La Danza de la Vida – Una Gota Más – Mensajes de Julio Pagano

Jorge Gomez (333)

La vibración de un nuevo tiempo se expande y multiplica.
Transformado, mágicamente, en una luminosa distinción celestial, este mensaje llega a tus manos para invitarte a que bailemos en la frecuencia del amor. Cada letra es una nota que hará vibrar tu interior con la belleza y la pureza de las dimensiones sutiles. Sonreí.

Disfrutaremos de la inocencia de nuestra sana locura. Danzaremos, en medio del caos, la música de un nuevo tiempo que llenará de luz los corazones. Esta es la danza de la vida. Orientadas por la sabiduría de quienes no ves, estas ondas de consciencia te recuerdan la importancia de celebrar por más que el presente esté nublado, para que afluya la fuerza purificadora del Sol que brilla en tu interior. Los árboles y las flores te irradian su energía. Se despliega el encanto de un formidable arco iris que te centra y armoniza. Suena una suave melodía capaz de hacerte volar. Tu cuerpo la siente. Bailemos…

Al compás de este majestuoso ritmo, tu espíritu se eleva e ilumina sin prisa. Reconoce el inmortal sonido claro que proviene de la Fuente. Nuestra memoria ancestral recuerda el sentido de este apasionante viaje. Brotan lágrimas de gozo. El sentimiento de cansancio y soledad se desvanece. Este es un baile alquímico que la existencia ofrece, por amor, a los pioneros más audaces, como una forma de honrar la ardorosa tarea emprendida.

Abrí tu corazón. Dejate llevar por la alegría desbordante de esta música redentora, que restaura las fibras más profundas de tu ser. Su fulgurante esencia dinamiza y también sana las heridas que deja la incomprensión. Esta es una ceremonia amorosa y divina que nutre y fortifica el alma. La luz de estos sonidos sin tiempo te activa, multiplicando tu innata capacidad de transmitir el calor del amor en cada uno de tus actos.

Que este intenso resplandor dorado que ahora luce tu halo siga siendo guía en el camino de ascensión. Un ser alado desciende y besa tu frente, en señal de reconocimiento. La paz reina en tu rostro. Tus ojos brillan de manera vivaz. Tu espíritu festeja, se siente complacido. Por tu fiel servicio humanitario fuiste merecedor de la danza de la vida, una distinción que abraza a los hombres y mujeres de noble corazón que impulsan el cambio.

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SUME PARA QUE CREZCA EL RÍO DE LA CONCIENCIA ESPIRITUAL

Por Julio Andrés Pagano

Por más diminuta que parezca, cada gota de conciencia, que se suma, expande y eleva la vibración planetaria.

Unas tras otras, las gotas van cayendo. Nada parece transformarse. El goteo es casi imperceptible. El cansancio y la desolación dicen presente. El paisaje desértico de esperanzas crea la falsa ilusión de que nada va a cambiar. El vacío interior se agiganta. Las gotas siguen cayendo. Expanden su vibración. La mente sostiene que todo está perdido. El corazón no se deja engañar, escucha cómo las gotas continúan brotando y ríe de felicidad. Su sabiduría le anuncia que el río está emergiendo. Libere sus compuertas. Ayude a que el agua corra. Sume para que el río de la conciencia espiritual irrumpa y limpie el valle de lágrimas que embarra nuestros pies.

Las gotas son todas aquellas cosas que nos ayudan a ser más humanos y nos permiten armonizar con la existencia. Los buenos actos son gotas. Las caricias son gotas. Los pensamientos positivos son gotas. Los abrazos, las palabras de aliento, los rostros felices… Gotas… Las acciones con conciencia, las oraciones, las meditaciones, la ayuda desinteresada, los gestos de sensibilidad… Gotas… El saber compartir, aprender a valorar, el respeto por uno mismo…. Gotas… La fe, la humildad, la confianza, la esperanza, el amor… Gotas… Todas son gotas que reflejan una nueva humanidad. Son gotas que acrecientan y vivifican el río de la conciencia espiritual que está transformando la vibración del planeta.

