Introducción

Veían la vida como un proceso diseñado por dios, en el que el hombre reencarna sucesivamente para perfeccionarse y ascender en la jerarquía del Universo. El espíritu del hombre que no comprende al creador, ni la razón del Universo o de su propia existencia, se encarna en un cuerpo para tener experiencias que le permitan adquirir sabiduría y comprensión.

En el sitio donde reencarna y experimenta todo tiene dos extremos opuestos, es un Universo polarizado y dual, que permite la comparación entre la partes para comprender cuál es verdad.

Se aprende, al vivir en carne propia el resultado de cada decisión y comportamiento en la vida. El sufrimiento ayuda a comprender la felicida y la angustia, la paz.

A lo largo de muchas vidas, de comparar los dos extremos, se aprende que lo único verdadero está en el amor, que es neutro, que representa e centro.

A través de la reencarnación, el hombre va comprendiendo gradualmente, se transforma en un ser respetuoso de todo lo que existe, acepta que todas las circunstancias, aún las más difíciles, son perfectas, pues son lecciones para el perfeccionamiento espiritual.

Vida tras vida el hombre va ascendiendo de nivel, tiene más información, permanece en paz y armonía, maneja más su energía vital, se transforma en un ser tolerante, respetuoso, que accede a mayores poderes.

Comprende que en el Universo dual, en las circunstancias contradictorias, lo único que no tiene polaridad es el amor. El amor es neutro, como dios.

Con el zodíaco de Dendera, en Egipto enseñaron que este proceso de aprendizaje toma al espíritu un ciclo cósmico, 12 eras zodiacales. Un giro completo del sistema solar, recibiendo la radiación de cada una de las 12  constelaciones. Durante estos 25.920 años, reencarna 700 veces en distintos cuerpos, lugares, tiempos, circunstancias, condiciones y personalidades. En cada vida aprende algo distinto. Así, todo ser vivo cumple un ciclo cósmico en el que recibe la energía de las 12 constelaciones, la influencia de los cielos que marcan ritmos y producen distintos estados.

Conociendo la relación de este proceso de aprendizaje de las vidas del hombre en la Tierra con el movimiento del planeta y del sistema solar, a través de las constelaciones, rigieron sus planes por las estrellas. Estructuraron un método para revelar información sobre dios, el Universo, y el proceso de perfeccionamiento durante miles de años.

Establecieron unas fases para revelar información sobre dios a su pueblo. Unas etapas que cambiarían con las eras zodiacales en la bóveda celeste. Épocas dedicadas a estudiar cómo dios creó el Universo y luego la consciencia del hombre. Cada fase de la revelación estuvo dirigida por un centro religioso que se construyó a lo largo de la columna vertebral de Egipto, el Nilo. Actuaron como los chakras, o centros de elaboración y distribución de energía, dándole información al cuerpo del país.   

Desarrollaron en 4 décadas, 4 centros religiosos, cada uno fabricado y dedicado para lograr comprensión en el pueblo sobre una fase del génesis. Cada uno dedicado a un momento distinto del único dios, con nombres y formas simbólicas distintas.

Centros Religiosos

El primer centro religioso fue establecido en Annu, llamada Heliópolis por los griegos al comenzar la era de géminis, en el año 6620 a.C., en la época pre dinástica de Egipto. Una era dedicada a la simetría en el arte y la arquitectura. Fue dedicado a revelar información sobre las características, verdades y significados de un dios absoluto, el único dios, la causa original, el todo, al que llamaron Atum Ra. La unidad homogénea estática antes de manifestar el Universo.

El segundo centro religioso fue establecido en Menfis, al comenzar la era de Tauro, en el año 4460 a.C. Fue dedicado a revelar información de otro momento de dios; cuando manifiesta el Universo, los planetas y los soles, cuando activa su voluntad, su energía divina y crea la materia. Llamaron Ptah a esta característica creadora de dios. Durante esta época se nota la influencia creadora de Mentu, el toro que representa la era de Tauro en todo Egipto, aún en los nombres de los faraones.

El tercer centro religioso fue creado en Hermópolis, dedicado a Thoth. Así llamaron al único dios, cuando multiplica la creación por la Tierra, por la diversidad de la naturaleza, las plantas y los animales.