Kwan Yin: El camino hacia la felicidad
LAS FUNCIONES DEL CORAZON.
Sumergirse en el mundo del corazón es como penetrar en un intrincado laberinto de complejas sensaciones que tergiversan tanto lo que el hombre siente en realidad en su yo más interior, como las emociones que está percibiendo provenientes del mundo que le rodea.
El corazón funciona como un órgano autónomo, que, independientemente de la voluntad del individuo, de su comprensión de las cosas que le ocurren, genera una serie de sentimientos de acuerdo a sus propios mecanismos de funcionamiento. Al corazón no se le puede pedir que razone, de la misma manera como no se le puede pedir que sienta al cerebro. Al corazón se le educa no con conceptos sino con emociones; un corazón que ha crecido en medio de los suaves efluvios del amor, aprenderá a emanar estas mismas emociones sin medida y sin descanso, pero un corazón forjado en la fría indiferencia no podrá hablar el lenguaje del cariño y de las caricias.
El corazón es como una delicada flor que cuando siente el invierno cierra sus pétalos y se refugia en lo más interno de su ser, pero cuando siente los tibios rayos solares encarnados en las suaves caricias del amor, abre su corola y deja escapar el perfume de los amores más sublimes que el ser humano puede emanar; y cada corazón tiene una historia diferente, cada corazón ha sido forjado bajo diferentes condiciones de vida, cada corazón, podríamos decir, es como una flor con diferente color y perfume. Decíamos en la sesión anterior que los pensamientos de los seres humanos colorean la percepción que tiene de todo lo que le rodea, déjenme agregar, que el corazón es uno de los órganos que más influye en el coloramiento de las percepciones externas.
Uno de los fundamentos de la familia es entender que la madre tiene, como una de sus obligaciones principales, que proveer al niño de ese lenguaje del amor a través de sus cuidados y sus caricias, mientras que el hombre tiene la función primordial de formar la parte intelectual del niño; no quiero decir que sus obligaciones se limiten exclusivamente a estos aspectos, pero desde un punto de vista psicológico espiritual, cada uno de ellos está mejor capacitado para esas funciones, así el niño, en su proceso formativo, recibe un desarrollo equilibrado tanto en sus aspectos emotivos como intelectuales.
A medida que crecemos, la percepción del mundo empieza a ser cada vez más particular, más propia de nosotros, va siendo coloreada con nuestro propio aroma, con nuestra propia personalidad, y así, la felicidad se va escribiendo, tanto si es limitada como si es abundante, en nuestras vidas. La misma tarde puede ser hermosa para un corazón alegre y abierto, o puede ser deprimente y triste para un corazón carente de esa libertad. ¿Qué determina que una persona lo vea de una manera o de otra?, ¿qué es lo que lo condiciona?: su pasado, su experiencia, su manera particular de ver al mundo.
A lo largo de este curso enfrentaremos una y otra vez el mismo problema, ¿cómo podemos enseñar a un corazón que ha aprendido a ver el mundo de una manera, a redescubrir las bondades, la belleza y la riqueza de este mundo?.
Reto.
Cada uno de nosotros, desde nuestro propio marco de referencia, desde nuestras propias limitantes, buscaremos ayudar a los que nos rodean; en verdad, ¿se sienten preparados para esta misión?, ¿en verdad desean subir por encima de todas las limitantes, de todas las cadenas, de todas las espinas que los mismos corazones han forma do a lo largo de tantos años, y desde arriba, poseedores de una nueva visión del mundo, poseedores de un nuevo poder, romper las cadenas, derribar las murallas y apartar las espinas que estos corazones han querido forjar en sus vidas.
Esta pregunta la hago porque el corazón no entiende con conceptos, el corazón entiende con el ejemplo; si en verdad deseamos poder arrastrar a otros hacia una nueva vida, debemos nosotros mismos empezarla, debemos nosotros mismos levantarnos sobre esas mismas limitantes, y entonces, con esa libertad para amar indiferentemente a todos los seres humanos, sean éstos humildes o poderosos, sean éstos pequeños o grandes, sean éstos amigos o enemigos, y a través de nuestra sonrisa, a través de nuestra mirada y a través de nuestras palabras, expresar, sin asomo de dudas, la realidad de que es posible libertarse e iniciar un nuevo camino. Un triste no puede enseñar la felicidad, un deprimido jamás podrá hablar de la alegría de vivir, un corazón encarcelado no encontrará las palabras adecuadas para expresar lo que es el amor por la vida.
Así, yo les pido que en esta aventura, en esta jornada hacia la libertad, hagamos de nosotros los primeros discípulos, los pioneros, y cada ejercicio, cada lección, tomémosla primero nosotros, sintámosla en nuestro interno, recorramos juntos el camino, y cuando lleguemos a la cima de la libertad espiritual, cuando nuestros corazones se encuentren limpios, puros y prestos para amar a todos los seres y a todas las cosas de la creación, dejemos que esa libertad hable por nuestras bocas y arrastremos a multitudes tras nosotros. Este camino empieza hoy mismo, yo los invito a coronarse en el más poderoso reino que haya existido sobre el planeta, el reino de los corazones.
Que la bendición del Padre los ilumine desde adentro, para que puedan percibir claramente el camino que descifra el laberinto del corazón.
Abril 19, 1992.
Extracto del libro: El camino hacia la felicidad