El futuro nace del presente. Nuestras decisiones de hoy co-crean nuestro mañana. Si en nuestra cotidianidad sólo sembramos discordia, odio, pesimismo, sufrimiento y frustración ¿qué cree que cosecharemos? Sus gotas, aunque parezcan simples, aunque las perciba insignificantes o débiles, hacen la diferencia. Son como semillas crísticas que aportan transformación. Irradia luz. Ayudan a que el futuro no se manifieste de manera desalmada.

Fluir con esta corriente, que conduce al océano de la existencia, entraña desafíos que nos permiten crecer y nos impulsan a continuar evolucionando. Implica aventurarse en terrenos desconocidos. El río nos invita a desaprender para seguir aprendiendo, porque sólo lo que se vacía puede volver a llenarse. Sus piedras no son dificultades, sino oportunidades disfrazadas que nos ayudan a elevar.

¿Comprende lo que le estoy diciendo o simplemente piensa que se trata de palabras armónicamente entrelazadas para que puedan sonar bien? Sepa que las casualidades no existen. Si usted está leyendo esta nota es porque su espíritu necesitaba recordar.

No permita que estas frases queden sólo en el plano mental. Tírese al agua. Arriésguese. Cuando se sumerja en este río de conciencia verá cómo las vivencias se transforman en maestras multidimensionales que le ayudarán a experimentar una realidad que transformará su vida.

Existen innumerables formas de contribuir a que este incipiente caudal se torne aún más cristalino. Si nos animamos a reconocer nuestro lado más oscuro, si trascendemos nuestras limitaciones y transmutamos los miedos que nos mantienen cautivos ya estamos ayudando. Lo mismo si ponemos conciencia en cada uno de nuestros actos y desplegamos, sin reservas, nuestro potencial para materializar una realidad que esté acorde con lo más puro de nuestro ser.

¿Por qué se preocupa tanto? Haga lo que haga, los demás siempre hablarán. Recuerde que a este mundo vino solo y se irá del mismo modo. Absolutamente solo. Rompa la careta social, tírela. Deje que su ser interno lo guíe y lo instruya. Escuche la voz que emana desde el centro de su pecho. Siga sus consejos, son inmaculados. No importa que algunas personas se le rían en la cara y lo desacrediten. Muchos disfrazan de ese modo el temor que les provoca el cambio. No saben lo que hacen. El tiempo les mostrará quién terminó riendo último.

Vamos… Anímese. Juegue. Suéltese. Disfrute. Recupere su inocencia. Mire a la vida con ojos nuevos. Explore su interior. Conózcase. Restablezca su vínculo con la naturaleza. Aliviane su mochila. Expanda su divinidad. Despierte. Redescubra su magia interna. Equilíbrese. Ayúdese a cambiar. Permítase soñar. Sáquele el polvo a sus talentos. Multiplique sus dones. Respete su sentir. Empiece a sanar. Viva.

No se distraiga. Preste atención. Sienta cómo el río de la conciencia late con cada pensamiento de luz que recorre su cuerpo. El agua renueva y purifica. Inhale su perfume, es pulsión de vida. Observe con el corazón y comprobará que no existen las divisiones. El río se compone de millones y millones de gotas que danzan en la unidad, más allá de todo ego.

Transforme su desierto. No deje que sus gotas se esfumen bajo el sol abrasador de la indiferencia y el desgano. Viértalas en el río de la existencia. Cierre sus ojos y facilite que el murmullo de las aguas guíe sus pasos. Descubra que nunca puede encontrar afuera lo siempre estuvo dentro. Sí, ya lo sabía, es cierto. Simplemente lo había olvidado. El río está en su interior.

Permita que el agua corra. Derrumbe sus compuertas. No tema. Abra su corazón de par en par. Deje que el agua penetre y lave sus heridas. Renazca. La existencia, agradecida: una gota más.

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