El amor, una actividad de renovación. ¿Se puede comprender al amor más allá de una mera pasión?
El amor es un tema popular y fácil de comprender, pues todos hemos amado. Aunque algunos podrían decir “yo aún no sé qué es el amor, porque no me he enamorado”, otros con tono de decepción, “el amor no existe”. Sin embargo, en ambos casos confunden al amor con un solo tipo de amor. Es un error muy frecuente que las personas consideren al amor como la relación pasional-sexual entre dos personas y no lo vean en un sentido más amplio. En este artículo se pretende actualizar a este presente la filosofía del amor, la cual en la antigüedad, específicamente en la filosofía de Platón, era antorcha para iluminar los senderos de la sabiduría. Así, si usted tiene espíritu de buscador de verdad ya se habrá preguntado ¿qué es el amor? ¿Por qué los grandes maestros instan a actuar conforme al amor? Ahora, solo falta que abra su corazón y empiece a recordar.
¿Qué es el amor?
Numeras son las obras, libros, música, películas que han hablado sobre el amor y lo han enfocado desde el dolor, el sufrimiento, el placer, la alegría y la felicidad que éste produce, resultando una bipolaridad en su quehacer, esto es, una extraña naturaleza opuesta en el concepto del amor. Si lo observamos desde esa perspectiva, el amor sería una suerte de moneda con dos caras opuestas, por un lado placer, por otro dolor. No obstante, el amor no es exactamente de esa manera. Para explicar de qué trata el amor basta recordar la filosofía de Platón.
En el diálogo Banquete, Platón desarrolla su teoría del amor plateando que la sociedad se equivocado al considerar solo un tipo de amor y al confundir su actividad, así, define al amor como un deseo de poseer el bien para siempre (205a). Es fácil de comprender, pero esta definición esconde tanto la verdadera naturaleza del amor como su actividad, pues podemos preguntar ¿qué es un deseo? ¿Por qué el hombre desea el bien? ¿Qué es un “para siempre?
¿Qué es el deseo?
Platón explica que el deseo es la carencia de aquello que no poseemos. Por ejemplo, cuando tenemos hambre, estamos pasando por una carencia de alimento, pero hay un impulso que nos empuja a buscar qué comer y satisfacer esa carencia. De esa manera el deseo actúa en el plano corporal. Sin embargo, el deseo también se manifiesta en el plano del alma: cuando el alma desea el poder busca con ansias poseerlo, muchas veces no le importa el medio, sino solo su fin; o cuando el alma desea la sabiduría busca los medios más adecuados para alcanzar su fin. En otras palabras, Platón señala que el deseo es vacío o dolor y una vez satisfecho es placer; también, diferencia tres tipos de deseos, unos serán propios del cuerpo, otros del alma: Los deseos corporales son apetitos de comer, bebes, sexo; los del alma son más complejos puesto que algunos son más puros que otros, por ejemplo, los deseos de la fama y poder, por un lado, y los de la sabiduría, por el otro. Pero ¿por qué deseamos el bien? ¿Cuál es su fin y cómo podemos alcanzarlo?
¿Qué relación hay entre amor y renovación?
De acuerdo con el concepto de deseo, el amor vendría a ser un especie de dolor, en tanto existe una carencia por aquello que no se posee (el bien) y también es placer en tanto se obtiene del objeto de deseo. Sin embargo, el amor no desea cualquier objeto, sino el bien. Muchos dirán que su “bien” es poseer riquezas o fama, otros la sabiduría, entre otros bienes. En cualquier caso, tienen un objetivo de vida y esto es suficiente para decir que el hombre desea poseer el bien. Y si no estamos equivocados, deberemos decir que se desea el bien, no por un momento, es decir, nadie desea ser rico por una semana y luego dejar de serlo, sino deseamos este “bien” para siempre.
Deseo de la inmortalidad
La pregunta fundamental es ¿por qué deseamos poseer el bien para siempre? Nos deberíamos preguntar por la causa de ese amor. Platón responde: es porque el hombre desea ser inmortal (207a-d). Sin duda esa respuesta no la esperábamos. Nadie pensaría que la razón por la cual desea la riqueza es para hacerse inmortal. Sin embargo, no resultará extraño recordar los millones consumidos en tan solo tratamientos estéticos para rejuvenecer y recuperar la lozanía de un bebe, o las terribles atrocidades cometidas por artistas para pasar a la historia.
Modos de renovación
Ahora bien, el simple hecho del hombre al retrasar la vejes y ser recordado por generaciones, es decir, la constante renovación, nos muestra el deseo de la inmortalidad. Pero este deseo también actúa de forma natural, solo basta ver cómo nuestro cuerpo renueva el cabello, las uñas, cómo crecen los huesos, hasta tiene la posibilidad de procrear dejando generaciones de sí, y es justo ahí donde se sitúa erróneamente al amor. El amor en su forma de “procreación” es más fácil de ver con los ojos del cuerpo.
De un modo más complejo el amor (deseo de inmortalidad, de renovación) actúa en el alma al poder cambiar el odio por el amor, la ira por la calma, y además es capaz de generar nuevas opiniones y conocimientos. Este acto es bello, porque permite recordar el parentesco con el mar, siempre fluyendo.
A modo de resumen, el amor es deseo del bien y su actividad, como dice Platón, es la renovación tanto del cuerpo, como del alma. Si bien el filósofo consideró al amor del alma, esto es, la sabiduría, como el amor más puro, puesto que éste conduce al conocimiento más excelso y a la felicidad verdadera, instó a amar a todos los seres bellos, pues todos se encuentran en un estado de renovación, dejando lo nuevo en lugar de lo viejo, y siendo parte del todo, están sumergidos en este mundo de amor, cada vez viviendo, cada vez evolucionando.
Misterios Menores
En conclusión, estos fueron los Misterios Menores dejados por Platón en el diálogo Banquete. Es la revelación de la sabiduría del amor que exhorta a transformar nuestro cuerpo y nuestra alma en pro de la naturaleza de nuestro verdadero ser. Hay quienes se han quejado de la poca o casi nula participación de los “otros” en la actividad del amor platónico. ¿Acaso el cuidado de nuestra alma no es para la salud del todo? Los Misterios Menores es el desocultamiento de la verdad del hombre ¿Acaso el hombre podría vivir en paz si no reconoce los errores e intenta cambiar de opinión? Si cada alma no es capaz de renovar sus opiniones y conocimientos viviríamos en oscuridad, siendo intolerante e iracundos. Si bien vivimos en un mundo que aparenta ser más de oscuridad que de luz, basta que exista un alma que renueve sus conocimientos hasta alcanzar la verdadera sabiduría para la felicidad de muchos.
Seguro se estará preguntando por los Misterios Mayores. Sobre estos Misterios también escribió Platón, pero se abordará en otra ocasión.
Autor Rosmery Guerrero Redactor en la Gran Familia de hermandadblanca.org