a los Ángeles de la Guarda de sus hijos todos los días para nuestra protección. Nuestros amigos celestiales no son pequeñas hadas dulces. Ellos son criaturas poderosas de Dios. Ellos son más fuertes y más inteligentes de lo que jamás podremos imaginar porque son los ángeles de Dios. Ellos nos defienden, pelean por nosotros, rezan por nosotros y nos cuidan. Yo amo a mi Ángel Guardián. Espero que todos los que lean esto conozcan y amen a su Ángel Guardián también. Amar a tu ángel, como la Iglesia Católica nos aconseja y guía, es la mejor manera. Evita el ocultismo y su “adoración por los ángeles”. Un ángel es un ser creado y sirviente del Altísimo Dios; ellos no pueden hacer nada fuera de la voluntad de nuestro Señor. Hay tantos ocultistas allá afuera que se enfocan en los ángeles como si fueran entes independientes. Evítalos. El mejor lugar para aprender sobre los ángeles son las Sagradas Escrituras y los escritos de santos, como el Padre Pio, quienes han tenido relaciones cercanas con sus ángeles.

Ángel de Dios, mi querido guardián, a quien el amor de Dios lo comprometió conmigo, siempre este día, para estar a mi lado, para iluminar y cuidar, para gobernar y guiar. Amén.

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Traducido por: Diana Martínez, redactora y traductora en la gran familia hermandadblanca.org 

Canalizado por: Edward Monti.

Página original: https://www.catholicstand.com/encounters-with-angels/

 

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